Durante décadas México ha estado sumergido en una miseria política, económica y social que ha derivado en una situación de barbarie. Miles de personas son sometidas diariamente a escenas extremadamente violentas y además han sido sometidas a la peor explotación.
Lo anterior ha sido producto del capitalismo y de las políticas que durante décadas los gobiernos de ultraderecha han impulsado y que lo único que buscan son beneficios para su clase social a costa del sudor de millones de trabajadores asalariados que no tienen otra cosa qué vender más que su fuerza de trabajo.
No es necesario describir aquí las cifras que de todos son conocidas. Millones de desempleados, jóvenes sin escuela ni empleo decente, nulas opciones de vivienda, seguridad social o salarios dignos, etcétera. Lo que sí es necesario decir es que la solución ante esta situación está en las manos de esos millones de personas que trabajan por sueldos miserables, los que no tienen empleo, los que no tienen educación ni tampoco oportunidades; nos referimos a las millones de personas que viven cada día sometidos por un sistema que no tiene nada más que ofrecer: el capitalismo.
Elecciones 2012
De ninguna manera las elecciones que viviremos próximamente implicarán un acontecimiento más. No se trata de un “ejercicio democrático”, como los paladines de la burguesía lo llaman, sino de la confrontación de proyectos que definirán el rumbo económico y político de nuestro país durante los próximos seis años.
Se trata, por un lado, de un proyecto de derechas encaminado a aprobar las reformas estructurales que durante años no se han podido aprobar: una contrarreforma laboral que atenta contra los derechos de los trabajadores, que pretende desmantelar el sindicalismo combativo, que busca dejar en el desempleo a millones de personas y que intenta rebajar aún más los salarios; una reforma hacendaria cuyo objetivos es enriquecer más a los más poderosos de nuestro país, que trata de incrementar los impuestos en alimentos y medicinas, además de aplicar ajustes al gasto social que significan la reducción a los presupuestos educativos, de salud, de empleo y de vivienda; una reforma política que pretende criminalizar cualquier intento de movilización social y violentar los derechos humanos de millones de personas para dotar de mayor poder al Estado burgués. En pocas palabras se trata de una ofensiva salvaje por parte de la burguesía y de los capitalistas en contra de la clase trabajadora y sus familias.
Por otro lado se trata de un proyecto de izquierda que pretende dar marcha atrás al enorme rezago social producido por el atrasado capitalismo mexicano bajo su careta llamada neoliberalismo. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha defendido un proyecto que recupera conquistas sociales como el derecho al empleo, a la salud y a la educación, por mencionar algunas cosas. El impulso de programas sociales durante su gestión como Jefe de Gobierno capitalino significó un vaso de agua en medio del desierto para millones de personas. Becas, apoyos a adultos mayores, apoyo a madres solteras y seguros de desempleo son algunos de los programas que se impulsaron en el Distrito Federal y que, de llegar a la presidencia, impulsará a nivel nacional. No obstante lo anterior debemos señalar que para que el proyecta de AMLO pueda alcanzar sus objetivos e impedir ser presa del sabotaje de la banca y los grandes empresarios, es decir de la mafia del poder, es necesario expropiar a la clase dominante; sólo bajo esa condición se podrán alcanzar la cobertura al 100% de la demanda universitaria y los 7 millones de empleos que AMLO propone construir a lo largo de su sexenio, por ejemplo. Si AMLO no rompe con los capitalistas para apoyarse en la movilización de la clase trabajadora para poner bajo su control democrático las palancas fundamentales de la economía, corre el peligro de que la mafia en el poder, es decir ese 0.18% de la población del país que concentra en sus manos el 45% de la riqueza nacional, termine imponiendo su voluntad para seguir desangrando al país y a los trabajadores, empujándonos a una situación de mayor barbarie a la actual.
Para llevar adelante un proyecto como el que propone AMLO es necesario además involucrar a la clase trabajadora, dotarle de un papel dirigente y llamar a las masas a luchar por un programa revolucionario y por una sociedad socialista. La clase trabajadora, la juventud y la clase media orillada a la miseria debe de saber que de votar por el PRI, el PAN o Nueva Alianza su situación no se modificará en lo absoluto y además se verá más atacada aún. Ninguno de estos partidos representa una alternativa ante los problemas que nos aquejan, sus mismas políticas nos lo han demostrado.
Enrique Peña Nieto es responsable, junto con su partido, de que el Estado de México sea el Estado con mayor número de feminicidios. Durante su gestión los derechos humanos de cientos de campesinos de la comunidad de Atenco fueron brutalmente aplastados y además el costo de vida es altísimo. Transporte y educación, por mencionar algunos aspectos, son de los más caros en el país.
