A dos meses del gobierno de López Obrador, el panorama se muestra lleno de contradicciones, las cuales son hasta cierto punto lógica dada la política de AMLO de intentar conciliar los intereses de clases que son antagónicas por naturaleza. La política del nuevo gobierno en el fondo lo que está haciendo es tratar de administrar un capitalismo que se encuentra en crisis, asumiendo que las causas de esta crisis se encuentran únicamente en la corrupción y no en todo un sistema de producción y distribución de mercancías basado en la explotación de los trabajadores y en la acumulación de capital.
Muchas de las medidas que ha impulsado el nuevo gobierno son bienvenidas, pero al mismo tiempo son totalmente insuficientes de cara a realmente mejorar la calidad de vida de la gran mayoría de la población a largo plazo. Un ejemplo claro de ello es el aumento al salario mínimo del 16%, esto sin duda es un aumento histórico, si lo comparamos con los raquíticos aumentos salariales de los últimos años; pero, aun así, para un trabajador resulta imposible alcanzar siquiera la canasta básica, dada la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores como resultado de las políticas anti obreras de los últimos treinta años.
Programas sociales
Bajar los salaros del presidente y de los altos funcionarios, impulsar becas a estudiantes de bachillerato, pensiones a adultos mayores y a discapacitados, volver obligatoria la educación hasta la universidad, e incluso situaciones como convertir a Los Pinos en un espacio cultural abierto al público o el hecho de que el presidente de la República viaje en vuelos comerciales, son situaciones que no resuelven las cosas de fondo, pero son vistos con muy buenos ojos por amplios sectores de la sociedad, después de décadas de gobiernos que solo han golpeado a los trabajadores de distintas formas. Es decir, muchas medidas impulsadas por AMLO son como una gota de agua en medio del desierto, sin embargo, son medidas asistencialistas, que no tocan la estructura económica y el aparato político burgués que ha generado la situación de pobreza y violencia en la sociedad mexicana.
Esta política de AMLO que se basa sólo en combatir la corrupción para financiar sus programas sociales, llegará a un límite tarde o temprano, más aún cuando los grandes capitalistas y banqueros siguen dominado a nuestro país, por la vía legal e ilegal (narcotráfico y huachicoleo). Ya han dado muestras claras de como actuarán ante una situación en la que AMLO, bajo las presiones del movimiento pretenda ir más a la izquierda. Un ejemplo de ello lo vimos en relación a la cancelación del aeropuerto en Texcoco, en la que los empresarios respondieron convocando a una marcha que no tuvo mucho impacto, impulsaron campañas en medios de comunicación en contra de esta medida y exigieron que sus negocios se mantengan intactos, cediendo Obrador erróneamente ante esta última petición.
Otro ejemplo de ello es la movilización que Antorcha campesina, organización de choque del PRI, realizó alrededor de la cámara de diputados, bloqueando todos los accesos e incluso golpeando a algunos trabajadores de limpieza que querían salir a comer. Mientras que algunos diputados priístas metieron a gente de dicha organización y desde adentro golpearon al personal de seguridad de la Cámara generando una situación de verdadero caos, exigiendo que salieran los diputados de morena.
Ahora estamos viendo la respuesta ante el combate al llamado huachicoleo. Si bien representa un paso adelante acabar con la corrupción y el robo de combustible, ¿Qué pasará con las empresas involucradas en la compra y distribución de huachicol? ¿Se tomarán medidas contra ellas?, lo que necesitamos es que la industria energética se renacionalice y se ponga bajo control de los trabajadores.
Los poderes económicos intocables
El problema es que, ante la situación de crisis del capitalismo mexicano e internacional, los grandes poderes económicos, no pueden soportar siquiera reformas sociales tímidas, aunque estas no toquen de forma real los intereses de dichos poderes, situación con la que AMLO ha sido muy cuidadoso hasta el momento, por lo que la respuesta de estos grandes poderes será boicotear estas medidas e intentar desprestigiar al nuevo gobierno con tal de reagruparse y recuperar el poder político, que perdieron el primero de julio. Es por ello que no podemos confiarnos, la derecha sigue viva y con posiciones fuertes en el gobierno incluso a través de MORENA en algunas regiones, y aprovecharan las contradicciones y los errores de AMLO y su gobierno.
La experiencia de América Latina nos da muestras claras de cómo reacciona la burguesía ante los llamados gobiernos progresistas, tratando de boicotear la economía, pero esto también es responsabilidad de estos gobiernos reformistas de izquierda, ya que hacen concesiones a las clases dominantes, tratando de construir un capitalismo “honesto” que pueda beneficiar a todos, sin importar tu condición de clases social. Este es el error fundamental.
La derecha, al mismo tiempo que boicotea algunas medidas, tratará de confrontar a distintos sectores de los trabajadores y campesinos. En este momento enfrentamientos entre los distintos sectores en lucha, es algo que le conviene a la derecha en su afán por desarticular la organización y la movilización de los trabajadores. Debemos ser muy críticos ante estas contradicciones en el programa de AMLO, pero contrariamente a la derecha, esta crítica debe servir para construir y seguir impulsando el movimiento. Es claro que AMLO no quiere apostarle a la movilización amplia de sus bases, pero tenemos que plantear claramente que no hay otro camino para lograr una verdadera transformación de la sociedad, que no sea la participación lo más amplia y consiente posible de los sectores explotados y oprimidos.
El camino solo puede ser revolucionario
No hay medias tintas, este gobierno esta con los empresarios o esta con el pueblo. La situación se polarizará aún más, y de seguir por ese camino, AMLO puede generar cierta desilusión entre sus propias bases, esta será una experiencia que nos permitirá reconocer el programa que debe defender un gobierno de izquierda y la necesidad de plantear un camino revolucionario.
Derrotar a la derecha el pasado primero de julio fue un paso adelante muy importante, pero la transformación social no depende sólo de esta victoria. La paciencia y la esperanza que amplias masas han depositado en este gobierno no será para siempre, los resultados no son cuestión de tiempo, sino de medidas políticas concretas, desde ahora es posible cambiar las cosas con una política que enfrente de manera frontal a los grandes empresarios y los intereses capitalistas, a partir de la unidad de las bases de MORENA con las demás organizaciones en lucha, incluidas las bases del EZLN, movilizadas en la calle y defendiendo un programa cada vez más a la izquierda y anticapitalista.