escrito por Militante
martes, 04 de marzo de 2008
"Según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia es, a final de cuentas, la producción y reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción es de dos clases. De una parte, la producción de los medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo esto se necesitan, de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los hombres en una época o en un país dados está condicionado por estas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia de la otra." (Prefacio a la primera edición de El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. F. Engels)
En el capitalismo la mujer es explotada como trabajadora, los prejuicios surgidos del desdeño al trabajo domestico son aprovechados como justificación para una mayor explotación. Además el mismo trabajo domestico no remunerado, es explotación, que bien le sirve al capitalista para la revitalización de la fuerza de trabajo, liberando a los trabajadores de tareas caseras, esta doble jornada se traduce en beneficios para el capitalista, por lo tanto no le interesa que estas formas ancestrales de concebir a la mujer se erradiquen.
Según la Encuesta de Comunicación en Planificación Familiar realizada por el CONAPO en 1996, al cuestionar sobre las percepciones de los roles de género al interior de la unidad doméstica, las siguientes proporciones respondieron que las tareas de la casa, la toma de decisiones sobre los gastos fuertes a realizar y la crianza de los hijos(as) deben ser compartidas por ambos miembros de la pareja: 40.9% de las mujeres y 36.2% de los hombres. Es decir, aun hoy para la mayoría de los mexicanos no es clara la situación de igualdad entre el hombre y la mujer como trabajadores en términos ideológicos y por su puesto menos aún en términos de prácticos.
Engels, en el origen de la familia, la propiedad privada y el estado, dice:
“… Puedo añadir que los relatos de los viajeros y misioneros acerca del excesivo trabajo con que se abruma a las mujeres entre los salvajes y los bárbaros, no están de ninguna manera en contradicción con lo que acabo de decir. La división del trabajo entre los dos sexos depende de otras circunstancias que nada tienen que ver con la posición de la mujer en la sociedad, pueblos en los cuales la mujeres se ven obligadas a trabajar mucho más de lo que, según nuestras ideas, les corresponde, tienen a menudo mucha más consideración real hacía ellas que nuestros europeos. La señora de la civilización, rodeada de aparentes homenajes, extraña a todo trabajo efectivo, tiene una posición social muy inferior a la de la mujer de la barbarie, que trabaja de firme, se ve en su pueblo conceptuada como una verdadera dama (lady, frowa, frau = señora) y lo es efectivamente por su propia posición.”
La mujer en México
Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática de 2007, las mujeres mexicanas constituyen el 53% de la población mayor de 12 años. Por lo tanto, las mujeres no son una minoría oprimida, son una importante mayoría en situación de doble opresión.
Al día de hoy hay más hogares monoparentales comandados por una mujer, de 1990 a 2005 se duplicaron llegando a casi 6 millones, es decir, el 24% de los hogares en México; esta es una de las consecuencias de la migración de hombres a Estados Unidos, por necesidades económicas, así como de la crisis en el seno de las relaciones personales y en el conjunto de la familia. Además la edad de las jefas de hogar ha disminuido, dramatizando los retos a los que se tienen que enfrentar como parte de la sociedad explotada y como parte de un género oprimido.
Desempleo
En abril del 2004 la Coordinación General de Asuntos Internacionales y Relaciones Parlamentarias con Información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizó un estudio del desempleo en América Latina a través del cual concluyó que la desocupación femenina tiende a agravarse. Existían entonces 19 millones de desocupados de ambos sexos en AL pese al raquítico despunte de la economía, tras la recesión del 2001. En México se observo un incremento del desempleo de las mujeres 0.6% superior al de los hombres en esas fechas.
En 2003 el número de desempleadas a nivel mundial llegaba a los 77.8 millones de mujeres. La tasa de desempleo mayor se puede observar en Medio Oriente y al Norte de África. También ahí es más evidente que la problemática ha golpeado más duro a las mujeres que a los hombres.
