Tras 1997, cuando el PRI fue aplastado literalmente por las masas a través del voto hacia el PRD arrojando como resultado que el gobierno de la capital del país pasara a manos de la izquierda, el proletariado del Distrito Federal (DF) se fortaleció aún más como fuerza opositora al régimen.
Marginada para elegir autoridades locales desde 1928 (durante décadas los capitalinos sólo pudieron votar por presidente de la República, senadores y diputados federales) la clase trabajadora del DF se movilizó desde los años 80 para arrebatar sus derechos democráticos; el primer logro sería la votación de un parlamento local (la actual Asamblea Legislativa del DF) para después, ya en 1996, ganar el derecho a elegir al Jefe de Gobierno (en un principio sólo con un mandato de 3 años) y posteriormente a los jefes delegacionales, los cuales serían votados a partir del año 2000.
Así, dado que el derecho al voto fue arrancado en las calles, la primera oportunidad en 1997, favorecería abrumadoramente al PRD y a Cárdenas, siendo éste el primer Jefe de Gobierno de la historia moderna del DF; Después en 2000 (AMLO), en 2006 (Ebrard) y en 2012 (Mancera) la derecha seria aplastada reiteradamente en las elecciones por el DF.
Además, debido a lo anterior y dado el contraste entre la política de severos recortes sociales del PRI y del PAN y las modestas reformas de los gobiernos del PRD en el DF, la izquierda logró transformarse en una alternativa de poder capaz de disputar la presidencia de la República.
Así, por la forma en que se ganaron los derechos democráticos en el DF y la manera en que los trabajadores de esta entidad han usado la movilización y el voto contra la derecha, la Ciudad de México fue transformada en un poderoso bastión de oposición al régimen. Por ello el PRI y el PAN han tratada de asfixiar al DF recortando y limitado su presupuesto público dadas las limitadas facultades constitucionales del gobierno capitalino y de la Asamblea Legislativa en la materia o de plano tratando de meter a la cárcel al Jefe de Gobierno (AMLO 2005).
Todos los intentos han fracasado porque los trabajadores cada que se ha necesitado han salido a las calles y las urnas a defender al DF. Esa es la razón de fondo que evitó que Calderón desplegara al ejército en el DF bajo la escusa de la “guerra” contra el narco como si lo hizo en el resto del país.
Los trabajadores en el DF han impedido durante la última década y media que la derecha actúe libremente en la capital del país para intentar reprimir al movimiento de masas, cuestión que no es un problema menor para la burguesía pues se trata del epicentro de la lucha de clases en nuestro país. Desafortunadamente esa vocación ya ha sido vulnerada por aquellos a los que los trabajadores le dieron su confianza para conducir al GDF. En el pasado destaca, por ejemplo, el caso de Rosario Robles reprimiendo una movilización del CGH en octubre de 1999 durante la huelga estudiantil de la UNAM; ahora esta situación se repetiría el 1 de diciembre pasado con Ebrard actuando al unísono con el gobierno federal reprimiendo a miles de manifestantes opositores a la imposición de Peña Nieto y metiendo a la cárcel a más de medio centenar de ellos.
Así la derecha del PRD le ha dado la espalda a años de lucha por los derechos democráticos en el DF, facilitándole las cosas a la táctica de la derecha diseñada para arrebatarle el gobierno capitalino a la izquierda y pretender desmoronar así el muro de contención que ésta ciudad ha significado para los objetivos de la burguesía consistente en dar un duro golpe político (que incluye el uso de la fuerza de ser necesario) en suelo capitalino al movimiento de masas.
Con ese mismo objetivo, y para que la cuña apriete, ahora la burguesía ha nombrado a la ex titular del GDF de 1999 a 2000, Rosario Robles, al frente de la SEDESOL en el nuevo gobierno del PRI y a Manuel Mondragón, ex titular de Seguridad Pública con Ebrard, como subsecretario de Seguridad Pública Federal. A base de migajas para los pobres y garrote para el movimiento obrero del DF, la burguesía tratará de recuperar el control del GDF y si la derecha del PRD sigue actuando libremente dicha iniciativa se vera favorecida
Y hay síntomas preocupantes para ello pues Fernando Macías, ex vocero de comunicación social del SNTE vinculado a Gordillo, fue nombrado director de comunicación social del GDF. Mancera tiene que romper con toda esa clase de personajes sino quiere que su gobierno sea usado para arrebatarle al DF a la izquierda.
La izquierda del PRD, Morena y los sindicatos deben organizar un frente en defensa del DF contra la ofensiva que prepara Peña Nieto, tarea que exige a la vez la movilización de las masas para purgar de elementos de derecha al PRD y al GDF.
En las urnas y en las calles los trabajadores en el DF han neutralizando sistemáticamente los ataques de la derecha contra el gobierno de izquierda, sin embargo esta nueva ofensiva de la reacción pretende ser definitiva, es por ello que los dirigentes tienen que llamar a una lucha a la altura de las circunstancias, incluso convocando a la huelga general de ser necesario.
Entrevista a la Sección 9 de la CNTE
El 1 de diciembre, al momento de la toma de posesión, un operativo policial salvaje infiltró, provocó y reprimió a los manifestantes que se habían propuesto protestar por dicha consumación del fraude electoral más burdo de la historia reciente en México. La actuación salvaje de la policía dejó más de cien detenidos, compañeros con severas heridas y hasta ahora aún 14 detenidos. Entre ellos se encuentra el maestro democrático Enrique Rosales Rojas, de la sección 9 del SNTE y activista reconocido de la CNTE. Publicamos la siguiente entrevista con el Secretario General del Comité Democrático de la secc. 9 sobre el proceso y las perspectivas para su liberación.
Militante.- El primero de diciembre detienen a Enrique Rosales Rojas, maestro de la sección 9 del SNTE. ¿En qué condiciones ocurre su detención?
Francisco Bravo.- El iba pasando ahí sobre Eje Central sobre Eje central y Madero. Según nos refiere su familia y el mismo en su declaración, fue a comprar un chip para su celular, estaba cerrado y cuando iba pasando estaban golpeando a un muchacho. Él se acercó y obviamente protesto, como muchos de los que estaban en el lugar, de por qué estaban golpeando al muchacho. Hubieron forcejeos y jaloneos con algún grupo de granaderos y fue ahí cuando lo detuvieron.
M.- ¿Cuál es la situación actual del compañero?
F B.- Bueno, le dictaron auto de formal prisión el día 9 de diciembre, es decir, no salió dentro de los 56 compañeros que dejaron salir. Tenía originalmente tres cargos: el principal, el fuerte, que es alteración de la paz pública, otro que es ultraje y un tercero que es resistencia a particulares. Entonces, según sabemos, en la actualidad le eliminan los dos cargos con los que pudiera haber salido bajo fianza, que son ultraje y resistencia a terceros, le dejaron el cargo más pesado que fue alteración de la paz pública que no es otra cosa más que lo que antes le llamaban disolución social, es decir, es parte de lo que, el gobierno de Felipe Calderón y ahora respaldado por el gobierno del Distrito Federal, es la criminalización de la protesta social.
M.- ¿Qué acciones está planteando la sección 9 y/o la CNTE para lograr su liberación?
