El 2017 nos dejó en claro una cosa, hemos vuelto a salir a las calles. Los movimientos feministas en contra de las violencias machistas y los feminicidios como Vivas Nos Queremos, Justicia por Lesvy y Yo Soy Mara han transformado el panorama de la lucha feminista convirtiendo el Ni Una Más en Ni Una Menos. Con dolor y rabia cargamos en la memoria, en el cuerpo y en una cruz rosa, el nombre de cada compañera que se nos ha arrebatado a manos de este sistema misógino y patriarcal. Es con esa misma fuerza y coraje que la lucha continúa en las calles a la voz de ¡Basta ya!
Borrón y cuenta nueva. Cada año comienza el conteo desde 0 de los asesinatos a niñas, adolecentes o mujeres cometidos con odio, como si los pasados feminicidios no hubieran ocurrido
En los últimos días hemos debatido con algunas compañeras del movimiento feminista acerca del llamamiento que estamos haciendo a todos nuestros compañeros a secundar junto con nosotras la huelga feminista del 8M.
Hace unos meses interrumpieron en los grandes medios de comunicación las detalladas acusaciones de acoso sexual cometidas por el famoso productor de cine estadounidense Harvey Weinstein. Las actrices, de forma valiente, se levantaron contra esta poderosa figura dentro de una industria que mueve miles de millones y normaliza el sexismo.
Recientemente ha salido una nota que expone con claridad la barbarie que millones de mujeres humildes pasamos todos los días en nuestro país. De los 12 feminicidios registrados en América Latina, 7 son en México, de los cuales 4 son en el Estado de México. un llamado a la movilización y acción no solo de las colectivas que llevan años levantando la voz, sino de todo el pueblo organizado que está luchando contra este sistema opresor y machista, y que en el caso de las mujeres nos está matando.
Esto puede ocurrirle a cualquiera ¿y si la siguiente soy yo?
¡Mujeres: sólo organizadas podremos frenar la atrocidad!
En las labores de solidaridad para ayudar en los puntos de derrumbe, destaca el papel de miles de mujeres que ayudamos y seguimos llegando a estos lugares, poniendo en evidencia que la mujer puede y quiere ayudar, sin distinción de labores tanto en las cadenas humanas como en la organización de víveres y medicamentos y en todas las actividades en las que la población se ha organizado para apoyar.
Conformemos el comité de Libres y Combativas en la UPN para hacer frente a estos casos y arrebatar a las autoridades el control de la escuela para su beneficio propio, individual y mezquino.
Discurso de Kshama Sawant en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Seattle
“El misógino en jefe es una amenaza para millones de mujeres trabajadoras”
Hoy hemos vivido una de las mayores celebraciones del Día Internacional de la Mujer. En más de 50 países de todo el mundo, las mujeres están en la calle, reuniéndose y yendo a la huelga. Muchas de ellas están protestando también contra Donald Trump, porque el Misógino en jefe y su vil programa de derechas no es tan sólo una amenaza para las mujeres de Estados Unidos, sino también para millones de mujeres trabajadoras de todo el mundo.
Aunque las protestas de hoy han sido mucho más pequeñas que las inmensas Marchas de Mujeres de hace seis semanas —el mayor día de protesta en la historia de los EEUU—, hoy también es un día histórico. La Huelga de Mujeres de hoy ha puesto sobre la mesa la cuestión del poder, de nuestro poder como mujeres trabajadoras. Las escuelas se han cerrado en diversas ciudades y, en todo el país, miles de mujeres con valentía se han tomado el día libre, han llamado para decir que estaban enfermas o se han ido más temprano del trabajo.
Nosotras, como mujeres, hemos iniciado una discusión crucial sobre qué es lo que realmente se necesita para derrotar a Donald Trump. Y lo que se necesita es el enorme potencial del poder de acción de la huelga, para golpear a Trump y a sus multimillonarios defensores donde duele: ¡acabando con sus beneficios! Pero, para hacer eso, necesitamos estar mejor organizados. Y necesitamos construir el movimiento en una escala más elevada.
