Cancún es uno de los centros turísticos más populares de México y el mundo, después del paso del huracán Wilma en 2005, sus playas quedaron muy dañadas y los índices de turismo comenzaron a bajar, lo que trajo pérdidas millonarias para los dueños de los hoteles y centros turísticos de la ciudad.
Así es que para recuperar las playas de Cancún y evitar las pérdidas económicas de la burguesía de la zona, se invertirán cerca de 1,000 millones de pesos de los cuales 300 serán por parte de la federación, 200 por parte del Estado y los otros 500 millones por parte de los empresarios.
Está claro que las enormes ganancias de esta inversión sólo las verán los dueños de los hoteles y restaurantes que año con año reciben a miles de turistas, pero la población de Cancún jamás verá parte de esas ganancias.
Contrario a esto, los trabajadores de la ciudad han recibido duros golpes a su economía. Por ejemplo, el pasado marzo subió la tarifa del transporte público en un 30%; de 4.5 pesos a 6 dentro de la ciudad y de 6 a 8 pesos dentro de la zona hotelera. Esto sólo afecta a los trabajadores de la zona pues los turistas generalmente rentan transporte privado. Además sus salarios, a pesar de trabajar en lujosos hoteles, apenas rinden para cubrir las necesidades básicas.
Agregado a esto, la crisis económica internacional ya está haciendo presencia en el centro turístico. El pasado 9 de marzo se anunció que cerrará el 20% de los restaurantes de la zona durante este año, dejando miles de familias sin un sustento económico.
Pero claro, el gobernador del Estado Félix González se regocija al decir que Quintana Roo ha sido campeón generador de empleos, y que se han invertido 34 millones de pesos para programas de apoyo y becas para desempleados, cantidad mínima comparada con los 1,000 millones de pesos que se están destinando para arreglar las playas de la zona hotelera.
Cancún es un municipio que depende económicamente del turismo, en especial del extranjero, y todas las ganancias de este se van a las manos de los dueños de hoteles, restaurantes, centros nocturnos, etc. Y los trabajadores de los mismos viven a expensas de la temporada alta, de los bajos sueldos y las pocas propinas que reciben.
Debemos exigir la expropiación de todos los centros turísticos de la zona bajo el control de los trabajadores, que son quienes hacen funcionar a estos enormes consorcios turísticos y por tanto, tendrían una mucho mejor idea de cómo administrar estos recursos en beneficio de la clase productora, a diferencia de la clase parasitaria de los patrones, quienes hasta ahora no han hecho nada más que vivir a nuestras costillas.