Sobre todo para las jóvenes latinoamericanas de 15 a 24 años ha sido más difícil encontrar trabajo, elevándose el número de jóvenes desempleadas involuntarias en todo el mundo a 35.8 millones. El trabajo para la mujer es cada vez más apremiante, por lo que no se puede traducir de estas cifras que un gran número de mujeres han dejado el trabajo por que no lo necesitan; la desocupación se ha convertido en un lujo que millones de mujeres en el mundo no se pueden dar. En los 13 años que van de 1990 al 2003, el empleo informal urbano en AL aumentó del 43% al 46%. En la última década para los hombres creció del 39.5% a 44%, y para las mujeres fue del 47.5% al 50%. La brecha entre hombres y mujeres se redujo en dos puntos de 1990 a 2001, sin embargo no fue para beneficio de la mujer trabajadora sin en perjuicio del trabajador. Los trabajos informales de los que se encarga la mujer suelen ser muy desprotegidos, como el familiar no remunerado, el trabajo a domicilio, el servicio doméstico, etc. De cada 10 empleos generados en AL desde 1990, 7 han sido informales.
La pobreza va de la mano con el desempleo, y las cifras son alarmantes, de los 550 millones de trabajadores pobres (que con sus familias no superan el salario de un dólar al día), 330 millones son mujeres, es decir el 60%, si a este número se suman los 77.8 millones de desempleadas, tenemos que para sacar de la pobreza a estas mujeres se tendría que crear 400 millones de empleos de calidad. Un reto imposible de superar dentro del capitalismo.
Por otro lado va en aumento el número de mujeres que tienen empleos al frente de alguna empresa o algún cargo en el gobierno, lo cuál indica que la situación entre el sexo femenino se divide de manera más clara en líneas de clase marcando una gran desigualdad entre las mujeres trabajadoras y las mujeres burguesas. Este es un ejemplo claro de cómo la lucha por la equidad de genero, es inherente ala liberación de la clase trabajadora, es decir la lucha por el socialismo.
Después de un extenso análisis, la OIT, llega a la conclusión de que la forma para quitarle carga a las trabajadoras es distribuirla entre la familia, con esto no propone deshacerse de la opresión, sino distribuirla “equitativamente”, esta ridícula alternativa es obvia tratándose de una institución burguesa.
Siendo un 35% de la fuerza laboral formal de México, la lucha por la mejora de la situación de la mujer debe ocupar un lugar importante.
Es mentira que las mujeres generan un mayor costo laboral para los empresarios, la OIT aclaró que las licencias por maternidad, reemplazos y tiempo dedicado a la lactancia representan menos del 2 por ciento de la remuneración bruta mensual de las empleadas, según datos recogidos en Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay”. Sin embargo, aun existe renuencia a contratar mujeres “por los gastos de maternidad” inclusive pese a que “las licencias son financiadas por fondos públicos o la seguridad social”, como aclaró la OIT.
Una de las salidas que ha encontrado la mujer mexicana ante esta problemática, es la emigración a EEUU, el 27% de la población migrante desde 1990 al 2000 fueron mujeres.
Salud
En la enorme mayoría de los casos, las mujeres desempleadas terminan en un trabajo informal, con ninguna o muy pocas prestaciones, como es la seguridad social, un servicio fundamental para la mujer debido al cuidado que merece la reproducción, quedando sumamente vulnerables, cerca del 38% de las asalariadas no cuentan con este servicio y en el sector informal es hasta el 72%, la OIT estima que el 80% del conjunto de las mujeres económicamente activas en la región de Latinoamérica, no tienen protección alguna de las instituciones de seguridad social, en México el 49.4% es no derechohabiente a ninguna clase de seguro social. La demanda de trabajo es más que un simple empleo es necesario un empleo de calidad. La salud un tema de preocupación generalizado.
Las cinco causas de muerte por enfermedad más frecuentes en la población femenina son: enfermedades del corazón, con una tasa de 70.1 defunciones por cada cien mil mujeres; tumores malignos (55.8); diabetes mellitus (42); enfermedad cerebrovascular (27.4); y, neumonía e influenza (19.2).
Desde la década de los sesenta, el cáncer se encuentra entre las diez principales causas de muerte en México y fue la segunda después de las enfermedades del corazón en la última década del siglo XX.
