¿Que ya pasó lo peor de la crisis? - ¡ah chingá, chingá!
Botellita de Jerez

En todos los canales de Televisa se pueden ver durante todo el día dos comerciales bastante vulgares y ofensivos-¿nada más dos?, preguntará cínicamente, pero con toda legitimidad el lector; bueno, en realidad casi todos los comerciales son bastante malos, salvo honrosas excepciones (como aquél de un tipo que suda copiosamente, anuncio de un desodorante, pero en fin, esa es otra historia), no obstante el autor de estas líneas se enfocará en dos, uno hecho por encargo del gobierno del espurio y el otro, producido por la empresa de la que hablamos en cuestión-para la clase trabajadora.

El dinero no hace la felicidad…

Además de la serie de comerciales de ¿tienes el valor o te vale? y al que roba, llámale ratero, patrocinadas por el Consejo Nacional de la Publicidad (campañas que por un lado, intentan distraer la atención de los verdaderos corruptos y los verdaderos rateros: los secretarios de Estado y los propios empresarios, dueños de las empresas que patrocinan esta propaganda), ahora el consejo editorial Televisa se preocupa por nuestra sanidad mental y sentimental, quitándonos de la cabeza todo lo que nos estorba, recordándonos que lo importante no es que no te alcance para darle de comer a tus chilpayates, sino lo que traes en el corazón y toda una sarta de lugares comunes de la peor ralea. 

Uno de los dos comerciales a los que me refiero, el del gobierno de Felipillo, es el de un viejito que guardó sus recuerdos en una caja que perdió en una inundación, con lo que comprendió que lo importante no es lo material. Referente a las últimas inundaciones, entre ellas, las que se repitieron en Tabasco, Estado que todavía no se repone de las del año pasado y donde la gente de a pie ha quedado olvidada, relegada y dejada a su suerte por este mismo gobierno, ahora nos vienen a decir que ya nos olvidemos de lo material, al fin y al cabo:

“¿Qué tanto es tantito? ¿cuánto podrían haber valido las pocas pertenencias de la gente pobre? Definitivamente no mucho. Malo que hubiera sido la casa de Granier u otra gente igual de distinguida, entonces sí, sus casas y sus carros sí que cuestan una fortuna, eso sí sería una tragedia; ustedes pobretones, dejen de pensar en sus míseras chácharas y den gracias que están vivos”.

El gobierno del espurio (a quien Televisa por cierto, le ha hecho gordos favores con la campaña de desprestigio al movimiento contra el fraude y en defensa del petróleo que encabeza AMLO, a los profesores de Morelos y en general de desprestigio a cualquier forma de organización y lucha de la clase trabajadora) es el directo responsable del sufrimiento de las poblaciones afectadas por los huracanes, ellos tenían la obligación de evacuar y prever estos desastres. En lugar de hacer tan desagradables comerciales promotores de resignación tiene que resolver el grave problema de los damnificados. Y si no puede (como es evidente), que renuncie.

Y si no quiere renunciar (como es evidente), lo quitamos. ¿Cómo lo quitamos? Con una huelga general que unifique todas las luchas y esfuerzos que hasta ahora han avanzado por separado.

El otro es una verdadera joya: Televisa echa mano de su gente fuerte: Fernando Colunga, Jaqueline Bracamontes, Adal Ramones, una muchachona de no mal ver cuyo nombre no conozco, el que la hace de Juan Reyes y la reina del Teletón. Entre todas estas luminarias, sin una explicación de lo que pasa, anunciando simplemente que hay una crisis, inmediatamente después nos dicen que no hay crisis tan fuerte como nuestros corazones, que no hay mal que por bien no venga, que ya las hemos pasado peores y las hemos aguantado, nos dice la muchacha güerita que salimos bien de las inundaciones—salimos, me huele a manada, diría mi abuela, y ella sí que era una sabia—.

Vale la pena hacer dos observaciones con respecto a esto: la primera tiene que ver con el contenido, el cual, como en el caso anterior, intenta desviar la atención de lo fundamental: Hay una crisis; la más grande crisis económica de la historia y eso no sólo afectará a las grandes transnacionales (de hecho, las únicas beneficiadas de la política de los países capitalistas son justamente dichas empresas), sino que en el corto plazo, nuestros bolsillos se vaciarán aún más en los próximos meses, lo cual, a la mayoría, a los que no salimos en la tele nos dejará prácticamente en una situación de supervivencia. Y la razón de por qué estaremos así se encuentra en el propio sistema de producción actual: el capitalismo. Eso es lo fundamental y eso es lo que no quieren explicar, porque no les conviene, porque justamente son los dueños de estas empresas los culpables de lo peor de la crisis que está por venir.

