El partido revolucionario
"Nuestro movimiento -el movimiento trotskista- tiene una historia rica que se remonta a muchas décadas atrás. Comprender nuestra historia es importante para apreciar de qué manera se desarrolla un movimiento revolucionario. Entender el pasado arroja luz sobre cómo una tendencia marxista crece y se prepara para los titánicos acontecimientos del futuro. Nuestra historia se puede trazar directamente desde el gran trabajo realizado por la Oposición de Izquierdas de León Trotsky en los años veinte, pero también se extiende, incluso, a los heroicos días de la Tercera Internacional con Lenin y Trotsky a la cabeza".
Así comienza el primer capítulo de Historia del trotskismo británico (1930-1949), el segundo volumen de las Obras de Ted Grant que la Fundación Federico Engels pone a disposición de los militantes marxistas y los activistas del movimiento obrero de habla castellana.
En el primer volumen tratamos de presentar una panorámica amplia del pensamiento político de Ted, publicando una selección relevante de sus escritos sobre acontecimientos y aspectos teóricos de gran importancia: la Segunda Guerra Mundial, la revolución europea y la estabilización del capitalismo, la consolidación del estalinismo, el triunfo de la revolución china, la revolución colonial y el desarrollo del bonapartismo proletario, la lucha contra el revisionismo, así como los procesos en la economía mundial, entre otros. Ahora, en este segundo libro, se aborda un aspecto fundamental de la teoría y la práctica del marxismo: la construcción del partido revolucionario.
La trascendencia del presente trabajo no sólo deriva de su carácter excepcional como documento histórico del movimiento comunista en Gran Bretaña. Su mayor valor reside en las lecciones que estas páginas arrojan para la tarea de forjar la dirección revolucionaria. Ted Grant analiza en detalle la lucha de la Oposición de Izquierdas en defensa del programa del marxismo y los métodos democráticos del bolchevismo, extirpados de las filas de la Tercera Internacional y del Partido Comunista de la Unión Soviética después de años de consolidación estalinista. Este proceso, apuntalado por el fracaso de las diferentes ofensivas revolucionarias en Europa durante las décadas de los veinte y de los treinta del siglo pasado (Alemania, Hungría, Italia, Bulgaria, España, Francia...), culminó con el exterminio de toda una generación de militantes comunistas a manos del aparato policial de la burocracia, y finalmente con la disolución de la Internacional Comunista en 1943. En este libro encontraremos una consistente y rigurosa crítica de la política y los métodos empleados por el estalinismo, y de su influencia fundamental en la derrota de la revolución socialista en Europa.
Historia del trotskismo británico representa una sólida exposición teórica sobre la estrategia, las tácticas y los métodos para construir la organización revolucionaria en las condiciones más adversas. Sin hacer la más mínima concesión al sentimentalismo, Ted Grant aborda con honestidad todas las dificultades a las que se enfrentó el movimiento trotskista internacional y particularmente el británico. En el libro se desgranan los intensos debates que recorrieron las filas de la Oposición de Izquierdas en aquellos años y que conformaron el armazón teórico con el que respondieron a las calumnias y la persecución del estalinismo, además de las orientaciones tácticas para intervenir el movimiento obrero defendiendo un programa socialista. También encontraremos en sus páginas las controversias y diferencias políticas surgidas en el periodo de formación de la Cuarta Internacional.
La historia que relata Ted Grant, especialmente la actividad de la Workers International League (WIL) y del Revolutionary Comunist Party (RCP), ofrece amplias enseñanzas teóricas. Habrá no pocos lectores que pueden sorprenderse de las denuncias que Ted y sus camaradas realizaron de la política y los errores cometidos por muchos dirigentes de lo que sería la Cuarta Internacional sin Trotsky. Incapaces de orientarse correctamente en los turbulentos años de la guerra y la posguerra, adoptando continuos bandazos respecto a la caracterización de la época, recurriendo a un método oportunista en el trabajo en las organizaciones de masas o al sectarismo sin principios cuando aquél no daba los frutos esperados, muchos de estos "dirigentes" cometieron también el lamentable error de utilizar todo tipo de maniobras burocráticas fraudulentas para imponer su política. De esta manera sellaban su alejamiento de los métodos proletarios del marxismo, y allanaban las condiciones para la crisis política que esta organización sufrió a lo largo de décadas.
