A cinco meses del segundo piso de la 4T estamos presenciando cambios convulsos por la guerra interimperialista y el ascenso de la ultraderecha en el mundo, protagonizado por Trump.

Venimos de un sexenio en el que fue posible un pequeño auge económico gracias al proceso de relocalización de la industria para abastecer al mercado estadounidense. El gobierno de AMLO sacó provecho, logró tener un “superpeso” frente al dólar y dar la ilusión de una redistribución de la riqueza a través de los programas del bienestar, aumento al salario mínimo, asegurar acceso a vacunas durante la pandemia, etc.

Sin embargo, las ganancias mayoritarias para este gobierno fueron las obtenidas por la banca quienes aumentaron 60% sus utilidades.[1]

Con la fiebre de terminar un sexenio con el mayor porcentaje de aceptación en la historia de México, y manteniendo el 80% de popularidad, el pasado mes de enero Claudia Sheinbaum, presentó ante el sector empresarial el Plan México “que en 2030 nos posicionará en la economía 10 a nivel mundial”.

Según el planteamiento, este plan permitirá que entre el gobierno y el sector privado se aporte 30% del PIB de inversión a pequeñas y medianas empresas, el 50% de lo que consume el país será “Hecho en México” en “sectores estratégicos” como textil, calzado, mobiliario, farmacéutica, juguetes, semiconductores. El 50% de las compras del gobierno serán “Hecho en México”, se fabricarán vacunas mexicanas con biotecnología avanzada, se reducirán procesos burocráticos para apertura de nuevos negocios con un proceso de 2.5 a 1 año del periodo de trámites, con 50% menos requisitos, inversiones amigables con el medio ambiente, seremos el quinto lugar en turismo en el mundo, se mantendrá y luego aumentará los 9.5 millones de personas que salieron de la pobreza en el último sexenio,se construirán 100 plantas industriales para emplear a 150,000 profesionistas y técnicos que también se planea formar.

Llama la atención cómo con este plan también se cae en el mismo nacionalismo económico que tanto se critica al gobierno de Trump y que se apela a la burguesía nacional y extranjera para dar una alternativa ante el clima de incertidumbre, esa misma burguesía que ha basado sus ganancias en la explotación de la clase trabajadora, a través de la precariedad laboral, la corrupción y evasión de impuestos y responsabilidades (porque puede explotar recursos naturales sin responsabilidad social ni ambiental).

La alternativa no puede estar en una alianza con la patronal, sea mexicana o extranjera, nuestros aliados naturales en esta ofensiva trumpista no son los mismos que se niegan a aprobar la jornada laboral de 40 horas, los que se oponen a implementar el aumento al salario mínimo o que hacen malabares para no pagar las utilidades que nos corresponden. Tenemos mucho más en común con nuestras hermanas y hermanos trabajadores estadounidenses y migrantes que con la burguesía mexicana.

Por otro lado, hemos demostrado que con organización desde las bases y en las calles hemos podido aplastar al PRIAN. Pero este gobierno continua su deriva a la derecha aliándose con el empresariado para enfrentar la ofensiva de Trump en lugar de voltear hacia el movimiento obrero, campesino, estudiantil y feminista para fortalecer la lucha antiimperialista y dar pasos en la expropiación y nacionalización de las principales palancas económicas. Hacer realidad un plan tan ambicioso a corto plazo será imposible y se quedará en simple optimismo ante las amenazas de alzas arancelarias y rompimiento del tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Se dice que se formarán profesionales y técnicos para este plan, se pasará de 31 subsistemas de educación media superior a solo bachillerato general y tecnológico, las universidades Rosario Castellanos y de la Salud serán nacionales, pero no se dice cuánto del PIB se destinará a educación para que lxs hijxs de lxs trabajadores tengan un lugar en la escuela, que asegure una educación de calidad y gratuita para evitar la deserción por circunstancias de precariedad social y escolar. Actualmente, 10% de lxs jóvenes estudia y trabaja, ¿cómo se pueden formar profesionales obviando esta realidad?

El plan menciona que debemos abastecer 90% de vacunas SRP-V, rotavirus e influenza dentro del plan de vacunación, medicamentos genéricos para diabetes e hipertensión principalmente, que se aumentará 15% la producción, se promoverán centros de investigación. Pero es justo en este sector donde se tienen los plazos más largos para echar a andar un proyecto, con trámites de 2 a 4 años para sacar un nuevo medicamento genérico y no se menciona el estado actual de las patentes, para poder desarrollar el genérico.

Ligado a este tema está el desarrollo de ciencia y tecnología en México que es muy bajo, pues desde el inicio de su industrialización se ha mantenido como una gran maquiladora, la inversión extranjera trae su tecnología y la poca investigación que se hace en universidades, es ociosa por falta de inversión, no está ligada a algún proceso productivo y a los investigadores se le evalúa con publicaciones de artículos científicos o prefieren emigrar al extranjero.

Se dice que vamos a ser uno de los principales fabricantes de semiconductores, compitiendo con Taiwán que es el fabricante número uno, con Nvidia como fabricante y distribuidor, con China como principal fabricante de silicio, etc. para ello se plantea establecer una nueva planta en Querétaro, ¡una planta!, frente al inmenso desarrollo chino de la última década, es una broma de mal gusto.

Por otro lado, México tiene una larga tradición de defensa del territorio contra megaproyectos imperialistas, pese a los asesinatos de sus defensores y hablar de crear 100 plantas industriales (de ser posible) tendrá un costo muy alto frente al que habrá una resistencia de las comunidades. Darle más poder a empresarios como Grupo México en la creación de nuevas plantas industriales puede tener un costo político, económico y ambiental muy alto.

“Vamos a crecer”, se dice, “tenemos que producir más”, para ser competitivos en la lógica del capitalismo. Ante la decadencia de la economía de Estados Unidos y la amenaza de rompimiento del tratado comercial, así como las exigencias de ruptura de vínculos con China estaríamos cayendo en una crisis muy profunda, ya que las exportaciones de México a Estados Unidos ascienden a un 84%, ¿en dónde estaríamos distribuyendo todos esos productos de exportación? Estaríamos fabricando nuestra propia crisis de sobreproducción.

El único plan realista es acabar con este sistema, construir una economía planificada que asegure condiciones dignas para lxs trabajadores, que no comprometa el medio ambiente y que involucre a su población.

Este gobierno se dice humanista, pero entregar el país a la burguesía nacional no es más humanista que entregarlo a las transnacionales, debemos seguir organizándonos desde abajo para construir una sociedad socialista que pueda plantear un proceso de desarrollo planificado con base en la capacidad industrial ya creada, produciendo solo lo que la sociedad necesita, que permita el cuidado del medio ambiente y del qué realmente seamos partícipes no como esclavos sino como gestores, porque un crecimiento económico, planificado, humanista y sostenible es posible solo sin la barbarie capitalista.

¡Por una economía planificada al servicio de las necesidades de la clase trabajadora!

 

[1] https://expansion.mx/economia/2024/11/08/banca-utilidades-record-con-amlo-pero-menor-que-con-pena


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