El gobierno de Calderón se ha distinguido por el rechazo general que provocó desde su inicio y que se fortaleció a lo largo de todo el sexenio, ahora en los últimos meses de su gobierno presenta el asesinato del Lazca y la aprobación de la reciente “ley contra el lavado de dinero” como dos grandes logros contra el narcotráfico. De esta forma el Calderonismo trata de revertir todo el descrédito del que es objeto. Sin embargo ni una ni otra medida tiene un impacto real sobre el narco.
Nadie le cree a Calderón
Imprecisiones, errores, infortunios y opiniones oficiales encontradas rodean la muerte de Heriberto Lazcano, sumado a ello la experiencia nos ha enseñado que en general hay que desconfiar de las palabras que Calderón y el prianismo dicen. Por todo ello la opinión general popular es que Heriberto Lazcano en realidad no está muerto y que todo se trata de un engaño más del presente gobierno.
Los medios de comunicación han abonado material para fortalecer la teoría del engaño sobre la muerte del Lazca, la revista Proceso ha dedicado casi todo un número a debatir sobre la veracidad de la muerte, ha consultado a peritos independientes y ha hecho su propio análisis, otros medios actúan igual. El diario Milenio, con una tendencia clara de derecha, está en la misma tónica, ellos afirman que “siguen existiendo muchas preguntas” al respecto y citan toda una larga lista de preguntas sin respuesta. Todo este debate está provocando que el aspecto más importante quede oculto.
Habría sido mejor
El gobierno de Calderón y el panismo se encuentra en franca banca rota, con fracturas internas muy graves y totalmente desacreditados. Los priistas, si bien están dando pasos firmes hacia la imposición de EPN, también se encuentran en grandes dificultades internas y externas, el asesinato del hijo de Moreira es prueba de ello. Panistas y priitas necesitan un poco de legitimidad, frente a la sociedad necesitan demostrar que sus gobiernos y sus políticas si pueden erradicar al narcotráfico, frente al pueblo trabajador necesitan mostrarse fuertes para evitar movilizaciones y aprobar contrarreformas como la laboral. Los grandes empresarios y banqueros también exigen un gobierno fuerte y capaz que les asegure un país controlado que les permita seguir obteniendo sus millonarias ganancias.
Por tanto lo que más convenía al prianismo era asesinar al Lazca e identificar perfectamente al cuerpo, no podía haber duda al respecto. Si el prianismo tuviera fotos, videos o pruebas periciales contundentes del asesinato habría tenido un capital político muy importante, habrían montado una alharaca mediática aún mayor a la actual, Calderón tendría elementos para autojustificar el sexenio de guerra sangrienta contra el narco, el ejército podría lavarse la cara y pasar de ser verdugo a héroe. Pero en lugar de esa potencial gloria, lo que tienen es todo un espectáculo que los muestra débiles, estúpidos e incapaces “a Vicente Fox se le escapó el Chapo vivo, a Calderón se le escapó el lazca muerto”.
Por otra parte es imposible que un capo como el Lazca con tantos enemigos mortales y amigos (a quienes no conviene su muerte o desaparición porque de ello depende la estabilidad de sus negocios) pueda ocultarse en ningún rincón del mundo. Para hacerle una nueva identidad a Heriberto Lazcano que lo convierta en persona normal se habría tenido que tejer toda una red nacional e internacional que, en vista de todas las presiones que surgirían, podría quebrarse muy fácilmente dejando al descubierto el engaño y creando más descrédito para la derecha en nuestro país.
La muerte del capo convenía totalmente a los planes de Calderón, por otra parte no se puede fingir y por si fuera poco, es de todos conocido que la política de Calderón no se orientó a enfrentar al narco en general sino sólo a la parte que le convenía más: banda de Lazcano. En vista de las necesidades de Calderón decimos que lo más probable es que el Lazca si haya sido asesinado.