F B.- Bueno, desde el mismo 2 de diciembre, nosotros hemos estado en las movilizaciones que se han realizado y particularmente acá en la sección definimos instalar un plantón que lo hicimos desde el martes 11 de diciembre enfrente de las oficinas del gobierno del Distrito Federal para exigir que el gobierno de Distrito se desista y nuestro compañero salga libre, porque se ha demostrado por diferentes vías que él, como los otros compañeros presos, no es responsable de los destrozos. Ahora sabemos muy bien que un grupo organizado, un grupo de provocadores organizó todo este tipo de destrozos y que, creemos ahora, fueron el pretexto perfecto para detener a los compañeros que están presos y entre ellos al compañero Enrique. De igual manera como sección 9, organizamos el día jueves 13 de diciembre una marcha donde asistimos a diferentes medios de comunicación y exigimos nuevamente al gobierno del DF. No nos vamos a levantar de aquí del plantón hasta que obtengamos respuestas favorables en pro de la libertad de nuestro compañero y de los presos políticos que están en el Reclusorio norte.
M.- ¿Hay acciones coordinadas con el resto de los presos?
F B.- Mira, eso ha constituido un problema. Hasta el día de hoy 14 de diciembre alrededor de 50 organizaciones se reunieron en la sección 9, donde se está coordinando una actividad única que va a ser la marcha que va a salir el día domingo de la Estela de luz hacia el Zócalo a las 11 de la mañana. Es la primera acción coordinada pero creemos que puede avanzar más en la coordinación, en realidad todavía no teníamos actividades donde todos estuviéramos presentes, hoy empieza a tomar forma este asunto y, vuelvo a insistir, lo que estamos organizando es la salida de los compañeros presos políticos.
M.- ¿Cuál es la posición de la CNTE sobre lo ocurrido el primero de diciembre?
F B.- Desde luego es de rechazo. Como todas las organizaciones democráticas del país creemos que se trata de una acción absolutamente ilegal, ilegítima y un verdadero abuso de la autoridad, tanto de las autoridades federales como de las autoridades del Distrito Federal. Nos parece que es una pésima señal por parte del Gobierno de Mancera en relación al movimiento social de esta capital. Además no deben olvidar que buena parte, es decir, aunque no hay coincidencia total en ese sentido, pero si una parte que ha llevado al poder en esta capital al PRD ha sido el movimiento social y ahora nos sorprende que se vuelque, que responda de esta manera apoyando explicita e implícitamente las acciones del gobierno federal, por que hay que recordar que las detenciones se hicieron durante la imposición de Peña Nieto en la presidencia de la República.
M.- Creemos que se debe ligar la lucha por la liberación de los presos con la lucha contra las reformas que se están impulsando desde el gobierno federal y los ataques que en general está haciendo la derecha, ¿Cuál es su opinión?
F B.- Desde luego, este gobierno impuesto, pues tiene toda la línea de seguir con lo que ellos llaman las reformas estructurales. Entre ellas ya se ha dado la reforma laboral, ya se está cocinando la reforma educativa, van por la reforma energética, es un atentado en contra de la clase trabajadora. Y la cuestión esta de encerrar a nuestro compañeros es la señal clara de que van en contra de todo lo que se mueva, contra todo lo que sea disidencia y para nosotros es importante organizarnos por que creemos que las cosas no van a ser fáciles. Si están ligadas las detenciones con el proyecto en su conjunto que se están planteando.
Exigimos la liberación del maestro Enrique Rosales, sin reservas y la de todos los 14, el cese de los procesos, las órdenes de detención y la criminalización de la protesta. Desde Militante opinamos que las acciones de represión acompañadas de actos como el Pacto Nacional son muestra de la debilidad del gobierno, un gobierno que puede ser derrotado mediante la acción revolucionaria de las organizaciones políticas y sindicales de la clase obrera. Nuestra lucha será la llave de sus celdas.
El pasado primero de diciembre cientos de miles de mexicanos presenciamos el regreso del PRI a la presidencia luego de dos sexenios de ausencia. La ceremonia de cambio de mando resultó ser todo lo que ya se imaginaba, un acto protocolario en extremo vigilado por las fuerzas represivas del Estado cuyo objetivo era mandar un mensaje de temor hacia los trabajadores y la juventud que desde hace varios meses ya se manifestaban en contra de la imposición de Enrique Peña Nieto (EPN).
Ese día cientos de jóvenes fueron brutalmente reprimidos por policías capitalinos y federales, quienes montaron un operativo digno de una guerra. Con toletes, cascos, escudos, gases lacrimógenos y armas de balas de goma, además de una valla de acero de más de dos metros de altura, arremetieron en contra de quienes se manifestaban pacíficamente, pero sin tocar a aquellos provocadores que fueron infiltrados en las movilizaciones por la maquinaria priísta y a quienes les pagaron por realizar desmanes y destrozos por donde pasaran.
De la acción represiva resultaron heridos varios estudiantes y trabajadores; además sería apresada más de una centena de hombres y mujeres que se dieron cita para protestar en contra de la imposición EPN. Bajo el cargo de ataques a la paz pública, con el agravante de vandalismo en pandilla, todavía siguen presas 14 personas, quienes son juzgadas por tribunales que están el servicio del Estado y bajo testimonios y pruebas totalmente falsas.
El mensaje de la burguesía
Los acontecimientos y ola de rumores sucedidos en septiembre pasado en Neza, Iztapalapa y diversos puntos de la ciudad de México sobre supuestos actos de saqueo del grupo priísta Antorcha Campesina; los ataques a los normalistas en Michoacán en octubre y lo sucedido el 1° de diciembre son hechos totalmente ligados.
La burguesía se sabe débil y por ello recurre al terror psicológico. Su táctica es amedrentar por medio de rumores y ataques a las masas de jóvenes y trabajadores que han salido a movilizarse desde hace más de 6 meses en contra del fraude electoral del 1° de julio pasado. El mensaje que necesita transmitir es de fortaleza, sin embargo, a la par de que el nuevo gobierno reprime de manera brutal a jóvenes y trabajadores inocentes, por otro lado se ve en la necesidad de firmar el llamado “Pacto por México”, el cual es un acuerdo previo a las contrarreformas que pretenderán privatizar la seguridad social y los recursos energéticos, entre otras cosas.
Debemos decir que de aquel PRI fortalecido que durante décadas pudo recortar los derechos de los trabajadores y logró comprar la paz social por medio de programas asistenciales no queda nada. El PRI no es ni más fuerte ni más poderoso que en el pasado, una prueba de ello es el que haya tenido que recurrir a un monumental fraude electoral para poder regresar al poder; además ha tenido que montar gigantescos operativos policíacos para tratar de callar los gritos de repudio de los jóvenes y trabajadores que han salido a manifestarse masivamente desde hace meses. El PRI ha tenido que hacer uso de pactos y acuerdos con el resto de fuerzas políticas de las cámaras. En pocas palabras el PRI ha vendido su alma al diablo dada su debilidad. De ahí que sea necesario dar un mensaje de fortaleza por medio de la represión.
La burguesía sabe que no sólo en México se encuentran entre la espada y la pared para llevar adelante políticas de austeridad que atentan en contra de la clase trabajadora y sus familias. En el mundo entero son varios los gobiernos que han intentado aplicar planes de austeridad y que se han enfrentado a un movimiento masivo de la clase trabajadora y de la juventud. En un corto periodo de tiempo hemos visto caer gobiernos en Oriente Medio y también hemos sido testigos del poderoso movimiento de la juventud. Lenin solía decir que “un hombre al borde del precipicio deja de pensar” y eso es precisamente lo que le pasa a la burguesía.
