En los últimos meses hemos visto un ascenso de ataques hacia las Normales Rurales, disminuyendo radicalmente las matriculas de ingreso, recorte a los presupuestos, asedio y violencia tanto de policías estatales como federal contra sus estudiantes que se oponen de manera enérgica y con razón a estas medidas. El Sindicato de Estudiantes es parte de la lucha por defender la necesidad, permanencia, extensión y desarrollo del normalismo rural, no daremos un paso atrás en mantener abiertas estas escuelas para los hijos de los campesinos pobres e indígenas, no permitiremos que el capitalismo nos niegue las herramientas del conocimiento y de la transformación social.
¿Por qué quieren desaparecer el normalismo rural?
La Normales, particularmente las rurales, están sumamente vinculadas con la formación social y comunitaria de la enseñanza, ahí el delito por las cuales las persiguen. La creación de las normales rurales sólo puede entenderse como fruto del avance de los oprimidos, en la lucha armada a inicios de siglo XX, por conquistar una serie de derechos básicos y democráticos. Estos espacios no son una idea brillante de José Vasconcelos, antes bien, son fruto del combate del pueblo humilde y descalzo contra los ricos y hacendados.
Este proyecto educativo desde sus inicios tiene el objetivo de generar vínculos con las comunidades campesinas e indígenas para aproximarlas a la enseñanza y aportar al desarrollo, permanencia y organización de sus comunidades o regiones. Por ello, no son escuelas comunes, ni mucho menos escuelas donde se reproduzca la ideología gubernamental, en las normales rurales los métodos de enseñanza, los programas de estudio y las actividades son una gota en el desierto de la enseñanza elitista, competitiva e individualista del capitalismo. Estos centros educativos son un baluarte para muchas localidades y comunidades porque les permiten acceder al conocimiento, a la cultura mundial, les permiten investigar e innovar en mecanismos para ayudar a sus comunidades no sólo en las ciencias de la tierra sino en desarrollar hospitales y servicios sanitarios, mayores escuelas, enseñanza bilingüe, artes, deporte, etcétera.
Éstas se han mantenido a pesar del hostigamiento político y policial del gobierno y la delincuencia organizada, a la reducción y asfixia de recursos económicos, estructurares y pedagógicos. Esto se ha debido fundamentalmente a que los alumnos, profesores, padres de familia y pueblo, ya sea indígena o campesino, a luchado de manera organizada en su defensa así como mediante trabajo comunitario y donaciones las mantiene en pie, todo en una dinámica de autogestión.
La combatividad y organización de las normales rurales no surge de un cielo claro, en ellas estudiamos jóvenes sensibles y observadores de las necesidades de nuestras comunidades y pueblos, sabemos que necesitamos un reparto agrario justo y sin patrones, la planificación de los cultivos de una manera sustentable en beneficio del medio ambiente cubriendo las necesidades de alimentación de la población, la creación de escuelas públicas y gratuitas para erradicar el analfabetismo, enseñanza que conserve nuestra identidad, y no que nos humille y obligue a abandonar nuestras raíces indígenas, permitiendo su preservación y desarrollo, la cotidianidad en nuestra vida es la lucha por la supervivencia y la perseverancia por no ser destruidos por la pobreza y el ocio. Aunado a esto, otro factor positivo a destacar es la conservación dentro del programa curricular la enseñanza del marxismo, herramienta de análisis y trasformación social. Por supuesto todo lo anterior ayuda a que muchos compañeros veamos nuestra estancia en la Normal no solamente como mero centro de estudios sino como un centro de formación integral y aprendizaje crítico para transforma nuestra realidad.
En contra sentido, la argumentación del gobierno para el cierre y desmantelamiento de dichos recintos, son los siguientes: falta de presupuesto, falta de matrícula, semillero de delincuentes, formadoras de gente subversiva y anti sistema, que son una carga para el sistema educativo nacional, que hay que reestructurarlas, etcétera. Detrás de todo este discurso falso lo que existe es la necesidad urgente que tiene el gobierno por no otorgar un centavo más en la educación del pueblo y mucho menos mantener un segundo más centros educativos que en vez de reproducir su obediencia servil y sus individualismo promueva la colectividad, la organización, la crítica y la transformación del sistema que a ellos les da beneficios y ganancias. Ese es el verdadero argumento materializándose en un asedio intenso y constante contra ellas.