Hermanas y hermanos, como Sarah ha dicho, el Día de la Mujer fue originalmente llamado “Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras”. Empezó en este país, en los Estados Unidos, hace un siglo. Y no iba sobre flores o chocolates.
Iba sobre el levantamiento de las mujeres trabajadoras en contra de su explotación en sus puestos de trabajo, por el derecho a voto y por derechos civiles completos, en contra del acoso sexual, por el derecho de tomar dediciones sobre sus propios cuerpos, y por el derecho a igual salario por el mismo trabajo.
E iba sobre el capitalismo. Porque no sólo Donald Trump es misógino y racista. El sistema capitalista es profundamente opresivo por naturaleza: tiene el sexismo, la violencia sexual y el racismo escrito en su ADN. El capitalismo se basa en la brutal explotación de la mujer y otros grupos oprimidos para dividir y debilitar a la clase trabajadora.
Hace cien años, la Revolución Rusa empezó en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En Petrogrado, miles de mujeres fueron a la huelga, lideraron marchas, fueron a las fábricas a hacer un llamado a los otros trabajadores a dejar sus herramientas. Y empezaron un proceso que condujo al derrocamiento del capitalismo por primera vez en el mundo, y la creación del primer estado obrero: un gobierno de, para y por los trabajadores.
La Revolución Rusa fue el acontecimiento más progresista de la historia humana. Estimuló un cambio transformador en la sociedad, de los que no se habían visto antes o desde entonces. Las mujeres ganaron el derecho al aborto legal y gratuito, el derecho a voto, e igual salario para el mismo trabajo que los hombres. Por primera vez, el divorcio se volvió legal y altamente accesible, los servicios comunitarios como las lavanderías y las cafeterías fueron establecidos para liberar a las mujeres de la servidumbre doméstica y del patriarcado.
Muchas de las victorias de la revolución se perdieron bajo la contrarevolución estalinista y el alzamiento de la burocracia, pero eso no cambia la importancia histórica de lo que fue ganado por las mujeres, por toda la clase trabajadora y los socialistas en Rusia hace un siglo. Esas mejoras que no han sido ganadas, ni si quiera en los países más “progresistas”, bajo el capitalismo hoy en día.
Pero esas victorias no fueron un accidente. Ellas mostraron la conexión entre el capitalismo y la opresión de la mujer. Y la necesidad de las mujeres, de toda la gente oprimida, de unirnos, de usar nuestro poder social como clase para derribar este sistema y construir otro tipo de sociedad.
Hoy, estamos viendo el nacimiento de un nuevo movimiento de mujeres.
Muchas de nosotras vemos a Donald Trump como alguien intolerable.
Hemos entrado en un nuevo periodo de radicalización de las mujeres jóvenes y de las mujeres trabajadoras que cada vez más reconocen que la poderosa acción colectiva, la desobediencia civil y la acción de huelgas masivas es lo que necesitamos para parar a Trump y a su clase multimillonaria.
Como otros han comentado, esta semana los Republicanos han anunciado el Affordable Care Act (Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio). Al mismo tiempo, han anunciado ataques a la Planificación Familiar.
Pero mi pregunta es, ¿por qué debería la gente del estado de Washington ser rehén de Trump y su gabinete multimillonario? ¿Por qué la legislatura estatal y el gobernador no imponen impuestos a los ricos y financian un sistema de pagador único en el Estado de Washington? Un sistema de este tipo garantizaría un acceso asequible a la sanidad a todas las mujeres, a la comunidad trans, a todas las personas.
California ya ha empezado a hablar sobre ello. Imaginad si Washington, Oregon y California pusieran impuestos a los ricos y formaran el sistema de pagador único, así tendríamos una atención a la salud de un solo pagador en toda la Costa Oeste.
Pero, ¿sabéis qué? No estoy esperando que el Partido Demócrata muestre ningún tipo de liderazgo en este asunto. Necesitaremos construir un poderoso movimiento independiente en las calles y en los puestos de trabajo para hacer que esto suceda por nosotros mismos.
