La noche del pasado 7 de marzo la policía estatal de Guerrero abatió a dos estudiantes normalistas de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa (uno de los cuales perdió la vida), cuando ambos se dirigían en un coche particular hacia la Normal en el marco de las conmemoraciones y preparaciones por el 98 aniversario de su fundación.
En un retén colocado en un libramiento de Tixtla, cerca de Chilpancingo, los dos jóvenes fueron baleados por la policía sin que todavía quede en claro qué fue lo que ocurrió. El presidente López Obrador, al ser cuestionado por los sucesos al día siguiente, 8 de marzo, se limitó a decir que era una pena, que habría investigaciones al respecto. Pero, adelantó que, según la propia Policía Estatal de Guerrero (estado gobernado por Morena), los policías dispararon ya que los jóvenes portaban armas y conducían un coche que anteriormente había sido reportado como robado. Por otro lado, Vidulfo Rosales (abogado de los padres de los 43) expresó que a él le dijeron que los estudiantes se siguieron de largo en el retén, motivo suficiente por el cual los policías podían abrir fuego.
La noticia no puede pasar desapercibida. Se trata de un episodio más en la escalada de violencia e intimidación que, desde hace años, experimentan las y los estudiantes normalistas. En días pasados, los estudiantes de la normal Isidro Burgos fueron primera plana en diversos medios tras derribar una puerta del Palacio Nacional para que, después de diez días de espera sin respuesta en un plantón, el presidente López Obrador los recibiera y escuchara sus peticiones de justicia por sus compañeros desaparecidos.
Se trata, en términos generales, de otro evento que pone en evidencia el alejamiento del actual gobierno respecto a la promesa histórica de campaña de López Obrador en tanto prometió que se dictaría justicia en el caso Ayotzinapa. Las madres y padres de los normalistas han expresado en diversas ocasiones que el actual gobierno busca dar carpetazo a la tragedia ocurrida hace casi diez años, a la vez que la investigación se detuvo cuando se toparon con la necesidad de estudiar la participación de las Fuerzas Armadas en los hechos del 26 de Septiembre de 2014.
Este hecho además se suma a la del joven Ángel Yael, que en 2022 fue abatido por la Guardia Nacional en circunstancias parecidas en Guanajuato. Estos hechos son una muestra más de lo insostenible de mantener a las FFAA en las calles, los asesinatos a la juventud no pueden ser vistos como daños colaterales, menos aún cuando las cifras crecen entre los sectores más golpeados por la pobreza, la marginación, le represión y la criminalización por su lucha política.
¡Fuera las Fuerzas Armadas de las calles!
¡Ayotzi vive, la lucha sigue y sigue!
References
Munoz Ramírez, G. (2024, Marzo 8). “Estamos tristes y con coraje. Nos mataron a otro estudiante”: Cristina Bautista, tras asesinato de normalista de Ayotzinapa. Desinformémonos. Retrieved March 10, 2024, from https://desinformemonos.org/estamos-tristes-y-con-coraje-nos-mataron-a-otro-estudiante-cristina-bautista-tras-asesinato-de-normalista-de-ayotzinapa/?s=08
Ocampo Arista, S. (2024, Marzo 9). Que el crimen no quede impune, demanda la mamá del normalista. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2024/03/09/politica/004n1pol