El normalismo rural más necesario que nunca.
Han pasado los años y el gobierno ha apostado al abandono de estos centros, ha apretado tanto la soga presupuestal que muchos de ellos se mantienen gracias al esfuerzo común y económico de estudiantes, padres de familia y sociedad. Los laboratorios, bibliotecas, instalaciones deportivas, tierras de cultivo están en completo abandono o deterioro; el profesorado es insuficiente; el índice de deserción es alto, pero no por falta de interés del estudiantado, sino a la falta de apoyo para él mismo; las becas en las normales rurales rondan en los irrisorios 45 y 70 pesos diarios ¡quién puede sobrevivir con esto!; los dormitorios y sus infraestructuras se encuentran cerrados o en condiciones horribles, en 2003 se cerró el internado de la escuela de Mactumatzá, Chiapas, y se cancelaron las becas de los estudiantes, cinco años después se cerró El Mexe, Hidalgo, una de las escuelas más emblemáticas.
Todo lo anterior lo generó el Estado y su política de educación mínima para el pueblo. Con este nivel de despojo quieren justificar sus cierres y tachar de criminales y vándalos a quienes se opongan a este situación, desprestigiando su lucha, desinformando, reprimiendo y asesinando, recordemos que antes de la desaparición de nuestros compañeros de Ayotzinapa en el año 2014, el 12 de diciembre de 2011 la policía mató a dos compañeros del mismo plantel cuando realizaban un bloqueo de la carretera del Sol, en Guerrero, exigiendo mesa de diálogo para sus demandas con el entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero.
¿Acaso no necesitamos más profesores en el campo y la ciudad? ¿Acaso ya hemos acabado con el analfabetismos? ¿Acaso ya contamos con un sistema de enseñanza pública, gratuita de calidad en todo el país? ¿Acaso los seres humanos no quieren estudiar y aprender? ¿De verdad no hay recursos?¿Cualquier profesionista puede enseñar? El gobierno respondería que si a todas estas interrogantes, miles de nosotros decimos que no.
Requerimos más profesores con un salario decoroso. La contratación de más profesores erradicaría la saturación en las aulas, tendríamos una atención pormenorizada para cada alumno, los estudiantes en situación de discapacidad o capacidades diferentes obtendrían la atención adecuada, podríamos dar cobertura a todos los niños y jóvenes deseosos de estudiar, etcétera. Las normales rurales tienen la función vital de formación de docentes, pero no de cualquier docente, particularmente los docentes para regiones rurales o indígenas, regiones donde incluso se carece de planteles educativos y donde se requieren urgentemente. Las comunidades desean las escuelas y educación en su lengua, en este sentido las normales rurales siguen siendo una necesidad y una muy urgente.
Sobre la deserción escolar.
Es mentira que a los estudiantes no les interese la escuela y que por eso hay que cerrar los planteles o disminuir la matricula. La juventud desea estudiar y su deserción se debe a diversos factores como la falta de dormitorios decentes para las y los estudiantes de zonas lejanas, becas para el cien por ciento de alumnos así como de monto necesario para solventar todas las necesidades básicas. La deserción no es por falta de interés, es por pobreza y por falta de atención personalizada en casos de entornos sociales difíciles e insanos, la falta de psicólogos, trabajadoras y trabajadores sociales y asesorías extra clase, etc.; todo muestra que este gobierno le interesa la mitad de una pepita nuestra formación. Que no quieran venir a contarnos historias de éxito de jóvenes humildes sobresalientes porque la realidad se estrella en su rostro cuando el grueso de la juventud deserta por falta de recursos y por un contexto social decadente.
