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Teoría/Documentos

La revolución en Libia puede ayudar a elevar el proceso revolucionario en el mundo árabe a un nivel superior y extenderla más fuerte y decididamente al resto de la región y del mundo o significar el primer revés sangriento para las masas, algo que, aunque no acabaría con la revolución en todo el mundo árabe, si supondría un golpe duro y ayudaría a las oligarquías de la zona y el imperialismo a reagrupar sus fuerzas e intentar pasar a la ofensiva.

La insurrección contra Gadafi se vio animada por las revoluciones que en Túnez y Egipto lograron derribar a Ben Alí y Mubarak, respectivamente. El propio Gadafi comprendía que la victoria de las masas en estos países animaría a las masas en el resto de la región, empezando por su país, ubicado geográficamente entre ambos países en revolución. Por eso fue el gobernante de la región que más insistentemente apoyó la represión contra las masas y la continuidad en el poder de Ben Alí y de Mubarak (coincidiendo en esto con nada más y nada menos que… ¡el gobierno sionista israelí!).

Después de que el impresionante movimiento revolucionario de las masas derrumbase en pocos días el poder de Gadafi en toda la zona oriental del país y en varias ciudades del oeste (las cuales pasaron a estar dirigidas por comités populares creados por las propias masas en lucha), el dictador, recurriendo a miles de mercenarios extranjeros y a las unidades del ejército bajo su control, logró sofocar sangrientamente la movilización de las masas en Trípoli y en estos momentos lanza una brutal contraofensiva con el objetivo de recuperar el control de todo el país y ahogar en sangre la revolución.

Las masas, inquietas, intentan salvar su revolución con las pocas armas a su alcance y un inmenso coraje y voluntad de resistir hasta el final, pero carecen de un partido revolucionario que les dé dirección, que organice la lucha militar y al mismo tiempo proponga un programa y una estrategia para completar y consolidar la revolución. Ese es el factor decisivo que puede acabar condicionando el futuro de la revolución.

En Libia volvemos a ver como el poderoso río desbordado de la iniciativa espontánea de las masas necesita inevitablemente el cauce de una organización revolucionaria formada por miles de cuadros y activistas unidos por un mismo programa y estrategia para vencer. Debido a esa falta de una dirección revolucionaria, el momento inicial de avance incontenible del movimiento revolucionario y desbandada en las filas del régimen, que llevó a la revolución hasta las propias puertas del palacio de Gadafi en Trípoli, no fue aprovechado para  unificar de manera inmediata a los comités y milicias populares que de manera espontánea las propias masas estaban creando en cada población para velar por su seguridad y garantizar la defensa.

Tal como decía Trotsky: “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria”. Por eso, los miembros de la Tendencia Marxista Militante (sección mexicana de la Corriente Marxista Revolucionaria internacional) seguimos trabajando en la urgente necesidad de construir dicho partido revolucionario en México, Venezuela, Colombia, España y a nivel internacional, que pueda dotar de dirección a la lucha de los trabajadores en todo el mundo por la transformación socialista de la sociedad. Extraer todas las lecciones del proceso revolucionario que en estos momentos se está desarrollando en los países árabes es parte de esa tarea. Por ello te invitamos a que asistas a la conferencia:

 “Libia: entre la revolución y la contrarrevolución”

Sábado 16 de Abril, 12:00 hrs.

Sindicato de El Sol de Puebla (3 Ote., No. 205-Altos, colonia Centro-Puebla).

La crisis del capitalismo y las condiciones de vida que sufren las masas, son las raíces de del proceso revolucionario que se ha abierto en el mundo árabe y la inestabilidad en toda la región. La decadencia prolongada del capitalismo ha obligado a los jóvenes y trabajadores en todo el mundo desde Libia, Túnez y Egipto, hasta Venezuela, Bolivia o Ecuador, pasando por Europa, China, Japón y los propios Estados Unidos a salir a luchar por sus derechos y buscar un camino para transformar la sociedad.

En Túnez,  la población levantada ha vuelto a desbaratar las maniobras de la burguesía y el imperialismo para sofocar la revolución y han obligado al gobierno continuista de Ghanuchi a dimitir.

Las masas, inquietas, intentan salvar su revolución con las pocas armas a su alcance y un inmenso coraje y voluntad de resistir hasta el final, pero carecen de un partido revolucionario que les dé dirección, que organice la lucha militar y al mismo tiempo proponga un programa y una estrategia para completar y consolidar la revolución. Ese es el factor decisivo que puede acabar condicionando el futuro de la revolución.

Tal como decía Trotsky: “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria”. Por eso, los miembros de la Tendencia Marxista Militante (sección mexicana de la Corriente Marxista Revolucionaria internacional) seguimos trabajando en la urgente necesidad de construir dicho partido revolucionario en México, Venezuela, Colombia, España y a nivel internacional, que pueda dotar de dirección a la lucha de los trabajadores en todo el mundo por la transformación socialista de la sociedad. Extraer todas las lecciones del proceso revolucionario que en estos momentos se está desarrollando en los países árabes es parte de esa tarea. Por ello te invitamos a que asistas a la conferencia:

“La revolución en Túnez y el mundo árabe”

Miércoles 13 de Abril, 14:00 hrs.

Auditorio de la Facultad de Físico-Matemáticas

(en Ciudad Universitaria de la BUAP)

La crisis del capitalismo y las condiciones de vida que sufren las masas son las raíces de del proceso revolucionario que se ha abierto en el mundo árabe y la inestabilidad en toda la región. La decadencia prolongada del capitalismo ha obligado a los jóvenes y trabajadores en todo el mundo desde Libia, Túnez y Egipto, hasta Venezuela, Bolivia o Ecuador, pasando por Europa, China, Japón y los propios Estados Unidos a salir a luchar por sus derechos y buscar un camino para transformar la sociedad.

Después del estallido revolucionario en Túnez, el proceso se ha ido extendiendo a toda la región del mundo árabe, pasando por Egipto, también. En este último, continúa la lucha entre revolución y contrarrevolución. La clase dominante y la cúpula militar con el apoyo del imperialismo, tras verse obligados a forzar la salida de Mubarak, intentan dividir al movimiento revolucionario en líneas religiosas y buscar una base social entre sectores de las capas medias contra la clase obrera y la juventud. Pero hasta el momento no han logrado ese objetivo y la lucha de la clase obrera y las masas tienden a intensificarse, a pesar de que carecen de una dirección y programa revolucionarios.

Tal como decía Trotsky: “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria”. Por eso, los miembros de la Tendencia Marxista Militante (sección mexicana de la Corriente Marxista Revolucionaria internacional) seguimos trabajando en la urgente necesidad de construir dicho partido revolucionario en México, Venezuela, Colombia, España y a nivel internacional, que pueda dotar de dirección a la lucha de los trabajadores en todo el mundo por la transformación socialista de la sociedad. Extraer todas las lecciones del proceso revolucionario que en estos momentos se está desarrollando en los países árabes es parte de esa tarea. Por ello te invitamos a que asistas a la conferencia:

“La revolución en Egipto y el mundo árabe”

Jueves 14 de Abril, 17:00 hrs.

Sindicato Unitario de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla (SUNTUAP), calle 21 Ote., No. 11, colonia El Carmen, Puebla.

(entre 2 Sur y 16 de Septiembre)

Militante se ha ganado un importante reconocimiento por parte de la clase trabajadora que se aglutina en torno al PRD y al movimiento de AMLO, que ahora ha decantado en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Desde nuestros inicios, el método de análisis del marxismo nos ha permitido librar la batalla por la construcción de una organización que sirva de herramienta a la clase trabajadora en su lucha contra la explotación, y para ello el papel de la prensa ha sido crucial. Ya no es raro que los trabajadores nos pregunten por el periódico del mes, que lo adquieran por el precio de apoyo, que nos referencien artículos de publicaciones anteriores o de nuestra página web, e incluso, los casos en que los compañeros se han integrado a la organización a través de la prensa.

Militante no es un periódico ajeno a los trabajadores aglutinados en el PRD, Morena o en los sindicatos, sino es el producto histórico de 20 años de lucha de la clase trabajadora mexicana, la expresión de aquellos trabajadores que hemos sacado la conclusión de la lucha por el socialismo como única manera de resolver los problemas que padecemos bajo el capitalismo. El periódico Militante es una herramienta de análisis y discusión de los trabajadores, desde donde agitamos en torno a los problemas del movimiento obrero; pero también es una herramienta de organización, a través de la cual se nutren los debates en las casas del movimiento, en los comités del PRD y Morena, y es a base de estas discusiones, de la organización y de la redacción de artículos por parte de compañeros miembros de las casas y comités que Militante es un periódico no sólo para los trabajadores, sino de los trabajadores. Esto quedó demostrado una vez más en la intervención del pasado 20 de marzo en la presentación del Proyecto Alternativo de Nación por parte de AMLO en el Auditorio Nacional. Pese a la gran cantidad de personas que no ingresaron en el Auditorio y que estuvieron sentadas en las escalinatas, los pequeños “mitineos” permitieron medir el ánimo de lucha de los trabajadores, incluso al interior del recinto, donde, a pesar del impedimento de la seguridad para la venta del periódico, la gente pedía el Militante; a la vez, un papel crucial lo jugó el material de la Fundación Federico Engels como una herramienta de análisis teórico para la clase trabajadora.

