Con inmensa sed de organización y de una verdadera transformación de nuestras realidades, celebramos el XXI congreso de Izquierda Revolucionaria México los días 21, 22 y 23 de junio de 2024. La emoción de encontrarnos tras un periodo de luchas estridentes, pero también desafiantes y dolorosas, echadas a andar a raíz de las circunstancias sociales y políticas actuales en México y el mundo, y la certeza de que tales sólo pueden ser desafiadas con la lucha en las calles, se vieron reflejadas en los ánimos de todxs lxs miembrxs de la organización, así como de nuestrxs simpatizantes.
A lo largo de los tres días de sesiones participaron 49 compañerxs de México, el Estado español, Venezuela, Portugal y Alemania presentaron más de 30 ponencias en las que se abordó multitud de problemáticas y procesos históricos pasados y presentes, mismos que se inscriben en un contexto de lucha de clases a nivel planetario, planteando así la responsabilidad y el deseo que, como proletarixs del mundo, tenemos para transformar nuestras condiciones materiales y con ello, cada parte de nuestras vidas.
Luego de 3 días colmados de emoción, en donde no faltaron las consignas, puños arriba, lágrimas, exclamaciones emotivas y muchos abrazos que manifestaban nuestro entusiasmo, aunque también nuestro dolor y rabia, así como de la presencia de la totalidad de lxs miembrxs de Izquierda Revolucionaria México, y la de valiosxs compañerxs que hemos conocido durante los últimos años/meses –algunxs de lxs cuales manifestaron, si no completaron, su deseo de integrarse a la organización–, quedamos convencidxs de la fuerza de nuestras ideas, acciones organizadas y el futuro que sólo a través del socialismo será liberado de la barbarie capitalista.
Además, realizamos una colecta con el afán de imprimir y publicar uno de los trabajos teóricos que, en un contexto de avance del imperialismo y la lucha por una revolución socialista, habría escrito Rosa Luxemburgo hacia finales del siglo XIX, y el cual consideramos clave para continuar el fortalecimiento, como ella misma decía, del proletariado consciente en lucha por su liberación. Nuestras expectativas fueron superadas a más del triple, pues habiendo puesto un objetivo de $5,000 pesos, lxs camaradas aportaron un total de $15,250, otra prueba de que nuestra lucha es la lucha de todo el pueblo trabajador.
De Palestina a México y de México a Palestina, nuestra lucha es una
La importancia de que contemos con herramientas teóricas a partir de una conciencia de clase para continuar interviniendo, empujando y amplificando nuestras luchas, fue puesta de manifiesto en los distintos debates llevados a cabo colectivamente.
Uno de los puntos bullentes que se tocaron fue el del genocidio sionista cometido actualmente por el Estado ilegítimo de Israel sobre el pueblo palestino, el cual ha cobrado hasta ahora más de 40,000 vidas, y que ha contado con el apoyo de las mayores potencias imperialistas –principalmente EE. UU. y la UE–, así como de las facciones de extrema derecha en todo el mundo, incluyendo América Latina. La conversación en torno al tema nos reafirmó la desesperación de la Casa Blanca que, en el medio de una lucha por la hegemonía mundial –frente a una China que, a pesar de cargar al frente la bandera comunista, ha llevado tan avante su capitalismo de Estado que ya se ha convertido en su principal adversario–, está dispuesta a todo por asegurar su poder en Oriente Medio, así como por recordarle al mundo “quién manda”. Repasamos así la importancia de la riqueza de recursos naturales y mano de obra barata que han convertido a lugares desde Palestina hasta el Congo, Haití o México, en focos de interés para estos monstruos capitalistas que, como lo hemos visto tantas veces ayer y hoy, sólo necesitan dar una orden para barrer, con sus garras asesinas, a pueblos enteros en aras de seguir acumulando capital, y entonces, la urgencia de comprender que estas abominables acciones no las van a parar ellxs, sino nosotrxs, solamente a través de la lucha organizada.
A partir de la comprensión de la contienda por la hegemonía mundial entre EE. UU. y la más grande fábrica exportadora de manufacturas que es China, misma que ha sido clave para el fortalecimiento de la economía rusa como una economía de guerra, logramos enmarcar el enfrentamiento imperialista en Ucrania, con el que se sigue intentando, mediante políticas racistas y fascistas, expandir las fronteras de la OTAN para frenar el avance de los planes de Putin, pero sobre todo los de Xi Jinping, quien ha logrado, al mismo tiempo, anexionarse a países –que antaño dependían comercialmente casi absolutamente de Norteamérica– a su Ruta de la Seda, red comercial que entre sus filas ya cuenta con regiones de los sures globales como Brasil, Argentina y México.
