El movimiento estudiantil en la UNAM ha librado por años una batalla contra la inacción de las autoridades ante una problemática apremiante: el hambre y la falta de acceso a una alimentación digna. Lo que comenzó como una demanda aislada en varias preparatorias donde las autoridades respondieron con migajas, como reducciones mínimas en los precios de cafeterías privatizadas, se ha convertido hoy en un frente de lucha en toda la UNAM.
Un poco de historia de la lucha reciente
La implementación de comedores subsidiados ha sido una demanda recurrente dentro del movimiento estudiantil en la UNAM. En Prepa 2 se emprendió una lucha hace más de dos años exigiendo comedores subsidiados, en el camino, las autoridades ofrecieron la reducción (mínima) de los precios de la cafetería con el fin de apagar la lucha, pero los estudiantes no desistieron.
Ante las negativas de la autoridad universitaria para implementar el comedor, este año, les compañeres del Comité de Estudiantes Organizados P2 (CEOP) realizaron protestas para ejercer mayor presión en las autoridades. Tras convocar a varios mítines dentro de las instalaciones, el CEOP realizó una asamblea en la que se definió irse a paro e hizo entrega a la Dirección de un pliego petitorio que en 11 páginas desarrollaba la petición del alumnado: la implementación de becas alimentarias para los estudiantes más precarizados de Prepa 2.
En las mesas de diálogo que se hicieron durante el paro, la Dirección de Prepa 2 se negó a implementar las becas alimentarias, pretextando que no había suficiente presupuesto y aunque lo hubiera no era atribución del plantel designar un porcentaje de este a las becas. Como respuesta al desprecio de los funcionarios de la universidad, el 23 de enero del 2025, les estudiantes bloquearon Río Churubusco. Retomando la exigencia del comedor subsidiado, el CEOP, pide que dicho subsidio sea garantizado por el gobierno de la ciudad, autoridad que también podría coadyuvar en la operación del comedor, considerando las facilidades que podrían existir siendo que el gobierno capitalino lleva años implementando y manteniendo en operación comedores comunitarios, como parte del programa “Comedores Sociales para el Bienestar”. Tras varias horas de cierre llegan autoridades del Gobierno de la Ciudad de México para negociar con lxs estudiantes, comprometiéndose a establecer una mesa de negociación al día siguiente entre el gobierno capitalino, el CEOP y funcionarios de la UNAM.
Así fue como el 24 de enero de este año, ocurrió algo inédito en la historia del movimiento estudiantil: les estudiantes habían logrado sentar en una mesa de negociación al Gobierno de la Ciudad de México. Sin embargo, las autoridades universitarias brillaron por su ausencia, imposibilitando que las negociaciones con el gobierno fueran favorables para los estudiantes, es decir, que se implementara un comedor en Prepa 2. A pesar de ello, el CEOP y la comunidad estudiantil ya habían mandado un mensaje que el resto de planteles entienden rápidamente: la organización estudiantil es efectiva y usando los métodos adecuados en las circunstancias precisas, puedes obligar a las autoridades que durante años te habían ignorado, a atender favorablemente tus demandas, nuestra fuerza está en la movilización del conjunto de la comunidad estudiantil
Lo sucedido en Prepa 2 sentó un precedente y motivó a los estudiantes de la Prepa 6 a retomar su lucha por un comedor subsidiado, que venían exigiendo desde enero del año pasado, exigiendo además otras 11 demandas en un pliego petitorio entregado el 4 de febrero a la Dirección del plantel. Para darle seguimiento al pliego petitorio, se realizó una mesa de diálogo el 6 de febrero, pero las autoridades alargaron el proceso sin comprometerse con soluciones reales, lo que llevó a la toma de las instalaciones y a votaciones que aprobaron un paro indefinido.
Durante la toma, las autoridades fomentaron la confrontación y división entre estudiantes, incluso facilitando herramientas para romper las cadenas puestas por los manifestantes. Aunque se acordó continuar el diálogo al día siguiente, las mesas posteriores se extendieron sin avances sustanciales. Las autoridades presentaron una minuta con respuestas vagas y modificaron acuerdos clave sin consultar, cambiando la propuesta de comedor comunitario fijo por uno móvil, un programa insuficiente para la demanda estudiantil y que ha sido la que han mantenido las autoridades hasta el momento. Ante esto, se convocó a otra mesa el 10 de febrero, donde se decidió un paro de cinco días, culminando el 17 de febrero.
