El gobierno de AMLO llega a su tercer año con una aprobación de más del 70%. Para algunos, cortos de vista, esto significa baja conciencia y seguidismo ciego hacia una administración que dista muchísimo de ser un gobierno auténticamente de los oprimidos. Sin embargo, este dato refleja que el ambiente de combate que expulso a la derecha se mantiene vivo contra viento y marea. La llegada de AMLO no ha significado una paz social sepulcral ni un freno en el desarrollo de la conciencia y de los procesos de lucha de los oprimidos.