El capitalismo ha generado una crisis tan grande que le es necesario cargarla sobre la espalda de los trabajadores a costa de lo que sea con tal de no verse afectada en sus beneficios empresariales. Los burgueses están tan desesperados que no les importa generar tensión social, en realidad no tienen muchas alternativas y por ello actúan histéricamente; ese es el trasfondo de la situación política, económica y social en nuestro país y por ello el Estado actúa tal y como lo hizo el 1° de diciembre pasado.
Halcones
Los enfrentamientos en las calles aledañas al Palacio de San Lázaro y en las del Centro Histórico del DF fueron un actos premeditados y montados por el Estado con el fin de justificar el empleo de la fuerza contra los manifestantes y con el objetivo de condenar y criminalizar a los jóvenes y al Movimiento #YoSoy132. Para lograrlo Peña Nieto se basó en Halcones.
Unos identificados entre sí con un paliacate rojo en el brazo derecho, otros con guante negro, camiseta negra, pantalón color beige y calzado militar, estos provocadores profesionales tenían como tarea causar todos los destrozos posibles y agredir a la policía para así poder emplear a los diferentes cuerpos policíacos contra las movilizaciones.
La desfachatez del trabajo y de los objetivos de los Halcones no sólo quedó evidenciada por medio de los destrozos provocados sin sentido a comercios e instituciones financieras, sino a través de la voz anónima de una mujer que por medio de un altavoz arengaba a los asistentes a participar en los enfrentamientos que se desarrollaban en San Lázaro con toda la intención además de culpar de los disturbios al Movimiento #YoSoy132. Esa voz anónima con altavoz en mano gritaba: “Por favor, necesitamos ayuda, es necesario apoyar a los jóvenes del 132 porque ellos solos no pueden”.
No obstante las evidencias, el titular de seguridad pública federal, Manuel Mondragón, niega el que el Estado haya usado Halcones el 1° de diciembre, incluso a pesar de los vídeos y las fotografías de ese día en las que se ven varios sujetos vestidos de civil con tubos, cadenas y su guante negro, tras las vallas con que se cercó el Palacio de San Lázaro al lado de los efectivos de la policía federal. También contradicen a Mondragón los testimonios publicados por el diario Reforma en los que algunos provocadores reconocen que se les pagó 300 pesos por jugar su papel.
Tras la experiencia del pasado 1° de diciembre no podemos descartar que el aparato de inteligencia del Estado intente repetir esa clase de tácticas, es por ello que el movimiento obrero y estudiantil se tiene que preparar para neutralizar toda provocación; en adelante será necesario que cada que se convoque a una movilización se organicen servicios de orden, agrupando a una cantidad suficiente de compañeros que tengan como tarea hacer cordones de seguridad en torno a los contingentes y que sean capaces de montar un cerco en torno a los provocadores para impedir que estos infiltren la marcha. Esos compañeros serían los responsables de apartar del contingente a todo elemento extraño y que por sus actitudes ponga en peligro la seguridad de los manifestantes. También, para no facilitarles la tarea a los Halcones, es necesario impulsar movilizaciones de unidad que concentren en un sólo punto toda la fuerza de los trabajadores y los jóvenes el mismo día y a la misma hora, ya que las movilizaciones dispersas hacen de los manifestantes presa fácil de la represión.
En adelante en cada asamblea, tras acordar la convocatoria a una movilización, acto seguido el movimiento tendrá que definir de forma escrupulosa y sin ningúna clase de aventurerismo las medidas a tomar para la seguridad de la marcha y la neutralización de las provocaciones.
Del reformismo al ultraizquierdismo
La política del reformismo es dañina para el movimiento en tanto no se plantea como objetivo erradicar al capitalismo, sino transformarlo a través de reformas para “humanizarlo”.
En el año 2002 el proceso revolucionario en Venezuela se vio seriamente comprometido dada la tibieza de la dirección, quien hablaba de un “capitalismo de rostro humano” constantemente y quien tenía confianza en los sectores “honestos de la burguesía”. Tras el golpe de Estado de ese año por parte de la derecha, miles de trabajadores y jóvenes sacaron una conclusión importantísima: no existe el capitalismo de rostro humano.
Llevar al movimiento por la vía legal, como AMLO lo hizo con la lucha en contra del fraude electoral, o como las dirigencias de los sindicatos lo hicieron reiteradamente en luchas contra la contrarreforma a la ley del ISSSTE en 2007, o más recientemente la lucha de los trabajadores electricistas por defender sus fuentes de trabajo, resulta ser una lucha inocua para los dueños del capital si no va acompañada de enérgicos llamados a la movilización.
Millones de trabajadores y jóvenes son salvajemente vapuleados por el capitalismo a diario. Las condiciones de vida son miserables, no existe alternativa de empleos dignos, la carencia aumenta descontroladamente y existe un clima de violencia extremo. El hartazgo de las clases explotadas es altísimo y la única vía por la que se les ofrece luchar es por la vía legal; es decir creer en aquellos, el Estado y sus instituciones, quienes nos han arrebatado todo.
Es por ello que lo que se vio reflejado este primero de diciembre también fue el hartazgo ante la falta de un cause serio de expresión política. Cientos de jóvenes y trabajadores salieron a las calles a manifestarse y se encontraron con la falta de organización y alternativa para luchar de manera firme, clara y organizada. Lo que hemos visto es a sectores minoritarios de gente que, harta de la situación, optó por el camino de la radicalización desorganizada y al margen del movimiento de masas.
Lenin explica que el ultraizquierdismo es la penitencia que tiene que pagar la clase obrera por los pecados cometidos por los reformistas. El no llamado a la movilización por parte de la dirección de Morena y los sindicatos ha permitido que cientos de jóvenes y trabajadores, que se manifestaban pacíficamente, hayan sido agarrados como carne de cañón para ponerlos como ejemplo de lo que pasará si alguien se atreve a movilizarse.
El GDF golpea al movimiento
El Distrito Federal ha sido el bastión de la izquierda desde hace década y media. Hasta antes de la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas al poder, el Gobierno del Distrito Federal, antes Departamento del Distrito Federal, era priísta, pues al estar vedado el voto por autoridades locales el Regente de la Ciudad de México era asignado por el respectivo presidente de la República. Fue la clase trabajadora quien ganó este importante bastión para la izquierda. A partir de ello, aunque modestas, fueron muchas las conquistas sociales que se ganaron y más tarde, en especial con AMLO: adultos mayores, jóvenes, madres solteras y un montón de sectores duramente golpeados por la política de recortes del PRI y del PAN se vieron beneficiados por los programas asistencialistas que impulsó el gobierno del principal dirigente de Morena.
Pero no sólo existen en el DF programas asistenciales para la clase trabajadora y la juventud, sino que además es el principal centro de agitación del país. El DF es el principal punto de organización de las luchas de los trabajadores y de la juventud, de ahí que para la derecha uno de los principales objetivos sea eliminar al DF en tanto centro de agitación política de la izquierda.
