Medioambiente

El 5 de agosto se filtró una grabación de Víctor Toledo, Secretario de la SEMARNAT, donde señala las posiciones enfrentadas dentro del gabinete de la 4T, y hasta del propio presidente. Por un lado, la SEMARNAT aboga por la agroecología, mientras que, por el otro, y de la mano de Alfonso Romo, las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural, Economía y Energía, impulsan proyectos desde la agroindustria.

Tanto la derecha como la dirigencia zapatista del CNI denuncian el proyecto del Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca, como uno de los megaproyectos de la 4T, esto es una verdad a medias. Sí, López Obrador ha dicho que el proyecto transístmico, que incluye la modernización del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), es uno de los megaproyectos que invertirá para el sexenio, sin embargo, estos deseos no se planean de un día para otro, menos de un sexenio a otro.

A la expectativa dejamos un 2019 devastador con el planeta, arrancamos un 2020 con una bofetada de crudeza y crisis en las narices. Los que serían efectos que se esperaban con más tardanza, se presentaron como una llamada de atención ante la emergencia climática y la crisis humanitaria desatada por la depredación capitalista surgida hace más de un siglo.

Desde hace semanas asistimos a una de las mayores catástrofes naturales que haya conocido la humanidad, los masivos y virulentos incendios que están asolando el sureste de Australia. Hasta el momento se han quemado más de 10 millones de hectáreas, una superficie superior a la de Andalucía; han muerto 1.000 millones de animales, entre ellos un tercio de la población de koalas; se han destruido ecosistemas únicos, como el de la Isla Canguro que ya se ha quemado en una tercera parte; Camberra se ha convertido en la ciudad más contaminada del mundo, con 5.000 microgramos de partículas tóxicas por metro cúbico de aire (más allá de 200 microgramos es nocivo para la salud); miles de viviendas ha quedado arrasadas, más de 300.000 personas han sido evacuadas y casi 30 personas han muerto. Los daños se cuantifican en miles de millones de dólares, y se prevé que las nubes de humo, que ya han alcanzado la estratosfera afectando a las condiciones atmosféricas, den la vuelta al mundo.

Esta semana arrancará en Madrid la Cumbre Mundial del Clima COP25. A pesar de que ya no se organiza en Chile, la presidencia de la misma seguirá correspondiendo al Gobierno asesino de Piñera, algo que no parece incomodar ni a Pedro Sánchez, ni a las Naciones Unidas, ni a ninguna de las democráticas naciones europeas. Una cumbre, además, que está siendo una plataforma publicitaria descarada para las grandes empresas capitalistas que son la causa de la actual degradación medioambiental.

Ahora resulta que la energía del sol radiante tiene precio; las empresas lograron conformar una industria “emergente” que “ayudará” en la lucha contra el cambio climático. El tratamiento de la energía solar alcanza hoy por hoy ocho millones de dólares de acuerdo a datos de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES). Sólo que su incipiente uso llega a unos cuantos porque aún no beneficia del todo a la mayoría de población. 

El surgimiento del movimiento “viernes por el futuro” en Europa, se ha extendido rápidamente por todo el mundo ante la necesidad que tenemos millones de jóvenes y trabajadores por vivir un mundo más natural, sin contaminantes y sin devastación. Esto ha abierto un profundo debate sobre el carácter que debe adoptar el movimiento ecologista mundial. Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes, nos sumamos y queremos contribuir a impulsar un movimiento combativo y anticapitalista que ponga encima de la mesa cómo podemos frenar la catástrofe ecológica que vive nuestro planeta.

Los incendios en la selva más grande del mundo a cimbrado la conciencia de miles de jóvenes y trabajadores, porque ha puesto de manifiesto que los intereses de los capitalistas responsables de la deforestación, agroindustria y demás megaproyectos de “desarrollo” son totalmente antagónicos a los de la mayoría de la sociedad. Para estos dueños del dinero les da igual que el Amazonas absorba millones de toneladas de dióxido de carbono presente en la atmosfera y esto contribuya a frenar el cambio climático y que sea una gran generadora de oxígeno. Pero no sólo eso, regula las lluvias y mantiene el ciclo del agua a nivel mundial, influyendo en el clima mundial y en la circulación de las corrientes oceánicas; su suelo y vegetación contienen una cuarta parte de todo el carbono que se almacena en la tierra. 

El cambio climático se ha convertido en un grave peligro para el futuro del planeta y de la propia humanidad. Cuando desde los medios de comunicación se señala que la catástrofe ecológica que vive nuestro ecosistema es producto directo de la “acción del hombre”, hay que ser concretos: esta situación de emergencia refleja la lógica y el funcionamiento del sistema de producción capitalista que arrasa con todo lo que encuentra, incluido el medio ambiente, para garantizar los beneficios económicos de un puñado de monopolios y multimillonarios.

Ante esta realidad, los gobiernos capitalistas de todo el mundo intentan presentar los protocolos medioambientales y las cumbres climáticas como pasos adelante y como una forma de controlar la actividad de las empresas. Pero la realidad es que son una farsa utilizada por los responsables de la degradación medioambiental para lavarse la cara y forman parte de una campaña muy consciente para asimilar al movimiento ecologista y descafeinar su contenido revolucionario.

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