"La crítica deja de ser fútil para convertirse en fecunda, sólo cuando viene después de la experiencia, la que mejor que los más sutiles razonamientos, hace sentir las imperfecciones y enseña a corregirlas.""La crítica deja de ser fútil para convertirse en fecunda, sólo cuando viene después de la experiencia, la que mejor que los más sutiles razonamientos, hace sentir las imperfecciones y enseña a corregirlas."Paul Lafargue, El método histórico.
Después de varios meses de ardua labor por parte del CIG y las redes de apoyo, se juntaron 280,000 firmas. Como dicen los propios compañeros del CIG: “Obtener el número de firmas suficientes nos hubiera permitido aprovechar ese espacio para seguir visibilizando a los pueblos originarios, sus dolores y luchas, así como señalando el carácter criminal del sistema, para hacernos eco de los dolores y rabias que pululan en todo el territorio nacional, y para promover la organización, la autogestión, la resistencia y la rebeldía.
“No lo logramos, pero debemos seguir en nuestro camino buscando otras formas, métodos y modos, con ingenio, creatividad y audacia, para conseguir lo que queremos.”
Cierto es que la campaña tenía un propósito principalmente propagandístico. Aun así, la oportunidad de construir un espacio de acción común de las luchas del CNI junto a las de otros sectores oprimidos y explotados pudo haberse llevado más lejos. La campaña del CIG logró encontrar eco entre los oprimidos de las ciudades pero no el suficiente. Nosotros creemos que se necesitaban palabras más claras para cientos de miles de obreras y obreros que no están siendo representados por nadie y también hechos más concretos y propuestas más precisas. El contraste se hace inevitable en la memoria del movimiento y miles de jóvenes y trabajadores, es innegable que el entusiasmo con que fuera recibida la caravana fue grande y sincero pero no alcanzó para repetir la hazaña de 2001, cuando la marcha del color de la tierra y los cientos de miles que estuvimos en Ciudad Universitaria y en el Zócalo de la Ciudad de México por mencionar algo de lo más representativo.
Pero tampoco podemos decir que la responsabilidad es sólo del CIG-CNI. Hacer una revisión a conciencia y honesta de lo sucedido es reconocer que, para bien y para mal, el CNI está presente, camina ¿y los trabajadores del campo y la ciudad? Aún tenemos que recorrer el camino. ¿Dónde quedaron los sindicatos y demás organizaciones obreras? Hicieron mutis mientras los indígenas pasaban a su lado. Los líderes de los sindicatos independientes se quedaron inmóviles como inmóviles tienen a la base que soporta la explotación de los mismo patrones y empresarios que arrebatan las tierras a los indígenas en el campo.
Finalmente el nombre de Marichuy no aparecerá en las boletas electorales mas eso no significa, ni por equivocación que desaparezcan las luchas de los pueblos originarios. Estas luchas están ahí y seguirán. Al mismo tiempo no será la única lucha que no aparecerá en las boletas, la "democracia" electoral de este país no tiene lugar para las necesidades y luchas del pueblo y los trabajadores. En lo fundamental, las luchas del magisterio democrático contra la mal llamada Reforma Educativa, de los mineros contra las trasnacionales, de los estudiantes hijos de familias humildes contra la desaparición de la educación pública, de los maquileros contra la hiperexplotación y de los jornaleros contra las empresas agrícolas, en resumen, de millones de trabajadores del campo y la ciudad contra el capitalismo pasarán con elecciones, sin elecciones y pesar de las elecciones.
La derecha y los empresarios se han preparado concienzudamente para esta lucha, moviendo sus piezas y fortaleciendo sus posiciones no desde hace unos días sino desde bastante más tiempo. La Ley de Seguridad Interior y la Ley de Biodiversidad, con sus modificaciones legales, organismos autónomos y concesiones a largo plazo, son candados hechos para que nada cambie, incluso si las reivindicaciones populares se llegan a colar en el proceso electoral. Es decir que si, aun así, sin el CIG en la boleta, hay quienes, asumiendo una posición de izquierda, voten, tendrán que luchar después de hacerlo si quieren conseguir sus reivindicaciones.
Esto es una muestra más de que el sistema electoral y partidista en México, y también el mundo, está podrido. Volver a visibilizar las luchas indígenas es un paso pero echar abajo todo el entramado de leyes e instituciones no es tarea fácil ni de un sólo día, requiere una lucha tenaz y paciente y un programa que cuestione frontalmente el capitalismo y oponga propuestas capaces de mover a todos para golpear juntos. Es por eso que no buscamos una alternativa electoral sino una alternativa revolucionaria frente a toda la podredumbre del sistema.
Todas nuestras luchas pueden y deben hermanarse. Por eso, desde Izquierda Revolucionaria seguimos insistiendo en la necesidad de una alianza revolucionaria de todos los oprimidos, una alianza anticapitalista, lucha conjunta de todas y todos los oprimidos en base a las reivindicaciones generales y la solidaridad activa a las luchas locales; contra el capitalismo y el PRI y toda la derecha. Por una sociedad libre de opresión a los pueblos indígenas y libre de explotación de todos los oprimidos.