Compartimos en seguida una denuncia que nos hacen llegar desde la Facultad de Música y enviamos toda nuestra solidaridad a la comunidad frente al constante autoritarismo y mala gestión de los funcionarios.
A 95 años de la fundación de la Facultad de Música de la UNAM, se lanza la convocatoria para la elección de su directora o director, para el período 2024-2028
La Facultad de Música de la UNAM, fundada en 1929, con una fuerte motivación en ese entonces por una formación universitaria, reflexiva y crítica, en oposición al modelo conservatoriano que la precedía, parece, en la actualidad, haber desmantelado el ímpetu que propulsaba a las organizaciones estudiantiles y docentes de otrora hacia la transformación de sus espacios educativos. ¿En qué momento de su historia, los usuales debates en torno al rol social del músico y a su vinculación con las principales problemáticas culturales y políticas nacionales y sus correspondientes procesos formativos fueron perdiendo fuerza?
Tras el avance de la mercantilización de la educación superior en México, consecuencia del acrecentamiento de políticas neoliberales a partir de la década de 1980, la Facultad de Música fue configurado una gestión académico-administrativa caracterizada, con eventuales excepciones, por procesos y procedimientos administrativos discrecionales y poco transparentes, y por formas de gobierno que acrecentaron progresivamente las asociaciones académicas y laborales de tipo clientelar. Tal perfil de administración resultó funcional al retroceso hacia un modelo educativo -contrario al ambicionado por sus fundadores-, de carácter no universitario y de corte conservatoriano, caracterizado por mecanismos verticales de gestión educativa que coartan la diversidad de saberes, paradigmas y posicionamientos epistemológicos con relación al hacer pedagógico-musical, y que coadyuvan a la conformación de una comunidad educativa uniforme y poco cuestionadora o crítica del modelo.
En la gestión 2021-2024, ese modelo se intensificó a través de una Dirección y una Secretaría Académica cerradas al diálogo con las diversas personas integrantes de la comunidad educativa, y a la escucha y visibilización de las principales necesidades y problemáticas de las y los estudiantes, docentes y trabajadores; a una forma de gobierno caracterizada por el juego permanente de coerción/negociación con las personas integrantes de los cuerpos colegiados tendientes a la consolidación de plazas, posicionamientos o proyectos académicos y artísticos a cambio de apoyos incondicionales a la gestión. Las prácticas clientelares se reforzaron con algunas Academias y Claustros, favoreciendo el desarrollo de proyectos individuales de unos pocos, a favor de unos pocos; la consolidación de algunas plazas de dudosa adjudicación, y la ocupación, de puestos/comisiones académicos o administrativos que requieren interacción constante para el cumplimiento de las respectivas funciones, por personas vinculadas por relaciones de parentesco o de cercanía afectiva, dan cuenta de una práctica habitual en esta administración, detonante de marcados conflictos de interés. Recordemos que la Facultad de Música forma parte de la Universidad pública y que toda gestión endogámica en cualquier organismo de la administración pública, sea o no sea descentralizado, pone en duda la legalidad y la transparencia, y la eficacia y eficiencia de los procesos, procedimientos y resultados de dicha gestión.
En el ámbito político y de la administración pública, las relaciones clientelares, producidas desde las elites con patrones de cacicazgo y privilegio, promueven tanto la asimetría como el ejercicio desmedido del poder; la obtención de favores a cambio de fidelidad ciega y solapamiento de ilícitos; el fomento de negocios individuales privados en detrimento del interés público y comunitario; la desigualdad y la debilidad de los procesos democráticos. La Facultad de Música, aunque permanece firme en el discurso engañoso de la “apolítica”, ha demostrado en esta gestión ejercer su veta más degradante, que podríamos entender como la “no política”, a través de la gestión clientelar, productora de sujetos/sujetas, sujetados al poder y que, desde su empoderamiento, generan codependencias unipersonales, erosionando las redes comunitarias. La verticalidad, los favoritismos, y la falta de escucha, han producido malestar en docentes, estudiantes y trabajadores, impactando fuertemente en el clima organizacional de la institución.
En esta coyuntura de degradación de lo colectivo e institucional y del bien común, que en el caso de una facultad se resume en el servicio educativo, este 14 de octubre de 2024, la Junta de Gobierno de la UNAM publicó la convocatoria para llevar a cabo el proceso de auscultación de elección de directora o director de la Facultad de Música. Sabemos que dicho proceso no condice con una democracia representativa o participativa, ya que la elección no resulta de la votación directa de las y los diversos actores de la comunidad educativa, y que las instancias de auscultación requieren de la concientización de las diversas personas integrantes de la comunidad, sobre todo de estudiantes, para poner freno, aunque sea, desde la manifestación y el pronunciamiento, al abuso histórico del uso de los recursos públicos para beneficio de elites y grupos privilegiados cercanos al poder.
Conmemoración de los 95 años de la fundación de la Facultad de Música, 7 de octubre de 2024. Recuperado de: https://www.facebook.com/reel/1074382494242506
El reparto del pastel llevado a cabo por la Dirección con motivo de la conmemoración de los 95 años de la fundación de la Facultad, el pasado 7 de octubre de 2024, se constituye en metáfora patente de la modalidad de gobierno clientelar antes mencionada. En un acto de condescendencia, y al final de su gestión, por primera vez la dirección convive con estudiantes, docentes y trabajadores; se tolera la ejecución de música popular -en otros momentos de la gestión firmemente sancionada-, en el espacio festivo del patio central de la Facultad, y la multitud se agolpa para recibir su pequeña tajada de pastel.
Ojalá la comunidad haga memoria, y se pronuncie en el proceso de auscultación de la elección de la Dirección, poniendo en cuestión el clásico reparto del pastel.