El manejo del brote epidémico de la gripe porcina está poniendo en primer plano la incapacidad del régimen y del sistema que defiende para proteger de manera efectiva a la población. Además resalta el manejo político de la tragedia para impulsar decretos policíacos y que pueden ser utilizados contra el movimiento obrero. Las repercusiones de esta epidemia entre la conciencia de las masas está por verse pero todo indica que el saldo será de nuevo muy desfavorable para el gobierno y significará un impacto cuyas repercusiones pueden ser más grandes de lo que nos imaginamos, sobre todo conforme la incapacidad y negligencia criminal del gobierno vaya saliendo aún mas a la superficie durante los próximos días y semanas.
En el momento de escribir estas líneas el número de muertes en el país por el brote de influenza de origen porcino asciende a 81 personas, aunque se investiga si efectivamente perecieron por esa infección viral; se reportaron mil 384 casos de influenza (aunque aún está por verse si todos ellos se contagiaron de influenza porcina); no obstante la aparente gravedad de la situación y el hecho de que la OMS ha declarado que la epidemia ha alcanzado la fase 4, el gobierno es incapaz de establecer un paro laboral, como la situación lo amerita, por la sencilla razón de que no está dispuesto a que los empresarios paguen los salarios íntegros de los trabajadores mientras dura la epidemia. Los millones de trabajadores que diariamente se ven obligados a entrar en contacto con cientos de personas, a utilizar el transporte público, etcétera, en la vía de los hechos dejan sin efecto práctico el paro de actividades escolares pues los niños y jóvenes que no asisten a la escuela entran en contacto con sus padres que diariamente se ponen en riesgo y que pueden llevar la enfermedad a casa. Con esta actitud dictada por los intereses de los empresarios el régimen juega con la vida de millones de trabajadores.
Además de lo anterior esta tragedia epidemiológica pone de relieve en dónde están las prioridades del Estado mexicano, revelando de manera descarnada su carácter burgués; la orientación de los recursos públicos, la orientación del dinero prestado por los buitres del Banco Mundial es revelador: “El balance resulta espeluznante: alrededor de 54 mil millones de pesos, en un primer tramo, para evitar la quiebra o moratoria de las grandes empresas, y 0.6 por ciento (cerca de 337 millones, en crédito otorgado por institución externa) de esa cantidad para enfrentar la emergencia sanitaria que se extiende por el país” (Carlos Fernández Vega, Dinero, La Jornada 28/04/09). Mientras el gobierno rescata a empresas como Comercial Mexicana con sumas millonarias (nuevos fobaproas) es incapaz de ofrecer siquiera una pensión a las familias que han perdido a sus seres queridos, mientras a la par de ello amenaza cerrar pequeños negocios (de hecho tan sólo en el DF los pequeños negocios han perdido hasta el 80% de sus ingresos), allanar casas, disolver reuniones, etc; a los empresarios no los toca ni con el pétalo de un decreto y sólo hace llamados a la buena voluntad de los empresarios que son libres de despedir a trabajadores y no están obligados a pagar (ni ellos ni el gobierno) los gastos médicos de los enfermos.
Además de ello la destrucción del sector salud, el recorte del presupuesto público destinado a este sector, la incapacidad del estado para producir los medicamentos necesarios para enfrentar la enfermedad ha dejado en casi en la total desprotección a la población y los únicos ganadores son las empresas farmacéuticas trasnacionales. “Por muchos años México fue autosuficiente en diversas vacunas. Una empresa paraestatal, Birmex, abastecía al mercado. Sin embargo, nuestros políticos encontraron que era más jugoso restarle apoyo y, al mismo tiempo, importar vacunas. El IMSS gasta millonadas en ese renglón. En el marco de la estancia de Sarkozy se anunció que Sanofi-Pasteur –compañía francesa líder en su giro– invertirá 100 millones de euros en Ocoyoacac, estado de México, para producir antígenos contra la enfermedad. (..)En otras palabras, la antes orgullosa compañía paraestatal mexicana se convertirá en maquiladora. La fábrica podría estar lista en 2010 para incorporar su inauguración al programa de festividades del bicentenario” (Enrique Galván Ochoa, Dinero, La Jornada). No cabe duda que los ganadores serán las empresas farmacéuticas que distribuyen el tratamiento y las trasnacionales que producirán en México dichas medicinas.
