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Se espera que a más tardar en el mes de mayo se ratifique al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) como partido político. Lo anterior será resultado de un proceso de lucha muy importante por parte de las masas explotadas de este país que han buscado reorganizarse en un nuevo partido político ante la derechización y traiciones constantes por parte de la dirección del PRD, mismas que han provocado que en la actualidad el PRD no sea identificado como un referente consecuente de izquierda que defiende los intereses de la clase trabajadora entre amplias capas de trabajadores que antaño se agruparon bajo sus banderas.

Morena tiene todos los elementos para convertirse en una verdadera oposición al régimen priista, sin embargo, para poder concretizarnos como una verdadera oposición de izquierda, tenemos que impulsar a lo interno de Morena un programa de lucha que se plantee acabar y no únicamente reformar el régimen capitalista. De igual forma es vital que Morena adopte un régimen interno democrático que permita la participación más plena de su base social, compuesta fundamentalmente por trabajadores. Morena debe establecer una relación armónica entre sus objetivos políticos revolucionarios y su base social proletaria. Esto cobra vital importancia a la hora de establecer los mecanismos y criterios políticos para elegir a los candidatos que han de representar a Morena en las próximas elecciones.

Los lineamientos que Morena se ha planteado de cara a las elecciones del 2015 son los siguientes: Para la elección de candidatos a diputados de mayoría relativa o uninominales, se plantea que se realicen asambleas por cada distrito electoral (existen 300 distritos electorales en todo el país) en las cuales, a través de voto directo y secreto se elegirán a los cuatro compañeros que obtengan la mayor cantidad de votos, los cuales pasaran a otra etapa que es una encuesta, organizada por la Comisión Nacional de Elecciones que será el órgano encargado de coordinar todo el proceso de elección de candidatos. En las asambleas se puede postular a cualquier militante de Morena. Esta parte de la encuesta se hace con el objetivo, en palabras del propio AMLO, de “evitar cualquier tipo de acarreo o cargada”. Esto se explica en el artículo 44º, letra k, del capítulo quinto de los estatutos de Morena.

Por otro lado, dentro de los mismos estatutos se dejan muchas rendijas abiertas para la entrada de arribistas, como ocurre en el caso de las candidaturas externas. De entrada se plantea que éstas puedes ser de hasta el 50%, es decir, que la mitad de posibles candidatos podrían ser personas no afiliadas a Morena, con el único requisito de que sean personas “de buenas costumbres”, sin importar su trayectoria dentro de Morena, sin importar que nunca hayan realizado algún recorrido casa por casa difundiendo las ideas de Morena o hayan formado algún comité de base; como lo han hecho miles y miles de trabajadores, campesinos y amas de casa que conforman la base de esta organización.

Por otro lado, para la elección de las candidaturas externas, no quedan claros los mecanismos para elegir al candidato idóneo. En el artículo antes mencionado sólo se menciona en el inciso “d” lo siguiente: “Las candidaturas externas serán presentadas por la Comisión Nacional de Elecciones al Consejo Nacional de Morena para su aprobación final”. Es decir, en este proceso se excluyen a toda la base, dejando este proceso únicamente en manos de la dirección que además no establece ninguna característica o perfil político para elegir a estos candidatos.

Pero lo más grave es que a pesar de que se dice que el 50% de las candidaturas podrán ser ocupadas por candidatos externos, en la letra “n” del mismo artículo se menciona: “No obstante lo anterior, a juicio de la Comisión Nacional de Elecciones y por solicitud expresa del aspirante, en los distritos seleccionados para candidatos externos podrán participar afiliados a Morena, y entre los destinados para afiliados del partido podrán participar externos, cuando la propia Comisión presuma que estos se encuentran mejor posicionados o que su inclusión en dicho distrito potenciará adecuadamente la estrategia territorial del partido. En estos supuestos, el candidato será aquel que tenga el mejor posicionamiento, sin importar si es externo en un distrito asignado para candidato afiliado, o afiliado del partido en un distrito destinado para candidato externo.”

Entonces en un distrito donde se llevó a cabo una asamblea con afiliados de Morena, y éstos hayan elegido democráticamente a su candidatos, si la Comisión Nacional de Elecciones decide que está “mejor posicionado” un candidato externo, todo el proceso anterior no habrá servido para nada. Morena se ha comprometido a romper con la política burguesa tradicional, donde el objetivo en sí mismo es “ganar elecciones” sin importar los principios políticos. La dirección de Morena se equivoca al inclinarse por supuestos personajes “mejor posicionados” en vez de los que cuenta con el reconocimiento de la base misma del partido. Es verdad que una persona proveniente de algún otro partido; con medios económicos; con experiencia en el manejo de “acarreados”; con un discurso demagógico; puede estar “mejor posicionado” para ganar una elección, lo que de ninguna manera significa que ello sea mejor que impulsar a compañeros de base, trabajadores, militantes leales de Morena que son identificados por sus comunidades como luchadores consecuentes.