Josefina Vázquez Mota ha dejado en claro que de llegar a la presidencia desaprobará el derecho al aborto, privatizará Petróleos Mexicanos y además hará lo imposible por aprobar, al igual que Peña Nieto, las reformas estructurales. También ha dejado en claro su intención de fortalecer los cuerpos represivos del Estado y por si fuera poco seguirá con la política que el espurio Calderón de ataques sin precedentes a la clase trabajadora.
Gabriel Quadri de la Torre es sólo un títere de la asesina Elba Esther Gordillo. Para él y su partido se trata de privatizar todo, se trata de crear una policía nacional, al estilo de la chilena o la española, ambas heredadas de regímenes dictatoriales y causantes de genocidios en contra de la población; y se trata también de llevar adelante las reformas estructurales.
En resumen, los tres candidatos de derecha defienden una forma de gobierno que de mantenerse en el poder empeorará aún más la situación en el país. Más desempleo, menos educación, viviendas “huevo”, salarios de miseria, privatización de los recursos energéticos y mantenimiento de la “guerra” en contra del narcotráfico que ha cobrado la vida de más de 60 mil personas en sólo seis años.
La reciente detención de altos mandos del ejército por sus nexos con el narcotráfico demuestra que en las esferas del gobierno de derecha todos están coludidos. Mientras por un lado derraman lágrimas de cocodrilo por las miles de muertes producto de la “guerra” en contra del narcotráfico, por otro lado son ellos mismos quienes están en contubernio con los principales cárteles de la droga debido a las millonarias sumas que cada año derivan de la producción y venta de estupefacientes; no hay ninguna novedad en ello.
Ni un voto al PRI ni un voto al PAN, organizarse y luchar
Un paso al frente para revertir que la miserable situación en la que vivimos es frenar a la derecha, es decir al PRIAN, votando por la izquierda en estas próximas elecciones. Para lograrlo es necesario que AMLO se vuelque hacia la clase trabajadora y hacia la juventud por medio de una política revolucionaria, integrando en una sola lucha a todos los frentes de combate abiertos en el movimiento obrero y del resto de sectores oprimidos por el capitalismo y su gobierno.
Debemos crear comités de lucha de Morena en cada fábrica, en cada centro de trabajo, en cada ejido y en cada escuela y debemos de discutir ahí nuestro programa de lucha, nuestras demandas y la forma en que impulsaremos la lucha.
Tenemos que seguir el ejemplo de los millones de trabajadores y jóvenes europeos y de otras regiones del mundo que están en lucha por la defensa de sus intereses. La burguesía tiene sus grandes edificios y palacios, los desposeídos tenemos las calles, las fábricas en las que trabajamos, nuestros centros laborales, nuestras tierras, nuestras colonias y nuestras escuelas.
Este es el momento de la clase trabajadora y de sus familias. Nunca antes una región fue tan brutalmente golpeada como lo está siendo ahora México, y corresponde a quienes hacemos que la sociedad funcione con nuestras propias manos cambiar la situación de tajo.
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Desde hace 22 años los marxistas de Militante hemos luchado codo a codo con la clase trabajadora. Nunca nos hemos mantenido en silencio ante las injusticias y ruindades que el capitalismo ha aplicado en contra de las clases explotadas y es por ello que somos tan insistentes en que es necesario organizarnos y luchar. Ni el fraude electoral, ni el voto nulo, ni la desorganización pueden ganar a la izquierda en estos momentos bajo la condición de que esta asuma una política revolucionaria y es deber de todos aquellos que nos asumimos como de izquierda dar la batalla para que así sea.
Luchar por más y mejores empleos es luchar por una sociedad socialista.
Luchar por mejores salarios, por un salario de emergencia y por una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación es luchar por una sociedad socialista.
Luchar por educación pública, gratuita, científica y de calidad así como por el aumento del presupuesto educativo es luchar por una sociedad socialista.
Luchar por un sindicalismo democrático y combativo que combata el charrismo sindical es luchar por una sociedad socialista.
Luchar por alimentación de calidad y por la bajada de los precios de la canasta básica es luchar por el socialismo.
Luchar por el rescate del campo mexicano así como por su industrialización es luchar por el socialismo.
Luchar por seguridad social gratuita para los trabajadores y sus familias es luchar por el socialismo.
Luchar por viviendas de calidad al alcance de los trabajadores y sus familias es luchar por el socialismo.
En pocas palabras luchar por una sociedad mejor es luchar por una sociedad socialista.
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