El municipio de Puebla está asentado en la parte baja del Valle Puebla-Tlaxcala y se beneficia del agua que viene de los volcanes Iztaccihuatl, Pococatépetl, así como de la Malinche. También se beneficia del Alto Río Atoyac que abastece de agua a la zona metropolitana y a la planta industrial. Es una cuenca hidrológica de 1470 km2 distribuido de la siguiente forma: 26.9% para uso agrícola, 10.3% para uso industrial, 59.2% para uso público urbano y o.9% para otros usos. Abastece 22 municipios del Estado de Puebla, 51 municipios del Estado de Tlaxcala y el 80% de la industria.
En Puebla el problema del agua tiene que ver con la expropiación de terrenos ejidales a campesinos para “desarrollar” Puebla. Lugares como Angelópolis, la ampliación de la planta VW, la ampliación de la autopista México Puebla y la construcción de desarrollos habitacionales en forma desordenada ha deteriorado tanto la calidad como la cantidad de agua. El agua del Río Atoyac está contaminada por los desechos de las industrias textiles, petroquímicas, refresquera, automotriz, productos médicos, entre otros.
Lo sobresaliente de este asunto es que todas estas expropiaciones se han hecho a espaldas y contra la voluntad de los pobladores, que son campesinos, presionados bajo amenazas paras vender sus tierras a precios irrisorios ¡$6.00 metro cuadrado! Además dándoles largas, de muchos años para que les paguen. También con el ofrecimiento que a cambio del agua les harán obras como: escuelas centros de salud, etc., obras que las autoridades no cumplen. Esto ha generado una serie de movimientos en defensa del agua, movimientos que en ocasiones han sido vencidos debido a la división que provoca el gobierno ofreciendo las obras arriba mencionadas y que utilizan como armas para dividir a la población al tratar de organizarse para defender el agua, tachando a los líderes de los movimientos de “oponerse al progreso de la región” y encarcelándolos, negociando su liberación a cambio de la extracción de agua. Este caso se dio en Nealtican. En el caso de Coronango la asamblea comunitaria se mantuvo firme en negarse a la extracción del agua y removió de los cargos a las personas que estaban a favor de la negociación.
En 2007 se conformó el Foro en Defensa del Agua y Contra la Privatización declarando que el agua es patrimonio de la humanidad y un derecho fundamental de la misma por lo que no tiene porque ser privatizada.
A pesar de estas luchas de los campesinos, Rafael Moreno Valle gobernador panista (antes priista) fiel sirviente de la burguesía, ha decretado una reforma a la Ley del agua, misma que ha sido aprobada por el Congreso del Estado en donde se concesiona el agua a empresas privadas que prestarán el servicio, cobrarán las tarifas y embargarán a los usuarios que no paguen el agua. Será aplicado a 25 sistemas de agua potable y alcantarillado entre los que se encuentran los municipios más poblados como son Puebla, Atlixco, Cuahuatlancingo, Texmelucan, y otros más. Moreno Valle y el Congreso convierten así el agua en una mercancía más como la educación y la salud.
MORENA ha hecho un llamado para vetar esta decisión, argumentando que ninguna privatización ha resultado, cosa que es cierta pues las privatizaciones las inventa el capitalismo para resarcirse de las crisis económica por la que atraviesa, haciendo que sean los trabajadores quienes paguen esa crisis. MORENA dice que agotará los recursos como la información, la movilización y los recursos legales como los amparos.
Las luchas que han dados los campesinos, la lucha que llevará a cabo MORENA está bien, pero debe ir más allá de amparos. Las movilizaciones deben desembocar en la unificación todas las luchas; podemos darnos cuenta que el gobierno tiene tanto recursos económicos para comprar líderes como recursos represivos para criminalizar protestas que atacan sus intereses. En Militante hemos señalado que es necesario el frente único (organizaciones en defensa del agua, maestros, mineros, trabajadores del sector salud, campesinos) y que se haga el llamado a la huelga general (remarcamos que la huelga no es un acto violento), sólo de esta forma se podrá frenar los ataques de la burguesía a los derechos básicos de los trabajadores y de la población como es el derecho al agua. Es importante recalcar también que aunque la burguesía hiciera algunas concesiones respecto al agua o respecto a otras reformas, ese triunfo será pasajero, pues sólo está esperando el mejor momento para volver arremeter contra la clase trabajadora. La defensa del agua, lo mismo que la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, las pensiones, son derechos inalienables de toda la población trabajadora y sus familias y las debemos defender y arrancárselas a la burguesía pero sólo aunado a la lucha por el socialismo, todos estos derechos serán una realidad para la clase trabajadora.