La elección de precandidatos para las elecciones de 2024 por parte de Morena, estuvo marcada por una polarización no sólo en la cúpula de la dirección sino también se marca más nítidamente el distanciamiento de la dirección y la base proletaria que empujó y formó la agrupación.
La disputa por la Ciudad de México
Lo que vivimos en la CDMX ha sido una dura advertencia de hasta dónde está dispuesta a llegar la burocracia al imponernos y convencernos de que un candidato de derecha encabece el gobierno a nombre de la izquierda. Esto no es un error ingenuo, esto habla de lo lejos que ha llegado la derechización de la dirección.
La contienda entre Clara Brugada y Harfuch fue más que un conflicto entre grupos y la cúpula, habla de las duras presiones internas que vive Morena, por un lado los miles de trabajadoras y trabajadores que dieron origen al partido que presionan para que realmente las cosas sean diferentes y gobernar con medidas que rompan con la dinámica y beneficios de la burguesía y, por otro lado, la burocracia que trata de convencernos que es posible un capitalismo con rostro humano, un estado de bienestar, donde ricos y pobres podemos convivir sin sobre saltos y felices.
Un sector de la burocracia de Morena, que es un sector de la burguesía mexicana e imperialista, se acomodó en el poder vía Morena, y ahora pasan a la ofensiva para controlar todo el aparato y el partido, ante la inminente ausencia de AMLO, para profundizar y acelerar sus intereses capitalistas, más en medio de la bonanza que se pronostica ante el nearshoring, esta burocracia parasitaria quiere apropiarse de todo en cuanto sea posible.
Sin embargo, sabe que esta situación no es tan sencilla, para ellos el pueblo organizado y que se está politizando es un lastre del que hay que deshacerse, por más discursos rimbombantes que apelan a que: no mentirán, no traicionarán, no robarán, “todo con el pueblo sin el pueblo nada”; son puras falsedades para mantener el apoyo electoral de masas que les mantenga en el control de un sector del Estado y les permita continuar y profundizar sus beneficios. Sus objetivos de mantenerse en el gobierno están claramente discordantes con los objetivos del pueblo.
Por eso vivimos unas encuestas totalmente infladas en beneficio de Harfuch, acompañadas de una campaña millonaria, fraudulenta y clientelar al más estilo priista y a una cargada clara de los medios de desinformación hacia este personaje de la oligarquía. Además, todos los medios de comunicación tratan de minimizar y desprestigiar la precandidatura de Clara diciendo que fue dedazo de AMLO, pintando a un Harfuch noble, digno, caballeroso, “sacrificado” y “valiente” al declinar su “gran triunfo” a favor de una compañera ¡nada más alejado de la realidad!
Toda esta campaña, por cierto, llena de misoginia, es para ocultar claramente que tuvieron que ceder a la presión de la base social de izquierda, ante la hecatombe que se está gestando por el claro descontento ante las imposiciones y candidaturas de derecha.
El silencio y la inacción solo beneficia a la derecha
Ante esta situación también los sectores de izquierda del aparato renunciaron a dar la batalla abierta y honesta contra todas estas irregularidades, imposiciones y corrupción. Clara en lugar de denunciar, llamar a la movilización consciente y combativa de la base para rescatar no sólo las mejores tradiciones y legados del partido sino también para enarbolar las auténticas demandas del pueblo de la capital se plegó totalmente a la dirección. Por su lado, Hugo López Gatell fue más allá en sus declaraciones, pero tampoco dio pasos firmes para enfrentar el aparato, en los hechos eso significa dejar la cancha libre para que esta gente siga haciendo lo que le plazca.
Todos ellos tienen un común denominador, no confían en la base, en su capacidad analítica, organizativa y de acción. La militancia está dispuesta a asaltar el partido para bien del mismo y recomponer el rumbo que este ha tomado, pero carece de dirección, más cuando esos que tienen a autoridad para fungir como la cabeza de esta batalla les dicen que se plieguen a lo que la dirección indica, porqué de lo contrario es generar rupturas y eso beneficia a la derecha.
