La presidenta Claudia Sheinbaum convocó al pueblo por segunda vez en su gobierno para acudir al zócalo y “festejar el acuerdo con EEUU”. Pero la amenaza no está conjurada. Mientras la ultraderecha esté en el gobierno y la crisis de hegemonía de EEUU siga en picada, la amenaza se mantendrá ya sea en forma económica, militar o política.

Este domingo, cientos de miles de trabajadores, amas de casa, jóvenes, etc. han acudido al llamado de Claudia para conocer la forma en la que este gobierno responderá a las amenazas de Trump, si bien es cierto que de momento los aranceles se han aplazado hasta el 2 de abril y, aparentemente, Trump acordó respetar el T-MEC, el problema de fondo, , es el fuerte déficit estadounidense, su crisis hegemónica y la enorme amenaza que representa China para sus intereses imperialistas.

¿Aranceles o no aranceles?

Durante este mes un sector de la burguesía estadounidense ha dejado en claro su descontento con las medidas arancelarias de Trump, pues comprende muy bien que echar atrás la dinámica de relocalización promovida por décadas para abaratar los costos de producción puede provocar una crisis severa en EEUU, han sido especialmente los sectores de la construcción de viviendas, la industria automotriz, agrícola y ganadera, los que se han opuesto a este camino para recomponer la situación económica que amenaza a EEUU.

En palabras del presidente y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de EEUU no es viable dinamitar al T-MEC pues “gracias a este acuerdo un tercio de los insumos críticos para la industria manufacturera estadounidense proviene ahora de Canadá y de México en lugar de China”.

En su intento de aplicar una política de sustitución de importaciones, el gobierno de EEUU se encuentra ante el problema, como lo dice Carlos Palencia, que “habrá algunos insumos que no serán fácil de suplir en un corto plazo”[1].

Todo esto representa un problema serio para Trump y su estrategia de aplicar aranceles y es esta la razón principal por lo que no ha cumplido su amenaza. Lo que indica además que tendrá que cambiar de estrategia.

Claudia en su discurso, planteó que EEUU ha dado muestra de ser amigo en otras ocasiones, sin embargo, tenemos que decir que siempre ha sido para asegurarse su control en lo que considera su patio trasero, más no para cooperar o solidarizarse, más aún cuando no estamos en igualdad de circunstancias.

El apoyo a México contra la invasión Francesa o la cooperación de Roosevelt con Cardenas, tras el encontronazo por la nacionalización del petróleo durante la Segunda Guerra Mundial, son buenos ejemplos, pero de una política imperialista en la que el interés económico de salvar el pellejo y acrecentar su control y presencia internacional es lo que importa.

La salida de este amago por parte del imperialismo sólo puede ser una: la lucha contra la dependencia hacia EEUU, contra la opresión que como potencia ejerce sobre millones de trabajadores y trabajadoras, contra la depredación de recursos y el despojo de territorios a manos de las transnacionales estadounidenses. El modelo de sustitución de importaciones sólo puede ser factible mediante la expropiación de todas estas empresas tanto nacionales como extranjeras, llevaría décadas desarrollar la industria mexicana para ponerla al nivel de sustituir las importaciones Chinas y estadounidenses.

Es necesario expropiar a las empresas que nos han expropiado antes las materias primas, el territorio y la mano de obra para exprimirla hasta la extenuación. Que se han enriquecido y posicionado en los primeros lugares gracias a las largas jornadas laborales y salarios de miseria.

No basta con que las empresas que produzcan sean mexicanas, es mexicano el hombre que ha sido durante varios años el más rico del mundo y eso no nos ha dado soberanía ni independencia. Consumir lo mexicano solo tendrá sentido si esas empresas están también bajo control de las y los trabajadores y no de los Gustavo de Hoyos, los Larrea o los Salinas Pliego, traspasar el poder de las transnacionales estadounidenses, chinas, alemanas, etc a estos magnates mexicanos es el camino seguro para fortalecer las tendencias de la derecha y la ultraderecha mexicana.

El llamado al pueblo ha sido un acierto, ponerlo en alerta y movilizarle, y la respuesta ha sido a la altura, seguimos demostrando en las calles la fuerza con la que derrotamos al PRIAN, la confianza de contar con la herramienta, que es MORENA, para combatir el ascenso de la ultraderecha y el fuego cruzado de la guerra interimperialista..

¡Aquí está la fuerza para enfrentar al imperialismo!, la misma fuerza con la que se logró la expropiación petrolera. Debemos formar un frente único entre toda la izquierda, los sindicatos, los movimientos sociales y Morena para combatir al imperialismo decididamente y romper de una vez por todas las cadenas que nos someten a él.

 

[1]https://www.sinembargo.mx/4611191/trump-recibe-reclamos-del-comercio-la-manufactura-y-otras-industrias-poderosas-de-eu/


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