Que implica la muerte del capo
El asesinato o encarcelamiento de los grandes capos del narco como Lazcano o incluso como el Chapo Guzmán no traerá ningún viso de paz y estabilidad sino muy al contrario. Para mantener sus cotos de poder las bandas se ven obligadas a recurrir a métodos más violentos, eso mismo ocurrió con el cartel de los Beltrán Leiva y con otros.
Si la violencia se incrementa como parte de un reacomodo entre los grupos del narco, entonces Enrique Peña Nieto (como presidente impuesto mediante el fraude) tendrá la justificación para fortalecer la presencia del ejército en las calles. Las funciones del ejercito en las calles, tal cual ocurrió con Calderón, no serán las de frenar al narco sino sobre todo la de intentar amedrentar al movimiento obrero, campesino y juvenil.
Un hombre en lo individual puede ser fundamental para la supervivencia de un cartel, pero no es fundamental para el gran negocio del narco. Este hunde sus raíces en el mismo sistema capitalista del cual depende y al cual fortalece con sus miles de millones de dólares en ganancias, los grandes consorcios financieros atraen el capital del narco y lo integran rápidamente y de manera normal al círculo de producción capitalista. El Mayo Zambada (que actualmente es uno de los grandes dirigentes del narco) ha sacado la conclusión correcta “El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.” (entrevista con Julio Sherer).
El problema fundamental no es el narco como tal sino todo el sistema capitalista que exige y sobrevive mediante negocios como este, el capitalismo es la fuente de todo el problema, por ello mientras exista el problema del narco y otros más seguirán igual.
Domesticar al león
La ley contra el lavado del dinero que se aprobó unos días posteriores al asesinato del Lazca, tampoco puede ser una herramienta para destruir al narco, Calderón ha dicho que con ella “se llega al corazón” del narcotráfico. La ley es inoperante pues aunque efectivamente cierra el paso para el lavado del dinero mediante la compra de mercancías, coches, joyas y casas, en realidad los métodos de lavado de dinero son mucho más complejos. Meses antes Mario di Constanzo argumentaba que el lavado de dinero es como pagar impuestos “si cierras un camino siempre hay otro”.
Debemos fortalecer la lucha
El movimiento obrero se va a enfrentar a un periodo de ataques, la reforma laboral es apenas una parte de los planes del PRI pero ya se están cocinando otros como la reforma energética, la fiscal, el recorte más amplio en el gasto social, etc. En medio de ello, enrique Peña Nieto usará el discurso del narco para militarizar las calles, tal cual lo han hecho ya en Ciudad Neza, y así tratar de infundir miedo entre la base de los explotados. El mensaje que lanzarán es el de “si luchas por tus derechos el primer problema que enfrentarás es el del narco, luego vendrá la mano dura del estado”. Ante ello los trabajadores no debemos caer en el juego ni debemos aceptar el chantaje, pues lo que está en juego son todos nuestros derechos más básicos.
La primer tarea que debemos seguir realizando es la de crear organizaciones, ahí donde no haya sindicato debemos crear el primer germen de este llamando a reuniones entre compañeros para discutir acciones de lucha y ahí donde haya sindicatos pero copados por charros debemos luchar por convertirlos en autenticas armas de lucha. Morena y AMLO deben poner en el centro de la discusión y la acción los ataques que está realizando Calderón en estos últimos meses y los que Peña Nieto pretende lanzar. Los estudiantes necesitan retomar la dinámica de movilizaciones y sacar las conclusiones correctas de lo que significo el #yo soy 132.
La solución al problema del narco no se podrá encontrar mediante la política militarista que la derecha ha practicado en estos años, tampoco se encontrará mediante regulaciones legales que en los hechos reales se convierten en papel mojado. La única alternativa es la lucha organizada de todos los trabajadores, jóvenes, campesinos y Morena, la única alternativa es destruir la fuente que fortalece al narcotráfico, es decir al capitalismo.