2009 finaliza con un mensaje tan claro como apremiante para los revolucionarios. La revolución bolivariana sólo podrá vencer definitivamente y no verse derrotada o seriamente amenazada (por ejemplo por un revés electoral en las elecciones legislativas de septiembre de 2010) si expropia a los capitalistas y resuelve problemas largamente aplazados como la pobreza, falta de vivienda y empleo digno, inflación, inseguridad, burocratismo, corrupción…Los Congresos del PSUV y de la UNT son una oportunidad extraordinaria para que los trabajadores revolucionarios pasemos al ataque frente a la ofensiva patronal y burocrática y aprobemos un plan de lucha y un programa que permitan organizar la defensa de la revolución.
En anteriores capítulos de "La revolución sandinista. Lecciones de Nicaragua" se analizaba la historia de Nicaragua y el desarrollo de los procesos económicos, sociales y políticos que llevaron a la victoria de la revolución y la llegada al poder del FSLN. En los próximos veremos los distintos aspectos de la política aplicada por el FSLN con el objetivo de extraer las claves que a nuestro juicio permiten comprender cómo pudo ser derrotada la revolución. Empezamos analizando la política económica desarrollada por el gobierno sandinista y en particular la concepción teórica -también defendida hoy en Venezuela por sectores reformistas- según la cual es posible construir una "economía mixta" combinando por todo un periodo elementos de socialismo y capitalismo y sin necesidad de acometer la expropiación del conjunto de la burguesía. El intento de construir una llamada "economía mixta" llevó al colapso y saboteo de la economía nicaraguense por parte de los capitalistas y a una explosión de la inflación que terminó siendo determinante para minar el apoyo social a la revolución.
La reciente crisis bancaria ocurrida en nuestro país, pone en evidencia una vez mas lo que los marxistas revolucionarios hemos venido sosteniendo desde hace tiempo sobre la necesidad imperiosa de nacionalizar la banca para poder garantizar la viabilidad del proceso revolucionario.
El sabadazo ha marcado un nuevo punto de inflexión en la lucha de clases en México. La incursión de Calderón con la policía federal sobre las instalaciones de Luz y fuerza del Centro (LyFC) para liquidar a sus más de 42 mil trabajadores sindicalizados, no puede ser interpretado más que como un puñetazo sobre la mesa de parte de la burguesía exigiendo acción, dada la postergación por ya varios años de las contrarreformas mas añoradas por esta: la privatización plena y total del sector energético (la electricidad y el petróleo), la pulverización de los derechos laborales aún existentes en la Ley Federal de Trabajo (LFT), la privatización de las educación pública, así como una reforma hacendaria —que les dé a los empresarios y banqueros más privilegios de los que ya tienen a costa de recargárselo a las masas desposeídas—, que tase con IVA a medicamentos y alimentos, entre otras.