Los marxistas no nos oponemos a la participación en las Cámaras Parlamentarias del Estado actual, para nosotros el poder colocar a un representante, ya sea de un barrio o dirigente sindical, en el Parlamento, es un hecho que plantea en la práctica que si estamos bien organizados, podemos luchar incluso contra aparatos con más dinero y apoyos extras del narcotráfico.
Dicho esto, lo que sí tenemos que dejar claro es que la lucha parlamentaria sólo es un paso más para conseguir un objetivo mucho más ambicioso: la toma del poder por parte de los trabajadores. Queremos decir que el hecho de poder tener un diputado marxista, no se vuelve un fin en sí mismo, ni puede volverse tampoco en un modo de vida para la organización a la que el diputado representa.
Lenin explicó cómo los bolcheviques en 1912 utilizaron el parlamento como un altavoz de las ideas socialistas, cómo los diputados bolcheviques eran encargados de ser los portavoces de las demandas y aspiraciones de los trabajadores. Su trabajo también estaba destinado a hacer comprender a las amplias capas de trabajadores que el parlamento burgués tiene límites muy claros: defender la sacrosanta propiedad privada y mantener el régimen de explotación actual.
Para poder mantener una firme seguridad de que estos representantes elegidos para cargos de representación no traicionaran, los bolcheviques planteaban una serie de medidas para evitar una posible degeneración, la primera de ellas era la de mantener al diputado o representante en las mismas condiciones de vida que un trabajador.
Es claro que al entrar a formar parte de un Parlamento, los grandes sueldos (150 mil pesos mensuales) y las malas amistades son caldo de cultivo para una posible traición a los ideales y la organización o sector que representas. Es por eso que una de las medidas más importantes era que todos los diputados entregaban íntegramente su sueldo al partido y el partido sólo les daba lo correspondiente al salario de un obrero cualificado.
Esta consigna de diputado obrero con sueldo obrero es muy importante para que no se generen bases materiales para la corrupción, pero además de esta medida había otras, como lo era la revocación inmediata en el momento de no defender las aspiraciones de los trabajadores.
En otras palabras, el control ejercido por las bases del partido tiene que llegar a tal nivel, que tienen que exigir informes regulares de sus representantes populares, y si éstos no satisfacen las demandas de las bases, serán removidos del cargo inmediatamente, sin tener que esperar a que terminen su periodo.
Además hay otra cosa muy importante, los candidatos eran dirigentes del movimiento, en muchos casos, obreros de fábricas que sabían lo que era luchar claramente por su clase. Si tú pones como candidato un una persona que nunca ha tenido las necesidades de un trabajador, que no sabe qué es trabajar y que por el contrario es un arribista, no sólo no defenderá los intereses generales del pueblo, sino que será uno de los más destacados y rabiosos enemigos de nuestras demandas.
El diputado del pueblo tiene que ser elegido y recomendado por sus bases, sólo así puede aspirar a ser candidato, sólo así se le pueden cerrar las puertas a oportunistas y defraudadores de confianza.
Si luchamos por que estas cuatro consideraciones sean la base para escoger los candidatos en las próximas elecciones a diputados por parte del PRD, está claro que se lograrían cambios importantes, no sólo dentro del partido, donde se agruparían las bases fieles y militantes, sino muchos jóvenes, que se verían identificados con las posturas a las que éstos aspiran, y también se darían pasos firmes para tener una verdadera oposición política, una alternativa por la cual luchar en este país.
El caso es que ahora mismo, la dirección del partido (Jesús Ortega) no sólo no comparte estas propuestas, sino que las repudia violentamente, los diputados ahora mismo son oportunistas que han vendió su alma al diablo para poder llegar a ser candidatos, los cuales una vez estando sentados en los curules harán todo lo posible por enriquecerse, consumirán recursos que pagamos de nuestros impuestos para votar en contra de nuestros intereses y harán hasta lo imposible para que nuevamente en el periodo próximo sean “fieles representantes” de un partido que nació de la sangre de más de 600 compañeros caidos.
Los chuchos ven el próximo periodo electoral como ve un hambriento un jugoso filetón de carne, quieren meter el colmillo a fondo, no tienen ningún principio político, su motivación por los cargos son los recursos y no utilizar al partido como una herramienta de lucha.
Con la política que plantean, lo que hacen es cerrarle el paso a las bases del partido y asquean a todos aquellos que están interesados en ver al PRD como una alternativa de lucha y esto mismo les beneficia, porque así cuando llega el tiempo de elecciones, arman su gran festín sin presiones de las bases y con las manos libres transan nuestros intereses de clase.
Hoy por hoy, no sólo tenemos que luchar por un programa de clase dentro del partido, sino mecanismos mínimos para representantes populares del partido, así como reglamentar el seguimiento de su desarrollo como diputado
Nosotros los marxistas que trabajamos en los comités de base del partido, proponemos cuatro medidas que debería mantener el partido para designar candidatos a diputados y regular su trabajo en beneficio de los trabajadores:
- El candidato a diputado tiene que gozar entre las bases del partido y los comités de base de una reputación de lucha y honradez, en otras palabras los candidatos deberían de ser propuestos por los comités de base del partido.
- Los diputados electos deberán representar informes regulares en comités de base y asambleas públicas.
- Los comités de base tendrían la capacidad de pedir la revocación inmediata de este representante popular en el momento que no defienda las aspiraciones de los trabajadores.
- El salario de un diputado no tendría que ser más alto que el salario de un trabajador cualificado, el resto del dinero se tendría que utilizar para fortalecer los comités de base, alquilar locales y alimentar la lucha.
Sólo así podremos estar seguros que nuestros diputados son verdaderos representantes de nuestros intereses y no unos simples arribistas, panistas y priistas disfrazados que velan no por el interés del pueblo, sino por sus intereses particulares.