El ambiente es muy favorable a la discusión, al debate, pero también a la organización; la clase trabajadora no está dispuesta a permitir otro fraude electoral como en 2006, pero está consciente de que se necesita una organización lo suficientemente sólida políticamente para llevar a cabo esta tarea histórica. Múltiples son los comités que se han conformado en el Morena, además de las ya existentes casas del movimiento y comités de base del PRD, en los cuales, la dinámica de trabajo no se queda solo en la aprobación acrítica de las propuestas de AMLO, sino en el debate acerca de las estrategias para combatir el fraude, por medio de comités en defensa del voto, de la huelga general ante el escenario de fraude, acerca de la vinculación del Morena con los sindicatos, en un frente único que luche por el derrocamiento del Calderón y la victoria de la izquierda en 2012, la urgente recuperación del PRD como una herramienta de crucial importancia que ahora está en manos de los chuchos, entre otros, con lo que muchos trabajadores van sacando la conclusión de que el rescate del Estado sólo puede darse a través de la lucha política contra la burguesía y sus partidos, y no dejarse llevar por los acercamientos de empresarios de “rostro humano”, que la democracia y las reformas dentro del marco del capitalismo no son garantía de una mejora en la situación de miseria de millones de trabajadores, y que la actual crisis económica antes que permitir concesiones a la clase trabajadora mostrará a una burguesía disputando cada peso, mientras sea esta clase la propietaria de los medios de producción. Para los trabajadores aglutinados en torno al Morena y el PRD, se define más claramente que la expropiación de los medios de producción, su puesta en manos bajo control obrero a través de una planificación de la economía, lo cual se logrará a través de la organización y la lucha en las calles es la única alternativa para, en palabras de AMLO, lograr el renacimiento de México, y que el Proyecto Alternativo de Nación debe de ir girando cada vez más hacia esa dirección. Muestra de ello ha sido la gran cantidad de trabajadores que han adquirido nuestro suplemento sobre los diez puntos del Proyecto y la lucha por el socialismo.

Compañero trabajador, únete a Militante y a la Corriente Marxista Revolucionaria, y luchemos por la transformación socialista de la sociedad, utilizando al periódico Militante como una herramienta de organización a los interno del Morena, las casas del movimiento y los comités de base del PRD, organizando discusiones y acciones en torno a la prensa obrera, que nos permita difundir las ideas del marxismo.

Los días 4, 5, 7 y 8 de Abril del 2011 se realizara en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales  de la UNAM, la tradicional feria del libro marxista. Por onceava ocasión la Fundación Federico Engels, en colaboración con el Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP), aprovechara este espacio para acerca la literatura marxista a jóvenes, trabajadores y profesores interesados en conocer y profundizar sobre los textos de Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburgo entre otros autores que han dejado su aportación al socialismo científico.

Así como en el 2010, este acto daremos a conocer nuestras nuevas publicaciones, entre las que destacan el primer volumen del libro “Revolución Socialista y Guerra Civil (1931- 1939)” de Juan Ignacio Ramos. Otra de nuestras publicaciones que destacan por su actualidad es el último número de la revista teórica Marxismo Hoy: La crisis del capitalismo, por una alternativa marxista. Este número diecinueve de la revista está dedicado al análisis de la situación política y económica a nivel mundial, haciendo un especial énfasis en las perspectivas para la lucha de clases.

Invitamos a todos los lectores de Militante; jóvenes, trabajadores, sindicalistas, activistas y luchadores sociales a participar en la feria y aprovechar esta oportunidad para conocer a la Fundación Federico Engels, la editorial marxista más importante en lengua castellana. Cabe destacar que nuestra editorial tiene un fuerte compromiso con la lucha de los trabajadores por su emancipación, por lo tanto nuestras publicaciones lejos de tener el objetivo y perfil académico o intelectual, están orientadas a difundir las experiencias históricas y tácticas de la clase trabajadora en la lucha por su emancipación. Asiste, participa e inscríbete como colaborador de la Fundación o bien suscríbete al periódico Militante, un periódico de los y par trabajadores.

El pasado jueves 10 de Marzo los compañeros de la Tendencia Marxista Militante estuvieron presentes en el Círculo de Estudios Central, el cual se realiza en el Club de Periodistas de México, para llevar a cabo la ponencia titulara “La revolución socialista en el mundo Árabe”.

Sin duda alguna los procesos revolucionarios que se están desarrollando fundamentalmente en el norte de África, la zona conocida como el Magreb, pero que se extienden por todo el Oriente Medio, están conectando con los trabajadores mexicanos. El hecho de ver como las masas egipcias y tunecinas han derribado dos dictaduras a través de la movilización en las calles, nos llena de inspiración revolucionaria, además de demostrar que la fuerza de la clase trabajadora es imparable cuando esta se moviliza de manera organizada.

El auditorio que contaba con la presencia de alrededor de 40 personas, se mostró siempre muy atento a los planteamientos que hacia el compañero de Militante. Se explicó como las relaciones económicas en las cuales se basa el capitalismo, son la causa fundamental de los procesos revolucionarios y cómo aunque pareciera que la zona árabe está muy lejos y no tiene nada que ver con México, las relaciones de explotación hacia la clase trabajadora de medio oriente son exactamente las mismas que las de cualquier trabajador, obrero, campesino, etc., de cualquier parte del mundo. Explicamos como a pesar de que cada país tiene sus particularidades, las relaciones de producción capitalista se basan en la acumulación de capital en unas cuantas manos -la burguesía, que es dueña de las fuerzas productivas-  a costa de la explotación de la mayoría de la población -la clase trabajadora que lo único que posee es su fuerza de trabajo.

Otro punto importante que se debatió, es que lo que está pasando en el mundo árabe es un proceso de revolución socialista donde las clases explotadas de Egipto, Túnez, Libia, Yemen, Barhein, Argelia, Marruecos, etc., han decidido tomar el destino de sus vidas  en sus propias manos. Además de que las masas árabes están sacando conclusiones totalmente revolucionarias, creando sus propios instrumentos de organización, formando comités populares, encargados de organizar desde cuestiones como la comida y la seguridad, hasta la logística de las movilizaciones. Nosotros aclaramos que a pesar de esto el elemento fundamental para garantizar la victoria de la revolución estaba ausente en estos países: un partido revolucionario con influencia de masas que levante un programa socialista, es decir, un programa que rompa totalmente con las relaciones de propiedad capitalista. La ausencia de este partido es lo que permite que sean elementos del ejército los que asuman el poder.

En este sentido plateamos la necesidad de seguir fortaleciendo la organización de la clase trabajadora en México, fortaleciendo los comités territoriales y municipales que se organizan en torno al “Movimiento de Regeneración Nacional”, además de crear más comités de base en cada fábrica, escuela, colonia, etc., y que estos levanten un programa que defienda el derecho al trabajo para todos, salarios dignos, educación para todos los jóvenes, vivienda digna, etc., y que estas medidas se liguen directamente a la lucha por el socialismo.

El ambiente en el auditorio era bastante bueno, con lo cual quedaba claro lo inspirador que resulta la lucha de las masas árabes, además de que de manera instintiva los trabajadores mexicanos se sienten identificados con esta magnífica batalla contra el capital que están dando las masas del mundo árabe. A pesar de que un compañero planteo que hablar de Egipto era divagar y que teníamos que concentrarnos en lo que pasa en México, la mayoría de los asistentes a la charla se mostró identificada con los procesos revolucionarios del norte de África, planteando situaciones como la conciencia de clase e incluso un señor que viene desde Chimalhuacán habló de la necesidad de una organización basada en el “centralismo democrático” y que además la lucha tenía que desencadenar necesariamente en la “dictadura del proletariado”.

Esto es una muestra clara de cómo la clase trabajadora se mueve instintivamente hacia la lucha por el socialismo. Sin embargo se aclaró que aunque las masas trabajadoras estén dispuestas a dar la batalla hasta el final, esta necesita de una organización con independencia de clase, una organización propia que rompa totalmente con los empresarios y los sectores que defienden a la burguesía. En cuanto a esto se aclaró como la consigna de la Asamblea Constituyente es una consigna democrático-burguesa, ya que permite la permanencia de la burguesía dentro de un gobierno revolucionario, donde pareciera que a partir de un debate basado en las leyes de la razón humana se puede llegar a acuerdos donde todos podamos vivir en paz, claro todo esto mientras las palancas básicas de la economía sigan estando en manos de la burguesía. Esto no es más que una medida reformista que parte de que es posible tener un capitalismo con rostro humano, lo cual es totalmente imposible. Hoy el capitalismo es incapaz de llevar adelante la paz social, tan deseada por los intelectuales y los reformistas de izquierda.

Al final de la charla el ambiente era inspirador y los asistentes se mostraron muy interesados en las ideas del socialismo, acercándose a la mesa de materiales de la Fundación Federico Engels, la cual se encarga de reproducir literatura marxista, como la herramienta teórica fundamental para garantizar la victoria de los trabajadores contra el capitalismo. Y lo más importante es que entre los asistentes quedo más que claro que la única salida a todos nuestros problemas es la lucha revolucionaria por el socialismo. La muestrea nos la están poniendo nuestros hermanos de clase en el mundo árabe y también en América Latina, por eso es muy importante analizar estos procesos que van más avanzados y nos permitan aprender y sacar conclusiones para que los trabajadores aquí en México impulsemos sin ninguna duda la lucha hacia el socialismo.

Temprano por la mañana, nos hemos levantado, a tomar nuestro desayuno y salir a trabajar. No existe mucha diferencia con otros trabajadores, ni con otras personas. Algunas toman el transporte público rumbo a sus oficinas o sitios de trabajo, a decir verdad mientras uno trabaje no se espera mucho cambio, no en la rutina, levantarte siete de la mañana, desayunar pan , leche y café, con suerte una tortilla cubierta de salsa y un plato de frijoles. Comida no nos falta, pero tampoco nos sobra.