Dentro de Morena, y desde que la lucha alrededor de AMLO se comenzó a organizar, los marxistas de Militante hemos sido bastante insistentes en que es necesario rescatar al PRD para ponerlo al servicio de la clase trabajadora. El PRD tiene detrás de sí una importante historia que costó la vida a cientos de trabajadores en todo el país. Inicialmente se organizaba por medio de comités vecinales que a su vez jugaban un papel de primer orden en los Congresos del partido, sin embargo con la llegada de Amalia García en 1999 a la presidencia del Partido finalmente el PRD comienza su duro proceso hacia el camino de la derecha.
Amalia García, Jesús Ortega, Rosario Robles y otros personajes más, pertenecientes a tribus dentro del PRD, se encargaron de desmembrar al PRD eliminando los comités de base del PRD en colonias y posteriormente creando tribus apoyándose incluso en expriístas y expanistas al interior del partido. Cambia sus objetivos de lucha y guiña el ojo a los gobiernos de derecha.
Todo lo anterior tiene un costo muy alto para la clase trabajadora, pues no solamente han debilitado al partido tradicional de la izquierda sino que además la derecha del PRD irá atentando, poco a poco, contra los triunfos que en el pasado el movimiento ganó.
Marcelo Ebrard es un priísta arrepentido. Su principal operador, Mauel Camacho, jugó un papel nefasto cuando estuvo en la dirección del Frente Amplio Progresista (FAP). No solamente no apoyó la candidatura de AMLO en 2006 sino que además jugó en su contra de manera velada. Pero si retrocedemos un poco en el tiempo podremos notar que fue Manuel Camacho quien organizó y llevó adelante la embestida del gobierno del PRI en contra de los trabajadores de Ruta 100. Él es el principal operador de las campañas de Ebrard y planea llevarlo a la presidencia para 2018 a costa de lo que sea, incluso de ser necesario reprimiendo al movimiento social.
Por su parte Miguel Ángel Mancera no es ningún luchador social. Nunca se le ha visto en movilización alguna, nunca expresó declaración alguna de rechazo hacia las políticas de Felipe Calderón y nunca se ha manifestado contra los sangrientos resultados de la guerra contra el narco. Miguel Ángel Mancera no tendrá una forma de gobierno diferente a la que llevó adelante Marcelo Ebrard en el DF.
Estos personajes han llegado hasta donde están gracias a la política errónea de AMLO quien en su momento los apoyó para llegar al gobierno del DF. La política de resucitar a los muertos, que en su momento AMLO ha llevado adelante, no tiene nada de favorable para la clase trabajadora y la juventud, todo lo contrario.
Los acontecimientos del 1° de diciembre no sólo fueron orquestados y llevados adelante por el gobierno federal y la policía federal, también la policía capitalina tuvo intervención en las detenciones arbitrarias e ilegales en contra de los jóvenes y trabajadores que se manifestaban. Fue la policía del DF quien actuó dando golpizas brutales y encarcelando a decenas de jóvenes y trabajadores que ahora están en procesos legales graves.
Ni reír ni llorar, sino comprender
El capitalismo es horror sin fin. Nada más cierto que esta contundente frase. Para dondequiera que volteemos podremos ver la nefasta política de un sistema que está por demás rebasado y que busca el beneficio de una minoría a costa del sudor y la sangre de millones de oprimidos.
Como ya comentábamos anteriormente la derecha se encuentra al borde el abismo y actúa de acuerdo a sus intereses, si para ello es necesario hundir más a la clase trabajadora y sus familias lo harán. La reciente aprobación de la Reforma Laboral y las iniciativas anunciadas por EPN recientemente no son otra cosa más que cargar los efectos de la crisis sobre la espalda de la clase trabajadora y sus familias, no hay ninguna novedad en ello.
Los marxistas de Militante siempre hemos explicado la necesidad de que el movimiento levante un programa revolucionario que luche por la transformación socialista de la sociedad.
AMLO y las dirigencias de los sindicatos y del Movimiento #YoSoy132 tienen que rectificar y llevar al movimiento por la vía de la movilización y la lucha organizada. Defendemos los históricos métodos de lucha de la clase trabajadora; no somos afines a los métodos del ultraizquierdismo o del guerrillerimo y mucho menos del terrorismo individual.
Nos pronunciamos por métodos más poderosos que esos y que tienen mayor trascendencia, pues su desarrollo implica un verdadero golpe a los capitalistas y a su Estado, es por eso que apoyamos las movilizaciones de masas, los paros y las huelgas generales pues todo sería distinto si el mismo día y a la misma hora, los trabajadores electricistas bajan el switch, si los trabajadores del transporte detienen las ruedas, si los trabajadores industriales detienen las máquinas y si los trabajadores de la comunicación desconectan las líneas telefónicas.
El gobierno de EPN es débil, sumamente débil. Una acción organizada de las clases explotadas sería suficiente para derrocarlo. Debemos evitar caer en el discurso de la histeria y la confusión. Debemos evitar ser inducidos por el pánico. Debemos actuar, pero debemos actuar ya, de manera organizada y bajo un programa revolucionario y con acciones de lucha que no estén aisladas del movimiento obrero.
Desde la Tendencia Marxista Militante y el Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública exigimos la liberación inmediata y sin cargos de todos los jóvenes y trabajadores presos el 1° de diciembre. Al igual que muchos jóvenes y trabajadores seguiremos luchando de manera firme para construir una sociedad sin explotación, una sociedad socialista.
Compañero trabajador, únete a Militante y al CEDEP y lucha junto con nosotros por la transformación socialista de la sociedad.
¡Libertad a todos los presos políticos!
Unidos y organizados....¡¡Venceremos!!
Con motivo de expandir las ideas del socialismo, la Fundación Federico Engels tendrá participación en la Feria del libro organizada por la campaña “Para leer en libertad” en el centro de Coyoacán, DF.
Ante los hechos que estamos viendo desarrollarse frente a nosotros, es tarea de todos buscar las herramientas teóricas que nos permitan brindar una explicación científica ante tales acontecimientos, es por ello que la Fundación Federico Engels pone al alcance su rico acervo bibliográfico, todos los clásicos de la teoría marxista así como también títulos que analizan la realidad contemporánea desde la perspectiva del materialismo dialéctico. Hoy más que nunca es necesario dotarnos de una teoría crítica de análisis para emprender nuevos procesos de emancipación del sistema capitalista.
Ven a conocer y adquirir nuestro catalogo del 12 al 16 de Diciembre en un horario de 10 de la mañana a 8 de la noche en el Jardín Plaza Hidalgo en el centro de Coyoacán.
El enfrentamiento entre “mototaxistas” en Chicoloapan Estado de México el 5 de septiembre pasado, desató un conjunto de acontecimientos que hasta ahora han culminado en la militarización de distintos municipios de esa entidad.
Al día siguiente del enfrentamiento se desató una campaña organizada desde las altas esferas del Estado, dirigido por el PRIAN, para generar un ambiente de miedo y terror. Se ha comprobado que patrullas del Edomex se encargaron de difundir los mensajes de miedo, del tipo: “Cierren sus comercios porque ahí viene la Familia Michoacana”. Brigadas de priistas se encargaron desde las calles de hacer lo propio y con megáfono en mano alertaban sobre los supuestos “perredistas” y “grupos del narco” que acosaban a la población y realizaban saqueos. Por internet se encargaron de cerrar la pinza con la misma política de rumores desquiciados y finalmente los medios de comunicación hicieron con su silencio el juego perfecto.
