La importancia de la elección del candidato a Jefe de Gobierno del DF (GDF) para 2012 radica en que la derecha del PRD, por una parte, intentará refrendar su control sobre el partido cerrándole el paso a AMLO y descartando al sol azteca como una herramienta política para la clase trabajadora; por otra parte, este proceso representa una nueva oportunidad para que AMLO haga un llamado firme a las bases del PRD y Morena a luchar por recuperar el partido y expulsar a los chuchos y demás sectores de derecha, que se ahora han cerrado filas en torno a Ebrard.

Las elecciones locales de 2009 fueron un reflejo de la táctica de los chuchos dentro del PRD, impidiendo que sectores de izquierda claramente ligados a AMLO fueran candidatos, lo que provocó la división del voto de la izquierda. Tal situación se expresó en que, no obstante que el PRD concentró 25.6% de la votación en todo el DF, el partido sufrió la derrota electoral en cuatro delegaciones y una pérdida de siete escaños de la representación en la Asamblea Legislativa del DF; el alto nivel de abstencionismo, la caída en la votación total por parte del PAN y un ligero crecimiento del PRI fueron otros factores presentes en tal contienda electoral. Lo que este hecho demuestra es que las maniobras de los chuchos han logrado un descrédito del PRD ante las masas como organización de lucha y como una oportunidad de mejorar las condiciones de vida de los capitalinos.

El giro a la derecha de Ebrard se ha evidenciado durante su gestión a través de los vínculos con diversos empresarios, entre ellos los de la construcción y el transporte como OHL, Cemex y ADO, que se han llevado cuantiosas ganancias a partir de las concesiones que el GDF ha otorgado; además, pese a que los programas sociales impulsados por AMLO se han mantenido, estos no han logrado una cobertura suficiente. No obstante, dos hechos marcan más aún la abierta política de derecha de Ebrard: los vínculos con la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), de la cual Marcelo está al frente y que ha adoptado prácticamente la misma política del gobierno Federal al custodiar la ciudad con cámaras de video y más policías ante el mismo temor que Calderón: la acción decidida de la clase trabajadora a través de la lucha en las calles; el segundo hecho es la política de confrontación que el GDF ha adoptado contra el SME y las luchas de la clase trabajadora, desde la restricción de las movilizaciones, hasta el papel de colaboración con el gobierno de Calderón que adoptó el GDF en los intentos de desalojo y finalmente las negociaciones para retirar el plantón que el sindicato mantuvo en el zócalo durante seis meses.

Entre los posibles candidatos se encuentran Alejandra Barrales, que cada vez se ha acercado más a Ebrard y a Nueva Izquierda (NI); Carlos Navarrete, connotado chucho que se ha convertido en uno de los mayores colaboradores de Calderón y la burguesía en el Senado y dentro del PRD; y Mario Delgado, colaborador muy cercano a Ebrard desde que ambos trabajaban junto a Camacho Solís cuando éste era regente del DF durante el sexenio de Salinas. A pesar de que las direcciones del PRD, PT y Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano) acordaron ir en alianza para estas elecciones en el DF, la perspectiva más probable es que el candidato sea un personaje de derecha, allegado a los chuchos o a Ebrard; la destitución de Martí Batres al frente de la Secretaría de Desarrollo Social refleja que Ebrard y la derecha no están dispuestos a permitir que el candidato a la jefatura del GDF sea alguien cercano a AMLO. Esta situación generará mayor desconfianza de las masas hacia el PRD y nuevas contradicciones entre las bases de izquierda del PRD y la dirección del partido, lo cual abre la posibilidad de que el PRD salga derrotado en las elecciones al GDF, o en todo caso, a que el PAN y el PRI salgan mejor posicionados. No obstante, las maniobras de la derecha pueden ser contrarrestadas por la acción de las bases del PRD y el Morena, con AMLO al frente haciendo un llamado a que los candidatos al GDF y la presidencia  sean elegidos democráticamente por las bases militantes del partido, y no a través de encuestas amañadas que benefician a los chuchos. La expulsión de la derecha del partido, la reorganización de los comités de base, la movilización y la vinculación con el movimiento obrero organizado y la adopción de un programa que lucha por el control obrero de la industria, la banca, la tierra y las palancas de la economía en manos de los trabajadores son las banderas que los militantes del PRD y Morena necesitamos para lograr el triunfo de la izquierda y mejorar nuestras condiciones de vida.


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