De que somos más grandes que la crisis resulta ambiguo. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Azcárraga, Adal Ramones y un obrero? ¿Todos en conjunto? Entendido desde un punto de vista de clase, es decir, desde nuestro punto de vista, del de los trabajadores, eso es un vulgar lugar común: por supuesto que nosotros, la clase obrera, somos más grandes que cualquier crisis y también somos más grandes que quienes la provocan, los mismos capitalistas. Eso no es nada nuevo, ni nada que no sepamos. Nosotros somos la sal de la tierra, la crema y nata de la sociedad. Azcárraga y esos actorcillos son parásitos; nada nos ofrecen. Nosotros sin ellos, estamos mejor; ellos sin nosotros no podrían sobrevivir. Por eso, se incluyen (sin ser invitados) en esa frase: “somos más grandes que cualquier crisis”. Ellos no, nosotros sí.

Como somos más grandes que la crisis, para sobreponernos de ella tendremos que correr a quienes la ocasionaron; pero esa parte ya no les gusta, más bien les asusta y mejor, nos dicen que aguantemos y le echemos ganas. Lo que tenemos que hacer es echarlos a ellos. Y para ello, necesitaremos organizarnos y unificar nuestras luchas. Focalizar al enemigo (el gobierno de fecal) y concentrar nuestro ataque en ese punto. Una vez hecho esto, por supuesto que superaremos la crisis, pues nosotros, los trabajadores somos muchísimo más que todas las crisis y todos los capitalistas que las ocasionan.

Lo segundo que es más sutil y tiene que ver con los personajes que hacen el mensaje. ¿Por qué ellos? No son gente que destaque por su capacidad de análisis económico. Son gente que, a entender de Azcárraga, encarnan lo “mejor” de la sociedad: gente bonita y exitosa, hasta sale en la tele. Nada más lejos de la realidad. Nadie de ellos nos representa. Nadie de ellos ha trabajado ni se ha esforzado por tener lo que tiene; mucho menos los hemos visto trabajar hombro con hombro en las tragedias que sabiamente nos recuerdan. Si de algo son ejemplo estas personas que salen en el comercial, es de lo que no queremos más: gente parásita y oportunista que se presta a decir cualquier sarta de mentiras con tal de vivir con lujos; haciéndole el caldo gordo a quienes nos oprimen. Esa clase de ejemplos no la queremos ni la necesitamos.

Este comercial se anexa a la lista de ejemplos que confirman que cuando estas personas intentan decirnos una cosa, está pasando completamente lo contrario. Los mismos que nos dijeron que no hubo fraude, que los maestros de Morelos son ignorantes y flojos, los que ocultan las porquerías de Elba Esther, los que denostaron la lucha de la APPO en Oaxaca, ahora nos dicen que no hay que preocuparse por la crisis. Justamente esto se convierte en un motivo adicional para preocuparse de la crisis. Y ocuparse de ella, haciendo a un lado a quienes no nos darán solución: el gobierno del espurio, los terratenientes y los patrones. Instaurando un gobierno verdaderamente democrático en manos de los trabajadores.

…pero a algunos les encanta la forma en que la imita

Entre los mil hombres más ricos del mundo, en México hay 10; uno de ellos es Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa, miembro de los Consejos de Teléfonos de México, S.A. de C.V., Banamex-Accival, Hombres de Negocios, Univisión, así como de los Grupos "Ciudad de México", Endeavor y Axo; intentando extender su negocio, ahora está construyendo estudios de telenovelas en China y compró a Bestel, una compañía de telecomunicaciones en EUA. Su fortuna alcanza los mil 600 millones de dólares.

De 2006 al 2008, cayó en la lista Forbes del lugar 541 al 743. Tal vez los comerciales que arriba comentábamos tienen que ver también un poco con una labor de autoconvencimiento. “El dinero no es lo más importante” se dirá Emilio Azcárraga después de caer doscientos puestos en tan nefasta lista, lo cual en última instancia no nos importa.

Azcárraga es miembro de una clase, la clase dominante, la clase burguesa y también tiene un negocio y se llama Televisa. Su negocio existe en primera instancia para satisfacer sus caprichos y proteger, si es posible y necesario, tanto sus intereses, como los de su clase. Este distinguido señor no dudará en utilizar su negocio, un negocio rentable y bastante importante como medio masivo de comunicación para defender sus intereses y si éstos mismos así lo ameritan, los de su clase en conjunto. Esperar otra actitud, esperar una línea política apegada a la verdad por parte de Televisa, mientras esté en manos de Azcárraga o cualquier otro burgués, es por demás ingenuo.

Nosotros hemos de hacer lo mismo. Nuestra herramienta somos nosotros mismos y nuestra organización. La mejor forma de hacerlo es a través de una huelga general que les deje claro a esos parásitos quién es la columna vertebral. Quiénes somos los que hacemos que en este mundo las cosas funcionen.

El día que Televisa comience a decir la verdad y a ofrecer programas de calidad, será el día que la expropiemos y hagamos de esa nuestra empresa y nuestra televisora. Dialécticamente seguirá sirviendo a los intereses de sus dueños. La diferencia diametral será que los dueños seremos nosotros mismos, los trabajadores.