El cuidado durante el embarazo es fundamental para asegurar un parto y posparto sano tanto para la madre como para el hijo, pero esto es una practica de costo elevado y poco accesible, para las mujeres trabajadoras la única alternativa que pueden tener es contar con seguro social, pero como ya vimos antes, un gran número de trabajadoras no cuentan con él. Por lo tanto aun que se ha hecho propaganda y difundido la necesidad de esta practica, no se han creado las posibilidades reales de acceso a ellas.
La prestación adecuada de servicios de salud reproductiva y de planificación familiar pudiese prevenir los embarazos no deseados y por lo tanto los abortos en condiciones de riesgo. En 12 años de 1985 a 1997 descendió el número de abortos de 230 mil a 196 mil anuales, 19% de las mujeres en edad fértil declaró haber tenido por lo menos un aborto (espontáneo o inducido). Muchas mujeres podrían evitar esta práctica si tuvieran acceso a la información, a los métodos anticonceptivos adecuados y si se difundiera la cultura científica sobre las ideas religiosas de lo que implica la reproducción borrando los tabúes que existen en torno a esta práctica.
Si bien la legalización del aborto en el DF es un paso adelante, el objetivo es que esta práctica no sea recurrente mediante la educación sexual y la mejora de las condiciones económicas para poder procrear los hijos que cada pareja decida.
La URSS legalizó el aborto en 1920, es decir casi cien años atrás, dejando ver los pasos adelante que se dieron después de la revolución proletaria de 1917 en cuanto a la situación de la mujer, sin embargo al venirse abajo el gobierno de los soviets con su vuelta al capitalismo, también se vinieron abajo estas medidas.
Maltrato a la mujer
Un estudio hecho a principios de los 90s entre mujeres urbanas y rurales del estado de Jalisco, determinó que el 44.2% y el 56.7% de las mujeres de las zonas urbana y rural respectivamente, sufrieron algún tipo de violencia y en más del 60% de los casos fue causada por el esposo. La violencia domestica no es exclusivo de una clase social, pero es absolutamente cierto que es generado y profundizado por esta división de clases producto de un sistema que no conoce limites con tal de mantener el control de la clase trabajadora, usando así una serie de ideas retrogradas y bárbaras para mantener a la mujer dentro de las casas, quietas, calladas y al servicio de la revitalización de la fuerza de trabajo del marido para que rinda una nueva jornada laboral de la que el patrón se enriquecerá. Engendrando esta idea del “papel de la mujer” en la cabeza de los hombres e incluso de las mismas mujeres, recargando la crisis económica en la espalda de los mismos, y haciéndoles perder parte de la conciencia con todo tipo de drogas, es como la burguesía a logrado convertir a muchos hombres es verdaderos verdugos de sus esposas e hijas. La violencia intrafamiliar y fuera de la familia es la muestra más clara de la podredumbre del sistema capitalista.
En el año 2000, la ONU hablaba de que 1 de cada 5 mujeres han sufrido maltrato en alguna etapa se su vida, aun que muy probablemente esta cifra no incluye a mujeres que por temor han negado ser maltratadas o simplemente están tan acostumbradas a ese trato que no podrían afirmar ser presas de él, por lo que no es aventurado decir que el maltrato a la mujer se ha convertido en un mal que agobia a más de la mitad de las mujeres mexicanas y del mundo.
En Estados Unidos de América, la prevalecía del maltrato en el embarazo va del 0.9% al 20.1%, estamos hablando del país más desarrollado del mundo. En México un estudio revelo que las mujeres victimas de violencia en el embarazo tiene tres veces más complicaciones en el parto y posparto.
En una encuesta de opinión pública sobre la incidencia de violencia en la familia, realizada en 1995 por la Asociación Mexicana Contra la Violencia Hacia las Mujeres (COVAC) en diez ciudades de nuestro país el 35% de los entrevistados reconoció que en los últimos seis meses existió en su familia algún problema de violencia. Los menores de edad eran las victimas principales de la violencia, y el 74% de los violentados eran mujeres. Sólo en el 20% de los casos se presento denuncia ante autoridades pero para la mayoría no hubo respuesta.
