A casi cuatro meses del lanzamiento de la Cruzada Nacional Contra el Hambre por parte del gobierno de Peña Nieto, las denuncias y escándalos se acumulan por decenas. De ellas destaco particularmente el caso de Veracruz, donde se exhibió el uso de la Cruzada para favorecer al PRI en las próximas elecciones locales.
En México más de 50 millones de personas viven en pobreza, eso significa que más de la mitad de quienes radican en el país tienen menos de lo necesario para subsistir diariamente. De ellos cerca de 20 millones, según datos de la UNICEF de 2008, sufren de carencias alimentarias, de entre los cuales solo 7.2 millones viven en zonas urbanas. Lo anterior resalta a la vista pues el presupuesto asignado para la Cruzada contra el Hambre es de aproximadamente 249 mil millones de pesos con un objetivo de 7.4 millones de personas beneficiadas. A todas luces es evidente que ni el presupuesto ni los objetivos planteados responden a las necesidades reales por las cuales atraviesan millones de personas.
Aunado a ello destaca que en dicha Cruzada se basaré fundamentalmente en las grandes empresas alimentarias como Pepsico, Nestle o Walmart. Ello evidencia no sólo la intención de dicha campaña sino fundamentalmente su carácter político: seguir favoreciendo a los grandes capitalistas por encima de los millones que carecen de lo fundamental para vivir. Tan sólo basta señalar los 3 mil millones de dólares en aranceles condonados en 10 años a Nestle, Sabritas, Gamesa, Bimbo, Maseca Minsa, Herdez, Jumex, Bachoco, Lala, Monsanto ente otros. O bien los 10 mil 376 millones de pesos que estas empresas recibieron del presupuesto federal en 2011. Es claro que los intereses representa el gobierno de Peña Nieto, como los que representaba Calderón, son los de los patrones y los grandes empresarios.
La falta de escrúpulos ha sido una característica no solo del PRI sino particularmente de Peña Nieto, ya desde el inicio de dicha Cruzada se había denunciado que esta favorecería a las grandes compañías sino que recientemente se ha denunciado su implementación particularmente en zonas urbanas en donde habrá elecciones estatales. A diferencia de quienes acusan de inconscientes y vendidos a quienes ofrecen su voto por algún beneficio, para los marxistas ello no es un problema moral sino ante todo un problema político. El hambre es y ha sido un problema propio del capitalismo, pues pese a las inmensas riquezas que se producen el sistema requiere extender la miseria en el mundo para subsistir. El ejemplo de Grecia, donde decenas de personas hoy en día recogen desechos de alimentos de la basura, es muestra clara de que el problema del hambre es orgánico al capitalismo.
El cinismo de EPN como de Rosario Robles, Secretaria de Desarrollo Social encargada de la Cruzada, no ha tenido ningún tipo de empacho para ocultar la utilización de recursos con fines políticos siendo el caso de Veracruz, como ya lo hemos señalado, el más descarado. Si bien el Estado es una organización que siempre favorece a la clase social que impone sus intereses sobre la sociedad, y por tanto que la domina, la corrupción de SEDESOL ha significado un uso descarado de su estructura colocando a los cuadros priístas encargados de operar en interés de su partido. El atraso político de la burguesía, sus representantes y su Estado es, por decir lo menos, aberrante. En realidad refleja las pocas posibilidades que la clase dominante tiene para sacar al país del atolladero en el cual se encuentra. Sólo los trabajadores de forma organizada junto con los campesinos pobres y las demás clases explotadas podremos terminar con el hambre y la corrupción.
La crisis actual por la que atraviesa el capitalismo a nivel mundial es la causa de que cientos de trabajadores pierdan su empleo, y con ello el sustento con el cual llevar el sustento a sus hogares. Aunado a ello los que permanecen con un empleo lo hacen acosta de jornadas cada vez más amplias, para suplir a sus compañeros despedidos. Ello se debe no a la escasez de recursos, como pretenden plantearlo los patrones y el gobierno de Peña Nieto, sino a todo lo contrario: el exceso de riqueza. Aunque de forma contradictoria el capitalismo genera más riqueza de la que se puede consumir al producir más mercancías de las que se pueden realizar en el mercado.
Uno par de ejemplos de ello son los casos de la mexicana Gruma (principal productora mundial de harina de tortilla de trigo y de maíz) y de la estadunidense Monsanto (principal especuladora mundial de productos agrícolas) misma que acumularon ganancias por 3 mil 355.6 millones de pesos entre marzo del 2012 y marzo del 2013 en el primer caso, y por mil 822 millones de dólares entre septiembre del año pasado y febrero del 2013. Mientras que esta clase de monopolios sigan controlando los alimentos y especulando con los precios, simplemente será imposible abatir el hambre; de ahí la necesidad de expropiar a esta clase de empresas para ponerlas bajo control obrero.
Por ello cualquier medida decidida contra el hambre y la miseria, por la cual atraviesan millones de personas, que no esté acompañada de una lucha contra este sistema de opresión y hambre será solo un paliativo. Una aspirina que no solucionara la enfermedad real.
El capitalismo vive del sudor, la miseria y el hambre de millones de personas alrededor del mundo. Por ello es que la única alternativa contra la miseria y el hambre es la transformación de la sociedad por quienes sufrimos de sus peores consecuencias. Los explotados somos los únicos capaces de transformar la realidad que padecemos a condición de que nos lo planteemos como una tarea política. Pero ello no podrá ser obra solo de grandes movilizaciones y huelgas sino en especial de la organización que generemos con un programa que plantee claramente que haremos con cada paso que demos adelante. Ese programa es el del marxismo revolucionario y esa organización es Militante. Te invitamos a que nos conozcas y te organices con nosotros para luchar por una sociedad donde el hambre sea un amargo recuerdo del pasado.