A finales de los noventa e inicios de este siglo la juventud escuchaba el mismo alarido que ahora nos arrojan con cotidianidad a los oídos: a la juventud no le interesa nada, les da igual la vida, no soportan nada, no son como los jóvenes de antes. Entonces nos llamaban la generación X ahora nos llaman la generación de cristal. Pero antes como ahora la juventud está demostrando a lo largo y ancho del mundo no sólo que estos argumentos son una falsedad, protagonizando junto al pueblo oprimido un sin fin de luchas, sino que, además desnudan que todos estos motes tienen un solo objetivo político: mermar nuestro espíritu y ganas de transformar esta sociedad. La juventud de ayer como la de hoy tenemos muy claro que ¡Necesitamos una revolución!
La huelga una herramienta de lucha
En la historia de los movimientos sociales en nuestro país el papel de los estudiantes ha sido un factor importante. Ejemplos hay de sobra, tan solo evocando fechas como 1968, 1971, 86-87, 1999 o 2014 nos dan muestra de esto. El ejemplo de la Huelga de la UNAM del año 99-2000, demostró en los hechos la consciencia y capacidad de lucha y organización de la juventud, realizando una defensa histórica de la educación pública que tuvo repercusiones en toda la generación de ese periodo. Fue tal el golpe dado a la burguesía y a la derecha que, para dar fin a su humillación, mandaron a la policía militarizada contra una juventud que tomó por asalto los cielos abriendo con ello el siglo.
La huelga estalló el 20 de abril exponiendo claramente que esto no era un problema únicamente de la comunidad estudiantil de la Ciudad de México sino de todo el país. A esta lucha se unieron sindicatos como el del Colegio de Bachilleres, IPN y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. La Huelga no fue una medida autoritaria, fue la consecuencia de un cúmulo de políticas que iban en contra de las familias de escasos recursos y los hijos de trabajadores, como la reducción de la matrícula y el cobro de cuotas y servicios, dejando sin oportunidad de estudios a la juventud y por consecuencia condenándolos al desempleo.
La juventud se lanzó a la huelga sabiendo patentemente que luchaba por su futuro y el de las generaciones venideras. La batalla por la gratuidad no fue fácil, tras seis meses de huelga el entonces Rector Barnés de Castro convocó a retomar las instalaciones por parte de los estudiantes inconformes, pero los únicos que atendieron el llamado fueron los golpeadores, gente pagada, infiltrados, porros y los sectores acomodados y reaccionarios de padres y madres de familia. Y los jóvenes respondieron a este intento saliendo a la calle nuevamente, dando como resultado una manifestación de más de 150 mil personas convencidas de que la única solución es la lucha.
La desacreditación de la juventud en lucha
La respuesta de la burguesía y sus lacayos del gobierno fue incrementar los ataques empleando sus medios de propaganda, especialmente la televisión y radio, hacia el movimiento haciéndonos ver como un circo de “pseudoestudiantes”. Tras estos ataques se convoca a una marcha para el 5 de noviembre advirtiendo claramente que transitaríamos por una de las arterias más importantes de la Ciudad. La respuesta de los medios de comunicación no se hizo esperar y trasmitieron la marcha con el afán de mostrar lo irracionales y violentos que eran los estudiantes, pero la ocasión no se presentó. De esta manera el movimiento adquiere más fuerza y la demuestra acorralando al Estado mexicano que tuvo que sacrificar al Rector e imponer a Juan Ramón De la Fuente.
Este llega con la bandera de diálogo y diplomacia, pero su antifaz pronto caería y se rompería en mil pedazos. Usando de pretexto los atentados contra la Embajada estadounidense cometidos por infiltrados para empezar una campaña disfrazada de democracia para legalizar la represión. El plebiscito de las autoridades, el ejemplo más claro, fue una encuesta según ellos democrática para saber el sentir de la comunidad. Pero el fracaso fue evidente, la vía que les quedaba a las autoridades y a la burguesía era alentar a que los “inconformes” retomaran las instalaciones, tal fue el caso de la Prepa 3 donde con engaños se convoca a estudiantes y se intenta romper la Huelga. Pero el diálogo democrático entre los que ya deseaban volver a clases y los huelguistas hace que se llegue a un acuerdo que da como resultado la conformación del Frente Estudiantil Justo Sierra, uniendo de nuevo a la comunidad y dando nuevos bríos de lucha, fue por ello que el Estado decidió usar su última carta.
