“Sólo un liberal puede olvidar el carácter limitado y convencional en el plano histórico que tiene el parlamentarismo burgués. En el más democrático Estado burgués, las masas oprimidas tropiezan a cada paso con una contradicción flagrante entre la igualdad formal, proclamada por la democracia de los capitalistas, y las mil limitaciones y tretas reales que convierten a los proletarios en esclavos asalariados.” Lenin, la revolución proletaria y el renegado Kautsky  

Morena ha surgido del colosal empuje de la clase trabajadora y sectores humildes por cambiar esta sociedad miserable. Lo formó el trabajo militante y luchas contra el prianismo, las y los oprimidos lo establecimos como una herramienta de combate ante toda la claudicación y traición que significó el perredismo como primer intento fallido de hacernos de un partido de y para la clase trabajadora. 

A lo largo de poco más de 10 años, con un respaldo político de millones, ha crecido de manera vertiginosa y se ha convertido en el partido mayoritario del país. Todo esto no sin constantes y permanentes debates y pugnas abiertas entre la dirección secuestrada por los sectores de derecha y su base combativa, honesta y humilde que da vida real al partido. 

Lamentablemente, el VII Congreso de Morena realizado el pasado 22 de septiembre en el WTC en la CDMX, es el reflejo del afianzamiento de una burocracia que demagógicamente reconoce los principios de lucha que conformaron el partido pero la realidad no busca para nada la organización popular y consciente de su base, sino seguir equilibrando los intereses de la clase trabajadora y los de los empresarios; en pocas palabras, seguir dando beneficios a la burguesía y a las y los oprimidos programas y reformas con matices sociales, populares y en algunos pasos progresistas que no afecten de fondo el sistema.  

La burocracia actual, aunque dice refrendar el legado de AMLO y se pretenda heredera del mismo, sólo lo usan de manera oportunista y falsa, al no poseer autoridad construida a través de la militancia y la lucha. AMLO se gestó esa autoridad por años, sin embargo, los actuales dirigentes son de la estirpe de la política capitalista profesional y parlamentaria, o sea, predicadores de la demagogia, la hipocresía, las mentiras, la colaboración de clase, los cabildeos y las traiciones.

Por eso la estructura durante los días previos al Congreso realizó charlas y asambleas, para que el proceso y elección tuviera cierta legitimidad, sin embargo, estás no sólo fueron limitadas en número sino también la discusión estaba definida. El reconocimiento únicamente verbal del papel de la militancia, de los intereses del pueblo y de toda una serie de mecanismos democráticos y principistas vinculados con las aspiraciones de las masas los ha llevado a ser nada más que un partido que reconoce las desigualdades, pero no la lucha revolucionaria.  

A través de sus teóricos e ideólogos – incluso algunos se dicen marxistas – el partido también está dando una ofensiva ideológica por desprender las ideas adelantadas de la base de su espíritu vivo y revolucionario. Como diría Lenin: “se admite del marxismo todo menos los medios revolucionarios de lucha y la prédica y preparación de los mismos, la educación de las masas en ese sentido.” “Fidelidad verbal al marxismo con subordinación de hecho, al oportunismo.”1

Por su puesto, la clase dominante está satisfecha con la nueva dirección. Uno de los objetivos centrales de la burguesía es colocar a Morena en una línea política cada vez más cercana a ellos ante la bancarrota de sus partidos tradicionales, a la par que no cesan los constantes golpeteos sobre el nuevo gobierno, como lo vemos ahora con la disputa con el PJ. La burguesía no escatima ningún esfuerzo para volver a tomar el control total, si bien con Morena no les ha ido mal, éste no le ha permitido del todo administrar su Estado como en el pasado.   

La nueva dirección se ha puesto el objetivo de afiliar a 10 millones. Claro que se debe apostar por ganar y sumar a nuevas capas, pero no a través de los métodos cooperativistas y copiando las técnicas de la política capitalista y sus partidos, que es la verdadera causa de su hundimiento y crisis. 

El parlamentarismo esconde lo que en realidad es la dictadura del capital, la crisis económica mundial seguirá hundiendo a la mayoría de la población y continuará siendo así mientras se respeten los límites del capitalismo, por lo tanto hay que impulsar desde la base un programa que planteé medidas socialistas enérgicas como el 100 % de la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía como la banca, la minería y los energéticos, que  se elimine realmente la precariedad y explotación laboral, que se destine el 12% del PIB a la salud y educación públicas respectivamente, una vivienda digna y accesible por ley para todxs, legalización del aborto, eliminación de la AFORES y vuelta a un régimen de pensiones solidario pagado en salario mínimo, por un plan de rescate del campo con un inversión pública masiva, oposición frontal a las trasnacionales y megaproyectos, encarcelamiento de todos los políticos, jueces, fiscales, policías, militares y demás personal estatal vinculados al crimen organizado.    

Si se defendiera claramente una alternativa de este tipo, conectaría aún más las necesidades de millones de trabajadores, campesinos pobres, indígenas, juventud y sectores más oprimidos de la sociedad y de todos aquellos que no ven ninguna salida bajo el sistema, pero la burocracia no lo hará ni su aparato, a  la militancia nos tocará poner sobre la mesa este programa y defenderlo de manera decidida. No basta con los apoyos sociales y una que otra reforma limitada. 

La única manera de ligarse sólidamente a las masas, es implicándose e impulsando directamente, en la lucha diaria,el movimiento obrero, juvenil, feminista, campesino e indígena. Si no se cambia la línea actual, transmitiendo la idea de que todo esto es posible reformando las leyes y el Estado capitalista, no habrá otro camino para Morena que la adaptación al sistema..

La derecha y el sector reformista del partido cuenta con el apoyo moral, político y material de la clase dominante y sus voceros. Su fortaleza es nuestra debilidad organizativa, es necesario dar un golpe sobre la mesa y tomar el partido en nuestras manos. Ésta es la principal tarea a resolver para todos los que defienden un Morena que responda a los oprimidos y para ello necesitamos organizar una alternativa proletaria y revolucionaria frente a la dirección actual, que sí oriente el esfuerzo de las masas a la transformación revolucionaria. No puede haber capitalismo de rostro humano, no puede haber reformas en beneficio de la población que no hayan sido arrancadas con la lucha y la movilización. No puede haber transformación reversible sin socialismo.


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