Aquel que vive como trabajador de la construcción, como albañil, se ve enfrentado a una situación muy adversa, pues mientras existe trabajo uno tiene de donde obtener ingresos para comer, vestir, se deben destinar parte de esos ingresos en la educación y la vivienda, reduciendo oportunidades de adquirir objetos, quizá no suntuosos, pero útiles, un horno de microondas, un refrigerador, una lavadora. Surge una pregunta muy importante ¿acaso en pleno siglo XXI, puede la gente carecer de algo así? Creo que la respuesta es bastante obvia, si lo llevamos un poco más allá, nos daremos cuenta de que muchos trabajadores no solo carecen de eso, sino que de lo más básico, incluyendo el propio trabajo.

Un albañil no tiene nada seguro, pues el trabajo también depende en muchos casos –no de la habilidades del trabajador- de aquel que lo ofrece, porque por cada casa construida, hay una gran cantidad de constructores aspirando a obtener ese empleo, corolario, muchos de ellos disminuyen el precio de su trabajo, abaratando la mano de obra y con ello la calidad de vida del trabajador. Así, un trabajador que puede aspirar a un trabajo, lo pierde porque algún otro colega ha abaratado su mano de obra, y esta medida es mucho peor, pues debe recurrir a “trucos” para que salga el gasto de la semana. Y el tiempo que se invierte en la construcción debe ser menor, y para eso se necesita otra par de manos para apoyarlo, o realizar un trabajo mediocre…

Hace un mes mi padre cambio de obra, afortunadamente el trabajo no le hace falta, algún lugar donde emplear sus habilidades, y quizá lo mejor, con vecinos que conocen el trabajo de mi padre y hacen lo posible por pagar el precio justo de su labor. En ese tiempo yo lo ayudo y desde entonces, cuatro personas mayores que yo, han venido a buscar a mi padre para ver si hay “chamba”, mi padre sin mirarlos a los ojos les dice que no, y ellos parten más tristes de lo que llegaron, y yo me siento impotente ante tal situación, no sabemos si tienen o no familia, si tienen casa propia, o siquiera para echar el taco. Mi padre me cuenta que hace mes y medio, un sujeto llegó a pedirle trabajo, ante la negativa de mi padre –razón de la situación que se vive– el sujeto ofrece en venta una cuchara y un taladro con tal de conseguir alimentos para su familia. Mi padre no tuvo otra opción, sólo le dio diez pesos porque no hay más dinero y el joven se fue en busca de un kilo de tortillas, aunque mi padre me comentó haber estado triste por esa situación, alguien más joven y más triste todavía, vende sus herramientas de trabajo.

Parece que ejerciendo el oficio por cuenta propia es fácil vivir, por el contrario es mucho más complicado. Los patrones pocas veces están dispuestos a pagar lo que en realidad vale el trabajo, pues ellos también están expuestos a los problemas del libre mercado. Algunos teniendo la oportunidad de pagar lo adecuado, no lo hacen excusándose con que existente otros dispuestos a trabajar por menos. La vida que hoy se lleva nos obliga a pensar en ahorrar, en alimentos, en ropa medicina.

Mi padre es albañil de profesión, sus hermanos y padre ejercen ese oficio, mis primos lo hacen también. Hace seis años mi padre consiguió empleo en una empresa de electricidad industrial, por problemas con sus superiores decidió renunciar y hace cuatro años regresó a su oficio mucho más pesado, es verdad que en ese periodo la vida fue un poco más sencilla, nos proveyó de seguro médico, las prestaciones que un obrero posee y un poco más. Contrastando con la realidad de los constructores, seguridad social no poseen, si algún hijo enferma o sufre un accidente, debe apretarse el cinturón y llevarlo con un medico particular, con el riesgo que esta situación ocasiona.

En el caso de que el jefe de familia enferme, la situación se agrava, si es el único sostén de la casa, los ingresos se ven frenados hasta su recuperación. En cuanto al resto de la prestaciones, el dinero no se puede conseguir más que por el que se trabaja, los bonos y vacaciones pagadas no existen, algunos difícilmente se toman el domingo para trabajar, mi padre ya lleva cinco domingos seguidos trabajando, los siete días de la semana lo ha hecho y apenas sale para cubrir la semana.

Ayer cuando regresamos a nuestro hogar, mi padre comenzó a soldar una puerta, para algún vecino que seguramente se la encargó, después de su jornada fuera de casa, inicia otra en nuestro hogar, para alguien más aún. Esa puerta representa un dinerito extra, del cual una parte será invertida en la soldadura, en los discos de corte y demás herramientas extra que se necesitan, mi padre querrá reparar su taladro y no le sacaremos esa idea de la cabeza, necesita sus herramientas si quiere hacer un “trabajo bien hecho”, un trabajo digno como dice él. Hoy prepara una loza, y temprano, más de lo normal se levantó a encargar la madera, la cual debe rentar por quince días, después de eso, ira a buscar a los “coladores” que concluirán el trabajo de aquella loza. Al finalizar habrá acabado su trabajo en ese lugar, y esperara unos días, en lo que le “cae más chamba”.

Son las siete de la tarde, y mi padre ha comenzado a recoger sus herramientas, descombra un poco su lugar de trabajo, y se quita la tierra del cabello, recoge su abrigo y sale de aquella casa ajena. Se le mira caminar con la dignidad de un gran señor y llegamos a nuestro hogar, ahí bebe un vaso de agua y se acuesta para recobrar un poco de fuerzas. Prepara su baño y después a cenar, mira un rato el televisor y después se retira a dormir. Su vida no cambia mucho, mañana hará lo mismo y quizá pasado también, sólo tiene en mente sacarnos adelante y lo piensa hacer con sus fuerzas, aquellas que con el paso de los años han menguado, y se le mira con el rostro abatido y cansado. Sonríe ante el abrazo de mi pequeña hermana y ante el plato de sopa caliente que será la cena, hoy no hay carne pero la salsa de chile verde hará las veces de plato fuerte. Mientras yo leo algo de la escuela mi hermano cena con él y mi madre calienta las tortillas, mi padre nos mira y sólo espera que seamos mejor que él. Yo lo que quiero es hacer un mundo mejor para él y para todos aquellos que aún en la dignidad de sus trabajos, se ven reducidos a simples piezas, que ven disminuida su calidad de humanos con el paso de los años, en donde la condiciones se trabajo no mejoran, ni la situación social. En ellos se mira la semilla de un futuro mejor, pero la semilla debe luchar, y apenas es el comienzo.

Como en años anteriores, los marxistas aglutinados en torno al Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) y la Tendencia Marxista Militante (sección mexicana de la Corriente Marxista Revolucionaria internacional), con la intención de poner al alcance de jóvenes y trabajadores las publicaciones que seguimos haciendo de textos clásicos del marxismo a  través de  nuestra editorial, la  Fundación Federico Engels (FFE), del 1 al 3 de Febrero, llevamos a cabo y con éxito la primera Miniferia del Libro Marxista de este año en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

La invitación a esta nueva edición de la miniferia se efectuó en los días previos mediante la pega de carteles en las facultades y unidades académicas de prácticamente toda el área de Ciudad Universitaria de la universidad pública del estado de Puebla, así como mediante el envío de correos a las direcciones electrónicas de estudiantes, maestros y simpatizantes en general que han escrito a nuestra página o nos han proporcionado la manera de contactarlos en actividades pasadas.

Las mesas en que exhibimos las publicaciones fueron instaladas en el edificio central de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas donde, además de la Facultad de Derecho, se ha efectuado tradicionalmente la exposición de todo nuestro material. Ahí, miembros del CEDEP, integrantes de Militante y simpatizantes de la CMR atendimos durante los tres días a todo el que se acercaba a ver el material audiovisual, los libros y revistas, así como nuestro periódico y Cuadernos de Formación Marxista. Entre los títulos más solicitados estuvieron aquellos de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, autores clásicos de la teoría marxista revolucionaria y el socialismo científicos. Por ejemplo: ¿Qué es el socialismo?, El Manifiesto del Partido Comunista, La Revolución Permanente. Todos ellos editados por nuestra FFE, misma que se ha dado a la tarea de poner a la mano de los trabajadores y la juventud de habla hispana la teoría del método científico y revolucionario, que explique cómo funciona la actual sociedad capitalista y cómo la clase obrera deberá ser quien encabece la transformación socialista mediante la comprensión del materialismo histórico y dialéctico.

Además, estamos publicando también libros y revistas que abordan los acontecimientos más actuales y  significativos, como la "nueva" crisis del capitalismo, las revoluciones de Latinoamérica, etc., y cuyos temas fueron objeto de estudio y discusión en la charla pública titulada: “Crisis, juventud y lucha por el socialismo”, la cual se efectúo en el marco de la miniferia del libro, el miércoles 2 de febrero en la Facultad de Derecho de la BUAP. Ahí, los asistentes coincidieron en la necesidad de impulsar un cambio en la sociedad por la liberación de la mayoría, pues debatimos abiertamente sobre el programa de lucha por el socialismo y la necesidad de construir el partido revolucionario para derrocar a la rancia burguesía y al capitalismo, llevando a cabo la revolución; los invitamos al Círculo de Estudio que realizamos cada jueves por la tarde en La Casa del Obrero, además de que nos dejaron sus direcciones de correo electrónico para recibir información de nuestras próximas actividades para poder asistir.

Sin duda que esta miniferia ha sido exitosa, ya que se cumplió el objetivo recíproco de acercarnos a la clase trabajadora con las herramientas teóricas y prácticas que la conducirán a su emancipación. Únete a la Tendencia Marxista Militante y colabora en la difusión de las ideas del socialismo científico en tu escuela, trabajo, barrio o colonia.