Sin embargo, lo que más beneficia a la derecha es que el partido que se dice de izquierda realmente no lo sea, que se le entregue en bandeja de plata un aparato que ha sido resultado de años de lucha de los oprimidos de este país, es tener gobiernos de Morena que gobiernan igual o peor que los gobiernos del prianismo, candidatear a gente impresentable. Todo lo anterior no sólo genera descontento sino también escepticismo, desilusión, desmoralización y desesperación, que la derecha y la ultraderecha capitaliza y en su momento se desarrolla como lo hemos visto hoy mismo en Argentina.
La batalla no está ganada, la derecha persiste y hay que confrontarla
Harfuch ha aceptado este paso atrás porque claramente le han ofrecido un cargo poderoso en el próximo sexenio, un cargo que será usado contra el pueblo, lejos de deshacernos de él, estará presente y será un oponente a nuestra clase a vencer en el próximo periodo.
Pero esto que han cedido en la capital no lo han retrocedido en estados como Chiapas, Puebla o Jalisco. El caso de Chiapas es el más dramático, un personaje cercano al crimen organizado y al paramilitarismo.
Sabiendo sobre todo el ambiente que desde las bases existe, ha habido una campaña desde la dirección de acallar no solo las críticas sino las inconformidades ante las encuestas, la metodología y los candidatos, quieren impedir a toda costa que se cristalice una posición de izquierda revolucionaria que le plante cara a toda la perredización reinante. Por ello las casi 24 horas de transmisión anunciando a las y los precandidatos y lo legítimo de las encuestas, montarse el teatro más democrático de la historia, para convencernos de algo que nos huele mal desde hace meses.
Ante este ambiente, hay quien sí está pasando a la acción y es la derecha marcelista, que revestida de críticos, fundadores y honestos están tratando de capitalizar el descontento de un sector, sobre todo de las capas medias y acomodadas. Esta derecha sabe de los errores que se están cometiendo, errores de los cuales son fomentadores y actores, pero que los usan de manera oportunista como punta de lanza para ganar posiciones, ellos sí están pasando a la ofensiva, de ahí las declaraciones de Marcelo cuando anuncia que no se retira de Morena, que dará la batalla, que es la segunda fuerza y que debe ser tratado como tal.
Esta derecha aun no quita el dedo de la llaga para hacerse de la total dirección y por tanto profundizar su proyecto y planes. Las declaraciones de Samuel García diciendo que respeta a Marcelo y que gracias a él Tesla se quedó en Monterrey hablan con quién y para quien los marcelistas tienen sus lealtades y compromisos.
La base militante de izquierda del partido estaba más que clara en su postura, es por ello que el partido se encargó por medio de las encuestas, un método totalmente antidemocrático para la militancia y que se presta para el fraude y la infiltración de los candidatos de la derecha, quiere convencer que personajes como Harfuch era el mejor posicionado, que por tanto debemos de conservarlo y hacerlo merecedor de un cargo en la “continuación de la transformación”.
De ahí su insistencia en la unidad, de ahí su constante teatro de aparecer todos juntos y felices en las fotos y ruedas de prensa, cuando lo que existe en la cúpula es una serie de disputas políticas de los ritmos y los cómo deben de seguir la paz social y la estabilidad económica y del sistema en el país ante la hecatombe que está significado el sistema capitalista en el mundo entero.
Las y los oprimidos no tenemos más tiempo que perder, tenemos que pasar a la acción como nuestros enemigos lo están haciendo, tenemos que sacar todas las lecciones del pasado y no volver a cometer los mismos errores que en el PRD, tenemos que hacer una revolución interna organizada, aplicar nuestra voluntad a base de organización y lucha, y ponerlo bajo control auténtico de las y los trabajadores oprimidos el partido que se dice del pueblo, no hay otro camino.