La transformación de una época histórica se puede definir siempre en función del avance de la mujer hacia la libertad, porque ahí, en las relaciones de la mujer con el hombre, del débil con el fuerte, aparece de modo más evidente la victoria de la naturaleza humana sobre la brutalidad. El grado de emancipación de la mujer es la medida natural del grado de la emancipación universal.
La Sagrada Familia
(Marx y Engels)
Para entender la situación de la mujer campesina es necesario hablar del papel que desempeña esta en el interior de la unidad familiar, y como asume un papel central como productora y como reproductora, además de la manera en que el campesinado pobre se articula a la logia de reproducción de capitalismo. Así podremos observar las características que muestran la vida de la mujer campesina, además de la forma en que la percibe el sistema capitalista en donde encontramos uno de los mecanismos de explotación sobre esta. Todo ello de que además ahora, en el marco de la actual crisis económica más que nunca nos encontramos con la realidad de la decadencia del capitalismo que obstaculiza la posibilidad de una vida digna. Siendo ello así retomemos ahora pues la lucha y el gran ejemplo que dejaron las mujeres bolcheviques, cuando trabajadoras y campesinas se unieron a la revolución de 1917 en Rusia dejando claro que la humanidad puede superar la explotación y el dominio de capitalista, las cuales se recrudecen en el caso de la mujer trabajadora y campesina, por medio de la transformación socialista de la sociedad.
La mayoría de familias campesinas viven en condiciones de miseria, los hombres se ven en una disyuntiva ya que para laborar la tierra se requieren de instrumentos o maquinarias que por lo regular no se cuentan y se ven en la necesidad de alquilarlo o de plano sustituir la tecnología por larga y agobiantes jornadas de trabajo; los insumos como las semillas son compradas o los adquieren bajo préstamo usurario. Aquí tenemos que el proceso de producción arranca con la inversión de capital en mercancías, donde la cosecha se utiliza para el autoconsumo de la familia y, de sobrar algo, una parte de la producción entra al mercado para pagar las deudas. En la mayor parte de los casos los campesinos pobres cuando pueden vender parte de su producción son presas de la especulación y el coyotaje, obteniendo precios muy bajos por sus mercancías los cuales se quedan muy por debajo de los costos de producción.
Podemos ver que la implementación de los mecanismos capitalistas en la economía campesina es proporcional: la parte de la cosecha que se utilizo para pagar la deuda o el pequeño excedente que se tenía es la liberación de trabajo para su explotación en beneficio de los capitalistas usureros e intermediarios.
La otra opción para el hombre es emigrar a las grandes ciudades y obtener un trabajo donde su salario será una parte para la subsistencia de la familia, aquí es donde entra el papel de la mujer que es ahora la que se hace cargo de las tierras y las cosechas, sin que ello implique que las labores del día a día del trabajo domestico se dejen de lado.
La minoría de las familias campesinas, por lo general de terratenientes y agroindustriales, son la que cuentan con todos los recursos y cuentan con una actividad económica con características similares a las capitalistas con acumulación ilimitada, cultivos comerciales, fuerza de trabajo asalariada, extracción de plusvalía y mecanización de los proceso por ende el papel de la mujer aquí desaparece en el trabajo agrícola y se dedica a las tareas domesticas. Pero esto no quita la explotación de las mujeres campesinas que aquí son contratadas como jornaleras y peones.
En las faenas del campo la participación de las mujeres es ardua y constante, en las fases de producción es claro que forman parte durante todo el proceso en proporción similar a las del hombre. Asimismo la mujer campesina carga con todas las labores domesticas que en el capitalismo son sinónimo de lo que tiene poco valor, porque uno de sus fines del capitalismo es la actividad económica de la producción de mercancías para la obtención de beneficios; las vinculaciones con las formas capitalistas generan un numero de necesidades que solo se satisfacen con dinero, en donde las mujeres campesinas se ven sumamente presionadas por que la cosecha es predominantemente para el consumo de la familia, no se cubre generalmente la inversión en capital y en tiempo, de la unidad familiar de producción, es decir no se cubre el costo de producción, la fuerza de trabajo de la mujer recibe muy poco excedente para cubrir las necesidades de la familia como calzado, vestimenta, educación etc.
Los hijos de la mujer campesina cuando son infantes ayudan en las faenas del campo junto con la madre y caminan por lo regular distancias muy largas para llegar a la escuela rural de su comunidad; en la medida que los hijos van creciendo dejan la comunidad y salen a trabajar en los pueblos grandes, en empresas agrícolas, las ciudades e industrias, etc. Algunos emigran temporalmente y muchos ya no regresan, porque la vida en una familia campesina es muy dura y prácticamente carente de oportunidades.
