El pasado 1° de mayo miles de trabajadores se dieron cita en la protesta anual por la conmemoración del día del trabajo. En casi todos los Estados de
El contexto en el que se enmarcó esta movilización fue de hartazgo de la clase trabajadora ante elementos como las contrarreformas laborales, el aumento desmedido a los productos de la canasta básica, los ataques a los sindicatos y al movimiento social, el pírrico aumento salarial y la política de ajustes que el gobierno ha impulsado para cargar sobre la espalda de los trabajadores los efectos de la crisis económica mundial de la cual México no está exento ni se ha librado.
La salvaje política de la burguesía en contra de la clase trabajadora ha hecho que también amplios sectores de los trabajadores hayan salido a las calles a levantar sus demandas. De tal forma, previo al 1° de mayo pudimos observar la radicalización de la huelga de los trabajadores mineros así como la resistencia de los trabajadores del SME en un proceso de lucha que se extiende ya por 7 meses.
El caso de los mineros
Los mineros de Cananea, Sonora, se encuentran en huelga desde mediados del año 2007. Sus demandas han sido por conseguir salarios justos y medidas de seguridad en el trabajo, entre otras cosas.
A esa huelga se sumaron los casos de la minera Sombrerete, en Zacatecas y de Taxco, Guerrero. En todos los casos el Estado mexicano y Grupo México, propietarios de las mineras, han impulsado una campaña de ataques y calumnias en contra de los trabajadores.
A pesar de que el 11 de febrero un tribunal colegiado en materia laboral dictaminó el fin de las relaciones obrero-patronales, con lo que quedaba sin efecto la huelga estallada en la minera Cananea, los mineros no dieron paso atrás en sus demandas. Ante las amenazas de Grupo México y del gobierno los mineros declararon: “no nos moverán del socavón, y si Grupo México pretende quitarnos el contrato colectivo nos quedaremos con la mina.”
Lo cierto es que, a pesar de su bravuconería, ni Grupo México ni el gobierno se ha atrevido a desalojar a los trabajadores debido a que se saben débiles ante los trabajadores.
El SME
A este lamentable acontecimiento de abuso de autoridad en contra de los trabajadores mineros se suma el de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, uno de los gremios sindicales más poderosos y combativos de este país.
El decreto de extinción de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, llevado adelante en octubre de 2009 por el gobierno derechista, dejó sin empleo a más de 65 mil trabajadores de esta compañía.
Durante todo el proceso de lucha los ataques hacia los trabajadores han sido severos. La campaña mediática de calumnias, el acoso hacia los dirigentes y miembros del SME y la tipificación de criminales que el gobierno se ha encargado de imponerles a los trabajadores no han sido suficientes para lograr que los electricistas abandonen la lucha.
En una más de las actividades de resistencia que han llevado adelante los trabajadores, se enmarca la huelga de hambre iniciada desde el pasado 24 de abril. A más de un mes los resultados son escandalosos: 17 trabajadores han sido hospitalizados, 67 más prosiguen con la protesta; en promedio cada ayunante ha perdido 8 kg y en total los trabajadores que han participado en la huelga de hambre suman
Por su parte, el Gobierno Federal ha demostrado su total indiferencia ante este hecho y ha instado a los trabajadores, en palabras del Subsecretario de Gobernación, Roberto Gil Zuarth, a “no poner en peligro su vida” dado que “las acciones desesperadas no son la ruta para la solución de los conflictos laborales”.
Cuando el pueblo se levanta….
Ambos casos, el de los trabajadores mineros y el del SME han marcado un parteaguas en la lucha de clases en nuestro país dadas las implicaciones que están teniendo para millones de trabajadores que están viendo en ellos un ejemplo de lucha.
El gobierno federal y la burguesía han lanzado millonarias campañas en contra de los órganos de lucha de los trabajadores. Su apuesta es a desaparecer los gremios sindicales democráticos de los trabajadores y de ahí su salvaje reforma a
Los marxistas reconocemos que los trabajadores del SME han dado importantes luchas por la defensa de sus puestos de trabajo y aplaudimos sus iniciativas, sin embargo también creemos que la huelga de hambre no es un buen método para presionar al gobierno por el simple hecho de que a ellos no les importa en lo más mínimo tener a trabajadores muriéndose de hambre, muestra de ello son las históricas cifras de pobreza extrema que en nuestro país existen.
Es un hecho que el gobierno se encuentra ante un proceso de convulsión social que en cualquier momento puede salir de sus manos y la lucha de los mineros y de los electricistas le resulta demasiado incómoda.
Ante la debilidad del gobierno los trabajadores debemos ser lo suficientemente hábiles para plantarle la cara al gobierno y poner orden. Somos los trabajadores los que tenemos las riendas del país y eso no debemos olvidarlo. Debemos luchar por la unificación de todas las luchas de los trabajadores y con ello por el impulso de una Huelga General que detenga la embestida de la burguesía.
Así como el 1° de mayo pudimos ver una unidad de la clase trabajadora en las consignas en contra del gobierno, debemos también luchar por una unidad de la clase trabajadora y con ello por tomar las riendas del país.