En 2019, se envió al Congreso de la Ciudad de México una iniciativa para aprobar la Ley de Identidad para las Infancias Transgénero, la cual permitiría a niñas, niños y adolescentes poder modificar sus datos en sus documentos oficiales de acuerdo al género con el que se identifiquen, sin necesidad de pasar por un proceso judicial, que además de ser costoso, resulta humillante y denigrante para l@s menores y sus familias.
En la última semana las autoridades universitarias han aprobado la terminación del semestre en la Facultad de Filosofía y Letras, convocaron a una “asamblea” espuria e ilegítima en Preparatoria 9 para disfrazar el ataque violento al paro y el Secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, publicó un comunicado donde exige abiertamente la devolución de las instalaciones de manera inmediata porque desde su punto de vista las demandas de los pliegos han sido resueltas o en vías de hacerlo. Una ofensiva abierta contra la lucha desatada contra la violencia machista, los ataques porriles, la ineptitud de los funcionarios y carestía en nuestros centros de estudio.
El movimiento de lucha contra la opresión, la violencia machista, el capitalismo y el patriarcado se ha incrementado en los últimos años a largo de todo el mundo, el año pasado vivimos una huelga internacional de mujeres histórica, que demostró la capacidad organizativa y la fuerza que tenemos en esta sociedad. Es por eso que creemos que lejos de bajar la guardia, ante la violencia cada vez más grave en todo el mundo, de la que México no está exento y tiene los primeros lugares en feminicidios, es fundamental dar pasos hacia adelante, incrementando la organización, participación e intensidad de la lucha.
Este es el marco de la lucha actual en la Universidad y en otras instituciones educativas. Además de toda la podredumbre que tenemos que vivir en nuestras casas y en la calle, tenemos que llevar a soportarlo en las aulas. Esta acumulación de descontento y la toma de conciencia de diversos sectores es lo que está de frente en los paros del anterior semestre en diversas escuelas de la UNAM, incluso no ha sido la única, recordemos que la Universidad de Guanajuato fue tomada por la comunidad en su conjunto, en una lucha mixta histórica que no sólo sentó al Gobernador, al Alcalde local y al Rector, sino que conquisto la justicia y permitió desarrollar la organización y la lucha local y regional.
Durante los últimos años de ascenso del movimiento de la mujer en contra de su opresión, hemos realizado innumerables marchas, por casos de desaparición, violaciones, acoso y feminicidios. En todos los casos sin excepción los medios de comunicación han estado presentes, pero desafortunadamente en la mayoría de las veces su actuación se ha caracterizado por trasmitir el morbo y ser cómplice de las instituciones machistas revictimizando a las víctimas y a todas las mujeres que protestamos.
Derivado de un trabajo de difusión previo en las calles y redes sociales para convocar a un mitin en la Fiscalía, las autoridades citaron a familiares a audiencia para trabajar en el caso. Nuevamente somos los familiares y las organizaciones que gracias a la acción colectiva y en la calle logramos que los trabajos de investigación prosperen y se tuviera certeza de su ubicación y dar con su paradero. En estos momentos la compañera ya se encuentra con su familia y a salvo.
Nos han repetido hasta el cansancio que el machismo es algo cultural, y que nosotr@s como futur@s investigador@s, docentes y profesionales de la educación, debemos de enfocarnos a la interpretación de dicha cultura, en vez de transformarla, pero eso tiene lógica solamente dentro de una academia que está al servicio del capital y que no se quiere ensuciar las manos y cuestionar los prejuicios machistas, xenófobos y racistas que hay dentro de la misma institución.
Este 25 de noviembre, volvimos a llenar las calles para hacerlas nuestras, nos movilizamos contra la violencia machista y feminicida que ejecuta el patriarcado y el capitalismo sobre nosotras. Millones de mujeres, trabajadoras y jóvenes, acompañadas de nuestros compañeros, marchamos en diferentes partes del mundo. En México, Libres y Combativas participamos en la manifestación que recorrió Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, para reclamar justicia para las asesinadas, aparición con vida de las desaparecidas y fin a todos los tipos de violencia que sufrimos cada día miles de mujeres.
Los paros que hemos presenciados, son el resultado de la rabia y el hartazgo frente a la actitud de indiferencia y encubrimiento de las autoridades, de todos los niveles de la UNAM, ante las denuncias realizadas de acoso y violencia ejercida dentro de nuestras escuelas. Esta es una de las razones por las que ha sido repudiada la reelección de Graue. Sin embargo, gracias a la presión política, al crecimiento de las manifestaciones y el fortalecimiento del movimiento, en el último año, se han expulsado a 40 profesores y 100 estudiantes por acoso; en total, frente a casi mil denuncias en el primer periodo de Graue, se han realizado 500 sanciones, ¡pero ninguna acción penal! Tenemos que decir que esto es insuficiente, aún existen profesores, trabajadores y alumnos dentro de la institución con denuncias que pesan sobre ellos ¡Exigimos castigo ejemplar a los que perpetran la violencia machista!
No se puede entender que la violencia machista este tan extendida en un nivel tan criminal como el feminicidio, sin la infiltración de esta lacra en las instituciones de gobierno. Los que según el discurso gubernamental, debe procurarnos justicia, están detrás de la reproducción de la violencia machista, desde la re victimización cuando se interpone una denuncia, hasta la autoría directa de varios de estos crímenes.
Ayer se presentó una confrontación entre un contingente de manifestantes feministas y un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería dentro de Ciudad Universitaria y en el contexto del convocado “Cacerolazo contra la violencia machista” y los paros en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y la Facultad de Filosofía y Letras.
Desde Libres y Combativas defendemos un feminismo revolucionario anticapitalista, lo reivindicamos como el método que nos ayudará a derribar la opresión por condiciones de género y de clase. Es cierto que los hombres están en una condición privilegiada, pero ha sido el sistema capitalista el que se ha encargado de apropiarse de esta ventaja y reproducirla para beneficio del modo de producción explotador.