La lucha de la mujer campesina por sus derechos más básicos está totalmente vinculada con la lucha de las mujeres obreras, porque ambas con todas sus peculiaridades de un modo u otro son explotadas por este sistema capitalista, además de realizan trabajos domésticos los cuales no son reconocidos. Es también aquí donde se evidencia que al capitalismo le interesa mantener a la mujer sometida a la división sexual del trabajo acompañada de discriminación y desvalorización como ser humano, pues muchas de las mujeres campesinas no cuentan con estudios, son analfabetas y se les educa de generación en generación para que sean apegadas y sumisas frente a la opresión.
Esto nos lleva a decir que también la problemática de las mujeres campesinas está estrechamente relacionadas con factores económicos, es decir con el capitalismo del cual es un resultado. Retomando la lucha histórica de las mujeres proletarias y su vinculación con sus hermanas campesinas dentro de la lucha de clases y contra la propiedad privada, verdadero origen de la opresión de la mujer trabajadora y campesina, es necesario destacar el caso de la revolución rusa de 1917 en la cual las mujeres que formaban parte de las clase desposeídas y explotadas, marcharon al lado de los obreros y campesinos para unirse a los batallones revolucionarios teniendo como objetivo no una agitación feminista sino una agitación mas sublime: la lucha por el socialismo.
Ahora bien retomamos una nota donde contrasta la realidad que se vive en el campo: “La Confederación Nacional Campesina (CNC) aspira que al cierre de abril próximo la llamada “alianza clasista” –la cual se movilizó con cien mil personas en la Ciudad de México el 29 de enero— establezca junto con el gobierno federal y otros actores un “acuerdo nacional” para enfrentar la crisis económica y social que vive el país, principalmente por la carestía, el desempleo y los bajos salarios, así como por la pobreza creciente concentrada en el medio rural.” .”(La jornada del campo ,13/02/2010). No cabe duda que la única clase capaz de encabezar un movimiento democrático que reivindique las principales demandas de los desposeídos y llevarlo hasta sus últimas consecuencias es el proletariado, aliado con los sectores más oprimidos del campo.
De acuerdo a datos del INEGI del 2009, poco más de cinco millones de hogares se encuentran en zonas rurales y la mitad de sus 24 millones de habitantes son mujeres, lo que quiere decir que alrededor de 12 millones de ellas se enfrentan a pobreza, desnutrición, falta de educación.
Ya a finales de los años 90 se reportaba que de las mujeres ocupadas en el sector agropecuario, 84% eran trabajadoras sin tierra; de éstas, 87% trabaja sin remuneración. Definitivamente hoy, a un poco mas de década y media del TLC y sus terribles estragos sobre el campo mexicano, esa dura realidad se ha recrudecido para las campesinas pobres.
Existe esta pobreza creciente en el campo debido a que los campesinos y las mujeres campesinas han visto, por medio del TLC, la globalización en su máximo esplendor puesto que compiten con agroindustrias con productos alterados genéticamente y formas de producción a grandes escalas en donde cantidad, costo y logística importan más que la calidad de los productos. Con esto desaparecen oportunidades de empleo para regiones enteras, engrosando cada vez más las filas de marginalización y migración dejando como consecuencia que las condiciones de vida de la mujer campesina no varíen mucho y sigan su condición de pobreza.
Cuando se tiene un papel notable de empobrecimiento del campo puede existir una radicalización entre las campesinas que son las que más soportan estas duras consecuencias, de aquí la gran importancia de vincularlas con el movimiento obrero y sus hermanas proletarias unificando sus demandas para educar a las mujeres en la lucha por sus derechos, generando así una conciencia, y una participación más directa en la lucha política, buscando la emancipación de la mujer y articulando sus demandas por una sociedad mejor, es decir por el socialismo y no por capricho sino porque dentro de una economía planificada bajo el control democrático de los trabajadores y campesinos, así veremos una igualdad y una sociedad más justa vinculando siempre la lucha por el socialismo a nivel internacional para que no sea sofocada por el mar del capitalismo, siempre buscando la unidad con los pueblos que levanten la bandera del socialismo.
Sigamos pues el ejemplo de las mujeres bolcheviques y del proletariado ruso de 1917. Las compañeras trabajadoras que han venido de la Rusia soviética han conquistado nuestra confianza y muchas de nosotras hemos comenzado a responder a sus llamados, a seguir su ejemplo…
¡Socialismo o Barbarie!