La solución: la lucha por el socialismo

Cada vez es más difícil que la burguesía nos oculte todo lo que hace, el Internet ha roto muchísimas barreras de comunicación e información de las cuales hace unos pocos años los monopolios televisivos y radiofónicos eran únicos depositarios. Abstrayéndonos del hecho de que en este país más de la mitad de la población vive en la pobreza y por tanto, el acceso a este tipo de tecnología (que por supuesto, no debería ser privativo, pero lo es), la propia diversidad del ciberespacio es abrumadora, en marzo de este año, los ingenieros de Google informaron que su motor de búsqueda ha registrado un billón de direcciones electrónicas (URLs).

¿Lo anterior es malo? Para nada, muy por el contrario, es muy positivo utilizar todos los foros que tengamos a la mano para hacer llegar a la conciencia de todos nuestros hermanos de clase lo que está pasando: páginas web, blogs, podcasts, videos y también los métodos más antiguos, que no por ello son menos efectivos: volantes, carteles, charlas, conferencias e incluso el desarrollo de radios alternativas. Todo, todo de lo que podamos echar mano nos permite ubicarnos en una mejor posición que nuestros antepasados en sus batallas, donde la información era algo que llevaba en muchas ocasiones retrasos de semanas o hasta meses. Ya no más. Ahora no es difícil enterarse de lo que está pasando el día de hoy en Australia, y también nos enteramos en “tiempo real” cuando intentan reprimir un movimiento, como fue el caso de los mineros de Lázaro Cárdenas, los profesores de Oaxaca o ahora mismo, los profesores en Morelos.

Pero los monopolios informativos siguen siendo los monopolios informativos. Mientras muchas de esas direcciones (independientemente si el contenido es bueno o malo) son visitadas algunas decenas de veces o menos, Televisa tiene un teleauditorio de millones, mismo al que bombardea no sólo con comerciales, sino con toda una inmensa carga de basura visual, sicológica e intelectual.

Los medios masivos de comunicación son una herramienta poderosísima. En manos de los capitalistas, es un arma de opresión contra nosotros. Y mientras se conserven en sus manos, así seguirá siendo. Es fundamental expropiar a estos burguesitos amantes del faisán relleno de caviar y los coches carísimos como Azcárraga. La forma en que administra Televisa no nos sirve. Nosotros sabemos hacer mejor las cosas. No hay razón para que las televisoras sigan en manos de privados. Pero para expropiar, habrá que derrocar primeramente al nefasto gobierno que hasta ahora hemos tenido que sufrir. Calderón, el presidente más débil de la historia, pende de dos alfileres; una acción decidida de nuestra parte lo podría derrocar y desencadenar el proceso que nos permitirá la única salida posible a la crisis que se avecina: el proceso revolucionario socialista en toda América Latina. Y pensar que esto se lograría fácilmente con unas cuantas huelgas generales…

Quien todavía lo dude, puede revisar el caso de la relación entre el gobierno de Venezuela y las televisoras de allá. Como el gobierno de Chávez es un gobierno electo y sostenido por los trabajadores, contrario por supuesto a los intereses de la oligarquía venezolana, las televisoras que en su momento fueron privadas, como es el caso de RCTV, no escatimaron en un bombardeo constante en contra del presidente Chávez y, sobre todo, de la propia revolución bolivariana. Ahora, ya no se producen más estos ataques y la programación ya no corre a cargo de gente tan nefasta como Azcárraga. ¿Por qué? Pues porque los expropiaron. De lo contrario, esta gente habría podido envenenar más al pueblo venezolano con sus mentiras. La moraleja es entonces que sólo la expropiación de los medios masivos de comunicación nos permitirá estar enterados con veracidad y puntualidad de los acontecimientos que más nos interesan (no, no la boda de Bobby Larios), como es por ejemplo lo que está pasando en los demás Estados y países y cómo nuestros hermanos responden a estos retos.

AMLO está obligado en primer lugar a convocar a todas las fuerzas masivas del país (sindicatos como la CNTE y el SME, embriones de poder popular como la APPO, la propia CND y el PRD) para llevar a cabo una huelga general que sea victoriosa y fructífera para nosotros. Por supuesto que todos los que estamos convencidos de esta solución, también tenemos que impulsarla en nuestros centros de trabajo, colonias y escuelas.

Para terminar

La ira de la gente común y corriente, la que sufre las catástrofes y las crisis encuentra muchos canales de expresión, últimamente los videos que se suben en páginas como YouTube son una herramienta muy utilizada. A continuación, dos respuestas hechas video del comercial de Televisa:
http://www.youtube.com/watch?v=w6S2pLdukYo

http://www.youtube.com/watch?v=yoe9V5y9wsU

Bajo una economía planificada, la televisión, la radio y el Internet gozarán de una salud y una dinámica inenarrable; serán el emisor y receptor de las noticias que en verdad nos importan y también, serán el ágora donde miles y miles de ingeniosos compañeros harán gala de sus dotes como comunicadores. El camarada Fernando Buen Abad ha avanzado mucho en el análisis de lo que son los medios de comunicación ahora y lo que deberían ser (http://fernandobuenabad.blogspot.com).

Obcrubre 2008


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