A pesar de todas las irregularidades antes y durante el día de las elecciones del pasado 1 de julio, el PRI no pudo impedir que el voto de miles de jóvenes y trabajadores poblanos le dieran el triunfo al candidato de la Coalición “Movimiento Progresista” (integrada por los partidos de izquierda PRD, PT y Movimiento Ciudadano), Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Según el IFE, a nivel nacional el candidato de la coalición “Compromiso por México” (PRI-PVEM) Enrique Peña Nieto, obtuvo 19 millones 219 mil 139 votos, lo que representa el 38.21%, y López Obrador del “Movimiento Progresista”, sólo consiguió 15 millones 890 mil 147 sufragios, es decir 31.59% de la votación total. No obstante, en el Estado de Puebla, con una participación del 63.46% del listado nominal (3 millones 915 mil personas), AMLO obtuvo la victoria con 860 mil votos, es decir con 34.61% del total.
En cuanto a la elección de Senadores, al concluir el cómputo distrital se confirmó el triunfo del PRI con el supuesto 35.20% de la votación, por lo que la expresidenta municipal de la capital, Blanca Alcalá Ruíz, resultó ser la ganadora con 867 mil 929 votos; en segunda posición, y entra también a la Cámara Alta, queda el panista y exsecretario federal del trabajo Javier Lozano Alarcón, con el 28.47%, lo que significa 701 mil 815 votos. Y en tercer lugar llega también al senado el exgobernador priista y candidato por el Movimiento Progresista, Manuel Bartlett Díaz, con el 27.63%, al obtener 681 mil 150 votos.
Por lo que se refiere a las 16 diputaciones federales que le corresponden a Puebla, en los cómputos distritales también se confirmó la mayoría para el PRI, obteniendo supuestamente el triunfo en 12 distritos y el PAN en los cuatro restantes. Con estos supuestos resultados, llegan a la Cámara de Diputados Federal, por parte del PRI personajes como el ex-rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Doger Guerrero, quien avanzó en el proceso de privatizar la universidad pública más importante del estado; así como Jesús Morales Flores, hermano del exgobernador Melquiades Morales Flores, con quien se precarizaron más las condiciones de vida de los trabajadores poblanos.
Afirmamos que se trata de un triunfo supuesto del PRI con la obtención de una senaduría y 12 diputaciones federales, porque se han demostrado infinidad de irregularidades antes y durante el día de las elecciones. Previo al 1 de julio se rebasó el tope en gastos de campaña, se dio la compra (mediante tarjetas y entrega de despensas, entre otras cosas) y coacción del voto por parte del PRI en favor de sus candidatos. Y durante la jornada electoral, aparecieron votos de más (a favor del PRI) o de menos en las casillas, junto con votos anulados a favor de la izquierda; inconsistencias entre el llenado de las actas de escrutinio y el registro del Programa de Resultados Preliminares, hasta la entrega de boletas electorales ya marcadas a favor del PRI.
Lo que se demuestra con este tipo de actos ilegales llevados a cabo por el PRI durante el proceso electoral es, la utilización de las leyes y la “democracia” según convenga o no a los intereses de los empresarios que están detrás de los partidos de la derecha (PRIANAL y el PVEM). Por lo que no podemos, sólo impugnar la elección dentro de los causes legales y no en las calles, como lo hemos venido haciendo miles de jóvenes y trabajadores en los días posteriores a la elección. No podemos seguir confiando en instituciones como el IFE o el TRIFE, ni en las leyes burguesas que, como lo comprobamos hace seis años y ahora nuevamente, sólo están al servicio de los empresarios que pretenden imponer a Peña Nieto para que aplique las reformas estructurales tan anheladas por ellos desde hace tiempo.
La única manera de frenar el regreso del PRI a la presidencia de la república es demostrando, mediante la movilización en las calles, el rechazo absoluto que existe por parte de millones de jóvenes y trabajadores que votamos por AMLO. Porque ya sabemos lo que significaría un gobierno del PRI: más pobreza y desempleo; completa privatización de PEMEX y CFE, así como de la educación, la salud y la cultura; violencia y represión de nuestros derechos democráticos más básicos.
¿Luchamos por la democracia? Sí. Pero a diferencia de los capitalistas que la reducen al ámbito puramente electoral y la ajustan a sus intereses, para nosotros los trabajadores significa: empleo para todos los que están en edad de trabajar, reducción de la jornada laboral sin reducción del salario; educación y salud pública; vivienda digna y derechos democráticos (expresión, reunión y asociación), entre muchas otras demandas. Estas necesidades, ha quedado demostrado, no pueden ser satisfechas por los gobiernos del PRIAN que sólo han venido administrando los negocios de los capitalistas en nuestro país, durante los últimos 82 años.
Preservar y ampliar todos los derechos y conquistas logrados por las generaciones pasadas mediante la lucha, sólo es posible a condición de arrebatarle el poder económico y político a la burguesía. Es necesario demostrar la fuerza que tenemos los trabajadores al mover todos los engranes de este sistema capitalista. Demostremos que no funcionan las fábricas, que no se mueve el transporte, que no operan las oficinas, los hospitales ni las escuelas, etc., si nosotros no lo permitimos. ¡Paralicemos la economía la economía y al gobierno con una huelga general de 24 horas para frenar la imposición de Peña Nieto! ¡Tenemos la fuerza para ello y para tomar las riendas de la sociedad en nuestras manos! ¡Luchemos por una sociedad socialista, en la que se produzca de manera planificada y democrática para satisfacer las necesidades de la población en nuestro país y a nivel internacional!
¡Frente Único de lucha contra el fraude electoral!
¡Huelga General de 24 horas para frenar la imposición de Peña Nieto!
¡Por la expropiación de la burguesía y la transformación socialista de la sociedad!