Mujer

Una de las mayores manifestaciones de desigualdad en México es la discriminación hacia los pueblos indígenas, el total de esta población se cuantifica en poco más de 12 millones de personas, de las cuales 51.1% somos mujeres, y de acuerdo con cifras del INEGI éste es el único número en el que tenemos ventaja.

El pasado 8 de marzo miles de mujeres trabajadoras, campesinas, jornaleras y estudiantes de todas la edades llenamos la Avenida Reforma de la Ciudad de México para denunciar, visibilizar y combatir las violencias machistas que vivimos todos los días en el hogar, trabajo, escuela, espacios públicos, etcétera. Pero no sólo nos movilizamos en la capital, también en varios estados del país hubo movilizaciones o acciones de protesta en el marco de la Huelga General de Mujeres que se convocó a nivel mundial.

Una mirada al pasado

La situación laboral de la mujer es un problema con muchos antecedentes, mismo que se ha visto invisibilizado, el trabajo de casa nunca ha sido considerado como tal sino ha sido visto como una obligación de los quehaceres propios de la mujer, de sus deberes, de lo que confirma si es o no una buena mujer.

La liberación de la Mujer requiere que decidamos y controlemos nuestro cuerpo sin presiones, que seamos respetadas y nunca tengamos que usarlo para sobrevivir.

La lucha por los derechos de las mujeres ha vuelto a la agenda, como lo demuestran los movimientos de masas contra la violencia sexual, contra las mujeres en India, Turquía y Argentina; el paro nacional contra la desigualdad salarial en Islandia con posible seguimiento en otros países; acciones masivas por el derecho al aborto en España, Polonia e Irlanda, marchas masivas en contra de los feminicidios en toda América Latina, como el movimiento #NiUnaMenos en Argentina o los diferentes movimientos en México y, en todo el mundo, campañas cada vez más frecuentes como #MiPrimerAcoso, #MeToo en las redes sociales y las multitudinarias marchas de mujeres contra Trump; contra el sexismo, el acoso y la violencia sexual en la vida cotidiana.

En los albores del siglo XXI, a las jóvenes de los EEUU y gran parte de Europa se les dijo que la igualdad estaba al alcance de su mano. No necesitaban del feminismo porque el capitalismo les ofrecía un futuro brillante basado en una creciente prosperidad y en la igualdad de género.

Será una experiencia difícil de olvidar. El salón de actos del centro cultural Casa de Vacas en el parque del Retiro de Madrid se nos quedó pequeño. Más de 200 compañeras, trabajadoras y jóvenes provenientes de más de 30 localidades de Galiza, Asturias, Euskal Herria, Catalunya, País Valencià, Andalucía, Castilla León, Castilla-La Mancha, Madrid e invitadas de Inglaterra, Irlanda, Bélgica y Alemania, vibramos, lloramos, nos emocionamos y sobre todo nos inspiramos con las intervenciones y el testimonio de decenas de compañeras que tomaron la palabra.

El 2017 nos dejó en claro una cosa, hemos vuelto a salir a las calles. Los movimientos feministas en contra de las violencias machistas y los feminicidios como Vivas Nos Queremos, Justicia por Lesvy y Yo Soy Mara han transformado el panorama de la lucha feminista convirtiendo el Ni Una Más en Ni Una Menos. Con dolor y rabia cargamos en la memoria, en el cuerpo y en una cruz rosa, el nombre de cada compañera que se nos ha arrebatado a manos de este sistema misógino y patriarcal. Es con esa misma fuerza y coraje que la lucha continúa en las calles a la voz de ¡Basta ya!

Borrón y cuenta nueva. Cada año comienza el conteo desde 0 de los asesinatos a niñas, adolecentes o mujeres cometidos con odio, como si los pasados feminicidios no hubieran ocurrido

En los últimos días hemos debatido con algunas compañeras del movimiento feminista acerca del llamamiento que estamos haciendo a todos nuestros compañeros a secundar junto con nosotras la huelga feminista del 8M.

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