La posición del sindicato minero es destacable: ahora abiertamente y sin cortapisas llama a votar a favor de AMLO y frenar a la derecha representada por el PRI y el PAN. Con casi un cuarto de millón de afiliados en todo el país, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana es uno de los gremios proletarios que con mayor energía se ha enfrentado  a los empresarios, tanto nacionales como trasnacionales, y su gobierno en defensa de sus derechos. La trayectoria del sindicato minero en los últimos 12 años ha sido la de desarrollar un impresionante número de huelgas y paros laborales, mucho de ellos resultando exitosos. Esa holeada de huelgas y de repetidas victorias sobre la patronal transformó a este sindicato, al lado del SME, en uno de los más odiados por el foxismo y el calderonismo, sometiéndolo  junto con sus dirigentes a una brutal persecución con la intención de desaparecerlo de la escena de la lucha de clases.

A más de una década de la salvaje ofensiva de los gobiernos panistas, el sindicato minero no sólo se mantiene en pie sino que además continua luchando y alcanzando importantes logros para los intereses de sus agremiados. Una de las más recientes luchas exitosas de los mineros fue el paro laboral de seis días que desarrollaron en la segunda semana de junio pasado las secciones 269 y 270 contra las empresas Goldcorp y Minera Tesalia, respectivamente, en Mezcala, Guerrero. El paro se levantó hasta que ambas empresas aceptaron entregar a cada trabajador 170 mil pesos por reparto de utilidades, además de pagar el 100% de los salarios caídos.

Los mineros representan a un importante sector de los batallones pesados de la clase obrera y se han basado en ello para defender a su sindicato y para arrancarle importantes conquistas a la clase dominante. Y ahora, tras el acuerdo tomado por este gremio el pasado miércoles 27 de junio, los mineros están poniendo toda su fuerza organizada al servicio del conjunto del proletariado y demás sectores oprimidos por el capitalismo en su lucha para frenar a la derecha en las elecciones de este 1 de junio.

La decisión tomada por los mineros no sólo alienta al resto de los trabajadores sino que además crea una situación que en verdad resulta bastante favorable para lanzar una lucha tenas y hasta las últimas consecuencias en defensa del voto y contra el fraude electoral que los empresarios, el PRI y el PAN, al lado del Elba Esther Gordillo y el IFE, entre otros, ya tienen preparado para imponer a Peña Nieto en el poder tal como lo hicieron hace seis años con Calderón. Además del acuerdo del sindicato mineros, antes el SME ya había tomado ese decisión, el millón 400 mil asistentes al cierre de campaña de AMLO del pasado día 27 y paralelo a ello el fenomenal movimiento de masas a nivel nacional de la juventud organizada en torno al #YoSoy132 y las más de 600 organizaciones religiosas, de migrantes, campesinas, sindicales, ecologistas y de defensa de los derechos humanos que suscriben el manifiesto de la Asamblea por la Paz y la Legalidad Electoral acordado el pasado sábado 23 y en el que exponen su determinación para salir a las calles para evitar la imposición del PRI, todo ello nos permite asegurar que las condiciones son optimas para revertir el fraude electoral evidenciado ahora con medidas tan burdas como la del IFE sustituyendo los lápices de cera por los de grafito para borrar el voto en cuanta boleta electoral necesiten para asegurar el triunfo de la derecha.

Es por ello que ante las marcadas evidencias sobre las maniobras de la burguesía para arrebatarle el triunfo a los trabajadores y a la izquierda, al igual que lo hizo en 1988 y 2006, es necesario que desde este momento tomemos las medidas necesaria para organizar y aprovechar mejor nuestras fuerzas, las cuales además cuentan de su lado con los más de cuatro millones de afiliados de Morena y la masiva base de apoyo del PRD y del PT, y desarrollar las iniciativas pertinentes para derrotar el fraude electoral.

Los trabajadores de la ciudad y del campo tenemos que dar una autentica demostración de fuerza movilizándonos por millones en todas las principales ciudades de México y lanzando acciones para paralizar al país tomando carreteras, cerrando los aeropuertos y las fronteras, además de parar la producción impulsando un huelga general hasta que la burguesía y sus partidos retrocedan y acepten el triunfo de AMLO.

Seis años atrás quedó demostrado que en este tipo de batallas, dado que los empresarios se juegan mucho, se necesitan acciones más determinantes para obligar a la derecha a respetar nuestra voluntad. La imposición de Calderón ha tenido un costo enorme para nosotros los trabajadores pues la política del gobierno espurio al servicio del gran capital no sólo nos empobreció aún más, sino que además por medio de su estúpida “Guerra contra el narco” nos sometió a un sexenio de sangre y de terror que con sus más de 60 mil víctimas por mucho supera los sangrientos resultados de la guerra del imperialismo yanqui contra el pueblo de Irak de marzo del 2003 a diciembre del 2011.

El triunfo de un nuevo fraude electoral y la imposición de Peña Nieto arrojarán como saldo el recrudecimiento de la ya de por sí dramática pesadilla que padecemos el pueblo trabajador. Tenemos que impedirlo y por ello debemos frenar al PRIAN. El 1 de julio por la noche ni después de esa fecha AMLO no debe reconocer ningún resultado que favorezca a la derecha y por el contrario tiene que llamar a la unidad de acción de todos los partidos y organizaciones de izquierda con los sindicatos y agrupaciones campesinas e indígenas, para impulsar una jornada nacional de lucha que tenga como objetivo paralizar al país por medio de diferentes acciones, principalmente a través de la huelga general.

Los empresarios y su cúpula dirigente, es decir la mafia en el poder, desistirán de imponer a Peña Nieto en el poder bajo la condición de que se den cuenta que la respuesta de los trabajadores es tan poderosa que pone en peligro sus intereses como clase dominante. Y uno de los mejores para ello es tocar al capitalismo en aquel punto que le es más doloroso, es decir, a la producción. Y para lograr ese objetivo la huelga general es el mejor medio.

¡Ni un paso atrás en la defensa del voto!

¡Huelga general contra el fraude electoral!

¡Por la unidad de acción de toda la clase trabajadora y sus organizaciones!

¡Si hay imposición, habrá revolución!


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