Cada medida tomada por el gobierno siempre se ha traducido en beneficios para la medicina privada. Así los derechohabientes se ven obligados a padecer el desabasto de medicamentos al lado de una infraestructura hospitalaria decadente y muy lejana de los estándares definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los que se establece que se debe de disponer de 2 a 4 camas por cada mil derechohabientes para asegurar una atención apropiada. Sin embargo en México esa proporción para el caso del IMSS en la actualidad es de 0.6 (media cama) por cada mil derechohabientes; en 2010 la relación era de 0.9 por cada mil y en 1980 se ubicaba en 1.85 camas por cada mil. Ello encuentra su explicación en el gigantesco retroceso de la inversión del Estado en nueva infraestructura para el IMSS: por ejemplo, el gasto en este rubro en 2014 fue de 527 millones de pesos, cantidad 80% inferior (¡!) a la de 2013.
José Antonio González Anaya, director del IMSS, habla de un déficit de dicho instituto de salud que en 2014 ascendió a casi 12 mil millones de pesos, y responsabiliza a los derechos laborales del personal del instituto, pretende ocultar el hecho de que a lo largo de tres décadas sistemáticamente los gobiernos del PRI y del PAN han recortado el presupuesto del IMSS además de erosionar significativamente las propias fuentes de financiamiento del instituto a través de la contrarreformas de 1995 y 1997 a la Ley que lo rige, mismas que permitieron la reducción de las cuotas patronales y que trasformaron su fondo de retiro, cesantía y vejes en las Afore, privatizando de esta manera el sistema de pensiones en todo el país. También otra treta para al IMSS ha sido la condonación de multas y recargos a los patrones morosos, media que significo en 2011 pérdidas por 4 mil 500 millones de pesos; en 2013 unas 40 mil empresas tenían deudos con el IMSS.
De continuar esa misma política, el IMSS está condenado a la extinción, por ello debemos frenarla luchando de forma organizada los trabajadores del Instituto y todos aquellos que laboramos en empresas afiliadas en dicha institución. Urge un frente común de todos los trabajadores y sus organizaciones de masas, además de la creación en todo México de comités de derechohabientes, que organice de forma unitaria acciones de fondo tales como las movilizaciones y el paro nacional en defensa del IMSS, y en las que además de demandar el incremento significativo de su presupuesto, también exijamos la caída de Peña Nieto y la renuncia de González Anaya.