El viernes día 11 de febrero, primer día que abre sus puertas al público la XX edición de la feria del libro de la Habana, la Fundación Federico Engels presentó las dos últimas publicaciones que ha elaborado, Mi vida de León Trotsky y Guerra civil y revolución socialista de Juan Ignacio Ramos.

Ante cerca de cuarenta asistentes, Felipe Castro representante de la Fundación en México y Carlos Ramírez desgranaron el contenido de estos dos textos.

En el debate que se generó los asistentes se interesaron por los recortes que el gobierno de Zapatero está aplicando contra los trabajadores. Pero indudablemente quien centró la atención del debate fue la figura de Trotsky, su papel en la construcción del primer estado obrero de la historia, su relación con Lenin y sobre todo la lucha que llevó a cabo contra la degeneración burocrática del estado proletario.

Cuba es un hervidero de discusión y debate sobre el futuro de la revolución y en ese contexto la experiencia soviética, su degeneración, la lucha de Trotsky y sus compañeros por recuperar la democracia obrera, sigue interesando a la vanguardia revolucionaria en la isla.

Después de un intenso debate, numerosos compañeros se acercaron a nuestra  esa para adquirir, sobre todo Mi vida.

Presentación de 'Mi Vida' de León Trotsky y de 'Revolución socialista y guerra civil, España 1931-1939' de Juan Ignacio Ramos.

Viernes día 11, a las 12:00 h, en la Sala Portuondo, en la Fortaleza de La Cabaña.

De los días 10 al 20 de febrero la Fundación Federico Engels estará presente, por séptima vez, en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Queremos volver a resaltar que nuestra presencia en este evento constituye un apoyo explícito a las conquistas de la revolución cubana frente a la densa campaña de mentiras y tergiversaciones con la que ha sido hostigada por el imperialismo americano y europeo a lo largo de más de cuatro décadas. Y cómo no, queremos agradecer públicamente a la dirección de la Feria el darnos otra vez la oportunidad de estar presentes en este evento.

Desde nuestro punto de vista, las ideas del socialismo son más necesarias que nunca. La gran tarea que ha asumido la Fundación Federico Engels es la de contribuir al rearmarme ideológico de las nuevas generaciones de trabajadores y jóvenes que se proponen luchar contra el sistema capitalista. Como decía Lenin, no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria, y viceversa.

La validez de las ideas del marxismo se demuestra en que son las únicas capaces de explicar las causas profundas de la gigantesca crisis en la que está inmersa la economía capitalista mundial. El gran problema con el que se enfrentan todos los analistas de la burguesía, incluso los más serios, es que tratan de encontrar una "solución" a los problemas del capitalismo dentro del mismo capitalismo. Este tipo de análisis están viciados desde sus cimientos, porque no hay una salida de este tipo, es imposible un "capitalismo de rostro humano", o un capitalismo con el sector financiero "controlado". El problema de fondo del capitalismo es la contradicción entre el carácter social de las fuerzas productivas y el dominio privado que sobre ellas ejercen los grandes bancos y monopolios. Esta contradicción se expresa en caos, sobreproducción y crisis. Las consecuencias sociales de la crisis son terribles: desempleo masivo, salarios cada vez más bajos, hambre. Estas son las auténticas "soluciones" de los capitalistas para seguir preservando sus beneficios. Mientras la mayoría de los gobiernos de todo el mundo intentan llevar a cabo recortes de gastos en sanidad, educación, y otros derechos sociales conquistados anteriormente, no han tenido inconveniente alguno en dedicar cantidades ingentes de dinero público para salvar a los banqueros de la crisis de la que ellos son los primeros responsables y para mantener o aumentar los beneficios de los capitalistas. Esta escandalosa situación está provocando una creciente desconfianza de la mayoría de la población en el sistema de "libre mercado", en todo el mundo, en Europa, que durante el año 2010 se ha visto recorrida por una gran ola de movilizaciones  y en los propios EEUU.

En América Latina es donde el giro hacia la izquierda de las masas se ha expresado de forma más contundente. La revolución venezolana es el más claro ejemplo. Los trabajadores y jóvenes venezolanos, desde hace más de once años, se están enfrentando valientemente a las maniobras del imperialismo, de los ricos del propio país y también de una burocracia corrupta que, hablando en nombre del socialismo, no hace otra cosa que defender sus propios privilegios, asfixiar la iniciativa popular y sabotear los intentos de control obrero de las fábricas. El presidente Hugo Chávez ha denunciado repetidamente la actuación de la burocracia. Esta burocracia, vestida de rojo que mientras proclama el socialismo y su defensa de cara a la galería, en la práctica, con su actuación y las medidas concretas que aplica e implementa, es el gran peligro para la revolución y para que esta no se quede a medio camino.

El debate sobre la revolución venezolana es crucial para los revolucionarios de todo el mundo, y muy en particular, para los revolucionarios cubanos. La única alternativa para la crisis capitalista es el socialismo y por lo tanto la lucha por la revolución mundial. El triunfo de la revolución socialista y la democracia obrera en Venezuela daría un enorme impulso a la revolución cubana, fortaleciéndola frente a todas las fuerzas que desean una involución capitalista en la Isla.

Temas como los arriba tratados y muchos otros son abordados en las publicaciones de la Fundación Federico Engels. Las principales novedades de la FFE este año son el libro Mi vida de León Trotsky. Este libro, escrito en forma de autobiografía, es un texto de combate, de defensa de las ideas y métodos del genuino bolchevismo, escrito cuando la campaña de tergiversación y falsificación del marxismo y la tradición bolchevique arreciaba dentro de la URSS y toda la 3ª internacional.

La otra novedad es el primero de dos volúmenes del trabajo de Juan Ignacio Ramos, presidente de la Fundación Federico Engels Revolución socialista y guerra civil, España 1931-1939. Este primer volumen lleva como subtítulo "Las raíces históricas" y en el se abordan con profundidad y rigor los antecedentes económicos, sociales y políticos que tuvieron como resultado el estallido revolucionario que conmovió al mundo y de cuyo estudio podemos seguir sacando lecciones muy valiosas los revolucionarios del mundo para abordar con éxito las tareas que hoy en día nos impone la lucha de clases.

Además de estos textos, contamos con un amplio catálogo de libros y documentos que estamos seguros serán de interés para todos los revolucionarios que visiten la feria del libro de este año.

Animamos a todos a visitarnos, a charlar y a adquirir los textos de la FFE en nuestro stand.

La Corriente Marxista Revolucionaria es una organización revolucionaria internacional que lucha contra la explotación de la clase trabajadora y en defensa de los derechos del campesinado pobre, de los indígenas, de los estudiantes y del resto de sectores oprimidos por el capitalismo. Nuestro programa es la lucha por el socialismo, y para conseguir dicho objetivo nos basamos firmemente en las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, además de esforzamos por rescatar las mejores tradiciones del movimiento obrero.

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Video: Corriente Marxista Revolucionaria:

http://www.youtube.com/watch?v=Z1GPpTbQJkU

El país magrebí considerado más estable por los medios burgueses, y con el nivel de vida más alto, vive en revolución. En estos momentos el dictador, Zine el Abidine ben Alí, ha tenido que huir y el primer ministro, Mohamed Ghanuchi, ha tomado el control institucional. Desde el 19 de diciembre las manifestaciones ilegales, la rebelión, se extendieron de un extremo a otro del país. La rabia, la energía de lucha de las masas tunecinas, contenidas desde la revuelta del pan de 1984, vencieron al miedo. La participación es masiva en todos los sectores, estudiantes de bachillerato y universidad, trabajadores, capas medias. La criminal represión, causante de al menos 66 muertos, en vez de paralizar a la población, le ha soliviantado aún más. La huida de Ben Alí plantea a la revolución una nueva situación. ¿Conseguirá el régimen mantenerse tras haber sacrificado a su principal referente? ¿Cuáles son las tareas actuales del movimiento?

La inmolación del joven Mohamed Buazizi en Sidi Bouzid fue el detonante. Este licenciado en paro intentó buscarse la vida con un puesto callejero de frutas y verduras, pero su mercancía fue requisada por la policía y su desesperación le encaminó hacia el suicidio. Los jóvenes, que son la mayoría de la población y se sienten acorralados por el alto paro (según algunas fuentes, del 60% entre los licenciados) y el coste de la vida, se vieron inmediatamente reflejados en esta víctima de la crisis y de la soberbia de un régimen tiránico. En el entierro de Mohamed, 5.000 personas clamaron "hoy te lloramos, mañana haremos llorar a quienes te han empujado al suicidio". Durante estas semanas, desde Sidi Bouzid, Kasserine, Thala y Regueb, se fueron extendiendo las manifestaciones ilegales por todo el país. En varias localidades los manifestantes asaltaron locales oficiales, incluso comisarías. Hubo también al menos dos suicidios (un joven se electrocutó gritando consignas contra el régimen) y cinco suicidios frustrados, lo que refleja el grado de desesperación y determinación. Especial importancia tiene la participación de la población de la cuenca minera de Gafsa, protagonista de una dura lucha, que fue aislada y reprimida, hace tres años.

Las primeras reivindicaciones espontáneas, más centradas en el paro, dieron paso rápidamente a otras más políticas, críticas con Ben Alí, la corrupción, la represión y el régimen. Consignas como "el trabajo es un derecho, banda de ladrones", "abajo los verdugos del pueblo", "trabajo, libertad, justicia social" o "no a los saqueadores del dinero público". Pero la que se impuso por encima de cualquier otra es "Ben Alí, márchate".

