Ante el recrudecimiento de la pandemia del coronavirus en el mundo y en México, es fundamental actuar de manera contundente contra todos los abusos y omisiones del empresariado, aplicando medidas concretas e inmediatas para defender a los sectores más vulnerables.
La pandemia avanza
En los últimos días el avance de la pandemia del Covid-19, se ha acelerado en México y el mundo, avanzando de manera terrible en países como España e Italia, así como la cantidad de contagios en EEUU, nuevo epicentro de la enfermedad. En el momento de escribir este artículo, en todo el mundo se registran casi 800 mil contagios y 36 mil muertes, sin duda los costos de la pandemia los estamos pagando el pueblo trabajador. Sin embargo, no está siendo así para todos aquellos que con su corrupción y desmantelamiento de la salubridad pública han promovido la privatización y por lo tanto vulnerado a la población mundial, estas prácticas han convertido a un virus de baja letalidad en un peligro para millones de vidas.
México no ha sido la excepción en las políticas que han vulnerado el sistema de salud, sin excepción todos los gobiernos anteriores han precarizado las condiciones laborales de los trabajadores y por lo tanto de la atención que este sector brinda. Según las cuentas del gobierno, se dispone de cuatro mil camas, sumando tanto al sector público, privado y las instalaciones de las Fuerzas Armadas. Aun así, esto representa un número totalmente insuficiente para abarcar una pandemia que podría contagiar y requerir la hospitalización de cientos de miles de personas.
Los decretos no bastan cuando se priorizan las ganancias
Las medidas anunciadas por el gobierno de México en los últimos días para afrontar la crisis del coronavirus son positivas, pero insuficientes, como la suspensión de lo que consideran “todos los sectores no estratégicos” para afrontar la pandemia o la puesta a disposición de la sanidad privada, la liberación de recursos para adelantar los programas sociales o el subsidio al desempleo, así como el resguardo obligatorio de personas mayores de 60 años, mujeres embarazadas y personas vulnerables por co-morbilidad; las facilidades para tramitar incapacidades, los apoyos sociales, créditos sin intereses, etc. son esfuerzos importantes decretados en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en las últimas dos semanas. También ha sido relevante la iniciativa de contratar a más de 40 mil profesionales de salud, desafortunadamente se requieren más de 270 mil para enfrentar la contingencia y el servicio de calidad cotidiano. Sin embargo, aunque positivas, estas medidas son insuficientes en una sociedad en la que se ha permitido históricamente todo tipo de abusos de la patronal y empresarios hacia los trabajadores.
En el DOF no se especifican hasta el momento las medidas sancionadoras que se tomaran, pese a que en las conferencias de prensa se ha insistido en que se aplicará la ley a los que incumplan los decretos, pero no hay rastro de en qué consisten esas sanciones y en qué casos y cómo se abrirán canales de denuncia.
Nuestras vidas no son importantes para el empresariado ni para los sindicatos charros, lo único que les interesa son sus beneficios. Pese a los llamados y discursos en las conferencias de prensa apelando a los empresarios a no abusar de los trabajadores, la realidad para la clase obrera es la total indefensión ante las practicas explotadoras en sus centros de trabajo. En muchos sitios se trabaja en aparente normalidad, en algunos con las medidas mínimas y en otros centros ni eso.
Un problema fundamental es la falta de un verdadero apoyo sindical, los sindicatos han sido un fiel lacayo de los empresarios y la derecha, hoy queda más claro el papel totalmente retrogrado y dañino del charrismo sindical que ha permitido toda una historia de opresión a los trabajadores y ante el escenario de la pandemia, esto promete ser criminal, por lo que urge la creación de sindicatos democráticos y combativos que realmente defiendan condiciones laborales dignas.
