La lucha que inició para echar a los grupos porriles de la UNAM, ha desatado un movimiento que levanta demandas más amplias, desde mejoras en la infraestructura de las escuelas hasta democratización en la elección de los principales funcionarios, participación de la comunidad en planes y programas de estudio, etc.
La demanda principal por la que nos hemos manifestado es parar ya la violencia contra la juventud, porque es un problema al que nos enfrentamos todos los días. Desafortunadamente, la respuesta que hemos tenido sigue siendo de intimidación, de amenazas y de calumnias hacia el movimiento.
La semana pasada, se ha señalado por parte de las autoridades, que durante los paros en la Facultad de Filosofía y Letras y en el CCH – Azcapotzalco ha habido saqueos y destrozos. Sin embargo, nada de esto es real. La comunidad estudiantil es y ha sido responsable con las instalaciones, se han limpiado los salones, se han realizado murales, y la mayoría de los paros se han mantenido con una buena participación.
Aún así, las autoridades han continuado solapando a los grupos de choque que nos amenazan, han realizado montajes para culpar y desacreditar a la lucha estudiantil, por ejemplo en preparatoria 6 y en la Facultad de Filosofía y Letras, han aumentado la carga académica y se han atrevido a llegar hasta el punto de quemar un salón en el CCH- Azcapotzalco, para culpar a los estudiantes, sin importar el riesgo frente al que pusieron a los estudiantes que se encontraban ahí.
También han organizado e incitado a padres de familia de derecha presionando con levantar los paros, difamando a los compañeros que participamos describiéndonos como anarquistas, flojos y que ni estudiantes somos. Algunos padres han llegado a expresar: “por eso luego los desaparecen”. Este comentario nos resulta además de ofensivo, hacia los padres que han perdido a un hijo o que lo tienen desaparecido, nos parece repugnante y nos deja ver claramente la forma y el cómo esta gente de derecha y el gobierno prefiere tratarnos, en vez de dar solución a demandas tan básicas como la libertad de expresión y organización.
Repudiamos tajantemente los comentarios vertidos por padres de derecha, pertenecientes a la clase adinerada, que no empatizan ni un ápice con las necesidades de los miles de estudiantes hijos de trabajadores que día con día sufrimos la violencia, pobreza y desigualdad reinante en nuestra sociedad, condiciones que nos obligan a luchar y cerrar nuestra escuelas para obtener un futuro mejor y mantenerlas abiertas por siempre y para todos. Si tocan a una compañera o compañero con algún tipo de represalia administrativa, legal o física, responsabilizamos a estos individuos y a los administrativos de nuestros planteles.
¿Por qué la represión?
Miles de estudiantes hemos salido a las calles en las últimas semanas, nos hemos organizado en asambleas, comisiones, comités y hemos tomado nuestras escuelas, pero nosotros solo reflejamos el ambiente potencialmente explosivo del resto de nuestra sociedad, y los políticos y empresarios temen que avancemos en nuestra lucha y la llevemos fuera de las escuelas, generando un ambiente de inestabilidad.
El miedo a lo que este movimiento se pueda convertir es la razón de su actuar, intentaron desmovilizar dándonos algunas respuestas a nuestras demandas, pero al ver que eso no nos es insuficiente y que somos conscientes de que esas migajas que nos ofrecen no cambiaran las cosas de fondo, han pasado a la mano dura.
Algunos sectores han comenzado a polarizarse, la derecha se está organizando para tirar los paros que se mantienen, tratando de imponerse por encima de las asambleas democráticas que han llevado a estos paros, hostigando a los activistas, apelando a volver a la normalidad. Por otro lado, algunos compañeros están cayendo en la desesperación de no ver avances claros y se radicalizan empezando a tomar decisiones alejadas de las comunidades.
¿Qué sigue?
Necesitamos fortalecer nuestra lucha aún más, ya hemos demostrado el enorme entusiasmo que existe en las escuelas, lo vimos cuando los jóvenes de bachillerato replegaron a los porros en Rectoría, lo hemos visto en las marchas y en las asambleas multitudinarias, y lo veremos una vez más en la marcha del 50 aniversario del 2 de octubre. El ánimo está ahí, pero disperso no sirve de mucho, necesitamos redoblar la organización, necesitamos salir en brigadas a las colonias, los mercados, etc., es fundamental explicar nuestra lucha y pedir la solidaridad de la comunidad, sólo así, unidos y organizados, venceremos.
- Recordaremos las veces que sean necesarias que estamos en lucha por:
- Eliminar la violencia hacia la juventud, dentro y fuera de las escuelas.
- Terminar con la violencia hacia la mujer, basta de abusos y acoso, basta de feminicidios. Fuera acosadores y agresores machistas de las escuelas.
- Depuración de todos los aparatos de control y vigilancia en las escuelas, así como de la policía y las fuerzas armadas.
- Conformación de comités de autodefensas en las escuelas, la seguridad solo la podemos confiar a nosotros mismos, estudiantes, trabajadores y académicos.
- Depuración de la estructura administrativa de las escuelas.
- Destitución de todos los funcionarios que solapan y promueven grupos porriles.
- Participación de la comunidad en la elección de directivos, planes y programas de estudio.
- Mejora de las condiciones laborales del profesorado, por aumento salarial del 50%.
- Ningún cobro ilegal, por una educación pública, gratuita, científica, integral, con perspectiva de género y digna.
- Destitución de Benjamín Barajas.
- Por un 10% del PIB a la educación, que nos asegure instalaciones dignas, comedores subsidiados, becas, etc.
- No al nuevo aeropuerto, no a la reforma educativa, basta de despojo, privatizaciones y depredación del medio ambiente.
¡Únete al Sindicato de Estudiantes, por la construcción de una organización permanente, combativa y revolucionaria!