Mientras Prepa 6 estaba en paro, en Prepa 7 se entregaba un pliego petitorio que tocaba exclusivamente la demanda de los comedores subsidiados y la reducción de precios de la cafetería de su plantel. Además, el 18 de febrero, en Prepa 3 y Prepa 8, colectivos intentaron llevar a su planteles a paro, sin poder concretarlo en ninguna de las escuelas, debido a la violencia y el amedrentamiento que sufrieron de parte de las autoridades, quienes amenazaron a les activistas con levantarles actas administrativas si mantenían su protesta.
Posteriormente, el 22 de febrero se anuncia la creación de la Alianza Universitaria por la Alimentación Digna (AUAD) conformada por colectivos de todas las prepas, a excepción de P1 y P4. Este sería el primero de tres frentes existentes hasta el momento dentro de la universidad, que levantan la exigencia de los comedores subsidiados. La conformación del segundo frente se anunciaría horas más tarde: se hacía un llamado a la lucha de estudiantes de todas las universidades públicas del país para demandar a las universidades y al gobierno, comedores subsidiados, creando así la Coordinación Nacional por la Soberanía y Seguridad Alimentaria, nombre que adoptaría semanas después. Hasta el momento esta coordinación engloba a estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, FES Iztacala, CCH Oriente, CCH Azcapotzalco, algunas escuelas del IPN y otras universidades del país.
La conformación del tercer frente se dió el 10 de marzo con el anuncio de la creación del Frente Alimentario Estudiantil (FAE) que aglutina a estudiantes y organizaciones de las Facultades de Ingeniería, Arquitectura, Psicología, Filosofía y Letras, Medicina, Veterinaria y Zootecnia, Química y la ENES Mérida, y es el frente en el cual el Sindicato de Estudiantes ha realizado trabajo organizativo y de base.
Desde su creación, los tres frentes se han impulsado diversas formas de protesta y de difusión para que se cumpla con la demanda del estudiantado: ollas populares, marchas, mítines, recolección de firmas, tomas de cafeterías, asambleas locales e interuniversitarias, ruedas de prensa, cierres de vialidades, paros, etc. Además, estudiantes organizados fuera de estos frentes también han impulsado diversas iniciativas, por ejemplo FES Aragón.
En menos de tres meses, se han entregado pliegos petitorios exigiendo comedores en las prepas 2, 5, 6, 7, 8 y 9, CCH Azcapotzalco, FES Aragón y Facultad de Arquitectura, además de un pliego firmado por la AUAD y los colectivos que la componen, así como por FES Aragón y FES Iztacala. Dicho pliego fue entregado el 5 de marzo. en una marcha interuniversitaria que partió de Metro Miguel Ángel hacia Rectoría, donde se decidió hacer un cierre de Insurgentes Sur. La rectoría no ha respondido al pliego formalmente, aunque el reciente acuerdo entre el gobierno de la ciudad y la UNAM pretende ser presentado como un avance y respuesta a las exigencias de los estudiantes de todas las escuelas ante la demanda de la instalación de comedores universitarios.
Posterior a la entrega de dicho pliego petitorio, el FAE convocó a una marcha interuniversitaria el 4 de abril tras la cual se entregó un pliego petitorio exigiendo comedores subsidiados en toda la universidad. Además, se agrega a este nuevo pliego la derogación de la recién aprobada reforma al artículo 15 del Reglamento del Tribunal Universitario que pretende criminalizar la lucha estudiantil. También se demanda un alto a la privatización de la UNAM y el cese al cobro de pagos irregulares en posgrados.
Más allá de la consigna, los comedores son una necesidad
Según la UNESCO “una buena salud y nutrición son los cimientos del aprendizaje y una inversión crucial para un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico”. Esta afirmación no es retórica.
De acuerdo con la Coordinación General de Planeación y Simplificación de la Gestión Institucional en su informe “Indicadores Sociodemográficos del Bachillerato de la UNAM” , los estudiantes de bachillerato de esta casa de estudios en 2022, el 15.5% declaró tener una alimentación poco variada en los últimos tres meses, 10.7% comió menos de lo que debía, 5.0% sintió hambre y no comió, 4.6% comió una vez al día y 1.8% se quedó sin comer.