En la ciudad de México la posibilidad de violencia aumenta hasta 3.3 veces si el esposo esta borracho todos los días. Se realizó una encuesta a 100 madres de niños hospitalizados en el Hospital de Pediatria, Centro Medico Nacional S.XXI, IMSS. Los resultados fueron que más de la mitad de las entrevistadas reconocieron la existencia de violencia en sus familias de procreación y el 42% reportaron antecedente de violencia en sus familias de origen, en ambas familias las victimas más frecuentes fueron las mujeres (71%) y los principales agresores los esposos (83%). El efecto del alcohol jugó el papel precipitante de la violencia. Los tipos de violencia presentes fueron 93% emocional 50% física, y 16% sexual. Tan solo una de cada cinco mujeres hizo una denuncia y en la mayoría de los casos no se castigo al agresor. El doctor Alfonso Grageda, licenciado en Psicología Clínica recalcó que los intentos suicidas son 12 veces más frecuentes en mujeres víctimas de maltrato. En el Distrito Federal, el maltrato a la mujer ha llegado a ser la tercera causa de perdida de años de vida saludable, la violencia se ha convertido en una de las primeras causas de muerte en mujeres productivas, junto al las que ocasiona el cáncer, las enfermedades del corazón, los accidentes automovilísticos y el paludismo.
La violencia contra la mujer es un problema de muchos años atrás. Las Leyes del Manú (uno de los libros sagrados del hinduismo) señalan: “durante la infancia una hembra debe de ser sometida a su padre, en la juventud a su marido y cuando su señor ha muerto, a los hijos; una mujer no debe de ser nunca independiente”.
Hace algunos años el clérigo musulmán Mohammed Mostafa escribe un libro sobre cómo golpear a las esposas “para disciplinar a una esposa desobediente se puede recurrir a las advertencias verbales seguidas por un período de inactividad sexual, sin embargo, en algunos casos lo adecuado son los golpes, siempre y cuando los puñetazos no dejen cortadas y moretones”.
En pleno siglo XXI, en algunos países es normal que por el simple hecho de sospechar que su mujer le es infiel, el marido tiene el derecho de matarla y ser protegido por la ley. En Bangladesh han cobrado auge los ataques con ácido, que dejan ciega o desfiguran a la mujer. 49% de los homicidios que se cometen contra las mujeres es a manos de su pareja; en tanto que 30% de quienes están casadas son forzadas por sus maridos a tener relaciones sexuales.
Adicciones
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones del 2000, alrededor de cuatro millones de mujeres en el país consumen algún tipo de droga, sin incluir el alcohol, siendo los medicamentos fuera de prescripción las sustancias que tienen mayor demanda.
De la población de mujeres de entre 18 y 29 años de edad, el 50% son consumidoras de alguna droga, porcentaje que aumenta conforme se incrementan las presiones en el hogar o en el trabajo, entre las estudiantes de secundaria y bachillerato se quintuplicó el uso de cocaína en relación con cifras de 1993, y las mujeres mayores de 26 años consumen dos veces más medicamentos que producen adicción que los hombres. La brecha de similitud entre hombres y mujeres que son usuarios de alguna droga se acorta más entre los 18 y 25 años
El problema se vuelve aún más grande, ante el ambiente de mayor condena hacía la mujer adicta, lo que deriva en que la mayoría no busca ayuda por temor a ser rechazada. De acuerdo con el Centro de Integración Juvenil (CIJ) independientemente de la ingesta de alcohol, del total de mujeres que asistieron a pedir ayuda en el 2000, 21.3% usaba marihuana; 19% inhalables; 12.6% cocaína; 6.6% antidepresores y el resto se repartían entre sustancias no identificadas, metanfetaminas y heroína.
La mayoría de mujeres adictas a alguna clase de droga se concentra en el Distrito Federal; le sigue Guadalajara y las ciudades fronterizas, aunque en estas últimas el consumo de heroína es superior.
El callejón sin salida al que llegan muchas mujeres debido a las necesidades económicas, sociales, educacionales, etc., que las hacen caer en adicciones, muchas veces también las llevan a cometer toda clase de delitos. Los delitos de fuero federal cometidos por mujeres de 1996 al 2005 subieron en un 40%.
