“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general”.
Carlos Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política
En las últimas semanas hemos asistido a un proceso histórico de carácter irreversible en la lucha de clases en México. La consumación del fraude electoral que pretende imponer la clase dominante, los patrones, los capitalistas, ha sido entendida así por todos nosotros, ante lo cual, entre las acciones para responder a este agravio hay algunos compañeros, que de buena voluntad, proponen hacer boicots a las grandes empresas. El eje de este tipo de manifestaciones es la intención de hacer sentir a los capitalistas el poder de consumo que tenemos las grandes masas. Si bien es cierto que nosotros mismos somos quienes consumimos la mayor parte de la producción nacional, no es menos cierto que no es en nuestro poder de consumo donde radica nuestra fuerza máxima. Es nuestra capacidad creadora, nuestra fuerza productora en donde reside nuestro verdadero poder. Pero analicemos un poco la propuesta del boicot.
Debido a la recesión mundial que hemos vivido en los últimos años, así como a la expansión momentánea que experimentan las empresas chinas y su incursión en la industria automotriz y si tenemos en cuenta que el boicot se sustenta en “no comprar” a escala masiva, podemos comenzar diciendo que los dueños de las poderosas empresas automotrices General Motors y Ford, han sido víctimas de un “boicot involuntario” . La forma en la que responden estos caballeros ante el descenso de las ventas es elocuente: “Para luchar contra los rivales extranjeros (40% del mercado en América del Norte), Ford y GM reducen activamente su tamaño suprimiendo 30.000 empleos cada una y cerrando una docena de plantas” .
Sin duda, los compañeros que proponen el boicot son gente bien intencionada, quien sólo necesita un comentario sutil para darse cuenta de que algo de lo que está haciendo es perjudicial para los demás. No ocurre lo mismo con la clase cuyo beneficio es directamente proporcional al perjuicio de nosotros, los trabajadores. Para los patrones, lo más lógico es sacrificar unos cientos de familias para poder salvaguardar sus niveles de ganancia.
¿Entonces habría que hacer el esfuerzo de comprar coches, coca-cola, sabritas y gansitos, para que los trabajadores conserven su trabajo? ¿Es inevitable el enriquecimiento sin medida de los patrones para que los obreros que trabajan en sus empresas puedan vivir?
Por supuesto que no, justamente es bajo la administración de estos patrones lo que una y otra vez nos ha hundido en depresiones económicas, cada vez más profundas en las que somos los trabajadores los que siempre tenemos que pagar los platos rotos.
Más bien, lo que necesitamos hacer es expropiar a los dueños de estas fábricas, que han sido suficientemente retribuidos por su "inversión inicial" (por ejemplo, los mineros de Lázaro Cárdenas quienes siguen sosteniendo una tremenda lucha contra Grupo México, cubren su nómina anual de los salarios con sólo 15 días de trabajo, los otros 350 días de trabajo de cada uno de los mineros se los queda el patrón) y ahora muestran una ineptitud absoluta para aprovechar los adelantos científicos y tecnológicos para impulsar a la sociedad.
Quienes trabajamos, quienes hacemos girar al mundo tenemos los suficientes conocimientos de cómo producir, de cómo mejorar la producción. Si tenemos en cuenta esto y lo impulsamos junto a un plan económico que deje de basarse en el lucro de un pequeño grupo de rateros, a favor de uno que tenga como objetivo el bien común, expropiar nuestros centros de trabajo no es una locura ni una arbitrariedad.
Finalmente, si hacemos el ejercicio de pensar que un llamado al boicot fuera efectivo, no será difícil visualizar al patrón diciéndole al obrero de la bimbo que, por causa del boicot la empresa está pasando por momentos difíciles y no es posible “seguir dándole trabajo”, empujando así al nuevo desempleado a sacar la conclusión de que los culpables de su desgracia son los boicoteadores y no el vampiro chupasangre de Lorenzo Servitje, quien por cierto y para regresar a la coyuntura electoral, es uno de los más activos patrocinadores de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa . De modo que en última instancia, un boicot dividiría innecesariamente la lucha de la clase obrera contra sus patrones; en contraposición a esto, una huelga general unifica, promueve la participación y la solidaridad de todos los trabajadores de todas las ramas productivas y de servicios. Ésta es un recurso histórico que ha sido conquistado y defendido durante mucho tiempo por nuestros antecesores.
Podríamos hacer esta comparación si la sociedad se compara con el cuerpo humano: la clase trabajadora juega el papel que tienen los músculos y el esqueleto, son el soporte y el motor del cuerpo; los patrones son la grasa excedente, las lonjas, ese molesto fardo que nos hace jadear al subir las escaleras, nos estropea las rodillas y nos hace ver mal, la que tapa nuestras arterias y que cuando se acumula en exceso nos condena a las peores enfermedades crónicas y a una muerte miserable.
El boicot es en buena medida, como una dieta mal administrada que se basa en dejar de comer: su objetivo es eliminar el exceso de grasa, sin embargo, dejar de comer consume en primer lugar las reservas de proteínas más inmediatas, que se encuentran justamente en los músculos, sólo cuando se terminan éstas, el cuerpo comienza a transformar la grasa en energía útil, en perjuicio sin embargo del hígado y los riñones. Así, la gente que como técnica para quitarse de las lonjitas deja de comer, termina debilitado, flácido, con los músculos atrofiados y los órganos internos demolidos. Lo recomendable para bajar la lonjita, en lugar de dejar de comer es, además de alimentarse sanamente, sin excesos, lo indispensable es hacer ejercicio, mantener nuestro cuerpo en movimiento, de esta manera los músculos se mantienen flexibles, crecen, circula mejor la sangre en ellos y nos garantizamos una mejor calidad de vida.
Agosto de 2006.
¡Mantengamos nuestra sociedad libre de grasa y colesterol!
¡Por la huelga general en contra del fraude!
¡Formemos comités en nuestros trabajos y nuestras colonias!
¡Preparémonos para lo que venga después de la decisión del TRIFE!
Ford Motor Co. anunció este jueves una pérdida neta de 123 millones de dólares en el segundo trimestre y prometió esfuerzos de restructuración más profundos para las próximas semanas. Golpeado por ventas decrecientes en el exterior y por fuertes costos de restructuración, las ganancias de Ford en el trimestre abril-junio dieron un vuelco con respecto a los beneficios del mismo período del año pasado (946 millones de dólares).
AFP, 20 de julio de 2006