Está bien que algunos Demócratas elegidos estén luchando contra Trump, pero no es suficiente. Necesitamos una oposición que sea 100% contra Trump y contra la clase multimillonaria, no una que esté buscando “puntos en común” con Trump.
No podemos esperar que los políticos del establishment detengan a Trump.
¡Debemos derribarlo nosotros mismos!
Las Marchas de Mujeres en Enero, y los increíbles acontecimientos de hoy son un gran paso adelante para nuestro movimiento. Son vitales para comenzar a construir una resistencia radical y permanente. Y tenemos que ir más lejos todavía. Para aprovechar plenamente el poder de las mujeres trabajadoras y de la clase obrera en su conjunto, debemos organizar una huelga potente y amplia.
Como Leticia y Nicole han dicho, el día 1 de Mayo o “Primero de Mayo”, es el Día Internacional de los Trabajadores, un día de luchas laborales históricas, pero también de luchas históricas por los derechos de los inmigrantes.
¡Tenemos que mostrar toda la nuestra solidaridad con los inmigrantes y los refugiados el Primero de Mayo!
Tenemos la capacidad de dar un golpe duro a Trump, pero requerirá organización, necesitaremos planificación.
La discusión dentro del movimiento obrero ya está en marcha. Diferentes sindicatos locales ya han aprobado resoluciones que apoyan la huelga del día 1 de Mayo, incluyendo la Asociación de Educación de Seattle y la Federación de Empleados del Estado de Washington.
La discusión también está empezando en el Sindicato de Estudiantes de postgrado de la Universidad de Washington, UAW Local 4121. Quería citar a un miembro del Sindicato de Estudiantes de posgrado. Su nombre es Arshiya. Es una estudiante de doctorado que estudia los combustibles renovables. Y es una miembro orgullosa y activa de su sindicato. Como estudiante internacional nacida en Irán, Arshiya ha tratado mucho tiempo con el injusto sistema de inmigración de nuestro país. Incluso antes de las órdenes ejecutivas de Trump, viajar era tan difícil que no pudo dejar el país para asistir al funeral de su padre. Ahora, en respuesta de las órdenes ejecutivas de Trump, Arshiya está hablando valientemente, junto con otros líderes de su Sindicato. ¿Te levantarás con Arshiya?
Arshiya tiene un mensaje para vosotros. Ella dice, “Ahora, más que nunca, es crítico que todos nos unamos, nos afiliemos a los sindicatos, hagamos reivindicaciones y nos organicemos por la justicia”. Ella dice: “No sólo quiero hacerlo por mí, quiero hacerlo por una universidad más fuerte, una comunidad más fuerte, por un mundo mejor”.
Tenemos que construir todo esto. ¡Todos los que estamos en sindicatos debemos ir a la huelga el Primero de Mayo activamente! Y necesitamos ser flexibles sobre qué significará para los diferentes trabajadores.
Pero si decimos abandonar el trabajo antes colectivamente, hacer acciones políticas a la hora de la comida, o una poderosa huelga y el cierre de las empresas, tenemos que ir a por ello con la máxima fuerza.
Hay muchos trabajadores que no están en sindicatos y que no podrán ir formalmente a la huelga, pero hay muchas otras formas de actuar: podemos llamar y decir que estamos enfermos, como muchas de nosotras hicimos hoy; podemos tomarnos el día libre, pero también podemos organizarnos en nuestros lugares de trabajo para salir colectivamente antes, o para presionar a las empresas o a las escuelas de cerrar durante ese día. Los estudiantes pueden organizar paros, discusiones durante el almuerzo u ocupar los edificios administrativos.
Aquí en Seattle, el alcalde Ed Murray debería declarar el cierre del sector público para el Primero de Mayo, permitiendo a los trabajadores de la ciudad de Seattle tener el día pagado y libre; de esa manera podrán salir a las manifestaciones con sus hermanos y hermanas inmigrantes en un día de concienciación, en solidaridad con los inmigrantes, musulmanes, refugiados, mujeres y todos los que estamos bajo el ataque de Trump.
