La lucha entablada durante el ciclo escolar pasado demostró una vez más la capacidad del magisterio democrático. A través de distintas movilizaciones y momentos, se puso de manifiesto las profundas razones de las reivindicaciones docentes, tanto laborales, como pedagógicas y políticas. Se lograron avances puntuales en algunas cuestiones y se abrieron posibilidades que ahora es necesario explotar. Continuar nuestra lucha en este nuevo curso es necesario para seguir avanzando en la consecución de nuestras demandas y lo primero es resolver ¿cómo continuar la lucha?
Un nuevo curso
Se abre un panorama que tiene algo de nuevo y mucho de lo mismo. La entrada en funciones del nuevo gobierno abre una serie de expectativas. Ahí están las declaraciones sobre la USICAMM, por poner un ejemplo. Sin embargo, en el medio educativo el anuncio ha sido recibido con frialdad y desconfianza. Por un lado, ya conocemos la lamentable táctica de “desaparecer” una institución o ley odiada para crear o aprobar una nueva que es casi igual en lo importante, aunque cambie de nombre.
Otro tanto ocurre con la anunciada reforma a la Ley del ISSSTE, tan ansiada por el magisterio, tan peleada por la CNTE. Las líneas anunciadas por López Obrador, que no han sido modificadas por Sheinbaum (aunque tampoco profundizadas), se presentan como una mínima esperanza para miles de trabajadores de la educación y del Estado en general. Sin embargo, dejar que las cosas pasen sin empujarlas lo más allá que podamos, significará cambios que auguran una mejora sólo para el sector que pueda cambiarse al X transitorio, mientras que incluso una baja en las edades y tiempo de servicio dejaría intacto el modelo de cuentas individuales para todos quienes hayan entrado a servicio después de 2007.
También ensombrece, casi borra, cualquier confianza de la base docente en el nuevo gobierno, la designación de una criatura camaleónica y ponzoñosa como titular de la SEP. No hay ninguna razón desde el plano profesional docente ni de la educación pública que justifique la gestión de dicho personaje. Su presencia augura maniobras, doble discurso, traiciones y acuerdos inaceptables en contra del magisterio. No hay otra razón para que esté al frente de la Secretaría más que usar su inmensa influencia en la política nacional para continuar la misma política que se llevó adelante al frente de la dirección nacional de Morena, lograr pactos y alianzas para proteger a la nueva casta del poder del estado.
Esto es una vuelta de tuerca a la política del gobierno de Morena que, salvo por algunos acuerdos puntuales con la CNTE, se basó durante todo el sexenio de AMLO en acuerdos con los charros, ahora, la verdad es que el “segundo piso de la 4T” se levanta definitivamente sobre la conjunción con los sectores más reaccionarios y conservadores de la educación pública.
¿Por qué tantas sonrisas de Cepeda Salas y Mario Delgado? Porque ahora ambos grupos de poder se frotan las manos, es la sombra funesta del charrismo sindical, aplaudiendo alegremente la desaparición de la susodicha Unidad o la reforma del ISSSTE, declarando que es una reivindicación sentida de las maestras y maestros, cuando han sido ellos mismos quienes durante ya décadas han impulsado, sostenido y ayudado a los gobiernos a imponer similares leyes e instituciones, aplaudiendo, sonriendo, aprobando con gusto cada nueva vuelta de tuerca en la destrucción neoliberal de la educación pública.
Para la nueva y vieja casta política y sindical, lograr esos objetivos requiere de paz y tranquilidad, para que puedan hacer sus negocios con seguridad. “No violentar ni parar nunca los servicios educativos. Seremos garantes de servicios educativos cotidianos y permanentes”, “la educación no será campo de conflicto y mucho menos de inestabilidad” ha dicho Cepeda y no hay mas forma de interpretar esto como una amenaza al magisterio democrático. Este nuevo curso escolar será de represión y control.
¿Qué hacer frente a estas condiciones?
A pesar de lo que el charrismo y la burocracia gubernamental desean, los problemas más acuciantes del magisterio no están resueltos y las maestras y maestros estamos dispuestas a pelear; esa fue la principal lección de las movilizaciones, paros y otras acciones del semestre pasado. Y sobre esta fuerza potencial es que hay que resistir y convocar una y otra vez a la lucha.
Nuestra primera tarea es nuevamente explicar pacientemente, todas las veces que sea necesario, a nuestras compañeras y compañeros en las escuelas, el papel de los charros, las limitaciones del gobierno y la necesidad de informarse, organizarse y salir a luchar. Generar el ambiente para resistir toda la presión y bajezas de las autoridades y charros.
Rearmar ideológica y políticamente al magisterio, generar nuevamente una red de activistas que tengan los elementos para organizar a las escuelas y construir y reconstruir el movimiento cada vez. Y podamos avanzar para superar las dificultades e insuficiencias que ahora tiene el movimiento democrático, para lanzarnos nuevamente y conquistar las demandas que quedaron pendientes, tenemos la fuerza y si podemos ¡adelante compañeras y compañeros, no tenemos otro camino!
Gobierne quien gobierne los derechos se defienden
Vengan compañerxs, que aquí se está formando el nuevo magisterio