Por supuesto para todo lo anterior se requieren recursos y una propuesta pedagógica y un modelo educativo real en beneficio de los hijos de las familias humildes. Esos recursos existen, a quién quieren engañar, los ricos se dan vacaciones de ensueño, se compran casas que abarcan nuestro pueblo entero, hacen fiestas donde el despilfarro de dinero público es al por mayor, se compran carros y objetos que cuestan el presupuesto necesario para nuestros planteles, etcétera. Pero !no hay dinero! No hay dinero para el pueblo pero si para los ricos y los empresarios, para el Sargento Nuño y su gente. Queremos esos recursos al servicio de la educación y las comunidades, recursos que se obtienen del pueblo mediante su explotación.
¿No necesitamos escuelas formadores de docentes? La enseñanza no es cualquier profesión, se requieren de herramientas pedagógicas, científicas, psicológicas y didácticas. La crisis de enseñanza es porque los centros de capacitación y actualización de los docentes los están cerrando o son inexistentes. Los maestros pagan sus cursos, insumos y material didáctico para los alumnos, los maestros además de pagar la enseñanza a través de sus impuestos cooperan aún más cada día en su centro de estudios. Un profesor rural requiere hablar la o las lenguas madres de la región así como el conocimiento de la misma, un verdadero proyecto de enseñanza contempla esto y no una evaluación estandarizada donde no contemplan ningún elemento de esta índole.
La lucha debe continuar y extenderse
La oposición al cierre y desmantelamiento del normalismo rural no es ningún capricho, es la defensa de la educación del pueblo y para el pueblo. La batalla en los pasados meses contra la disminución de la matrícula en las normales de Cañada Honda, Aguascalientes y Panotla, Tlaxcala son un ejemplo de ello. El caso más drástico presente es la lucha por mantener la matrícula de nuevo ingreso en la normal rural de Tlaxcala donde la reducción es de más de del 60%. Sin embargo, no es la única que está sufriendo recorte matricular, en la Normal Preescolar, se presentaron 129 aspirantes al examen de nuevo ingreso, en la Normal Urbana 90 y en la Normal de Teacalco 27, de las cuales, en las dos primeras recibieron a 70 alumnos en cada una, en la Normal Rural fueron 140 las aspirantes que se presentaron a la evaluación y solo serán admitidas 61.
Las compañeras de Cañada Honda y Panotla son el ejemplo a seguir. La única posibilidad de mantener el normalismo es la lucha intransigente en las calles mediante la movilización. Sumando a las comunidades donde se encuentran los planteles, los padres de familia así como golpear todos juntos. Tenemos que plantear un paro de 24 horas de toda la educación del país, desde educación básica a los posgrados e investigación, todos estudiantes, maestros, trabajadores y madres y padres de familia. Acompañado con movilizaciones de las comunidades. Tenemos que salir a exigir la movilización de los sindicatos a las calles en nuestra defensa, no queremos desplegados queremos acciones, no sólo queremos víveres, los queremos ver en la calles con nosotros defendiendo nuestros planteles y nuestra integridad ante el avance represivo del Estado en contra nuestra.
La ofensiva del gobierno contra las normales es un claro mensaje que desea mostrar fuerza y disposición al avance en sus planes de convertir la educación en un negocio y no un derecho. La magnitud del tal avance, es proporcional a su necesidad por avanzar más y más rápido en encontrar una salida a su crisis. La ofensiva de nuestra parte debe ser aun mayor. Desde el Sindicato de Estudiantes nos ponemos en pie de lucha para la organización, lucha y movilización a favor y defensa del normalismo. No daremos ni un paso atrás, los compañeros que han dejado todo, incluso la vida por mantener abiertas las escuelas para los hijos de los trabajadores, campesinos pobres e indígenas son nuestra motivación y ejemplo, el pueblo organizado de forma masiva es la mejor defensa y garantía de victoria.
Extendamos la lucha de las normales a todos los centros educativos del país, exijamos la participación activa junto a nosotros de parte de los trabajadores de los sindicatos, paremos las universidades y las calles. Sólo la movilización de toda la comunidad normalista y los trabajadores frenará los ataques.
¡Fuera Nuño y la Reforma Educativa!
No al cierre y desmantelamiento del normalismo
La lucha sirve, la lucha sigue