Fuera de los sitios de trabajo también podemos organizar una masiva desobediencia civil, cerrar aeropuertos, carreteras, oficinas del ICE [Servicio de Inmigración y Control de Aduanas], trenes y otras infraestructuras clave.
La amenaza de Trump nos muestra claramente que lo que necesitamos no es sólo acciones de huelga, sino la máxima unidad de acción.
Necesitamos estar unidos en solidaridad los unos con los otros para construir un poderoso y unido movimiento de resistencia.
Y para hacer eso, necesitamos no sólo estar a la resistencia. También necesitamos luchar por mejoras reales que marquen una diferencia en las vidas de la gente normal y corriente, como vosotros y como yo, y que inspire a miles más para unirse a nuestra lucha.
No sólo exigimos el fin de los ataques a la atención reproductiva, exigimos el derecho al aborto gratuito y accesible para todas, el cuidado gratuito de los niños y el permiso familiar remunerado. Exigimos no sólo que se conserven los beneficios de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, sino sanidad para todos con el programa Medicare for All. No sólo defendemos la legislación del “derecho al trabajo”, sino que exigimos un salario mínimo federal de 15 dólares la hora y millones de nuevos empleos sindicales bien remunerados a través de proyectos de infraestructura ecológica y proyectos de energía limpia.
No sólo necesitamos luchar para parar los peores ataques de Trump, necesitamos seguir luchando hasta que le echemos de su oficina.
Pero seamos claros: Todo esto no sólo tiene que ver con acabar con la era de Trump o su colectivo de políticos. Tenemos que exigir un cambio fundamental y para ello, necesitamos un movimiento poderoso e independiente de las corporaciones políticas. Necesitamos nuestros propios partidos políticos. Necesitamos un partido socialista, como un paso hacia la construcción de un partido de trabajadores de masas.
Porque como las mujeres en Rusia hace un siglo, no sólo estamos luchando por un sistema menos brutal y opresivo. Estamos luchando por un mundo socialista.
¡Solidaridad!
Para ver el vídeo y leer el discurso original en inglés pincha aquí
https://www.socialistalternative.org/2017/03/09/kshama-sawants-international-womens-day-speech-2017/
Ayer 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, vivimos una jornada histórica. Por primera vez cientos de miles de mujeres se movilizaban en defensa de sus derechos, para exigir la igualdad y el final de la violencia machista. La manifestación de Madrid reunió a más de 500.000 personas que ocuparon durante horas la Gran Vía, más de 200.000 en Barcelona, 50.000 en Valencia, 15.000 en Sevilla y decenas de miles más en el resto de ciudades del país.
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¡Todas y todos contra la violencia machista y en defensa de los derechos de la mujer trabajadora!
No puede haber liberación de la mujer sin lucha contra el capitalismo
Este 8 de marzo la movilización en defensa de los derechos de la mujer trabajadora va a ser histórica. El llamamiento realizado desde numerosas plataformas feministas de izquierdas en América Latina, EEUU y en numerosos países, para organizar una huelga mundial contra la lacra de la violencia machista y el asesinato de miles de mujeres, para denunciar y combatir las políticas misóginas, racistas y homófobas de Trump, o la política de los gobiernos capitalistas que sigue perpetuando nuestra discriminación económica y social, va a ser secundado por millones.
Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes estamos impulsando una plataforma feminista revolucionaria, anticapitalista, socialista e internacionalista con la que queremos contribuir a la liberación de la mujer trabajadora con el programa del socialismo revolucionario. Sí, defendemos las mismas ideas con las que el Partido Bolchevique en 1917 logró abrir la senda a la legislación y las medidas prácticas mas avanzadas en defensa de la mujer obrera. Y no sólo queremos quedarnos en la confrontación ideológica. Por eso desde Libres y Combativas hemos convocado a un paro en todos los Institutos y Universidades entre las 12 y las 13h del 8 de marzo, y llamamos a participar en las manifestaciones del 8 de manera masiva y unitaria.
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