A escasos días para que terminen los juegos olímpicos, los resultados de la delegación mexicana en Beijín no son muy buenos que digamos, una medalla de oro y una de bronce han sido los angustiosos resultados de cerca de 90 deportistas que hicieron el viaje a China y una delegación de “apoyo” de aproximadamente 160 personas.
Reflexionar un poco acerca de estos resultados nos llevará a la conclusión de que la culpa no es de los atletas, quienes de alguna u otra forma se esfuerzan no sólo para competir contra deportistas que reciben todo tipo de apoyos, sino que incluso se levantan desde la miseria misma y todo lo que ella contrae.
A diferencia de algunos países desarrollados que tienen programas para desarrollar competidores de alto rendimiento y que estos inician desde la escuela primaria y que se les beca para que puedan seguir desarrollando sus aptitudes, en México no existe un programa de potencialización de aptitudes deportivas, así como tampoco existe este programa en educación, ciencia, artes, etc.
Además, cuando algún gobierno echa a andar un programa de apoyo a deportistas uno se topa con una muralla de burócratas rapaces que no pierden la oportunidad de hacer negocio. Esta burocracia que asfixia cada rincón del Estado con corrupciones y clientelismo cínicamente usurpa los lugares de equipos técnicos y psicológicos de deportistas, en pro de su beneficio y de sus familias o amigos.
Son muchas las noticias que denuncian en estos días, como uno u otro funcionario, deja de lado a personal del equipo de tal deportista para, en su lugar, llevar a la familia de los funcionarios. Se ha sabido que tal diputado viaja, con gastos pagados, a los juegos olímpicos porqué “necesita ver el rendimiento de nuestros deportistas”, etc. Justificaciones les sobran estos parásitos que chupan los recursos de nuestras contribuciones a costa del deporte.
En este caso, cuando hablamos de los juegos olímpicos, toda esta bancarrota estructural se ve más clara porque en el ambiente de interés y debate que despiertan los mismos medios de comunicación sale a flote toda la porquería que se maneja en las altas esferas. Pero si los medios de comunicación investigaran un poquito encontraríamos esta misma bancarrota, desinterés y voracidad de la burocracia en todos los rubros del gasto social y atención ciudadana.
Ahora, cuando un deportista se sobrepone a todas estas carencias y faltas de apoyo, el gobierno, las empresas privadas (grandes consorcios internacionales) y los consorcios televisivos no dudan en mimar al afortunado y bañarlo en halagos, regalos y promociones de imagen. No es casualidad que por ejemplo, TV Azteca esté dando las gracias a los medallistas, esta empresa tiene en juego no el amor por “su país”, México, sino los contratos millonarios por publicidad.
Así, al pasar de un deportista que sufría carencias y se esforzaba por entrenarse y al mismo tiempo de sobrevivir, ahora de repente lo convierten en un millonario, lo elevan al rango de la burocracia, pero olvidándose de los que están de tras de él, de las nuevas generaciones de deportistas. Lo que se necesita en el deporte mexicano, no solo son “estímulos” a cada deportista en particular, sino elevar todo el presupuesto de fomento al deporte en nuestro país.
Así se genera un circulo vicioso en el cual no hay oportunidad para una inmensa mayoría de posibles competidores de alto rendimiento que diariamente tiene que olvidar sus sueños de ser grandes deportistas para entregarse en la tarea de sobrevivir, al fin y cabo, dentro de cuatro año tendremos el mismo y deplorable espectáculo con otros nombres.
Dentro de una sociedad en la que la sed por la ganancia sea el principal motor de la vida y que exista una burocracia que ahogue las pocas oportunidades que existen no podremos dar un paso adelante ni en el deporte, educación, ciencia, arte o cualquier otro campo.
Solo el socialismo podrá potencializar las aptitudes de cada uno de nosotros y aprovecharlas para desarrollarnos como verdaderos gigantes.
Agosto 2008