La campaña funcionó y generó un ambiente de miedo y tensión, sin embargo, conforme han pasado los días, todos los trabajadores han sacado la conclusión correcta: fue una campaña organizada por el PRI con el objetivo generar miedo para evitar que la lucha contra el fraude llegara a niveles más elevados. Antorcha Campesina es la organización que el PRI usó como base para todo el trabajo sucio y con ello se vuelve a demostrar que dicha organización no es sino sólo un grupo de choque de la derecha.
Posteriormente el asesinato del diputado priista Jaime Serrano Cedillo (16 de septiembre) dio la justificación para que el 18 de septiembre las calles de esa zona fueran patrulladas por militares y policías.
Militarización significa mayor delincuencia
En Netzahualcóyotl, Valle de Chalco, Chalco e Ixtapaluca el ejército merodea con armas largas y revisa a indiscriminadamente a cualquier persona: el ambiente de tensión ahora es mayor. Todo mundo sabe que los patrullajes lograrán atrapar a delincuentes menores, jóvenes que roban espejos de automóviles o bien a uno que otro traficante de drogas al menudeo. Pero los problemas más importantes, los altos jefes de la delincuencia, los que manejan los hilos fundamentales de los comercios más negros quedarán intactos, tan libres como siempre. Y eso es porque los altos mandos del ejército, de la policía y de los gobiernos respectivos, empezando por Caldero y Peña Nieto, están directamente involucrados en todo eso que dicen combatir. El Estado es un nido de delincuentes profesionales.
Los trabajadores debemos frenar la militarización
Neza es una ciudad que con el esfuerzo de los trabajadores surgió y se desarrolló literalmente de la basura y el lodo del extinto lago de Texcoco. Los servicios como luz, agua, drenaje, educación, salud, etcétera, se han desarrollado de una manera muy tortuosa a lo largo de 70 años. Fueron las movilizaciones y luchas sociales las que han logrado eliminar parcialmente ese paisaje de drenajes abiertos, perros muertos en cada esquina, polvaredas en tiempos de calor y lodazales en tiempos de lluvia. Ello creó profundas tradiciones de lucha que siguen vivas. Una prueba de es que mediante la movilización de más de 2 mil perredistas se logró evitar el fraude que organizaban los priistas para arrebatar la alcaldía en las elecciones de julio de este año. Neza se ha identificado con la izquierda, y por eso el PRD ha tenido aquí un gran bastión. No obstante, también se demuestra que la dirección del PRD está muy lejos de estar a la altura de las necesidades de la lucha. El perredista Juan Zepeda logró mantener el triunfo sobre el PRI gracias a la movilización, pero previamente se alió con el PAN en las elecciones y ahora en el periodo de la militarización ha declarado que una vez que el tome posesión de la alcaldía mantendrá la vigilancia de las fuerzas federales, es decir que mantendrá la militarización. Ese es un error muy grave y las consecuencias las pagará un pueblo que durante décadas le ha tocado vivir en las peores condiciones.
Por un lado el PRIAN no quita el dedo del renglón sobre la militarización de los municipios y por el otro lado la dirección del PRD no llama a frenar la militarización sino que al contrario la permite e impulsa. Por tanto, la única manera de frenara a la derecha es con la movilización, los trabajadores necesitamos crear Comités de Lucha contra la Militarización, con ellos debemos exigir que el ejército regrese a sus cuarteles, al mismo tiempo debemos llamar a los sindicatos y al resto del PRD y MORENA para que unificados evitemos que Peña Nieto llegue a la presidencia.
La delincuencia organizada no puede eliminarse con la delincuencia oficial del Estado prianista. El fraude electoral no va a ser frenado por las instituciones estatales, la dirección del PRD no va a corregir el rumbo por sí misma. Hoy más que nunca es necesario organizarse y luchar desde abajo, desde cada calle, colonia y escuela.
¡Fuera el ejército del Edomex!
¡No más militares en las calles!
¡Abajo el fraude electoral!
Todos los estudiantes a las 9:30 am en Bellas Artes
El próximo gobierno de derechas encabezado por EPN tiene la tarea de atacar los derechos de los jóvenes y los trabajadores; al mismo tiempo buscará mantener y elevar los privilegios y caprichos de un pequeño grupo de empresarios, banqueros y terratenientes.
No hay ninguna duda al respecto el priismo irá por una mayor privatización de PEMEX, por la destrucción de los servicios públicos de salud, por la continuidad de la “guerra contra el narco”, etcétera. La respuesta de todo el pueblo oprimido y explotado debe ser unánime y firme, debemos dejar muy en claro que no habrá ataque sin respuesta, que no habrá espacio para que EPN lance ataques como los que está planeando.
Este 1 de diciembre debemos realizar el primer gran acto contra este gobierno. El Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) hace un llamado a todos los jóvenes a que se sumen al mitin de repudio a EPN. Nos vemos el sábado 1 de diciembre en las puestas de Bellas Artes a las 9.30 a.m. Ahí haremos una declaración de lucha contra este gobierno y continuaremos el trabajo de organización de la juventud.
Al término de este acto nos integraremos a las movilizaciones convocadas por distintas organizaciones y realizaremos toda una jornada de lucha.
En las últimas semanas hemos sido testigos de una serie de acciones con la intención de frenar los ataques a la juventud o bien lograr el triunfo de sus luchas. Si bien estas luchas son completamente justas, por lo que desde el CEDEP y Militante las respaldamos, lo cierto es que algunas de las acciones tomadas en lugar de generar un mayor vínculo con los jóvenes y los trabajadores están provocando lo contrario, lo que se vuelve en margen de acción para la burguesía y su Estado.
Los pecados del reformismo
Lenin explica que el ultraizquierdismo es la penitencia que tiene que pagar la clase obrera por los pecados cometidos por los reformistas; es decir que las acciones de pequeños grupos tratando de sustituir el papel de las masas en general y en particular del movimiento obrero por medio de acciones radicales, son engendradas por la capa de dirigentes ante su política inconsecuente. Y en México recientemente hemos sido testigos de un par de ejemplos de esa naturaleza: hace unos cuantos meses vimos a AMLO lanzando una fallida defensa del voto por medio de causes únicamente legales y ahora vemos a los dirigentes sindicales negándose a llamar a acciones de fondo contra la reforma laboral. Sin embargo el resultado de la desconfianza de los dirigentes en la clase trabajadora ha tenido un costo muy alto, traduciéndose ello en la imposición de Peña Nieto en el poder y en la aprobación de una reforma que mutila en mucho (o de plano elimina) una serie de derechos de los trabajadores.
En ese tipo de contexto, en el que el divorcio de los dirigentes con el movimiento obrero es cada vez más marcado, suelen desarrollarse toda clase de tendencias ajenas a los trabajadores: algunos elementos desmoralizados por los resultados giran hacia posiciones escépticas y oportunistas, culpando a los obreros y su supuesta apatía para luchar; otros más, molestos con los dirigentes, llegan a la conclusión de que los sindicatos y los partidos obreros están echados a perder, que ya no sirven para nada y que por consecuencia ya no hay nada que hacer en ellos. Este último sector, desesperados porque el movimiento no avanza, termina por adoptar métodos de lucha ultraizquiirdistas por medio de lo que algunos llaman acción directa; es decir se trata de pequeños grupos que piensan que pueden sustituir el papel de la clase trabajadora y de las masas movilizándose y adoptan métodos de lucha que además de realizarlos de forma aislada y al margen del movimiento de masas, son radicales pues creen que, dada la estridencia de dichos actos, su accionar jugará como catalizador de la conciencia de los obreros y la lucha de clases.