La policía reprimió con saña. La noche del 9 de enero y la mañana del 10 provocó decenas de muertos en Kassedine. Las fuerzas represivas ocuparon violentamente la sede regional de la UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos), sitio de referencia de los manifestantes. En Thala se enfrentaron con ellos estudiantes de bachillerato (un buen ejemplo de la pérdida del miedo a la represión), y los policías se vieron obligados a ocupar institutos. Ese mismo día, el 10, Ben Alí ordenó el cierre de todos los centros educativos. El régimen también infiltró a provocadores en las manifestaciones para excusar la intervención policial, dispuso de francotiradores para asesinar a manifestantes, y organizó saqueos para intentar presentarles como delincuentes.

La criminal represión no sirvió para parar el movimiento, al contrario. La brutal actuación policial en Kassedine y otras localidades entre el 8 y el 10 provocó una mayor movilización, y la incorporación de los barrios obreros de Túnez capital a la revuelta.

Una dictadura descompuesta

El régimen ha demostrado en este proceso síntomas claros de agotamiento. Incluso sectores importantes de capas medias, y profesionales liberales (abogados, actores y artistas) se están movilizando y están sufriendo en sus carnes la represión. Rápidamente, los dos partidos de la oposición legal y domesticada han intentado desmarcarse de la dictadura. Otro síntoma de la descomposición de la dictadura son los rumores de que el responsable del Ejército fue destituido por sus vacilaciones en reprimir la rebelión; evidentemente un sector de militares tiene miedo a los efectos de ésta sobre la tropa, y de hecho hasta ahora, aunque ha salido a las calles, los militares no se han implicado en la represión e incluso ha habido muchos casos de confraternización entre soldados y manifestantes.

La clave para el triunfo definitivo de la insurrección es la implicación de la clase obrera. En Túnez la población urbana es muy mayoritaria, del 65%. Un tercio de la población activa trabaja en la industria (petróleo, minería, textil), y un 43% en los servicios, frente al 22% que vive del sector primario. Correctamente, la población se ha manifestado enfrente y dentro de los locales de la UGTT, ejerciendo presión. La cúpula de este sindicato tradicional (única federación legalizada) ha estado totalmente comprometida con el régimen, sin embargo la presión de su base le ha obligado a convocar huelgas en diferentes localidades, y la dirección nacional condenó la represión del Gobierno e incluso anunció una huelga general, aunque sin fecha determinada.

Ben Alí gobernaba Túnez desde 1987. Su dictadura se ha caracterizado por la eliminación del monopolio estatal del comercio exterior y por una salvaje apertura del país a las multinacionales europeas y estadounidenses, privatización que también ha beneficiado ostentosamente a su familia. Ella es propietaria de la telefonía privatizada, de bancos, de grandes superficies, de concesiones automovilísticas... De hecho el saqueo de los bienes públicos por parte de la camarilla dominante, las empresas extranjeras y los burgueses (saqueo ampliamente conocido, pero ratificado en sus detalles por las filtraciones de Wikileaks), es un factor clave en la explosión popular.

Los intereses del imperialismo

El imperialismo tiene grandes intereses en el país. El acuerdo de asociación Túnez-UE, firmado en 1998, fue un punto de inflexión en el saqueo de las empresas públicas y la ruina de la pequeña producción. También existe un interés político, ya que Túnez es tierra de paso de muchos inmigrantes africanos que intentan acceder a Europa a través de Italia; la UE firmó un acuerdo en 2002 que permite el control y la represión de esta población desesperada, con una contundencia que es más difícil en territorio europeo. Además les interesa de Túnez el control del peligro islamista. Por último, existen intereses estratégicos: el imperialismo necesita en la zona regímenes estables que promuevan sus negocios, y esto sólo es posible con dictaduras. El problema que tiene es que, como demuestra este caso, cada vez es más difícil apuntalar regímenes odiados por las masas, que están perdiendo el miedo, y la rabia recorre todo el Magreb y, también, el principal país árabe: Egipto.

Teniendo en cuenta estos intereses, es difícil sorprenderse de la nula o tibia reacción de los gobiernos imperialistas ante los acontecimientos. El viernes 7 la ministra francesa de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, recibía sin publicidad a su homólogo tunecino, Kamel Morjane. La UE no se pronunció hasta el día 10, en boca de la responsable de Exteriores, Catherine Ashton, que pidió la liberación de los detenidos y "diálogo" (es de imaginar que a las dos partes). Más vomitiva todavía es la declaración de Franco Frattini, el de Exteriores italiano; "condenamos cualquier tipo de violencia, pero respaldamos a los Gobiernos que han tenido la valentía y han pagado con la sangre de sus ciudadanos los ataques del terrorismo". El Gobierno de Zapatero ha mantenido durante semanas un silencio cómplice, para al final lamentar con su habitual jesuitismo los hechos violentos producidos. Llama la atención, como ya pasó ante su posicionamiento con la dictadura marroquí (frente a la masacre del pueblo saharahui), la doble vara de medir de los reformistas, cuando se trata de regímenes tiránicos favorables a los intereses capitalistas, o de revoluciones como la venezolana y la cubana.

Los 3 días negros del dictador

Palo y zanahoria combinados ha sido la táctica de Ben Alí. El palo de asesinar a decenas de manifestantes, la zanahoria de destituir a dos ministros y prometía crear 300.000 puestos de trabajo, inversiones, una comisión de control de la corrupción, etc. Promesas que no han engañado a nadie.

Ante el avance de la lucha, con su extensión a los arrabales obreros de la capital, el régimen, en un intento desesperado por parar la insurrección, aislando a los sectores más luchadores del resto, combinó concesiones significativas con un paso cualitativo en la represión. El 12 de enero Ben Alí, por una parte, sacrificaba a su ministro del Interior, y lo más importante: ordenaba la liberación de todos los detenidos. Por otra, decretaba el toque de queda nocturno en Túnez capital, sacando a las tropas a las calles.

Sin embargo, estas maniobras no han tenido éxito. Esa misma noche los enfrentamientos se recrudecieron en la misma ciudad. En la localidad minera de Gafsa duraron hasta bien entrada la madrugada; la policía asesinó a siete manifestantes. La revuelta continuó en Kasserine, Beja (donde fue asaltada una sede del partido gubernamental), etc.

El día siguiente tuvo que reaparecer Ben Alí, en su penúltimo intento de aplacar la revolución. En un falso tono de autocrítica, y utilizando por primera vez el dialecto tunecino y no el árabe estándar (para que le entendieran fácilmente las masas y para dar una frustrada imagen de cercanía), el tirano se ofreció a no optar a la reelección presidencial en 2014, a permitir la libertad de prensa e internet, a abordar una reforma política en profundidad, y otras promesas de carácter económico y social. A la vez, informaba de haber dado orden de no disolver con bala las manifestaciones. Pero mantenía el toque de queda.

Una vez más, la maniobra salió mal. Al certificar con ese discurso la debilidad del régimen, miles de personas se echaron a las calles para celebrarla, haciendo caso omiso de nuevo del impotente toque de queda. El día 14 un clamor recorrió Túnez ciudad: "Ben Alí asesino". La crónica de El País es interesante: "Eran las 9 de la mañana cuando ha comenzado una nueva marcha en el centro de Túnez. Primero se han reunido unas miles de personas frente a la sede del prestigioso sindicato UGTT y luego ha ido creciendo con la incorporación de más manifestantes, hasta reunirse decenas de miles de personas (...). Allí [frente al Ministerio de Interior] se han enfrentado a un cordón policial y lo han sobrepasado. Los manifestantes no se fían del presidente y de lo que dijo ayer, lo llaman ‘asesino' -en francés para que todo el mundo lo entienda- y piden libertad y que los Trabelsi, la familia de la primera dama, sean juzgados. ‘No a Ben Alí', corean los manifestantes, añadiendo que ‘la revuelta continúa'. Dicen, sin parar de cantar el himno nacional, que ‘o nos matan o se van, pero aquí no se negocia".

La manifestación finalmente fue disuelta, aunque grupos de jóvenes mantuvieron enfrentamientos con la policía durante horas. Después de esta multitudinaria marcha, Ben Alí anunció, en su último cartucho, la destitución de todo su Gobierno y la convocatoria de elecciones legislativas. Ben Alí era ya una carga evidente para el propio régimen que lo encubrió, y a las pocas horas se produjo su huída y la asunción del poder formal por parte de uno de sus cargos políticos. Este es la primera victoria del movimiento de masas.

¿Hacia dónde va Túnez?

Han pasado pocas horas desde la huida de Ben Alí. Su sustituto habla de respetar la Constitución del régimen y ha apelado al "sentimiento patriótico". A la vez, se ha declarado el estado de emergencia (es decir, se amplía el toque de queda) y se ha revocado la supuesta prohibición de reprimir con fuego real.

La situación está muy abierta. ¿Puede el régimen, tras desprenderse de la rémora de Ben Alí, intentar ahogar en sangre la revolución, con el Ejército? Puede. Pero los interrogantes sobre cómo acabaría ese intento son demasiado importantes para la reacción. Lo más probable es que intenten remozar la imagen del régimen, ganar tiempo, tranquilizar y engañar a las masas con promesas y juegos parlamentarios, sin que esto descarte una intervención militar más adelante. En cualquier caso, la clase dominante tunecina necesita retomar el poder real, que hoy está puesto en cuestión.

Sin embargo, no está claro que consigan llevar a cabo sus planes. En estos momentos todo lo que huela al régimen es sospechoso para las masas. Mantener en sus cargos a la misma casta política corrupta, organizar unas elecciones tuteladas, y garantizar la misma política de saqueo y privatización para contentar a burgueses propios y foráneos, chocará con un movimiento que se siente fuerte, y que está decidido.