Algunos argumentan que los estudiantes pueden "elegir" comer mejor o llevar lunch desde casa. Sin embargo, los datos desmienten esta narrativa individualista, pues en 2022 en México el 56.6% de la población pertenecía a la “clase baja” (INEGI 2022) y a pesar de que ha habido un aumento del salario mínimo, dicho incremento es insuficiente frente al aumento desmesurado de los precios de los alimentos, incluidos los que conforman la canasta básica.
Universidad al servicio del capital
Desde hace más de 30 años, la universidad empezó a concesionar espacios que deberían estar destinados a garantizar la alimentación balanceada y a precios accesibles de su comunidad.
En algunos planteles de bachillerato, como en la ENP 6, fueron los mismos estudiantes quienes solicitaron la implementación de una cafetería que ofreciera comida accesible a los estudiantes. La barra instalada (no llega a cafetería) fue de 5.16 m^2, claramente con la intención de que solo tuviera un mostrador, con un espacio reducido exclusivamente para que comiera quien atendiera la tienda, lo que es realmente ese espacio, no una cafetería. Es una tienda que desde el primer momento tuvo el objetivo de lucrar con la necesidad del estudiantado y de su legítima demanda: el derecho a la alimentación.
Casos como el de Prepa 6 hay muchos, en todos los planteles hay al menos una tienda (cafetería/barra) donde se venden productos chatarra, bebidas edulcoradas o alimentos preparados a altos costos. Por ello, podemos hablar que en la UNAM, una universidad pública, se ha implementado un modelo de educación privada, lo cual forma parte de una política de sutil privatización, porque a pesar de que en la ley, la universidad sigue siendo una institución pública financiada en su mayoría por el gobierno con el fin de poner la educación media superior y superior a disposición del pueblo de México, en los hechos los espacios de la universidad son otorgados a empresas y privados para su propio beneficio, quienes retribuyen parte de sus cuantiosas ganancias a la UNAM a través del Patronato Universitario entrando a u hoyo negro del cual no se tiene claras las cuentas.
Actualmente la universidad no se pone a servicio de los hijos de los trabajadores, sino al servicio del poder y del capital, con la finalidad de llenar hasta rebosar los bolsillos de la casta dorada de la universidad, la élite que se mantiene en el poder debido a la falta de democratización de la UNAM.
Cuando hablamos de que en torno a las cafeterías existe un negocio redondo no estamos exagerado. Tan solo Café Diseño, la cafetería de la Facultad de Arquitectura y de la Facultad de Medicina Veterinaria , ofrecía, hasta hace no mucho, menús en más de $90.
La universidad cínicamente pide a los concesionarios que otorgan el servicio de cafetería dentro de la UNAM, que ofrezcan un “Menú universitario” en $81, pero este costo está muy lejos de hacer accesible la alimentación dentro de la UNAM. Un precio mayor a $30 nunca será para universitarios de una escuela pública.
Otra muestra del gran negocio de las cafeterías y barras concesionadas en la UNAM es la cantidad de dinero que retribuyen anualmente los concesionarios al Patronato Universitario. El dueño de la concesión de la tienda (o cafetería) de Prepa 6, que como ya se mencionó cuenta con solo 5. 16 m^2, retribuyó al Patronato en el 2024 $69,456.00 y este año pagará $72,936.00, de acuerdo con datos otorgados vía Plataforma Nacional de Transparencia. Si todavía después de pagar esta cantidad a la universidad sigue generando una ganancia, ¿Cuánto ganan al año estos concesionarios?
Es crucial para el movimiento comprender que el modelo de alimentación subsidiada se contrapone totalmente al modelo de alimentación privada, no pueden coexistir. Mientras el primero representa un derecho conquistado por y para la comunidad universitaria, basado en la concepción de la alimentación como un derecho universal, el segundo responde a la lógica mercantil del capital, donde la comida deja de ser un derecho para convertirse en un negocio lucrativo.
La experiencia en otras universidades demuestra que donde avanzan los comedores autogestivos o subsidiados, retroceden las concesiones privadas. No se trata de una competencia entre modelos, sino de una contradicción estructural: el capitalismo busca privatizar hasta las necesidades más básicas, mientras que nuestra lucha las reclama como bienes comunes.