Desde acciones extremas como el terrorismo individual hasta otras mas elementales como la toma de instalaciones publicas sin haberse discutido y aprobado previamente en asamblea con la comunidad involucrada en la lucha, el amplio abanico de acciones ultraizquierdistas suelen también tener un efecto desorganizador del movimiento obrero o estudiantil, alejando a muchos jóvenes y trabajadores del movimiento y favoreciendo las campañas del Estado para aislarlo e incluso reprimirlo.
El hecho es que el ultraizquierdismo no se explica en por sí solo pues representa la reacción de un sector del movimiento bastante irritado con la política inconsecuente de los dirigentes y su desesperación frente a lo que ellos consideran un lento avance de la lucha de clases; por, en tanto tal, este tipo de tendencias políticas muy propias de la pequeña burguesía radicalizada son en excelencia engendradas por la bancarrota del reformismo.
Ultraizquierdismo
En este año, como quizá no ocurría desde 1968, hemos sido testigos de movilizaciones impresionantes de la juventud que con su entusiasmo y animo logró atraer a otros sectores de la sociedad. La Primavera Mexicana como algunos le han llamado a las movilizaciones encabezadas principalmente por el #YoSoy132 ha sido sin lugar a dudas la muestra fiel de que la juventud, los trabajadores y los sectores arruinados por la política de Calderón y la burguesía no son apáticos ni inconscientes. Por el contrario pese a los prejuicios que incluso muchas organizaciones incentivaron previo a que estas movilizaciones les dieran de bruces en las narices, lo que vimos a mediados de año es que la juventud está dispuesta a luchar. La lucha contra la imposición de EPN en la presidencia ha significado un despertar para millones de jóvenes y trabajadores en la política, que aunque ahora no salgan en turba a las calles ello no significa que la consciencia se ha ido a no sabemos qué lugar. Por el contrario lo que estamos viendo en estos últimos meses es un incremento en la consciencia, que no se basa en otra cosa sino en la reflexión de los acontecimientos, sus causas y sus consecuencias.
Pese a lo anterior algunos sectores han apostado por artificialmente dar pasos adelante en la lucha, al margen de un respaldo considerable de los jóvenes y los trabajadores. Aunque algunos no lo quieren ver, en parte porque ello significaría modificar su concepción política de la lucha revolucionaria, la represión de la que hemos sido testigos se basa principalmente en esa división entre las bases y quienes se convierten en sus dirigentes u organizaciones, lo que permite actuar al Estado al aislarlos políticamente para posteriormente asestar el golpe. Es decir en gran medida la represión corresponde a una correlación de fuerzas concreta pues difícilmente el Estado actuara cuando cientos o miles de personas respalden una acción determinada.
Desde Militante y el Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública hemos defendido cada lucha encaminada a defender o mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y los jóvenes, rechazamos cualquier tipo de represión contra quienes dan la batalla contra este sistema que solo ofrece opresión, miseria y hambre. Pero a su vez somos críticos de quienes pretenden suplantar la acción de las masas trabajadoras como consecuencia de su incapacidad de convencerles de dar la batalla. Para nosotros la lucha revolucionaria no es la lucha de un pequeño sector organizado, sino de las masas en su conjunto. Son ellas quienes dan vida a la sociedad y son ellas quienes pueden transformarla.
Nosotros defendemos los métodos tradicionales de la clase trabajadora y sus organizaciones revolucionarias, siendo la difusión y agitación la parte primordial de nuestra lucha. Si el Estado manipula y engaña a los trabajadores, nuestra tarea es evidenciar esos engaños mediante la propaganda y el convencimiento político de forma paciente pero nunca mediante actos que supongan un posible revés para la lucha de los explotados.
Por ello creemos que acciones como la toma de la Rectoría de la UACM el pasado 8 de noviembre, o bien la toma de la Casa de Representación del Estado de Michoacán en el DF el pasado 22 de octubre, podrían tener mucha mayor contundencia si se desarrollan en el marco de una campaña mas intensa, en la que el corazón de la misma fuera la movilización masiva en las calles acompañada de una intensa actividad para atraerse el apoyo de los sindicatos. Una campaña de esa naturaleza, además de tener un mayor impacto beneficiando la causa por la que se lucha, necesitaría un plan de acción que necesariamente exige el involucramiento, por continuar con el ejemplo de los dos casos que hemos comentado, de la mayor parte de las respectivas comunidades estudiantiles para discutir las acciones a tomar y para, por consecuencia, involucrarla en su desarrollo. Sin embargo al no ser esto así y al tomar decisiones unilaterales un pequeño grupo por encima del resto del movimiento, las acciones desarrolladas de forma aislada al no tener la fuerza que se requiere pierden contundencia y en no pocas veces termina transformándose en la oportunidad que necesitaba el Estado para justificar el empleo de la fuerza sobre el movimiento.
Las contradicciones que motivaron que millones de personas salieran a las calles a mediado de año no se han resulto, están ahí latiendo esperando para manifestarse abiertamente otra vez. Si bien ahora no somos testigos de grandes movilizaciones ello no será constante, por el contrario la forma en que iniciará el sexenio de EPN augura más enfrentamientos entre las clases donde el triunfo dependerá de lo organizadas y planificadas que estén las acciones del campo de los oprimidos. En ese sentido nuestro llamado sigue siendo el mismo: construir una organización revolucionaria. Solo ello podrá permitir en un futuro derrocar de una vez por todas a este sistema de miseria y opresión.
¡Contra la represión, la organización!
¡Es necesario impulsar el Consejo General de Huelga!
Martes negro
Finalmente, y tras 71 días de haber sido presentada como “iniciativa preferente” por Felipe Calderón, el pasado martes 13 de noviembre el Congreso de la Unión aprobó la contrarreforma laboral, hecho tras el cual las relaciones laborales se flexibilizarán más allá de la precarización ya existente de antemano, además de legalizarse el pago por hora y la facilidad el despido; también se ataca el derecho a huelga y se estruja a la conflictividad laboral (es decir a los miles de trabajadores en pleito legal con sus patrones por despido injustificado y otra clase de violaciones a los derechos laborales) al imponerse como un máximo de 100 días el pago de salarios caídos. El siguiente pazo es la publicación de estas nuevas leyes en el Diario Oficial de la Nación para que ya puedan ser puestas en marcha.
Paralelo a ello, ese mismo martes 13 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió un fallo a favor de que en adelante los patrones puedan solicitarle a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) el que determine quién tiene la imputabilidad (la culpa) de una huelga. En los hechos esa determinación implica un duro revés al derecho a huelga pues cada que una empresa sea emplazada, ésta podrá esquivar la negociación colectiva y en caso de que la huelga estalle ante la falta de respuesta a las peticiones obreras, esta apelar a la JFCA solicitándole que declare imputable (culpable) al sindicato. Siendo así, en caso de que la JFCA falle a favor del patrón los obreros perderían toda facultad legal y el derecho al uso de la huelga para reclamarle a la empresa mejores condiciones de trabajo o aumento salarial, así como el reconocimiento de sus derechos sindicales según sean las razones que motivaron el conflicto. Con esa maniobra legal el Estado adquiere más facultades para intervenir contra los derechos de los trabajadores y a favor de la patronal.