Esta crisis que ha hecho evidente la descomposición del sistema capitalista, la ineficacia de la democracia burguesa y la ineptitud del reformismo –disfrazado muchas veces de izquierda–, ha servido de base para el preocupante ascenso de la ultraderecha en los distintos puntos del mapa, la cual a pesar de las diferencias en relación con su posición frente a la guerra en Ucrania, coinciden en sus políticas contra de la clase trabajadora y los sectores precarizados, criminalizados por su sexo, género, identidad o preferencia sexual, por migrar o por decidirse a resistir frente al capitalismo. Latinoamérica no ha sido excepción, y un ejemplo es Javier Milei, quien ha significado un golpe catastrófico a estos sectores, los cuales, a pesar de la precarización, persecución y represión de que han sido objeto, han demostrado con una potente lucha en las calles su creciente combatividad y conciencia.
En este contexto, EE. UU. necesita a México –una de las principales reservas de materias primas y mano de obra barata en el mundo– más que nunca. Y si bien hemos sido testigxs de un AMLO que por las mañanas nos asegura que no va a ceder ante las presiones de Biden, al mismo tiempo vemos el descaro con que le abre la puerta trasera. Esto fue abordado durante el congreso a partir de un análisis del impulso del nearshoring, estrategia para trasladar inversiones y negocios antes realizados en China a México, ahorrándose con ello en costos desde impuestos, hasta infraestructura y, por supuesto, mano de obra. Entre otras cosas, el presidente mexicano ha doblado las manos al acordar, con la firma del T-Mec, la limitación del uso de componentes chinos en la producción; y también se ha establecido un incremento arancelario a ciertos productos provenientes de China que pasan por el país; sin mencionar el incremento en armas militares que el gobierno mexicano, cercano amigo del ejército, ha adquirido de su principal proveedor, Estados Unidos.
Todo esto nos llevó a plantearnos nuestros planes a futuro, en donde tendremos a Claudia Sheinbaum, primera mujer presidenta en México –cosa que por cierto ha sido posible sólo gracias al empuje de la lucha feminista y de las bases trabajadoras que, con una mayoría de votos arrasadora, logró cerrarle el paso a la derecha parlamentaria. Sin embargo, sabemos que esto supondrá un enorme reto para nosotrxs, pues hemos discutido las tendencias burocráticas de Morena, y sabemos que esta presidencia será nuevamente conciliadora con los intereses capitalistas, que carece de vínculos estrechos con la base social, y gira cada vez más hacia la derecha.
La lucha desde una Izquierda Revolucionaria
Durante los últimos años, desde Izquierda Revolucionaria, Libres y Combativas y Sindicato de Estudiantes, hemos empujado campañas exitosas como lo fue #NoEstásSola, con la que se logró una sentencia ejemplar de 87 años a un violador serial en Iztapalapa, mismo que agredió a una de nuestras camaradas, ahora sobreviviente de feminicidio.
Del mismo modo, impulsamos #JusticiaParaSam, consiguiendo echar de la UAM a uno de los muchos violentadores machistas acogidos por tal institución, y continuamos en la exigencia por la reinstalación de otra de nuestras compañeras, quien valientemente hizo visibles este tipo de prácticas, costándole, entre muchas otras cosas, su puesto y tranquilidad.
Asimismo, nos unimos a la lucha magisterial de la CNTE, destacando entre lo que se conquistó el incremento salarial de hasta un 12.8%; el incremento de las licencias de cuidados maternos y paternos; la reinstalación de 168 cesadxs; y, bajo la consigna “gobierne quien gobierne, los derechos se defienden”, el fortalecimiento de un movimiento nacional de maestrxs listxs para enfrentar próximas batallas.
La lucha por el alto al fuego y la liberación de Palestina también nos llevó a organizar y/o sumarnos a numerosas acciones entre marchas, mítines, eventos y, por supuesto, la acampada interuniversitaria en la UNAM, con la que, además de presionar a las autoridades universitarias y servir de estímulo para que se llevasen a cabo esta clase de acciones en otras universidades en México y el mundo, logramos enviar el mensaje fuerte y claro al pueblo palestino de que no están solxs, que tienen amigxs en todo el mundo, que su lucha es la nuestra y que no vamos a cansarnos hasta parar esta barbarie capitalista. Esta lucha también nos ayudó a vincularnos con personas que, como nosotrxs, y como decía Lenin, están dispuestxs a soñar y a luchar por esos sueños, y nos llenó de emoción verlxs de nuevo durante nuestro congreso.
Los anteriores son sólo algunos ejemplos de un infatigable trabajo que no podría resumirse en este artículo. Hoy Izquierda Revolucionaria crece, dejamos el congreso con nuevxs camaradas que se integran a nuestras filas, la apertura de un nuevo grupo de base con la brigada magisterial al frente; y la creación de nuevas comisiones organizativas, cosa que obedece a la amplificación de la organización. Sobre todo, dejamos el congreso sabiendo que comenzamos una nueva etapa en Izquierda Revolucionaria, una que, como ha quedado claro a partir de todo lo planteado durante los tres días, sabemos que vendrá con grandes retos que no serán nada fáciles, pero también nos quedamos con una esperanza arrolladora, pues hemos recordado y afirmado la fuerza de nuestros sueños, la fuerza de nuestras ideas, y la fuerza de la clase trabajadora.
Únete a Izquierda Revolucionaria y lucha con nosotrxs ¡Socialismo o Genocidio!