La utilización política que el gobierno está haciendo del dolor y el miedo de miles de personas es clara en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación que permite la violación inconstitucional de las garantías individuales y que puede ser orientado contra el ascendente movimiento obrero permitiendo al gobierno: “el ingreso a todo tipo de local o casa habitación para el cumplimiento de actividades dirigidas al control y combate de la epidemia”. El miedo es un efectivo pretexto para poder disolver cualquier movimiento masivo de los trabajadores, como la marcha del 1 de mayo y tener la facultad para dispersar “congregaciones de personas en cualquier lugar de reunión, incluyendo la clausura temporal de locales (..)”. Además de ello el gobierno federal ha fortalecido la militarización del país, en especial del Distrito Federal, y no es claro que los militares que ahora reparte cubrevocas vayan a regresar a los cuarteles cuando la epidemia termine.
A pesar de la utilización política de la epidemia por parte del gobierno es destacable la actitud de muchas personas de a píe frente a la situación. Además del miedo y la psicosis hemos sido testigos de personas comunes que opinan que toda esta situación no es más que una puesta en escena del gobierno, un nuevo “chupacabras” inventado para atemorizar, desviar la atención de la crisis, desmovilizar al movimiento minero, magisterial, etc. Si bien es cierto que la epidemia está teniendo repercusiones económicas importantes (la Bolsa Mexicana de Valores cayó el día de hoy 3.34%), repercusiones internacionales, etcétera, y que todo parece indicar que la enfermedad existe y está cobrando víctimas, llama la atención que un sector importante de la población ha aprendido a desconfiar de manera instintiva de este gobierno, esto demuestra el proceso molecular revolucionario que opera en la mente de millones de personas y un instinto de clase bastante perspicaz; aún cuando la gravedad de la situación parece bastante real la gente intuye la verdadera utilización antiobrera de la tragedia.
En realidad esta epidemia muestra la negligencia criminal inevitable en un gobierno burgués acrecentada aún más por la situación subordinada e impotente del régimen frente al imperialismo. Aún cuando en las próximas semanas y meses veremos que en EU y en otros países la burguesía y su gobierno es igualmente incapaz de proteger a la población de manera efectiva, la situación en México se agrava por la pobreza y la acusada destrucción del Estado de Bienestar. La realidad es que a pesar de que en EU la población duplica a la de nuestro país, en nuestro caso la cantidad de infectados y víctimas mortales es mucho superior revelando la vinculación del atraso económico con el impacto epidemiológico. De hecho por el momento México es el único país en el que se registran victimas mortales a consecuencia de esta epidemia, cuestión que ratifica que ratifica la imposibilidad del atrasado y decadente capitalismo de nuestro país para solucionar los problemas mas básicos, como lo es la salud, de la clase trabajadora.
Una cosa es cierta, la epidemia tendrá no sólo un efecto epidemiológico sino también político y psicológico. La estrategia mezquina del gobierno puede hacer inevitable que la enfermedad se propague sin control, la cantidad de víctimas y desahucios que se verán desprotegidos por parte del gobierno puede representar un duro golpe que también sacudirá la conciencia de miles de personas que vivirán en carne propia la incapacidad del capitalismo para enfrentar desastres como éste. Desastres como el del Huracán Katrina en EU o el terremoto en Pakistán son una muestra clara de que el miedo y la psicosis pueden convertirse en furia que puede hacer temblar a el orden establecido. La negligencia criminal de gobierno nos vaticina que quizá esta ocasión no será una excepción, mucha gente abrirá los ojos frente a las prioridades del gobierno que rescata a los banqueros y a las grandes empresas mientras que pone en riesgo a millones de personas.