Los sectores más avanzados, al menos, saben que el movimiento haría mal en confiarse. Dos peligros ciernen sobre la revolución, la intervención de los militares y el desvío de la energía de las masas hacia el pantanoso terreno del parlamentarismo burgués.

La mera sustitución de Ben Alí no implica ninguna garantía de conquista de absolutamente ninguna reivindicación social o democrática, el movimiento debe continuar, y en este sentido la convocatoria de una huelga general indefinida es clave. La revolución, más que nunca, implica organización y programa.

Crear comités, dotarse de un programa socialista

El movimiento no puede delegar en nadie ajeno su representación. Es imprescindible la creación de comités en cada barrio, fábrica, localidad, elegidos en asamblea, y su coordinación a nivel nacional. Sus delegados deben ser revocables en todo momento, y organizar la huelga general es su tarea más inmediata. Esta iniciativa no es contradictoria con la presión hacia la UGTT para que convoque ya la huelga general indefinida, y con exigir la elección democrática de sus cargos y la depuración de los elementos comprometidos con la dictadura. Hay que animar a retomar, localidad por localidad, fábrica por fábrica, cada sección de la UGTT, y que ésta sea una herramienta útil para la clase obrera. También los sindicatos independientes, y las organizaciones obreras ilegales, tienen su papel en las asambleas y comités.

No podemos confiar en los cargos del Ejército. Por un lado es imprescindible perseverar en la confraternización con los soldados (fenómeno que ya se está dando), así como reivindicar plenos derechos democráticos para la tropa, y animarles también a organizar comités. Por otro lado, hay que garantizar, a través de las asambleas, que las manifestaciones no sean reventadas por la policía, los locales ocupados, etc.; las asambleas deben organizar milicias para vigilar las manifestaciones, los barrios obreros, etc.

También es imprescindible concretar en un programa las reivindicaciones que son necesarias. Las reivindicaciones democráticas (depuración profunda del aparato de Estado; enjuiciamiento de todos los responsables policiales, políticos y económicos; expropiación de sus bienes, libertades democráticas plenas sin cortapisas burocráticas) deben vincularse a las exigencias sociales y económicas populares (salarios dignos, plan de creación de empleo por parte del Estado, bajada radical del precio de los productos básicos, reforma agraria, etc.), y a la única alternativa que puede garantizar esto: la expropiación de la camarilla dirigente y de los burgueses, que se han lucrado con la dictadura, y de las multinacionales instaladas en el país. Recuperando los recursos del país, se podría planificar la economía al servicio de la mayoría. Para ello es imprescindible el control obrero y popular, a través de los comités que deben organizar la lucha y que deben ser la base de un auténtico Estado democrático, socialista.

Una revolución socialista es la única posibilidad de mejorar el nivel de vida de las masas. Cualquier maniobra burguesa para ganar tiempo no sólo no supondrá ninguna mejora para ellas, sino que puede preceder a una revancha de la clase dominante tunecina, y del imperialismo, que elegirán el mejor momento para ensangrentar de nuevo Túnez, y dar un criminal escarmiento al pueblo.

Un Túnez socialista

Un régimen de democracia obrera, que tome inmediatamente medidas socialistas, tendrá la enemistad radical de los imperialistas. Pero también tendrá un efecto electrizante en las masas del Magreb y de todo el mundo árabe. Marcará un camino a las masas desesperadas, hartas del yugo del imperialismo y del integrismo islámico.

Durante lustros los burgueses han intentado asustar a los trabajadores occidentales con el peligro de los movimientos islamistas. Han escondido convenientemente que éstos no son ni más ni menos reaccionarios que los propios imperialistas, como podemos ver en Afganistán o Irak. Y, sobre todo, han sobrevalorado convenientemente sus fuerzas. A la vez han escondido cómo también en las naciones árabes e islámicas, ricas en tradiciones revolucionarias, existen oprimidos y opresores; también existen trabajadores, jóvenes y campesinos, que buscan una sociedad justa, no en el Paraíso, sino en la Tierra, y que luchan por ella, contra los regímenes proimperialistas y haciendo frente a la reacción islamista (que allí juegan un papel similar al de las bandas fascistas de Europa en los años 30).

Independientemente de lo que pase, la revuelta tunecina es un hito que ya ha tenido efecto en el levantamiento de sectores de la juventud argelina, y que llama poderosamente a la acción a la clase obrera y a los demás oprimidos, en especial de Argelia, de Marruecos y de Egipto. Un Túnez socialista que enarbole la bandera de una Federación Socialista del Magreb y de la extensión mundial de la revolución sería un formidable imán.

El pasado 11 de diciembre, la Tendencia Marxista Militante, sección mexicana de la Corriente Marxista Revolucionaria, llevó acabo su tradicional Escuela de Formación Política Nacional, teniendo como sede la Casa del Movimiento de Azcapotzalco y como antecedente (en esta misma tarea) el también exitoso Curso de Formación Política en la Ciudad de Puebla (http://militante.org/node/1609)

En esta ocasión el tema de estudio se basó en la reciente publicación de la Fundación Federico Engels “Los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista”, mismo que abordamos en los dos ejes temáticos siguientes: el primero, bajo el título de “Táctica Revolucionaria” y, el segundo, sobre “La construcción del partido y de la Internacional comunista”, contando con la asistencia de camaradas no sólo del DF, sino también del Estado de México y de Puebla.

Táctica revolucionaria

En la introducción de la sesión matutina, hecha por el camarada Luis Enrique Barrios, se hizo énfasis en la necesidad de comprender el contexto en el que se construyó la Internacional Comunista entre los años 1919 y 1921, así como de sus Congresos que no son otra cosa más que un cúmulo de experiencias sobre como construir la organización revolucionaria que sea capaz de guiar al proletariado hacia la toma del poder, además de exhortar al estudio de los textos clásicos y de las grandes lecciones que dejaron la I (fundada por Marx y Engels en 1860) y II Internacionales (fundada en 1890).

En el debate diversos camaradas particularizaron sus intervenciones en tópicos como La importancia del internacionalismo proletario, La cuestión nacional, La revolución colonial, El frente único, La guerra y las tareas del proletariado, La cuestión agraria, El papel de la mujer trabajadora, Democracia Burguesa vs Democracia Obrera, El papel de los soviets y los comités en la toma del poder. Estos sólo son algunos ejemplos del bagaje que ofrece esta magnífica obra del arte de construir el partido revolucionario, tan necesario en este momento en el que la chispa se ha encendido, pues hoy nos damos cuenta de la peor crisis económica del capitalismo en los últimos 70 años y en la que ha reflejado de manera más cruel la sobrexplotación a la que es sometida la mayoría de la población mundial.

La construcción del partido y la Internacional comunista.

Por la tarde, sobre el segundo eje temático, la introducción estuvo a cargo del camarada Rodrigo Cruz, quien puso especial atención en explicar que se requiere de una organización política capaz de agrupar a los elementos más conscientes del movimiento obrero y por tanto de revolucionarios profesionales que se dediquen a la construcción del partido, con esto nos referimos a la prensa, las finanzas y sus células básicas.

De la misma forma se habló de lo necesario que es construir una Internacional proletaria revolucionaria, basada en los auténticos principios del marxismo y democracia obrera, con perspectivas correctas que sirvan como guía para dirigir la lucha de la clase trabajadora hacia la victoria definitiva, hacia la revolución socialista y su extensión a nivel mundial.

Durante la discusión varios compañeros militantes expusieron, con alto nivel, alguno de los siguientes temas El papel del partido antes, durante y después de la revolución, Táctica de trabajo al interior de los sindicatos y demás asociaciones o agrupaciones obreras. El tipo de militante y la composición social del partido, Centralismo democrático, Tesis sobre estructura, métodos y acción de de los partidos comunistas y La formación de los cuadros (la cuestión educativa), entre otros enriquecedores temas.

Dimos cuenta que sin conquistar la teoría, y con esto nos referimos al método dialéctico, la táctica y la estrategia revolucionarias, no podemos siquiera imaginar conquistar a las masas pues no contaríamos con las armas para explicarles hacia dónde y cómo dirigir tal fuerza revolucionaria hacia la toma del poder. Al final, entonamos La Internacional.

¡Únete a la Tendencia Marxista Militante y lucha con nosotros por la transformación socialista de la sociedad!

El pasado mes de noviembre se cumplieron 100 años del inició de la revolución mexicana y 95 del “Proyecto de la Ley General del Trabajo” emitido en Cuernavaca, Morelos, el 7 de noviembre de 1915 por parte del Consejo Ejecutivo de la Convención Nacional Revolucionaria, que aunque ya debilitada, expresa una cierta radicalidad de la misma bajo la influencia zapatista.

Dicho “Proyecto” se encuentra entre los manifiestos, solicitudes, planes, decretos, leyes y otros documentos elaborados por el movimiento zapatista entre 1911 y 1920 para ir respondiendo a los problemas, necesidades y objetivos (inmediatos, locales y nacionales) que iban surgiendo durante la lucha armada, pero que son poco conocidos. Pues, generalmente se considera el “Plan de Ayala”, si no como el único, sí como el más importante documento zapatista, reduciendo la lucha de tal movimiento a la simple reivindicación agraria.

Sin embargo, si se busca y analiza otros documentos1[1], podremos conocer un poco más de los objetivos políticos, económicos y sociales de la lucha zapatista. Así, por ejemplo, revisando los Proyectos de Ley, se puede ver cuáles eran las necesidades más urgentes de los zapatistas y que no fue sólo la cuestión agraria lo que les preocupaba resolver, sino también los problemas de educación, salud pública y seguridad social, así como de infraestructura y laboral.