Es evidente que la burguesía y sus lacayos del PRI y el PAN se sienten envalentonados para lanzar esta clase de ataques; confianza que les ha venido no de su fortaleza sino de la enrome debilidad demostrada por la capa dirigente del movimiento obrero y de masas, los cuales han estado lejos de comportarse a la altura de los retos impuestos por la ofensiva capitalista.
Un factor de mucho peso y que le dio la confianza necesaria a la derecha para intentar hacer avanzar una contrarreforma laboral estancada por ya casi 12 años, fue la falta de determinación de López Obrador (AMLO) para luchar en serio contra el fraude electoral del pasado 1 de julio a favor de Peña Nieto (EPN) y el PRI, impulsando una campaña que se baso únicamente en la impugnación a través de los tribunales electorales y en la que no llamó a ninguna acción de fondo apoyándose en las movilización de las masas en las calles. La táctica de AMLO al depositar toda su apuesta en los tribunales, le dejó las manos libres al Estado al ser transformado este de esa manera en juez y parte, traduciéndose ello finalmente en la legitimación del fraude que llevará al poder a EPN el próximo 1 de diciembre si es que no se presenta algún cambio brusco en la situación.
El triunfo del fraude electoral a consecuencia de la incorrecta política de la dirección del movimiento de masas fue interpretado por la burguesía como un momento oportuno para lanzar un nuevo intento en pos de la contrarreforma laboral.
Limitaciones de la lucha legal
No obstante, y ante la amenaza inminente de la aprobación de la contrarreforma, esa actitud inconsecuente de los dirigentes no se modificó. Primero vimos a las fracciones parlamentarias del movimiento progresista (PRD, PT y MC) promoviendo inútiles alianzas con el PAN para tratar ingenuamente de apoyarse en ese partido patronal para frenar la contrarreforma, en vez de convocar a la clase obrera a movilizarse. Y ahora, tras el dictamen en el Senado, el PRD anuncia que pasará a la lucha legal promoviendo amparos y un recurso de inconstitucionalidad contra la reforma laboral.
Por su parte AMLO desde el 8 de noviembre ya había definido su postura sobre la clase de lucha que lanzaría en caso de que se aprobara la contrarreforma, declarando que promovería la interposición de amparos judiciales. Por su parte la UNT en el acto de conformación del Frente Amplio Social del 9 de noviembre e integrado por diferentes organizaciones campesinas, sociales y sindicales, ha anunciado que la táctica que adoptará será la interposición de amparos individuales y colectivos, además de la promoción de una acción de inconstitucionalidad.
Además, siguiendo la misma tónica, la dirección del Movimiento #YoSoy132 anunció que desarrollaría una consulta popular entre el 25 y 29 de noviembre para que la ciudadanía exprese su opinión sobre la contrarreforma laboral y, acto seguido, lanzar una campaña que se extenderá hasta el 17 de diciembre para recabar 1.6 millones de firmas (2% del padrón electoral) para solicitarle al Congreso de la Unión una consulta constitucional.
Los marxistas no nos oponemos al empleo de toda clase de causes al alcance de las clase trabajadora para luchar por sus derecho, pero estamos convencidos de que sea el medio que sea el que se emplee, en este caso la vía legal y la lucha parlamentaria, si éste no es apoyado con una intensa actividad de la base de los sindicatos y de los partidos de izquierda movilizándose en las calles e incluso desarrollando huelgas y paros, el fracaso está asegurado.
Esa aseveración ha sido ratificada por la historia de manera reiterada y estos son algunos casos recientes: En 2007 los tribunales fueron abarrotados sin éxito por cientos de miles de amparos para intentar frenar la contrarreforma a la Ley del ISSSTE; también tras la extinción de Luz y Fuerza en octubre de 2009, los dirigentes del SME pusieron un especial empeño en los recursos legales delegando a un segundo término las movilizaciones y sin embargo los trabajadores de esa extinta empresa paraestatal aún no recuperan su empleo. Por su parte, en 2012, AMLO inútilmente le apostó todo al frente legal en su lucha contra la imposición de EPN.
Intereses de clase irreconciliables
Es mucho lo que se juegan los empresarios con la contrarreforma laboral pues su objetivo es transformarla en una importante palanca de apoyo para sortear la crisis de la economía mundial y salvar sus beneficios, al abaratar aún más el precio de la fuerza de trabajo. La disyuntiva que enfrentan amplias capas de la burguesía es la de apabullar a la clase trabajadora o resignarse y mirar como sus ganancias se deterioran, dirigiéndose hacia la ruina. La contrarreforma laboral es una cuestión de vida o muerte para una clase dominante cada vez más asfixiada, por lo tanto obligarla a retroceder exigirá de la clase trabajadora un nivel de lucha no visto en décadas en nuestro país.
Pero para los trabajadores el revertir este ataque también significa una cuestión de vida o muerte, pues su aplicación se traducirá en muchos casos en despidos masivos y en otros, también de forma masiva, en el sometimiento a condiciones de vida y de trabajo de pauperización y sobre explotación.
Por consecuencia el impedir que la medida impuesta por el PRI y el PAN derive en más miseria para los trabajadores y sus familias requiere de algo por mucho superior a los amparos y a los recursos constitucionales. Es necesario hacer sentir al Estado y a los empresarios el verdadero peso de la clase trabajadora y qué tan lejos puede ir esta en la defensa de sus derechos; ese objetivo sólo se puede lograr por medio de movilizaciones de masas unificadas entre los sindicatos, Morena y los partidos de izquierda, golpeando juntos el mismo día y a la misma hora, además de impulsar paros y huelgas. ¡Necesita una huelga general de 24 horas! ¿De qué otra forma hacer sentir que quien tiene verdaderamente la fuerza en ente país son los trabajadores?
Desde que fue presentada la iniciativa de Calderón hace mes y medio algunos sindicatos declararon públicamente la posibilidad de ir a la huelga general de ser necesario, entre ellos el Stunam; unas semanas después a iniciativa de la CTM, varios sindicatos, entre ellos la UNT, arroparon la convocatoria de esa central obrera la cual definió para el 20 de noviembre la fecha del paro de labores. Y sin embargo más allá del llamado, desde entonces no se tomó ninguna medida práctica para organizar la huelga. Una serie de acciones firmes en ese sentido y ante el peligro inminente, posiblemente el PRI y el PAN abrían retrocedido; de hecho unos cuantos días antes del 13 el noviembre el PRI ya había anunciado que la contrarreforma había perdido su carácter constitucional de “preferente” y que se postergaría para después de la asunción de EPN del 1 de diciembre, demostrando con ello su nerviosismo.
Sin embargo esa clase de titubeos no fue interpretada como un signo de debilidad del Régimen ni por los dirigentes sindicales, ni por los de Morena y los de los partidos de izquierda, quienes se quedaron cruzados de brazos en lugar de llamar a una acción decidida para darle el golpe definitivo a ese entonces nuevo intento por imponer la contrarreforma laboral. Pero quienes si hizo la interpretación correcta fueron los estrategas de la burguesía, los cuales vieron en la parálisis de las direcciones obreras y de la izquierda una oportunidad para ir a fondo en sus objetivos; estos estrategas, entre ellos Carlos Salinas, inmediatamente y de forma ágil le demandaron a Peña Nieto su intervención para disciplinar al PRI en una sola línea: llegar a los acuerdos necesarios con el PAN y aprobar a la voz de ya la contrarreforma laboral. Resultado que se logró finalmente el martes 13 de noviembre.