Por eso, cualquier "solución" que intente conciliar ambos sistemas (como convenios que mantengan cafeterías privadas junto a comedores "económicos") es un engaño. O se desmantela el negocio de la alimentación en los campus, o seguirán mercantilizando nuestro derecho a comer. La disyuntiva es clara: o alimentación popular controlada por estudiantes y trabajadores, o abuso y robo disfrazado de un "servicio".
No siempre ha sido así: la UNAM tenía comedores
En los planos de Ciudad Universitaria se contempló la construcción de un edificio dedicado a la instalación de un comedor/cafetería en el Campus Central de la UNAM: el Club Central, el cual se cierra en los 70’s y se convierte en las oficinas de la DGOSE, bajo el pretexto de que “actualmente cada facultad tiene su cafetería”. Actualmente, este edificio alberga las oficinas de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE). De esta forma un proyecto que originalmente era para el pueblo se convirtió en uno determinado por el capital; la UNAM se rige actualmente por intereses económicos y todo en sus campi está planeado y distribuido en búsqueda de la máxima ganancia para los capitalistas de la universidad.
Además, durante el movimiento estudiantil de 1968 en varias escuelas se tomaron aulas o edificios donde se pusieron en operación comedores estudiantiles autogestivos.
No hay recursos para comedores pero sí para la burocracia
Un pretexto común entre las autoridades universitarias es que no hay recursos para cumplir con nuestras exigencias. Sin embargo, mientras la casta dorada destina millones de pesos de la universidad a sus lujos, los estudiantes, trabajadores y docentes enfrentamos múltiples carencias: no solo no tenemos comedores, sino que tampoco tenemos instalaciones dignas a las que se les de mantenimiento constante, e incluso carecemos de jabón y papel en los baños de varios planteles de bachillerato, inclusive agua.
Durante años a los estudiantes nos han dicho que no hay presupuesto, pero el exrector Enrique Graue realizó 463 viajes internacionales entre 2015 y 2020, uno cada cinco días durante su rectoría (seguramente estaba muy ocupado atendiendo las demandas de su comunidad). Además, las primeras operaciones realizadas por Graue datan del 2017, cuando se registraron gastos en sus recibos por 4 millones 243 mil 990 pesos. Esta cifra se elevó a 9 millones 70 mil 470 pesos en 2018 y casi se duplicó en 2019 cuando se gastaron desde esa cuenta 16 millones 840 mil 703 pesos. Además, en 2022 se dió a conocer que eln entonces rector, Graue, y su círculo cercano (Lomelí encabezando la lista, junto con Álvarez-Icaza) ganaban un salario de entre 139 mil a 189 mil pesos por mes.
La experiencia de otras universidades públicas demuestra que no hay un impedimento económico para resolver esta necesidad: en la Universidad Autónoma de Chapingo existen tres comedores que ofrecen las tres comidas diarias a los cuales puede acceder cualquiera de sus estudiantes. La Universidad Autónoma Metropolitana es otra universidad del país que cuenta con comedores subsidiados en cada uno de sus campus donde se puede acceder a una comida completa con menos de $10 en algunos de los comedores. La Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Universidad Pedagógica Nacional son otras de las universidades públicas en el país que cuenta con comedores subsidiados en sus campus. Además, recientemente, la Escuela Nacional de Antropología e Historia en coordinación con el Gobierno de la Ciudad de México, ha instalado un comedor del programa de Comedores Comunitarios dentro de la escuela.
Estos casos prueban que es posible contar con comedores en la UNAM pero será necesaria la organización estudiantil al no haber voluntad política para crearlos y se rompe el mito de que "no hay presupuesto". El verdadero obstáculo no es económico, sino la red de empresarios con concesiones privadas que lucra con el hambre estudiantil. ¿Por qué la universidad que recibe más presupuesto del erario en todo el país no puede poner comedores? Si bien es cierto que además de ser la universidad que recibe más dinero, es la más grande, hablamos de que la UNAM recibe el presupuesto que se les asigna a un estado de la República, incluso recibe más dinero que el estado de Aguascalientes anualmente. Las autoridades de la UNAM no quieren poner comedores porque saben que eso significaría perder su negocio de las concesiones privadas.
¡Súmate a la lucha por los comedores subsidiados!