México se encuentra sumergido en la barbarie, producto de la política de priistas y panistas. Las cifras de desempleo y pobreza, por mencionar algunos ejemplos, se han disparado de manera significativa en los últimos 6 años.
Según un informe que dio a conocer el Consejo Nacional para la Evaluación (Coneval), la pobreza alcanzó su máximo nivel histórico durante el tercer trimestre de 2011, al pasar de aproximadamente 49 a 52 millones de personas pobres en 2011, lo que representa 46.2% de la población del país. Respecto al empleo, en noviembre de 2011 la tasa de desempleados de México subió 0.38 puntos porcentuales frente a octubre, alcanzando el 5.16% de la población económicamente activa, según cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Junto con el desempleo se encuentran también la pérdida del poder adquisitivo salarial para las familias obreras. México se encuentra dentro de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como el país con la remuneración salarial más baja. En lo que va de este gobierno, el salario mínimo ha perdido 42% de su poder adquisitivo, lo cual quiere decir que respecto al poder de compra que los salarios mínimos tenían en 1978, se ha deteriorado en un 75%.
Otros estudios, como el señalado por Héctor Luis del Toro, académico del Centro de Investigación de Teoría Económica de la Universidad de Guadalajara, exponen que, mientras en diciembre de 2005 la canasta básica representaba un gasto de tres mil 902 pesos; para octubre de 2011 el costo llegó a cinco mil 966 pesos. ''De los 121 artículos que contempla la canasta básica, 101 ha reportado aumentos''.
Todo lo anterior refleja el deteriorado panorama en el cual nos encontramos los trabajadores. Sin tomar en cuenta aspectos tan importantes como la salud, la educación, el desempleo juvenil, la vivienda y el narcotráfico, entre otros indicadores, tenemos que la situación no es nada alentadora para millones de mexicanos.
Lo anterior no es obra de la “flojera” de los mexicanos ni tampoco representa un mandato divino, como la burguesía afirma. Se trata en realidad de una política económica dictada por los grandes banqueros y empresarios, quienes buscan mantener sus ganancias a costa del sudor de miles y miles de personas a las cuales mantienen en la miseria y en la explotación.
Bajo este contexto, es como se desarrollarán, en julio próximo, las elecciones presidenciales en nuestro país, en las cuales las bases de los partidos de izquierda y el Morena tienen como principal objetivo organizarse para cambiar la realidad de la clase trabajadora.
Morena como alternativa de lucha
Todos aquellos que formamos parte del Movimiento de Regeneración Nacional debemos tomar en cuenta que no nos enfrentamos a un proceso electoral cualquiera, sino más bien a un proceso de lucha de clases en el cual tanto los intereses de la burguesía como los de la clase trabajadora, se verán confrontados.
Si bien la coalición de Morena con los partidos de la izquierda se presenta como la única alternativa electoral viable para la clase trabajadora, hace falta que estas organizaciones adopten un programa y una táctica de lucha revolucionaria para ganar las elecciones. La izquierda tiene que hacer frente a las maniobras fraudulentas que el PRI, el PAN y el gobierno de Calderón implementarán en aras de retener la presidencia. No serán los tribunales, ni demás instituciones del Estado burgués, las que detendrán el fraude que, desde ya, está operando la derecha; por el contrario, estas instituciones se encargarán de avalar las maniobras contra el candidato de la izquierda. Solamente la clase trabajadora puede organizar la defensa de sus intereses. En este sentido es clave dotar de un carácter militante a la campaña electoral de la izquierda, donde los sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantes y el resto de sectores oprimidos de la sociedad jueguen un papel activo.
Además del programa alternativo de nación, Morena tiene que adoptar las demandas fundamentales del proletariado mexicano, tales como la lucha por un aumento salarial de emergencia, más y mejores puestos de trabajo, escala móvil automática de salarios -respecto a la inflación-, democracia sindical, subsidio de desempleo, no más despidos, entre otras.
Más allá de la búsqueda de votos basados en las estadísticas o la suma exponencial de gente a la campaña de la izquierda, el movimiento necesita transformarse en una verdadera herramienta de lucha. Morena debe estar presente en cada colonia, centro de trabajo, sindicato, en cada comunidad ejidal y en cada escuela, no como una organización exclusivamente electoral, sino como una organización que promueva y organice la lucha activa, vinculando las demandas más sentidas de la clase trabajadora y el campesinado pobre, con la lucha electoral en el marco de una perspectiva revolucionaria.
La burguesía impulsará una campaña salvaje de propaganda negativa en contra del movimiento, quizás peor que la que lanzó en 2006 en contra de AMLO, al cual llamaba repetidamente “un peligro para México”. Intentarán promover prejuicios acerca del derecho a la propiedad privada de los grandes burgueses, seguirán llamando al candidato de la izquierda “radical” y “provocador” y hablarán de que la izquierda en general está totalmente corrompida, igual o peor que la burguesía y sus organizaciones.