Es al aspecto laboral al que nos referiremos a continuación. No por simple curiosidad o erudición historiográfica, como algo que ya pasó o terminó con el asesinato de Emiliano Zapata en abril de 1919, sino con la intención de recuperar la memoria histórica (que intenta borrar la burguesía) de la clase trabajadora en su lucha contra la miseria y explotación que siguen existiendo a 100 años de la revolución.

Desarrollo del capitalismo

El trabajo asalariado, característica fundamental del capitalismo, existe en México desde la segunda mitad del siglo XVI en la industria minera, pero es hasta mediados del siglo XIX (después de la guerra de independencia), cuando el capitalismo empieza a dominar con mayor fuerza en la industria textil, la minería y los ferrocarriles, aunque se va extendiendo a la industria del papel, el vidrio, el cemento, la cervecera y a principios del siglo XX la industria siderúrgica y eléctrica.

Durante el gobierno de Juárez (1858-1863), con las Leyes de Reforma que favorecían el avance del capitalismo y el mercado interior, no se resolvió realmente el problema agrario y mucho menos el laboral, pues según la doctrina liberal, el Estado no debía intervenir en las relaciones obrero patronales. Las pocas medidas legislativas que existían en el tema laboral, eran muy limitadas y en la mayoría de los casos no se respetaban. 

Para fines del siglo XIX y principios del XX, la economía mexicana se caracteriza por un desarrollo desigual y combinado, en la que coexistían unidades producción capitalista (fábricas textiles, minas, haciendas) con unidades de producción precapitalistas y no capitalistas (talleres artesanales, haciendas “tradicionales”, rancherías y comunidades campesinas) que complementaban a las primeras, en un contexto de expansión mundial del capitalismo que estaba transitando de la libre competencia a la fase monopólica imperialista.

Inicios de la lucha obrera

De forma paralela a su desarrollo, el capitalismo iba fortaleciendo al proletariado, clase que por su papel en la producción económica, está destinada a derribar este sistema explotador. Así, pues, al lado de aproximadamente 12 millones de campesinos, jornaleros o peones, se iba desarrollando el incipiente proletariado mexicano, aunque apenas superior a los tres millones de obreros sobreexplotados.

El proceso de lucha de esta incipiente clase obrera para defender sus derechos frente al capital empieza a través de asociaciones mutualistas y cooperativas a mediados del siglo XIX, mismas que conllevan a la fundación del Gran Círculo de Obreros de México, el 16 de septiembre de 1872, uno de los gérmenes del sindicalismo en nuestro país.

A pesar de estar prohibidas, durante la década de los setenta del siglo XIX, estallaron diversas huelgas (de sombrereros, barreteros y textileros, entre otros) contra el desempleo, por la suspensión del trabajo nocturno, la reducción de la jornada laboral y por aumento salarial. Y es que las jornadas diarias de trabajo eran de 14 a 15 horas con salarios miserables que apenas alcanzaban para comer; tiendas de raya mediante las cuales los patrones extendían sus ganancias; trato inhumano de capataces y jefes; explotación de mano de obra infantil; ausencia de seguridad social y medidas de protección al trabajo, así como represión a toda forma de organización colectiva.

Era tal hartazgo de los trabajadores ante tal situación de explotación bajo el porfiriato (1876-1911) que llegan a contabilizarse oficialmente 250 huelgas. Las más emblemáticas de aquellas son las de los mineros de Cananea, Sonora (1906); la de los obreros textiles de Río Blanco, Veracruz (1907); y la de los ferrocarrileros (1908), encabezadas por la tendencia anarquista de los hermanos Flores Magon y su Partido Liberal Mexicano, que, aunque fueron ferozmente reprimidas por el régimen de Porfirio Díaz, anticipaban la caída del dictador.

Estalla la lucha armada

Dos años después de haber sido derrotada la última de aquellas luchas obreras, en noviembre de 1910, inicia el movimiento armado campesino que terminará con el derrocamiento del dictador (Díaz sale del país en mayo de 1911) que es sucedido por Francisco I. Madero. Como se sabe, los intereses de clase de este último fueron un factor determinante para que no cumpliera con las demandas de los sectores campesino y obrero en los que se apoyó para luchar contra el régimen porfirista.

Viendo traicionados los intereses de las masas campesinas, Villa y Zapata continúan luchando, ahora contra Madero, luego contra Victoriano Huerta y finalmente contra Venustiano Carranza.  En el caso de los obreros, diversos sectores (sastres, albañiles, impresores, carpinteros, cocheros, panaderos y artesanos de la capital) empezaron a organizarse en sindicatos para defender sus derechos frente a los empresarios, en su mayoría extranjeros. A mediados de 1911 estallan diversas huelgas en todo el país, el movimiento obrero empieza a recuperarse y funda en septiembre de 1912 la Casa del Obrero Mundial (anarquista de palabra y colaboracionista en los hechos) que interviene en más de 70 huelgas desarrolladas durante su primer año de existencia.

En octubre de 1914 la Convención Nacional Revolucionaria formada en Aguascalientes y dominada finalmente por los jefes militares zapatistas, se pronuncia a favor del Plan de Ayala, desconoce a Carranza como presidente y en diciembre del mismo año Villa y Zapata ocupan la capital del país. Pero la ausencia del partido revolucionario, la falta de un programa y política claros, opuestos al de la burguesía carrancista y reformista de Obregón, para romper con el capitalismo, llevó a perder las posiciones políticas ganadas y a la permanencia de Carranza en el poder.

Los obreros, aunque simpatizaban con la lucha campesina, carecían de una dirección revolucionaria a nivel nacional. La política de los dirigentes sindicales se inclinó a vincularse con el gobierno burgués de Carranza, que en enero de 1915 logra el apoyo de la Casa del Obrero Mundial (a través de los famosos “batallones rojos”) para combatir a las fuerzas revolucionarias de Villa y Zapata con la promesa de que su gobierno dictaría leyes a favor de los obreros. Al año siguiente, cuando Carranza no sólo no cumplió ninguna de sus promesas, sino que reprimió al movimiento campesino y las luchas obreras, los grupos obreros opuestos a la alianza pactada en secreto por los dirigentes sindicales de la COM, con el Sindicato Mexicano de Electricistas al frente, protagonizan la huelga general de julio-agosto de 1916.

La Comuna de Morelos

A fines de enero de 1915, mientras Obregón (aliado de Carranza) combatía al ejército de Villa para recuperar el control el centro y norte del país, se desarrolló uno de los episodios de mayor significación histórica, pero poco conocido, de la revolución mexicana [2]. Y es el proceso de la puesta en práctica del “Plan de Ayala” por parte de los campesinos de Morelos que liquidaron los latifundios (mediante el reparto de la tierra) y las unidades de producción capitalista en la región (expropiando y nacionalizando sin pago los ingenios azucareros); acciones que la Convención Nacional Revolucionaria intentó generalizar a nivel nacional a través de leyes y decretos, pero era cuando las fuerzas zapatistas revolucionarias se habían replegado y por ello, no pudieron trascender las fronteras locales de Morelos.

Entre los Proyectos de Ley para solucionar problemas inmediatos y locales de los campesinos estaba, por ejemplo, el de “Organización y funcionamiento de las Juntas de Reformas Revolucionarias” (25 de octubre de 1915) para la distribución de la tierra; la “Ley General sobre Libertades Municipales (15 de septiembre de 1916) y la “Ley sobre ingresos del estado y municipales” (18 de septiembre de 1916) y administrativa para el estado de Morelos (17 de marzo de 1917), entre otras. En cuanto a las leyes para aplicarse a nivel nacional se dictaron varias relativas al problema de la educación (27 de noviembre de 1915), la justicia (1° de diciembre de 1915), la imprenta (8 de enero de 1916) y los impuestos (17 de diciembre de 1915), así como la “Ley sobre la supresión del Ejército Permanente (3 de noviembre de 1915) que reprimía a los pueblos.

Con la misma visión nacional, también se dictaron leyes en materia de trabajo de obreros, funcionarios y empleados, tales como, la “Ley sobre formación del Ministerio del Trabajo y de justicia” (25 de octubre de 1915), la “Ley sobre accidentes del Trabajo” (27 de octubre de 1915), la “Ley General sobre Funcionarios Públicos” (2 de noviembre de 1915) y el “Proyecto de la Ley General del Trabajo” (7 de noviembre de 1915), para incluir a los diversos sectores de la clase trabajadora en la lucha de los zapatistas. Entre las reivindicaciones económicas de los trabajadores, este Proyecto de Ley consideraba demandas de las anteriores luchas obreras, tales como que:

-    La jornada máxima de trabajo debería ser de ocho horas,

-    Debería ser obligatorio el descanso dominical,

-    Pago de horas extras,

-    El salario mínimo por ningún motivo sería menor a la cantidad que bastare para la subsistencia del trabajador y su familia,

-    Prohibido el trabajo nocturno o subterráneo para las mujeres y toda clase de trabajo para éstas durante la gestión y para los niños menores de 14 años, debiendo estos últimos recibir instrucción,

-    Condiciones de salubridad e higiene para precaver a los trabajadores de enfermedades, del agotamiento prematuro y de los riesgos inherentes al trabajo que preste.

Como se observa, la clase obrera, aunque numéricamente pequeña, empezaba a tener un peso político muy importante. Esto se expresó en la inclusión de sus demandas tanto en las disposiciones zapatistas como en el programa de la burguesía que se vio obligada a legislar sobre ellas en la Constitución de 1917 (artículo 123) y luego en la Ley Federal del Trabajo el 28 de agosto de 1931.