Educación
En cuestión de educación, solo el 28.4% llega a tener nivel educativo de media superior y superior.
La mayor proporción de jefas de hogar se concentra en las mujeres con secundaria y más (29.2%), seguidas por las mujeres con primaria incompleta (28.4%).
Si bien la mayoría de la población tiene acceso a la educación Primaria, existe una elevada deserción escolar que aumenta significativamente con la edad, y lo hace de forma más marcada entre las mujeres que entre los hombres. A los 16 años, la mitad de las mujeres ya dejaron de asistir a la escuela, porcentaje que en los hombres se alcanza a partir de los 17, esta situación escandalosa se debe a que las pocas posibilidades de estudio se ven aun más mermadas por la necesidad de salir al mundo laboral a temprana edad.
Por otro lado, la fecundidad ha ido decreciendo, si bien por la ampliación de la educación en la planificación familiar, también y fundamentalmente se debe a la idea de que más hijos significan más gastos que soportar y tomando en cuenta que existe un rezago salarial de 27 años, debido al incremento de la inflación sin su traducción proporcional en un aumento del salario, esta idea toma mayor fuerza.
La mujer y el socialismo
Una precondición para la emancipación de la mujer es su incorporación al mundo laboral, en México, ha crecido de manera insostenida durante los últimos 25 años. Al estar en contacto directo con la producción la mujer tiende a tener una idea más clara de su papel dentro de la sociedad, como genero y fundamentalmente como parte de una clase. Para la obrera tomar parte en la economía del país es tomar las armas para su liberación.
Esta incorporación es a partir principalmente de la búsqueda de nuevos ingresos al hogar, ya que los ingresos de solo un miembro de la familia en su mayoría el hombre, no son suficientes, e incluso en muchos casos también los hijos se ven obligados a participar.
De acuerdo con las proyecciones del CONAPO, la PEA femenina seguirá incrementándose de manera significativa en los próximos años, a 19.5 en el 2010 y a cerca de 23.1 en el 2020, lo cual implica que al menos 38% de los más de 1.2 millones de empleos que deberán crearse en los próximos diez años para absorber a los nuevos ingresantes al mercado de trabajo serán ocupados por las mujeres. De manera que hay una fuerte potencia motriz para la revolución acumulándose en nuestro país.
Engels decía:
“La emancipación de la mujer no se hace posible sino cuando esta puede participar en gran escala, en escala social, en la producción y el trabajo domestico no le ocupa sino un tiempo insignificante. Esta condición sólo puede realizarse con la industria moderna, que no solamente permite el trabajo de la mujer en vasta escala, sino que hasta lo exige y tiende más y más a transformar el trabajo domestico privado en una industria pública.”(El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Federico Engels)
La mujer cada vez es más participe de la lucha contra su opresión, en este camino a dado muestra de gran heroísmo y sacrificio. Una de las muestras más grandes de ello la encontramos en la Revolución Rusa de 1917. En la Rusia zarista, el atraso de la sociedad era enorme, por lo que las obreras tuvieron que dar una batalla muy dura para su liberación, batalla que dieron a lado de sus compañeros obreros, hasta lograr la victoria.
De nuevo el viento sopla a favor de la clase trabajadora y las condiciones para su emancipación están maduras.
En 1868, Marx escribió:
“El gran progreso en el último congreso de la Unión Obrera Americana se nota también, entre otras cosas, en el hecho de haber tratado a la mujer obrera con completa igualdad, mientras que los ingleses, y un grado todavía mayor, los galantes franceses, pecan en esto de estreches espiritual. El que conozca algo de historia, no ignora que las grandes conmociones sociales son imposibles sin el fermento femenino. El progreso social puede ser exactamente medido por la situación social del bello sexo…” (carta de Carlos Marx a Kugelmann, 12 de dic 1868)
Esto es más vigente ahora que nunca, y tenemos que dar una lucha organizada en la unidad, de las y los trabajadores con un solo fin: La lucha por la emancipación de la clase obrera.