En medio de la pandemia por la Covid-19 y la crisis a la que ha dado lugar, es más necesario que nunca retomar las tradiciones más combativas del movimiento LGBTI, recordar las revueltas de Stonewall y las movilizaciones contra la opresión sexual y por los derechos de la comunidad sexodiversa en México. La represión, el maltrato, la marginación y la opresión que vivimos las personas LGBTI siguen siendo realidades muy vivas. Al igual que el machismo, el racismo o la explotación laboral, la lacra de la LGBTIfobia se ha profundizado en medio de la crisis.
Los abajo firmantes, proponemos una solución con perspectiva social, después de casi 50 años de una lucha constante por una vivienda digna de parte de los integrantes de la Cooperativa Palo alto, en la reciente resolución judicial del caso no respeta la voluntad de permanecer como socios cooperativistas y se esta dando una resolución unilateral al margen de la mayoría de los socios, que finalmente solo favorece al mercado y sede a las presiones inmobiliarias que existen en la zona desde hace décadas, en una ciudad de derechos como es la Ciudad de México.
Es claro que muchas han sido las demandas por los atropellos a los trabajadores de la educación y esta siempre ha luchado en defensa de ellos, ejemplo de ello es la mal llamada reforma educativa del gobierno Peñanietista donde la CNTE estuvo luchando para derribarla y tras el triunfo en 2018 de López Obrador y con la confianza de que la lucha sirve en las urnas y en las calles, continuaron la lucha con la que lograron la reinstalación de los profesores cesados así como eliminar los despidos por los exámenes de permanencia que golpeaban de la forma más brutal la estabilidad laboral de los docentes.
El T-MEC surge como consecuencia de las sucesivas fallas de modelos capitalistas anteriores. En el caso de México, veníamos del intento porfiriano de industrializar una economía casi feudal con inversión extranjera, lo que ahondó una desigualdad social que se trató de reducir con Lázaro Cárdenas. Luego vino el modelo de “desarrollo estabilizador”, que se basaba en un mercado cerrado. Este modelo colapsó a principios de los ochenta del siglo pasado y coincidió con el surgimiento del neoliberalismo. México entró en un modelo de apertura económica que se formalizó con la firma del Tratado de Libre Comercio, que sustentó la “competitividad” del país en los bajos salarios.
El pasado 6 de junio, se llevaron a cabo las elecciones federales, unas de las más grandes en la historia y que al ser intermedias y contar con una participación del 52% han sido históricas. Pese a que los resultados estatales favorecen a MORENA, en algunos lugares se vió el avance de la derecha como es el caso de la CDMX y en un análisis profundo la conservación del PRIAN en el EDOMEX tambièn ha sido un retroceso.
Después de un año del inicio de las clases en línea a causa de la pandemia, las consecuencias en el sector educativo son evidentes: el índice de deserción escolar ha alcanzado niveles altísimos (aproximadamente tres millones de estudiantes dejaron la escuela durante el ciclo escolar pasado), las cargas de trabajo para el profesorado se han incrementado al doble o triple y el rendimiento de las y los estudiantes ha disminuido.
Todas las alarmas han sonado en la CDMX, ante la pérdida de seis alcaldías por parte de MORENA, en la generalidad de ellas por un margen amplio: Álvaro Obregón 56% ante 34%, Azcapotzalco 43% ante 37%, Cuauhtémoc 48% antes 38%, Magdalena Contreras 51% ante 39%, Tlalpan 41% ante 39% y Miguel Hidalgo 56% ante 38%. Las y los trabajadores sabemos muy bien que este resultado no se ha debido solo a la campaña de odio y mentiras de la derecha y, adjudicarlo a ello solamente, nos parece un error y un intento de ocultar la realidad para no asumir la responsabilidad que le corresponde al Gobierno actual y al partido.
Las elecciones federales que se llevaron a cabo el pasado 6 de junio, fuero una muestra de las contradicciones que acechan al gobierno de AMLO y la polarización creciente. Ningún proceso es lineal, ni puro, el vuelco de la sociedad hacia las elecciones intermedias demuestra que lo que menos hay es pasividad e indiferencia.
Hace dos años comenzó el movimiento maquilador más importante de la historia reciente. Las y los obreros maquiladores de Matamoros se lanzaron a la huelga, por encima de sus direcciones sindicales, para arrebatar el aumento salarial fijado por el Gobierno Federal pero que era negado en los hechos por los empresarios, además de un bono correspondiente, las huelgas y paros se extendieron por semanas y lograron grandes victorias.
Las instituciones machistas, enquistadas desde la médula en el sistema capitalista, fomentan y encubren la violencia hacia las mujeres. En México, desde siempre hemos sido testigos cómo dentro de los partidos políticos registrados, la invisibilidad y agresiones sexuales hacia las mujeres no han sido una excepción.
El primero de julio de 2018 sin duda alguna, significó un paso adelante en la lucha de los sectores más pobres de nuestro país, ya que sacamos a la derecha (por la vía electoral) y con aspiramos a eliminar las políticas que significaban peores condiciones de vida. Y aunque las masas depositaron su esperanza en un cambio con AMLO, no firmaron un cheque en blanco ni se quedaron cruzadas de brazos.