Hace 20 años la Unión Soviética colapsaba, la burguesía quería enterrar con ella al marxismo y la lucha por el Socialismo, de aquellas palabras que predecían el fin de la historia y la entrada a un mundo de paz y prosperidad no queda absolutamente nada, para muestra hay que ver la reciente guerra contra el pueblo palestino o la profunda crisis capitalista que muestra a los ojos de millones de personas lo irracional que es el capitalismo.
Las ideas que la burguesía quería enterrar siguen siendo las únicas que pueden sacar a la humanidad del actual callejón sin salida en que nos sumergió el capitalismo. La caída de la URSS y del bloque del Este no demostró el fracaso del socialismo, sino de una monstruosa caricatura burocrática llamada estalinismo. Durante un largo periodo histórico las auténticas fuerzas del marxismo quedaron aisladas y tuvieron que caminar a contracorriente en las condiciones más difíciles. Stalin tuvo que masacrar a la generación que hizo la Revolución de Octubre, los marxistas agrupados en la Oposición de Izquierda fueron excluidos burocráticamente, enviados a los campos de concentración y masacrados de las formas más diversas. Stalin no podía permitir que Trotsky, el verdadero defensor de las tradiciones de Octubre, desenmascarara a la burocracia soviética, usurpadora de las tradiciones de Octubre. Fue así que en las tierras revolucionarias de México Trotsky fue asesinado. El Viejo nos dejó un gran legado teórico y vivas las tradiciones del bolchevismo.
A la muerte de Trotsky, se vivió un periodo difícil, enmarcado por el desarrollo del capitalismo, que tenía que reconstruir las grandes economías capitalistas ante el avance sorprendente de la URSS con el gran potencial de la economía planificada, desarrollándose grandes tendencias reformistas. El estalinismo también se fortaleció adjudicándose la victoria de la Segunda Guerra Mundial y extendiendo su influencia a Europa del Este. Las fuerzas del marxismo nuevamente quedaron aisladas, los dirigentes de la Cuarta Internacional, sin la gran autoridad de Trotsky, no pudieron mantener la organización en esos tiempos difíciles y cayeron de un error tras otro pasando del ultraizquierdismo, al sectarismo y al oportunismo. Fue Ted Grand quién continuó la tarea de mantener vivas las ideas y las tradiciones bolcheviques.
Desde la insurrección de 2000 en Ecuador, que fue el banderazo de salida para el actual proceso revolucionario en América Latina, la marea cambió a nuestro favor. Los reformistas y los estalinistas han demostrado su fracaso histórico. Las ideas del auténtico marxismo, defendidas por la Corriente Marxista Internacional, se han abierto paso firmemente. Antes de iniciar la década actual, la CMI sólo contaba en el continente americano con una sección en México; ahora nos hemos desarrollado en Canadá, EEUU, El Salvador, Venezuela, Perú, Brasil, Bolivia y Argentina, teniendo contactos en prácticamente todo el continente. Del 27 de febrero al 3 de marzo se realizará en México el primer Encuentro Marxista Panamericano con diversos dirigentes marxistas juveniles y obreros de Centroamérica, Brasil, Venezuela, Bolivia, Canadá, España, entre otros países y destacados teóricos marxistas como Alan Woods, quien además presentará su último libro Reformismo o Revolución, también se lanzará una revista marxista y una web latinoamericanas llamadas América Socialista. Sin lugar a dudas, será una reunión histórica, no vista en nuestro continente por lo menos desde hace varias décadas y será un paso adelante en la construcción de un partido marxista internacional de la case obrera, reflejando el gran avance de las fuerzas del marxismo en el continente americano y el legado heredado por Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Ted Grant.