La recurrida cantaleta de que el PRI inevitablemente retornará a Los Pinos es una idea que los propagandistas de la derecha intentan imponer desde hace meses, sin embargo la única manera en que la derecha, el PRI o el PAN, se mantenga en la presidencia, es a partir de un monumental fraude electoral, combinado con la abstención e inmovilidad de las bases de la izquierda. La derecha intentará repetir el esquema de “triunfo” de las pasadas elecciones en el Estado de México o Michoacán. La izquierda por su parte tiene que aprender de esas derrotas y cambiar decididamente de táctica, el movimiento tiene la fuerza para derrotar a los partidos de la burguesía.
Ha quedado perfectamente demostrado que no representa ninguna alternativa para la izquierda el establecer supuestas alianzas con los empresarios “honestos”, estas alianzas han significado introducir en el movimiento prejuicios en contra de las tradiciones de lucha del proletariado, así como a elementos oportunistas que han terminado por manchar la bandera de la izquierda. Un ejemplo de ellos es el ex gobernador de Guerrero, el cual llegó a ocupar este cargo gracias al apoyo que en su momento recibió de AMLO. El “honesto e independiente” empresario Zeferino Torreblanca se ha sumado a la campaña del PAN y considera que “Josefina, es la mejor opción para el 2012”.
La experiencia de los últimos años está plagada de estos ejemplos de oportunismo por parte de todos aquellos a los que se les ha denominado “empresarios honestos”. La única forma en que genuinamente se puede agrupar a un sector de la pequeña burguesía, sobre todo aquella que ha sido reducida a las condiciones de vida del proletariado, es a partir de una política genuinamente revolucionaria, donde las ideas y métodos de la clase obrera primen sobre el conjunto del movimiento, y abran una perspectiva revolucionaria para estos sectores, que tampoco tienen ya cabida dentro de un capitalismo en crisis. En cualquier caso, la pequeña burguesía nunca podrá ser el factor decisivo para la lucha del proletariado.
La alianza que debe promover Morena con ahínco es con los sindicatos, las organizaciones campesinas, la juventud, los migrantes, los desempleados y demás sectores del proletariado. Las contradicciones sociales existentes exacerbarán la lucha de clases en nuestro país conforme el proceso electoral se acerque; incluso un eventual triunfo de AMLO no implicará que de la noche a la mañana dichas contradicciones desaparezcan, la perspectiva más probable es que se agudicen y el movimiento debe prepararse para toda clase de ataques, antes, durante y después de las elecciones.
Las elecciones solamente se pueden ganar con una táctica revolucionaria de lucha
En primer lugar, Morena debe ser el aglutinador de todas las demandas más sentidas de la población explotada. La adopción de un programa revolucionario, que rompa con la dinámica del capitalismo y que luche en contra de la propiedad privada de los medios de producción tiene que ser una tarea de primer orden. La lucha electoral debe ser vista por todos los que conformamos la izquierda como un espacio de lucha contra el capitalismo, que se enmarca en una estrategia más amplia de lucha revolucionaria. ¡Por un programa de lucha revolucionario para ganar las elecciones!
En segundo lugar, Morena debe aglutinar a todos los sectores de la población explotada. ¡Frente único de las organizaciones obreras contra los ataques de Calderón y por el triunfo electoral de la izquierda! Trabajadores del SME, de Mexicana de aviación, Mineros, la CNTE y el resto de sectores en lucha deben integrarse organizadamente al movimiento. ¡Por un programa unificado de lucha a nivel nacional!
En tercer lugar, Morena debe poner en acción a los millones de jóvenes y trabajadores que agrupa. Debe fijar sus objetivos no únicamente en el terreno electoral sino más allá, ampliando la visión de los millones de militantes que participamos en él. Si somos alrededor de 4 millones de afiliados a Morena ¿Por qué no poner en acción a esta fuerza? ¿Por qué no organizar una campaña de agitación a nivel nacional por una Huelga General de 24 horas por aumento salarial y empleo digno para la juventud y por el voto a la izquierda? Sólo con los métodos de lucha de la clase trabajadora podremos detener el fraude que desde ahora mismo se está operando, ¡A organizar la Huelga General de 24 horas contra el fraude electoral!
En cuarto lugar, el Morena debe rescatar al PRD como una herramienta de lucha, dando la batalla contra la derecha del partido echando de él a los sectores oportunistas y arribistas que se suben al carro del “lopezobradorismo” únicamente para ganar posiciones pero que no defienden la política del movimiento ¡Ninguna confianza, ningún pacto con los “chucho!
Son las bases del movimiento las que deben tomar las decisiones fundamentales de la lucha, basados en un método democrático de participación. Apoyados en este método deben elegirse a los candidatos de la izquierda de entre los mejores elementos de base, ¡Basta ya de apoyar a arribistas! Todo aquel que sea abanderado de la izquierda para un cargo de elección popular debe aceptar la revocación en caso de incumplir con el programa de la izquierda; representante obrero, salario obrero, ¡Basta de lucrar con los cargos!; en cada célula del Morena y en cada comité de base del PRD debe haber oportunidad para la participación democrática de los trabajadores, en donde cada miembro tenga voz y voto y en donde se respete la decisión tomada por la mayoría de las bases. ¡Por un Morena democrático y combativo!