MORENA surge como un movimiento político y social después de dos fraudes electorales en 2006 y 2012 con la candidatura de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República y de su posterior ruptura con el PRD. AMLO convierte a este movimiento en partido político con el objetivo de seguir impulsando su candidatura presidencial en las elecciones de 2018. 

La lógica de enfocar al partido en la mera dinámica electoral de la democracia burguesa ha llevado a MORENA al pragmatismo político. MORENA representó una alternativa para el movimiento de izquierda, fundada en un inicio por la base militante de clase trabajadora identificada con el obradorismo y por algunos grupos políticos perredistas, que, con la salida de AMLO de este partido, se integrarían a MORENA.

Para los grupos arribistas ingresar a MORENA era una oportunidad para subsanar sus intereses políticos y económicos oportunistas no satisfechos en el PRD. En la primera elección en 2015, estos chapulines no figuraron, por la falta de credibilidad y a falta de cuadros de los grupos políticos predominantes, la base militante tuvo la oportunidad de postularse en las candidaturas, las cuales fueron financiadas con sus propios recursos, por primera vez se observó caras nuevas venidas desde la lucha social en la propaganda electoral.

Ante los resultados de la elección con el triunfo de MORENA en cinco alcaldías de 16, arrebatándole el puesto al PRD; 18 diputadas y diputados de 40 en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, logrando el triunfo en seis estados de la República y 37 en la Cámara de Diputados, daba una posición favorable para el crecimiento del partido-movimiento y una caída en picada del PRD principalmente, así como el inicio del derrocamiento del PRI y del PAN.

Pero la política de arreglar todo desde la cúpula, los pactos por los cabildos, abandonar la movilización en las calles como la fuerza principal para impulsar las iniciativas progresistas en el parlamento, y el efecto AMLO, llevó a dar la oportunidad de postularse a puestos de elección popular bajo el chaleco guinda a oportunistas como Marcelo Ebrad, Ricardo Monreal, Mario Delgado, Adán Augusto, por mencionar algunos, que representan el ala conservadora al interior del partido. Las peleas internas por los puestos iniciaron y con ellas el proceso de perredización del partido. 

La “esperanza de México”, slogan del partido movimiento, representaba una luz en el camino para el Pueblo, ante el hartazgo de gobiernos neoliberales priístas y panistas, que llevaron al país a crisis tras crisis y al incremento de la pobreza, de las desigualdades y de la violencia. Sin embargo, la necesidad y urgencia de llevar a MORENA al gobierno como receta acabada para revertir las reformas constitucionales y estructurales del modelo neoliberal y tecnócrata, generaría como estrategia la política del “sumar y no de restar” diseñada por AMLO, la política de las puertas abiertas, que implicaría toda pérdida de principios políticos, sumar a expriistas y panistas a las filas de MORENA rumbo a la campaña presidencial en el 2018,  como candidatas y candidatos en las gubernaturas, en las diputaciones y senadurías. Así como la política de coaliciones con el PVEM y el PT, partidos minoritarios convenencieros que subsisten por MORENA.

Las peleas por intereses, posiciones y cargos no han dejado de aumentar, lo que sería una esperanza del Pueblo y la representación de sus demandas, se está convirtiendo en un negocio de inversiones y conveniencias. Intentando conciliar la lucha de clases, bajo el discurso del aumento de las clases medias como una medida económica de bienestar en el proyecto político de la 4T, se ha permitido la infiltración de adeptos del conservadurismo.

Con el triunfo de AMLO y su efecto electoral, posicionó en primera línea en los cargos a los “ex”priistas, “ex” panistas y las representaciones de los partidos políticos minoritarios PVEM y PT, y a las y los representantes de los grupos políticos predominantes de MORENA, desplazando a la base militante de los cargos y las representaciones, y asignándoles los cargos más bajos y precarizados en la administración pública. 

La consolidación de esta política ha tenido como consecuencia, el aburguesamiento de su cúpula y la sustitución de la democracia interna por una lucha por las principales posiciones y representaciones estratégicas por el control político.