¡No a la contrarreforma laboral!

No obstante, a pesar de haberse legislado sobre los derechos laborales de los trabajadores para contener sus luchas, apoyarse en ellos y consolidar su estado, la burguesía ha tratado permanentemente de eliminar, reducir al mínimo o simplemente no respetar cada una de esas conquistas que le fueron arrebatadas por la clase trabajadora. Si se consideran, por ejemplo, algunos de los postulados básicos que incluye el artículo 123 constitucional, la realidad actual es muy diferente a lo plasmado en el papel.

-          “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos...”

Pero, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo de septiembre de 2008 al mismo mes de 2010, el desempleo se ha incrementado en un 68%, pasando oficialmente de un millón 909 mil 728 a casi 2.7 millones de personas desocupadas (más de la mitad jóvenes) que buscan infructuosamente trabajo (La Jornada, 26/11/10). Y el propio Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), reconoce que la precarización de las condiciones laborales en el país se ve reflejada en el hecho de que la tercera parte de la población ocupada labora en la informalidad y casi la mitad de los trabajadores remunerados a escala nacional no cuentan con prestaciones de ley (La Jornada, 16/11/10), son precarios y temporales.

-          “La duración de la jornada máxima será de ocho horas”

Sin embargo, en relación a las horas de trabajo y considerando el salario mínimo con que cuentan al rededor de la mitad de los trabajadores en nuestro país, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM indica que, si en diciembre de 2006 los trabajadores tenían que laborar 13 horas 17 minutos, para el mes de agosto pasado tenían que trabajar 23 horas para poder adquirir íntegramente la CAR. Así que para acceder únicamente a la canasta alimenticia recomendable (CAR) con un salario mínimo el trabajador y su familia tienen necesariamente que sumar jornadas laborales diarias de más horas para sobrevivir.

-          “Los salarios mínimos deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos…”

 

Pero en lo que va del sexenio de Calderón, de acuerdo con el INEGI, nueve de cada diez personas que se han sumado al mercado laboral perciben menos de dos salarios mínimos (La Jornada, 06/12/10). Y de acuerdo con estadísticas del CAM, de diciembre de 2006 al mes de agosto pasado, el precio de la CAR se había incrementado más de 104% (al pasar de 80.83 a 165.15 pesos), mientras en el mismo periodo, el salario mínimo apenas aumento un 17% (pasando de 48.67 a 57.46 pesos), durante el autodenominado gobierno del “para vivir mejor”.

Con esto, según el CAM, la caída en el poder adquisitivo de los trabajadores durante el gobierno de Calderón es ya superior a la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari, y similar a la experimentada durante la llamada década perdida de los años 80 del siglo pasado. Sólo en el rubro de los alimentos, la pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario en el mes de agosto era ya de 42%, sin tomar en cuenta otras necesidades como gas, renta, aseo personal y del hogar, lo que significarían una pérdida del 47% en el poder adquisitivo de los trabajadores.

La situación es más grave todavía para el caso de las personas que se ubican en el sector rural, pues según señala la Confederación Nacional Campesina (CNC), el encarecimiento de la canasta básica ha sido de 115% y la pérdida del poder adquisitivo de las familias rurales de 44% durante el gobierno espurio de Calderón (La Jornada, 13/12/10).

-          “El patrón estará obligado a observar, de acuerdo con la naturaleza de su negociación, los preceptos legales sobre higiene y seguridad en las instalaciones de su establecimiento, y a adoptar las medidas adecuadas para prevenir accidentes… así como a organizar de tal manera éste, que resulte la mayor garantía para la salud y la vida de los trabajadores…”

 

Sin embargo, las condiciones de seguridad e higiene no son respetadas en la mayor parte de los centros de trabajo; basta recordar la tragedia de Pasta de Conchos en 2006 y la guardería ABC en 2009. O el homicidio industrial cometido contra las trabajadoras de Coppel, en Sinaloa, el pasado 10 de noviembre, que muestra las verdaderas condiciones de inseguridad y explotación que sufren miles de trabajadores y trabajadoras en los grandes centros comerciales y de servicios.

-          “…los obreros tendrán derecho… para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses formando sindicatos, asociaciones profesionales, etcétera”.

 

La libertad de asociación, también es ficticia. Casos como el feroz ataque del gobierno contra el sindicato minero y el de los electricistas, son prueba de los intentos permanentes de la burguesía por acabar con las organizaciones tradicionales de los trabajadores. Hoy justamente, en la propuesta panista de contrarreforma a la Ley Federal del Trabajo se plantea imponer mayores requisitos para el registro de sindicatos y emplazamiento a huelga.

La única alternativa es la revolución socialista

Como vemos, la burguesía mexicana (supeditada completamente al capital extranjero) no sólo no ha resuelto ninguna de las demandas sociales que dieron origen a la revolución mexicana, sino que en materia laboral y con su administrador Calderón en el gobierno pretende eliminar por completo todos los elementos progresistas que contiene la Ley Federal del Trabajo. Porque, si bien es cierto que dicha ley, desde sus orígenes contiene una serie de restricciones a los derechos de los trabajadores (por ejemplo, el que Estado se adjudica el derecho de reconocer la existencia o no de un sindicato y en ese sentido declarar legal o ilegal una huelga, entre otras) y deben luchar por modificarlas a su favor, de llevarse a cabo la contrarreforma significaría un retroceso social de prácticamente 100 años.

Mientras sigamos viviendo bajo el capitalismo, el derecho a un trabajo digno, educación, salud, vivienda, recreación, etcétera, serán inaccesibles para los trabajadores que, sin embargo, son quienes producen la riqueza en la sociedad. De esto van siendo conscientes los trabajadores en nuestro país y a nivel internacional. Pues estos mismos ataques a sus conquistas laborales están recibiendo los trabajadores de los países desarrollados de Europa, mediante los planes de ajuste y austeridad de sus gobiernos nacionales a los cuales han respondido con multitudinarias movilizaciones y huelgas generales.

La revolución mexicana no ha terminado y la lucha por los derechos laborales continua. Sólo la clase obrera, apoyada por los campesinos pobres y demás sectores sociales oprimidos y explotados, puede acabar con la actual crisis orgánica del capitalismo y resolver definitivamente las demandas democráticas de la revolución iniciada hace 100 años. Para ello debe dotarse de una dirección auténticamente revolucionaria, armada con el programa de lucha por la revolución socialista a nivel nacional e internacional que expropie a los expropiadores. ¡Únete a la Tendencia Marxista Militante y luchemos juntos para frenar a la derecha representada por el PAN y el PRI, contra el sistema capitalista y por la revolución socialista a nivel internacional!

Notas:

1. Los documentos a que se hace referencia se pueden consultar en: Espejel, Laura y otros. Emiliano Zapata. Antología.

2. Ver el libro “La revolución interrumpida” de Adolfo Guilly y el de John Womack titulado “Zapata y la revolución mexicana”.

Una vez más este pasado 20 de Noviembre el Hemiciclo a Juárez se vio rodeado de gente que con muchos ánimos y entusiasmo se aglutinó a la convocatoria lanzada por AMLO con motivo de la conmemoración del centenario de la Revolución.

Aunque hubo una gran confusión con respecto a la hora y lugar de la convocatoria la gente estuvo al pendiente de este llamado. El Hemiciclo a Juárez se vio rodeado por aproximadamente cinco mil personas que nuevamente demostraron la fidelidad a la lucha  que encabeza AMLO y, sobre todo, la firmeza con la que están decididos a frenar los ataques del gobierno Calderonista y que ven en este movimiento la herramienta para lograr tal objetivo.

Si bien es cierto que la realización de este evento era para conmemorar de forma “diferente” el centenario de la revolución, muchos presentes esperábamos que Obrador se diera unos minutos para poder dar un balance y táctica sobre el proceso que se está desarrollando en el Estado de México con respecto a la elección de candidato que representara a la izquierda y a su movimiento a la gubernatura de dicha entidad. Lamentablemente esto no ocurrió así y su discurso se baso específicamente en hablar del proceso revolucionario de 1910 y de las tareas que llevaron a cabo los hermanos Flores Magón.

Sabemos que lo que está ocurriendo dentro del PRD con respecto a la elección del candidato para gobernador  y con respecto a las alianzas es algo que le inmiscuye a toda la base del partido y a la gente que se organiza en torno al Gobierno Legítimo. No podemos minorizar este hecho ya que le estaríamos dejando las puertas abiertas a los chuchos para que decidan cómo se debe manejar el partido. Y como hemos visto lo están manejando por la vía rápida de la traición y el entreguismo a la derecha.

Como ya es costumbre, MILITANTE estuvo presente en este acto, luchando y dotando de ideas a los trabajadores, amas de casa y jóvenes que se presentaron al llamado de AMLO. Esta ocasión asistimos con la venta habitual de nuestra prensa y materiales de la Fundación Federico Engels. Los compañeros que nos dimos a la tarea de vender nuestro periódico llamábamos a luchar por las alianzas pero no con los partidos de la burguesía (PAN y PRI), sino con la clase trabajadora, con los sindicatos y con todos aquellos sectores oprimidos mexiquenses. Llamábamos por la expulsión de los chuchos del partido y que éste se convierta en el verdadero partido revolucionario que aglutine y luche por las demandas de toda la clase trabajadora del país. Por un candidato verdaderamente de izquierda con el cual la gente se vea representada y que por supuesto tenga todas las posibilidades de ganar la gubernatura del Estado de México. Por supuesto la gente que escuchaba estas consignas las recibía muy bien y terminaban por adquirir nuestro periódico.

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