La organización y la lucha son el único camino
Es imperiosa la necesidad de una ofensiva organizada tanto por la democratización sindical, como por sancionar y expropiar las empresas que violen el derecho a la salud de sus trabajadores, exponiéndolos innecesariamente al contagio. No bastan los llamados, es fundamental decretar medidas duras sobre los que incumplan la campaña “Quédate en tu casa”. Muchos empresarios alegan que caerán en bancarrota, increíble, después de años de enriquecimiento a costa de nuestro trabajo, a todos estos zánganos se les debe expropiar, como incluso ampara la ley ante acciones empresariales que amenazan la seguridad nacional, en el marco del último decreto de Emergencia Nacional, publicado en el DOF:31/03/2020, el incumplimiento del mismo amerita este tipo de sanciones. Se debe aplicar esta medida, sobre todo porque es indispensable para acabar de una vez por todas con la opresión del sector empresarial sobre millones de trabajadores.
No se puede ceder ni un ápice a la derecha y al empresariado, ya bastante han saqueado al país, tan sólo en 2017, el gobierno de Peña Nieto dio apoyos a las grandes empresas por casi 800 mil millones de pesos, además de las enormes ganancias que obtienen cada año pese a la crisis económica. Estos sectores han orquestado una ofensiva para sacar provecho de la contingencia, exigiendo condonaciones fiscales, incluso la suspensión de pago de cuotas al Seguro Social, esta gente no tiene vergüenza, pretende asfixiar económicamente al Estado en medio de una emergencia nacional, sería un crimen y una traición al pueblo darle cabida a sus demandas.
Es fundamental expropiar todas las industrias clave del país no sólo para sancionar a los empresarios que incumplan, también será una medida fundamental para afrontar la crisis económica que se avecina. Las empresas transnacionales, organismos financieros internacionales y países dominantes no dudaran en aprovecharse de la nueva recesión para profundizar la dependencia de los países que históricamente han estado bajo su yugo intentando salvar el pellejo. Ya estamos viendo la intensión de EEUU de someter al pueblo venezolano, no escatimarán en esfuerzos.
Sin embargo, la expropiación sería una medida pasajera y limitada si se quedara sólo en un asunto de soberanía nacional, es momento de que los trabajadores echemos mano a la industria más allá de nuestro papel de productores y hacerla totalmente nuestra poniéndola al servicio del conjunto de la sociedad.
¡Ningún despido por la crisis sanitaria ni económica!, exigimos sanciones a las empresas que incumplan las medidas de emergencia nacional, sino están dispuestos a acatarlas, se debe dar paso a la expropiación sin indemnización, ¡no permitiremos que pongan en riesgo nuestras vidas para conservar sus ganancias!
¡Ni un peso del pueblo a las empresas! Ya bastante han saqueado y explotado al pueblo trabajador, no nos hacen un favor con sus salarios de miseria y condiciones laborales precarias. Ni un peso a las empresas en quiebra para rescatarlas, ni un peso por indemnización ante las expropiaciones a empresas que incumplan la Declaratoria de Emergencia, ni un peso menos a las arcas fiscales ni cuotas al seguro social, basta de chantajes de la derecha y el empresariado. Ellos no son iguales a nosotros, no viviremos igual la crisis, mientras el pueblo muere en los hospitales o de hambre, ellos no están dispuestos a sacrificar ninguno de sus privilegios, viviendo en sus mansiones y disfrutando de sus arcas llenas con el trabajo de generaciones y generaciones que han dejado sus vidas en las empresas, ellos no son nuestros aliados y no estamos en el mismo barco ¡Basta de discursos hipócritas de unidad nacional!
El pueblo trabajador no somos los responsables de la crisis de sanidad, si bien tenemos que poner de nuestra parte y lo haremos, no olvidemos que los causantes de esta crisis que ahora pagamos con miedo, encierro y hambre, tienen nombre y apellido en cada uno de los que han vendido nuestra salubridad y han precarizado nuestras condiciones de vida y de trabajo. Demos paso a la lucha y la organización para recuperar lo que es nuestro.