Mujer

Está ante nosotros la necesidad apremiante de organizarnos y exigir la determinación de este gobierno para eliminar la criminalización de la lucha social y garantizar la libertad de todos los presos políticos, sujetos a procesos penales bajo teatros armados que han buscado frenar el movimiento.

Después de enfrentarse a uno de los mayores miedos de las mujeres en México, la violencia de genero en sus expresiones más bárbaras como son la violación sexual, desaparición forzada y el feminicidio, el monstruo no podría ser más grande, pero en los términos del sistema de justicia capitalista cada día puede ser peor al anterior.

El arte se constituye como uno de los medios más eficaces para revelar las características de una sociedad; a través de sus distintas disciplinas, se pueden observar los síntomas de todo aquello que se reproduce en un contexto determinado. Así, es posible encontrar diversas manifestaciones del pensamiento hegemónico patriarcal que ha sido reproducido y normalizado por siglos en la literatura, la escultura, la pintura, etc., a partir de la idea que se tiene sobre la mujer y el papel que debe jugar en la sociedad.

En diciembre de 2018, una compañera de Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria fue sobreviviente de un ataque machista en el que fue secuestrada, robada y violada en la Alcaldía de Iztapalapa. A partir de entonces, comenzamos una campaña política firme y tenaz exigiendo justicia para nuestra compañera y el resto de víctimas. Sin embargo, como muchas más nos enfrentamos al machismo y la negligencia institucional que nos confirmó que la única manera de obtener justicia es con la lucha y la organización.

Después de las grandes movilizaciones del 8M de 2020, y la continuidad de estas en 2021 (inclusive tras la pandemia) se ha demostrado la gran fuerza del movimiento feminista llenando las calles, de la CDMX y de los diversos estados de la República Mexicana. Esto ha reflejado no solamente que la violencia machista no ha parado ni ha estado en cuarentena, sino por lo contrario, se ha recrudecido. La necesidad de avanzar en una lucha organizada contra el feminicidio, las precariedades que vivimos y toda la violencia machista e institucional a la que nos enfrentamos las mujeres de la clase trabajadora, que somos las que pagamos todas las facturas de este sistema patriarcal, es porque sólo la lucha constante y combativa en las calles nos permitirá alcanzas nuestras demandas.

En diciembre de 2018, una compañera de Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria fue sobreviviente de un ataque machista en el que fue secuestrada, robada y violada en la Alcaldía de Iztapalapa. A partir de entonces, comenzamos una campaña política firme y tenaz exigiendo justicia para nuestra compañera y el resto de víctimas. Sin embargo, como muchas más nos enfrentamos al machismo y la negligencia institucional que nos confirmó que la única manera de obtener justicia es con la lucha y la organización.

Las y los abajo firmantes exigimos justicia para nuestra compañera V., violada, secuestrada y robada el pasado 20 de diciembre de 2018. Tras dos años de doloroso proceso en el que hemos sufrido la complicidad criminal de las instituciones y su negligencia, finalmente enfrentaremos una audiencia este 25 de marzo de 2021.

Este 8 de marzo miles de mujeres trabajadoras y jóvenes, brillando con luz propia, hemos vuelto a llenar las calles de la CDMX y en cada Estado del país. Una vez más, demostramos que ni la pandemia ni el machismo frena nuestra lucha y mucho menos nuestra movilización. Salimos a denunciar que a un año de iniciada la primera cuarentena los motivos para luchar no sólo siguen presentes, sino que se han extendido.

Este 5 de marzo se cumplen 150 años del nacimiento de Rosa Luxemburgo, la marxista intransigente que desafió a la dirección de su propio partido, que levantó la bandera del internacionalismo proletario, que jamás cedió a las presiones de sus adversarios por muy fuertes que fuesen, pagó su lealtad a los trabajadores con el ostracismo, la prisión y la muerte.

Los avances científicos y tecnológicos dentro del sistema capitalista desarrollan nuevas formas de explotación laboral; y la misma lógica siguen los deseos en dicho sistema, estos se vuelven objetos, nuevas mercancías de consumo para quien pueda pagar por ellas. Estas son algunas primicias sobre las que se mueve la llamada “maternidad subrogada”, nombre que la moral burguesa utiliza para ocultar la industria lucrativa de gestar la vida sobre los cuerpos de las mujeres de la clase trabajadora, los llamados vientres de alquiler.

La opresión sufrida por el colectivo trans, sistemática y brutal bajo el sistema capitalista, ha sido ocultada conscientemente por los defensores de la moral y el orden establecido. Incluso ahora, cuando existe una sensibilidad social creciente para defender los derechos trans, se escuchan barbaridades tránsfobas provenientes de la derecha más reaccionaria y, lamentablemente, también de sectores del feminismo acomodado e institucional.

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