Los trabajadores debemos ajustar cuentas
3 de octubre en la comunidad de Miguel Hidalgo, municipio de La Trinitaria, Chiapas, tras un operativo policiaco, presuntamente para ejecutar diversas órdenes de presentación por “motivos de la toma del predio en que se encuentra el centro ceremonial de Chincultik” una masacre más es perpetrada por el Estado, en respuesta a la lucha de los pueblos contra el enajenamiento de sus tierras y sus derechos territoriales. El motor de esta agresión criminal es el turismo: “protegerlo”, “propiciarlo”, monopolizarlo para beneficio del capital.
El saldo: seis campesinos asesinados, tres con tiro de gracia por policías federales y estatales, diecisiete lesionados y 36 campesinos detenidos que fueron liberados dos días después a cambio de armas y objetos sustraídos a los policías por parte de la comunidad, que sigue en lucha pues no están dispuestos a que su futuro les sea impuesto por los planes gubernamentales impulsados por el Banco Mundial en nombre del “desarrollo”.
En estos graves hechos, se repite lo que es una política clara para este gobierno derechista: la criminalización de la protesta social, la falta de solución a los conflictos de los pueblos indígenas; la burla de castigo sobre funcionarios que terminan en meras sanciones administrativas como lo fue en el caso de Atenco, pues a pesar de la supuesta detención y procesamiento de algunos elementos de la policía por las graves violaciones cometidas en este operativo, no son castigados los verdaderos responsables políticos de tales hechos.
La ley en el sistema capitalista sirve a quien puede pagarla, sólo así podemos entender que por medio de la ley se pretenda despojar a miles de campesinos e indígenas y que grandes funcionarios y banqueros aseguren su libertad tras haber saqueado al país con fraudes tan grandes como el IPAB, que en contraste con los ahora 102 años de prisión que dan a un luchadores sociales como Ignacio del Valle, los responsables de esta masacre estén impunes.
El dinero que los gobiernos burgueses gastan en armamento y el presupuesto asignado al ejército va en aumento, buscan que éstos sean las fuerzas que acribillen familias de trabajadores como lo han hecho a sangre fría en Chiapas. El asesinato, tortura, secuestro amenazas e intimidaciones a campesinos e indígenas, ha sido una constante, comunidades y organizaciones indígenas han emprendido acciones para defender y reivindicar su derecho al territorio, a la protección y cuidado de sus recursos naturales. Acciones que para este sistema implican violar el orden legal, y por tanto demuestran que esta legalidad está hecha para enfrentar a la movilización.
Chiapas ha sido bañado en sangre más de una ocasión: 22 de Julio 2008, campesinos indígenas de la Comunidad de Cruztón, son reprimidos por miembros de la Policía Estatal Preventiva tras haber ocupado la tierra, la disputa es el territorio, los recursos hidráulicos y minerales que resultan atractivos para la explotación de empresas extranjeras. El 30 de mayo 1980 la masacre en Wolonchán, municipio de Sitalá, campesinos fueron reprimidos y asesinados durante una manifestación pacífica que tuvo sus orígenes en los reclamos no atendidos de las comunidades indígenas. El 22 de diciembre 1997 la masacre de Acteal, 10 de junio 1998 masacre en las Comunidades Unión Progreso, 28 de enero 2003 masacre en la Comunidad de Tres Cruces, 13 de noviembre 2006 masacre en la Comunidad de Viejo Velasco Suárez, 1 de mayo 2008 ejecución en la colonia San Juan del Grijalva, … “¿Estado de Derecho?”
El ajuste de cuentas está pendiente
La ira del pueblo trabajador ha estallado ya en toda Latinoamérica, la lucha organizada por el socialismo es la única alternativa que puede garantizar el desarrollo pleno y la libertad de trabajadores y campesinos pobres. El asesino de nuestra clase en cualquier parte del mundo es el mismo: el capitalismo.
Se prepara una larga batalla en la que implementarán todas las tácticas de desgaste y represión selectiva bajo el pretexto de la inseguridad. Las luchas aisladas deben terminar, requerimos la integración de las luchas campesinas e indígenas a los otros frentes de lucha que estamos librando y libraremos el conjunto de los trabajadores en este futuro próximo, como lo es la defensa de PEMEX, la lucha contra la reforma laboral, contra las privatizaciones…
La integración de un gran movimiento de lucha en contra del gobierno y sus políticas será capaz de infringirle al Estado una derrota contundente, que por sí mismo pondría la salida de Calderón y más allá la construcción de una nueva sociedad.
¡Castigo a los responsables!
¡Contra la represión, Unidad en la acción!
¡Por una Huelga General de 24 horas!