Respondiendo a la moral típica de los pequeñoburgueses metidos a revolucionarios, siempre dispuestos a destacar y brillar en los momentos de ascenso de la lucha y prestos a abandonar las filas del proletariado revolucionario en los periodos de derrotas y reflujo, la confianza de Ted en la causa de la revolución socialista y en la capacidad de la clase obrera de sobreponerse a las dificultades le blindaba contra cualquier adversidad. Nunca temió emprender de nuevo el camino, nunca temió levantarse una y otra vez, las que fueran necesarias, para recomenzar la tarea de construir y organizar el movimiento. Estas páginas están recorridas por el mismo espíritu irreductible que inspiró toda la obra revolucionaria de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, y que quedaron brillantemente expresadas por éste último en un artículo escrito en 1934, del que nos gustaría citar las siguientes líneas:
"Pero, ‘¿qué garantía hay de que la nueva Internacional no naufrague como las demás?'. ¡Pregunta miserable y filistea! En la lucha revolucionaria no se dan garantías por adelantado, no es posible hacerlo. La clase obrera trepa por los peldaños que ella misma cava en el granito. Algunas veces retrocede unos cuantos pasos, otras el enemigo dinamita los peldaños que ya han sido cavados, otras se desmoronan porque el material es de mala calidad. Después de cada caída hay que levantarse, después de cada retroceso hay que avanzar, cada escalón destruido debe ser reemplazado por otros dos nuevos..." .
La intransigencia en la defensa de los principios del marxismo, una consideración realista de los procesos en la lucha de clases, así como la utilización de métodos democráticos en la construcción de la organización, guiaron la política de Ted Grant y sus camaradas. Pero además, como el lector podrá apreciar, Ted Grant siempre adoptó una actitud paciente y positiva para educar a los cuadros y formar a la dirección partidaria, unido a una gran flexibilidad táctica para intervenir y ganar apoyos en la vanguardia obrera y el movimiento de las masas. La explicación marxista del proceso de toma de conciencia de la clase obrera y el papel de las organizaciones tradicionales del proletariado en la lucha de clases, son sin duda aportaciones esenciales de Ted Grant al arsenal del marxismo revolucionario que quedan expuestas brillantemente en este texto.
No obstante, la fortaleza política de Ted surge precisamente de su capacidad para asimilar en profundidad la teoría marxista y las enseñanzas de Lenin y Trotsky, concentrada en la experiencia del partido bolchevique. Como él mismo nunca se cansaba de señalar, cuando surge un nuevo problema teórico derivado de las condiciones cambiantes de la lucha de clases, es necesario volver a las fuentes originales, a los escritos fundamentales del marxismo. Pero entendámonos, Ted no pretendía utilizar un molde o repetir mecánicamente frases tomadas de discursos o escritos, que al fin y al cabo sólo tienen una utilidad muy limitada y, en las más de las ocasiones, no sirven más que para ocultar una manifiesta impotencia a la hora de explicar lo que esta sucediendo. Así es imposible trazar las perspectivas de lo que será probable en la lucha de clases. No, Ted Grant siempre trato de armar ideológicamente a los militantes marxistas utilizando el método dialéctico de los grandes maestros del socialismo científico, apoyando sus análisis y formulaciones en las tendencias subyacentes de la lucha de clases, en la dinámica general que apuntan los procesos en la economía y en la política, que es lo único que nos permitirá entender también las variaciones coyunturales y adoptar las tácticas más adecuadas para construir las fuerzas revolucionarias. Con este método dialéctico es perfectamente posible cometer errores de perspectivas, aunque las posibilidades de rectificación son más rápidas pues las previsiones políticas no son una ciencia exacta y están condicionadas por una multiplicidad de factores políticos, ideológicos y económicos, que siempre hay que seguir y analizar en su desarrollo contradictorio. Pero sin este método, es realmente imposible una orientación política correcta, el fracaso está asegurado.
La publicación por parte de la Fundación Federico Engels de este segundo volumen de las Obras de Ted Grant pretende servir a la causa más importante de todas: la construcción de la organización y la dirección revolucionaria que nos permita coronar con éxito la transformación socialista de la sociedad. Sólo así podremos resolver la principal contradicción que hoy padece la humanidad y que tan certeramente señaló Trotsky en 1938:
"El rasgo fundamental de la situación política mundial en su conjunto es la crisis histórica de la dirección proletaria. Las condiciones económicas para la revolución proletaria han alcanzado ya el más alto grado de madurez posible bajo el régimen capitalista. Las fuerzas productivas de la humanidad han dejado de crecer. Las nuevas invenciones y las mejoras técnicas no consiguen elevar el nivel de riqueza material. En las condiciones actuales de crisis social del sistema capitalista en su conjunto, cada nueva crisis coyuntural impone a las masas mayores sacrificios y sufrimientos. El paro, a su vez, aumenta la crisis de recursos financieros del Estado y socava los inestables sistemas monetarios (...) Las habladurías que tratan de demostrar que las condiciones históricas para el socialismo no han "madurado" aún, son producto de la ignorancia o la mala fe. Las condiciones históricas para la revolución proletaria no sólo han "madurado", han empezado a pudrirse. En el próximo periodo histórico, de no realizar la revolución socialista, toda la civilización humana se verá amenazada por la catástrofe. Es la hora del proletariado, es decir, ante todo de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria".
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