1 y 6 de febrero ¡No se olvida!
El 1ro de febrero del 2000 un grupo de personas entre las que destacan porros y otros grupos de choque junto con autoridades universitarias toman salvajemente la Prepa 3, desalojan a la guardia estudiantil y los medios de comunicación justifican la agresión. A esto el CGH en su conjunto responde de manera inmediata y se moviliza con cientos de compañeros para recuperar las instalaciones. La táctica de provocación de las autoridades acelera el proceso y el gobierno justifica un estado de cosas sin control y estrena su nuevo aparato represivo: la Policía Federal Preventiva (PFP) lanzándola contra los estudiantes, dando un saldo de 300 compañeros detenidos esa noche, agresión que fue televisada para mandar un claro mensaje a todos aquellos que se atrevieran a cuestionar la medida y el plan de las autoridades. Los testimonios de compañeros que salieron libres de esta salvaje represión expresan que no hubo más detenidos porque la policía no llevaba más camiones, de lo contrario hubieran sido muchos más los presos.
Para la madrugada del 6 de febrero durante la sesión del CGH los militares entran a CU, el saldo 630 compañeros detenidos. De esta forma se rompe con una huelga que identificó a miles de estudiantes con un propósito: defender los intereses de la clase a la que pertenecemos, la clase trabajadora, sus hijas e hijos nos pusimos en pie de lucha y no sólo derrotamos uno de los golpes más fuertes a la educación pública en México, sino que también concientizó y organizó permanentemente a una generación que sigue luchando y jugando un papel en los actuales acontecimientos.
¡Hoy como el 99, si hay alternativa al capitalismo!
La huelga del 99 dejó muchas lecciones que se tienen que aprender para las luchas actuales y futuras, apenas el año pasado en estas mismas fechas, 16 escuelas de la UNAM se encontraban en paro, en esta ocasión, luchando contra la violencia machista que se vive cada día dentro de las escuelas, así como mejores condiciones de estudio y por la democracia en las universidades, demandas que siguen pendientes.
Desde el Sindicato de Estudiantes recordamos estas fechas y lecciones no como un ejercicio sentimental, todo lo contrario, sobre estos ejemplos de lucha las generaciones presentes nos levantamos, sabemos que el camino a seguir, al igual que en el año de 1999, es la lucha y la organización, somos muy conscientes de que la pandemia ha venido agravar un sinfín de lacras que nos azotaban previamente como la falta de empleo, la precariedad y la depresión ante la barbarie que está significando crecer en esta sociedad capitalista decrepita, que no sólo está cargando la crisis sanitaria y económica en los hombros de nuestras madres y padres sino también está destruyendo claramente nuestro planeta ante la voracidad implacable de sus ganancias y beneficios.
Mantenemos viva la memoria; de la entrada de los militares a la UNAM como un claro ajuste de cuentas a una generación que los derrotó. La burguesía y su Estado nos quisieron enseñar con sangre y cárcel de lo que son capaces de hacer cuando sus intereses son amenazados, sin embargo, la lucha de los oprimidos en este siglo ha demostrado que a pesar de ese sufrimiento no han podido doblegar nuestro espíritu y frenar nuestra lucha.
Estas dos décadas han estado marcadas por batallas de clase heroicas y hemos podido conquistar derechos como el aborto en Argentina en plena pandemia. La juventud en cada embate ha enfrentado al Estado, al capital y a la policía y, sin duda, lo volverá hacer. En el año 99 nuestra batalla fue impedir las cuotas, ahora la batalla es por conquistar una educación presencial digna y segura, la juventud en conjunto con los oprimidos estamos demostrando en todos los rincones estar dispuesta a luchar y México no será la excepción.