El PRD en la encrucijada
El PRD se encuentra sumido en la crisis más aguda desde su fundación. La debilidad de la burguesía así como la radicalidad de sus ataques contra la clase trabajadora a puesto a la política reformista de todos los signos ante una disyuntiva fundamental: combatir al régimen apoyándose en la clase trabajadora, desencadenando un proceso revolucionario con enormes posibilidades de vencer, o por el contrario, ser cómplices del sostenimiento del régimen, desorganizando a la clase trabajadora y aplicando su programa. La política reformista, en general, vacila entre estas dos perspectivas. Los dirigentes reformistas aunque intentan guardar un equilibrio terminan siendo fuertemente presionados, unos hacia la derecha por parte de la burguesía y otros hacia la izquierda por parte de los trabajadores.
En el caso del PRD, las tendencias abiertamente burguesas dominan la dirección del partido y estas se han ido radicalizado a tal grado que han pasado a confrontar y reprimir directamente a la clase trabajadora y a la juventud que lucha por sus derechos. Esta política ha llevado al PRD a romper de forma cada vez más desafiante con su propia base social. Para los reaccionarios que hoy dirigen al PRD lo único que importa es que el partido sea “la segunda fuerza electoral”, como resultó ser en 2012. Estos miserables pretenden que a pesar de sus continuas tradiciones históricas, la clase trabajadora les siga votando por el origen combativo del partido y por el hecho de que no hay otra opción representativa de la izquierda.
Aquellos elementos que eran parte del movimiento de AMLO, que ocupaban algún puesto de dirección en el PRD y que decidieron no salirse del partido para conformar Morena, se encuentran atrapados en las contradicciones de su propia política. Estos sectores han aceptado o han decidido no combatir con firmeza las posiciones más reaccionarias como las alianzas con el PAN, la participación en el Pacto por México, o la aprobación de las reformas de Peña Nieto, por ejemplo la educativa. Si bien estos sectores han expresado parcialmente su repudio a este tipo de acciones y han clamado por otro perfil político para el PRD, se encuentra lejos, muy lejos de comportarse como auténticos dirigentes de izquierda. Su visión no rebasa los cálculos electorales y burocráticos, su conexión con la lucha de clases es mínima o nula. Si algo les mantiene en el imaginario colectivo de las viejas generaciones de la izquierda es su pasado más que su presente. El hecho de que desde el punto de vista de la lógica parlamentaria sean el único sector susceptible de las presiones de la clase trabajadora les concede todavía una importancia relativa, por débil e insuficiente que sea, este es el vínculo que aún tienen con la clase trabajadora. Este sector fue el que no votó la Reforma Educativa contra la CNTE, estas corrientes han pedido tímidamente la salida del PRD del Pacto por México, estos elementos se presentan como amigos de Morena.
Morena tiene que pedir a estos “amigos” suyos al interior del PRD una auténtica guerra contra los “chuchos”, una auténtica rebelión contra la política reaccionaria de su dirección. Todo militante honesto y verdaderamente de izquierda dentro del PRD debe combatir decididamente la política de la actual dirección y adoptar sin regateo todo su apoyo a la CNTE, las policías comunitarias y toda genuina expresión de lucha. No bastan los “guiños” hacia la izquierda, no basta una amistad calculada hacia AMLO y Morena, es necesaria una actitud revolucionaria si es que se pretende restablecer al PRD como una genuina herramienta de lucha. Todo lo demás es demagogia, vil oportunismo.
La actitud de Morena frente al PRD
Una vez que AMLO planteo la necesidad de construir a Morena como un partido de izquierda al margen del PRD, implícitamente Morena aceptó el desafío de demostrar en los hechos y ante la clase trabajadora que era una organización superior al PRD; en combatividad, en su carácter democrático interno, en su programa y en sus tácticas de lucha. Inmediatamente después de que la dirección lanzara esa directriz, se presentaron acontecimientos que inmediatamente pusieron a prueba a Morena, tales como la aprobación de la Reforma a la Ley Federal del Trabajo, el surgimiento de las Policías Comunitarias y la aprobación de la Reforma Educativa. Un balance honesto nos obliga aceptar que Morena ha jugado un papel marginal en estas luchas. El PRD, por su parte, jugó un papel entre nulo, vacilante y hasta reaccionario. Ambos se quedaron cortos a la hora de agrupar a los sectores más combativos de la clase trabajadora, a pesar de ello la lucha de la CNTE y de las comunitarias, se desarrolló y sigue siendo un fenómeno político de primera importancia.
Morena ha retomado el camino de la actividad en las calles en defensa de Pemex, ello le sitúa ante la perspectiva histórica de consolidarse como la principal organización política de la clase trabajadora. Morena debe tener una actitud totalmente fraterna con todos aquellos trabajadores y campesinos de base que aún sientan simpatías por el PRD, el sectarismo de ninguna manera es una alternativa. Sin embargo, dadas las actuales circunstancias, el peligro principal no lo constituye el sectarismo sino el oportunismo encubierto y descarado de cientos de “políticos profesionales”, “amigos de Morena” e “intelectuales”, provenientes o no del PRD que intentarán de mil y un formas encaramarse en la dirección de la lucha para desviarla, tal cual ocurrió en 2006 y 2012. El verdadero peligro lo representa el hecho de supeditar una lucha consecuente en defensa del petróleo a las presiones de elementos vacilantes, confusos y oportunistas. Los marxistas que militamos en Morena decimos ¡Si a la unidad para organizar una huelga general en defensa de Pemex! ¡Si a la unidad de Morena con la CNTE, Policías Comunitarias, sindicatos y organizaciones campesinas de izquierda! ¡Ninguna confianza en los arribistas y oportunistas de “renombre” que no aportan nada sino confusión a nuestro movimiento! ¡Si a la unidad de Morena con las bases del PRD y todos aquellos dirigentes perredistas que organicen prácticamente la lucha por la huelga general! ¡Ninguna confianza en los “chuchos” y demás oportunistas declarados!