El objetivo de Morena no puede ser ganar una elección a toda cosa, olvidándose de sus principios. Morena debe proponerse organizar y movilizar el apoyo consciente de su base social. Morena debe triunfar electoralmente porque cuenta con un apoyo activo de las comunidades donde se encuentra, Morena debe ser capaz de derrotar todas las trampas y fraudes de los partidos de derecha por medio de la movilización. Para triunfar, Morena no necesita sacar del bote de basura a los “políticos profesionales”, demagogos y charlatanes expertos en las artes de la política electoral burguesa, sino establecerse claramente como una organización de lucha con un arraigo social profundo. Un triunfo electoral que no sea producto del apoyo consiente de la clase trabajadora sino producto de la demagogia y las marrullerías electorales no nos sirve de nada, al contrario, nos perjudica.

La dirección de Morena debe de romper con todo elemento de verticalidad, donde los de arriba mandan y los de abajo únicamente obedecen, todo en nombre del partido. Esté régimen es propio de un centralismo burocrático más que de un verdadero partido proletario y democrático.

Desde nuestro punto de vista, todos los candidatos deben ser solamente afiliados a Morena, y que además hayan probado su compromiso con esta organización y con los intereses del pueblo y los sectores más desprotegidos. Deben ser compañeros que defiendan un punto de vista de clase; proletario y revolucionario para la solución de los problemas sociales, deben ser luchadores sociales reconocidos por la base. Rechazamos a todos los viejos políticos burgueses que ahora intentan colocarse una careta democrática (Bartlett, Layda Sansores, etc.). Todos los candidatos a cualquier cargo público deben ser electos en asambleas democráticas, tanto los nominales como los plurinominales, los aspirantes gobernadores y demás.

No es suficiente la honestidad

Un argumento socorrido para elegir candidatos, es que éstos sean honestos y de una calidad moral intachable, sin embargo estas características son totalmente subjetivas e insuficientes para defender realmente los intereses del pueblo. Morena debe valorar a sus posibles candidatos por el papel que han jugado en la lucha de clases; en defensa de los intereses de la clase trabajadora; organizando al pueblo, movilizándolo, alentando su conciencia revolucionaria, combatiendo al régimen de opresión económica y política que implica la sociedad capitalista. Ni los empresarios; pequeños, grandes o medianos, ni los intelectuales pequeñoburgueses pueden representar fielmente las aspiraciones del pueblo trabajador. Estos elementos conforman las capas acomodadas dentro del capitalismo, por ello en el mejor de los casos aspiran a reformar el sistema en lugar de acabar con él. Ellos no viven las condiciones de explotación de la mayoría de la sociedad, por ello son propensos a la conciliación con el régimen. A ellos les acomoda muy bien el criterio de la honestidad; empresarios que sin ser deshonestos viven de la explotación de los trabajadores. Intelectuales que sin ser deshonestos viven de las canonjías que les brinda el sistema; el ejemplo más reciente es el de “Elenita” Poniatowska, multipremiada, vanagloriada y mimada por el mismo aparato que oprime y desprecia al pueblo.

La honestidad es totalmente insuficiente para lograr los cambios históricos que requiere la actual sociedad: acabar con el capitalismo. Con estos métodos, Morena podrá ser una organización que se oponga al PRI y al PAN, pero difícilmente cambiara la situación de miseria y explotación en la que se encuentran miles de trabajadores y campesinos. Morena debe enarbolar la bandera de las clases explotadas en contra del gran capital. Esto significa impulsar una lucha no solamente por reformas con un gobierno de izquierda, sino que Morena debe ser un partido que sí participe en las elecciones, pero no como un fin en sí mismo, para simplemente ser oposición, sino que utilice el parlamento para impulsar las luchas de todos los sectores explotados, y llevar a los mismos al poder.

Por supuesto que nuestros candidatos deben ser honestos, pero principalmente deben defender un programa de lucha revolucionario, es decir, un programa que plante:

a) Salario mínimo de $18,000 mensuales

b) Renacionalización de la industria energética, minera y de la banca, bajo control democrático de los trabajadores.

c) Construcción de hospitales que garanticen la atención medica al 100% en todo el país.

d) Sistema universal de escuelas y universidades que garanticen que no haya ningún rechazado más.

e) Abajo con los privilegios del Estado burgués: ningún diputado, senador, magistrado, presidentes municipales y el mismo presidente de la república con un salario mayor al de un obrero cualificado.

f) Por la libertad de todos los presos políticos incluidos los detenidos de los Grupos de Autodefensa y Policías Comunitarias.

g) Por la industrialización del campo y el otorgamiento de créditos baratos para los campesinos a través de una banca en manos del estado.

Éste es un programa revolucionario y es lo que necesitamos si realmente queremos cambiar el estado de cosas actual. Lo más importante de nuestros candidatos es que sean capaces de impulsar y defender este programa dentro del parlamento pero principalmente vinculándose con las organizaciones de izquierda, sindicatos democráticos, impulsando la lucha y la movilización en las calles. Porque el verdadero cambio no se logrará en el parlamento, aún contando con una buena cantidad de diputados de izquierda. El aspecto central es que los representantes de Morena en el parlamento y en las estructuras del Estado, sean capaces de utilizar estas tribunas para impulsar la lucha del pueblo trabajador, revelándose contra este mismo estado, poniendo en práctica este programa en las calles a través de la lucha de clases. Si esto fuera de otra manera, estaríamos destinados a ser un partido más, distante y marginado de las luchas del pueblo trabajador. Morena puede ser la organización de masas que requerimos, pero sólo a condición de defender un programa revolucionario que se plantee acabar con el capitalismo.


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