Por si fuera poco, ahora en la elección del 2024, con la primera candidata mujer a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, se ha manifestado el machismo que lacera al partido sin ser combatido por la dirección. Los caprichos y las peleas de Marcelo Ebrard, Monreal, Adán Augusto, Noroña, y la política de sumar siguen degenerando al partido. 

Actualmente, dentro de las filas del partido se encuentran más de 150 ex priistas y panistas (Sarabia, 2023) y uno de los principales representantes de la derecha represora Omar Garcia Harfuch, el candidato de Claudia Sheimbaum a la Jefatura de Gobierno, cobijado por los personajes más corruptos, vinculados al narco.

El partido está dominado por pago de favores, negociaciones, inversiones; candidatas y candidatos, al puro estilo priista que no aparecieron en una contienda interna para ser elegidos y de la nada aparecían en la boleta electoral en el 2024, sin principios, sin antecedentes de lucha social en la izquierda, ni de trabajo comunitario, pero sí con antecedentes de corrupción.

Ante el triunfo inminente de Claudia Sheinbaum en la Presidencia, se incrementó la entrada de priistas y panistas, quienes por negociación estarían en los principales cargos de representación popular plurinominales. Ante los acuerdos políticos en la elección interna por la Presidencia, la lucha y golpeteo se focalizó en el Senado y en la Cámara de Diputados entre Noroña, Adan Augusto y Monreal por el control político y la toma de decisiones. Y Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía, que le permitiría negociar para que sus aliados tuvieran cargos de representación en las Alcaldías, diputaciones, etc.

La política del pragmatismo en su máxima expresión sería el afiliar a MORENA a Miguel Ángel Yunes Márquez hasta premiarlo con una senaduría plurinominal, un sujeto con los peores antecedentes de corrupción, enriquecimiento ilícito, daño al erario y vínculos con el narcotráfico, que ya con orden de aprehensión logró parar el proceso con un amparo.

Estas son las consecuencias de una política basada en el posibilismo político, es decir, limitarse a hacer “lo que se puede” dentro del marco del sistema capitalista y dentro de sus instituciones “democráticas”, en vez de utilizar esa fuerza probada, que tumbó las leyes capitalistas que pretendían el desafuero de AMLO y que le llevó finalmente a la presidencia mediante doce años de movilizaciones en las calles y en las urnas, para imponer por la vía de esa misma combatividad una agenda en beneficio de la clase trabajadora que plantea arrebatar el poder a la oligarquía capitalista. 

MORENA está cavando su tumba, la decepción de sus militantes ante la toma decisiones de sumar a la corrupción al partido, de convertir lo que era un movimiento político de la izquierda en un negocio para invertir y negociar con la burguesía y sus políticos, en donde la derecha crece cada vez más al interior, etc. Al parecer la cúpula está convencida de que la hegemonía es la garantía de mantenerse en el poder, la pregunta es ¿para qué?, ¿para seguirle abriendo la puerta a la derecha dentro del partido? ¿Para gobernar con las políticas de los arribistas que defienden los intereses del empresariado por encima de las y los trabajadores, campesinos, mujeres, comunidad sexo diversa y jóvenes? La lucha ahora ya no es contra una oposición casi inexistente, sino interna, entre las corrientes políticas de MORENA.

El Pueblo conoce su historia, y los errores políticos tendrán consecuencias, la base organizada, aunque aún disciplinada por el partido, llega al hastío y se manifestará en algún momento. La cúpula de MORENA no ha examinado a fondo la historia de la izquierda en América Latina y el regreso de la ultraderecha al poder en varios países en el mundo después de tener gobiernos de izquierda, porque si lo hubiera hecho comprendería que esta es la política que ha empedrado el camino a este resultado.

Necesitamos organizarnos, crear un partido revolucionario que rompa definitivamente con esta política, que luche por el socialismo, que luche contra el capitalismo, y que no se convierta en un negocio de la derecha incrustada en el partido que se plantea ser la esperanza de México.


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