Consejo General de Huelga
A pesar del avance logrado por la burguesía, la contrarreforma laboral aún pude ser revertida. La condición es pasar de las palabras a los hechos en lo relacionado a la huelga general. Es necesario unificar criterios y tener en cuenta que el reto ahora impuesto por la lucha de clases demanda medida a la altura de éste. En la asamblea del Frente Amplio Social del 9 de noviembre, Agustín Rodríguez del Stunam nuevamente insistió en necesidad de pasar a la huelga general para frenar la inminencia del ataque pues de acuerdo a él, como lo relata La Jornada del día 10, “no es con mítines, marchas y pancartas como lo lograremos”.
Sin embargo ese argumento fue inmediatamente respondido por José Olvera, integrante de la Comisión Política de la UNT, quien “aseguró que habrá una campaña nacional de amparos contra de la reforma y buscarán que los diputados de izquierda promuevan una acción de inconstitucionalidad” (La Jornada10112012)
Si bien la postura de Olvera refleja la inmovilidad que ha caracterizado a la dirección de esta central obrera durante los últimos años, por otro lado la posición del dirigente del Stunam expresa las presiones desde abajo y la voluntad de lucha entre la base sindical.
Es precisamente en esa voluntad en la que se tienen que basar los sindicatos, Morena y la izquierda partidaria para llamar a formar un Frente Único para revertir la contrarreforma laboral y basarse en esa agrupación de fuerzas para impulsar Consejo General de Huelga (CGH). A diferencia de la convocatoria del 20 de noviembre en la que no se hizo nada para organizar y preparar el paro de labores, esta vez necesitamos además de una fecha y una verdadera convocatoria a la huelga general, la creación de una instancia que aglutine y coordine todos los esfuerzos para la implementación de medidas concretas para el impulso del paro; esa instancia sería el CGH el cual impulsaría asambleas en todos los centros de trabajo, en los barrios obreros y en la universidades para discutir las medidas a tomar para asegurar el que la fecha acordada las fábricas, los servicios, el transporte y las escuelas se paralicen; también el CGH tendría que organizar una intensa labor de propaganda y agitación explicando la necesidad de la huelga para impedir los ataques y tras ello crear comités en apoyo a la huelga general en todo los sitios. Además el día de la huelga general se tiene que organizar las movilizaciones más masivas posibles en las principales ciudades de todo el país.
Los sindicatos, Morena y el PRD tienen la capacidad de lograr ese despliegue de fuerzas y no hay razón alguna que justifique el que no lo hagan; en todo caso el freno es el estrecho horizonte de los dirigentes guiado por su política reformista, la cual parte del falso supuesto de que los intereses de los empresarios pueden ser congeniados con los de los trabajadores. La conciliación de clases sociales antagónicas como la trabajadora y la burguesa, es imposible. Es por ello que los marxistas defendemos una política no de conciliación de clases, sino de independencia de clase; es decir de ruptura con el capitalismo por medio de la expropiación de los banqueros y empresarios para poner los bancos, las fábricas, la tierra y demás medios de vida bajo el control democrático de los trabajadores.
La limitación del reformismo (de ahí su incapacidad de jugar en estos momentos el papel que exige el estar a la cabeza del movimiento obrero) consiste en su política de tratar inútilmente de humanizar al capitalismo; y precisamente la superioridad del marxismo (de ahí su capacidad de ser la alternativa más viable para movimiento obrero) consiste en lo contrario: en su política para exterminar la barbarie capitalista. Dicho ello, en esa misma medida, la única oposición firme para la clase obrera ante el callejón sin salida que significa el capitalismo, es la de adoptar un programa socialista.
Camarada trabajador únete a Militante y lucha por estas ideas para tu sindicato u organización de lucha.
El gobierno de Calderón se ha distinguido por el rechazo general que provocó desde su inicio y que se fortaleció a lo largo de todo el sexenio, ahora en los últimos meses de su gobierno presenta el asesinato del Lazca y la aprobación de la reciente “ley contra el lavado de dinero” como dos grandes logros contra el narcotráfico. De esta forma el Calderonismo trata de revertir todo el descrédito del que es objeto. Sin embargo ni una ni otra medida tiene un impacto real sobre el narco.
Nadie le cree a Calderón
Imprecisiones, errores, infortunios y opiniones oficiales encontradas rodean la muerte de Heriberto Lazcano, sumado a ello la experiencia nos ha enseñado que en general hay que desconfiar de las palabras que Calderón y el prianismo dicen. Por todo ello la opinión general popular es que Heriberto Lazcano en realidad no está muerto y que todo se trata de un engaño más del presente gobierno.
Los medios de comunicación han abonado material para fortalecer la teoría del engaño sobre la muerte del Lazca, la revista Proceso ha dedicado casi todo un número a debatir sobre la veracidad de la muerte, ha consultado a peritos independientes y ha hecho su propio análisis, otros medios actúan igual. El diario Milenio, con una tendencia clara de derecha, está en la misma tónica, ellos afirman que “siguen existiendo muchas preguntas” al respecto y citan toda una larga lista de preguntas sin respuesta. Todo este debate está provocando que el aspecto más importante quede oculto.
Habría sido mejor
El gobierno de Calderón y el panismo se encuentra en franca banca rota, con fracturas internas muy graves y totalmente desacreditados. Los priistas, si bien están dando pasos firmes hacia la imposición de EPN, también se encuentran en grandes dificultades internas y externas, el asesinato del hijo de Moreira es prueba de ello. Panistas y priitas necesitan un poco de legitimidad, frente a la sociedad necesitan demostrar que sus gobiernos y sus políticas si pueden erradicar al narcotráfico, frente al pueblo trabajador necesitan mostrarse fuertes para evitar movilizaciones y aprobar contrarreformas como la laboral. Los grandes empresarios y banqueros también exigen un gobierno fuerte y capaz que les asegure un país controlado que les permita seguir obteniendo sus millonarias ganancias.
Por tanto lo que más convenía al prianismo era asesinar al Lazca e identificar perfectamente al cuerpo, no podía haber duda al respecto. Si el prianismo tuviera fotos, videos o pruebas periciales contundentes del asesinato habría tenido un capital político muy importante, habrían montado una alharaca mediática aún mayor a la actual, Calderón tendría elementos para autojustificar el sexenio de guerra sangrienta contra el narco, el ejército podría lavarse la cara y pasar de ser verdugo a héroe. Pero en lugar de esa potencial gloria, lo que tienen es todo un espectáculo que los muestra débiles, estúpidos e incapaces “a Vicente Fox se le escapó el Chapo vivo, a Calderón se le escapó el lazca muerto”.
Por otra parte es imposible que un capo como el Lazca con tantos enemigos mortales y amigos (a quienes no conviene su muerte o desaparición porque de ello depende la estabilidad de sus negocios) pueda ocultarse en ningún rincón del mundo. Para hacerle una nueva identidad a Heriberto Lazcano que lo convierta en persona normal se habría tenido que tejer toda una red nacional e internacional que, en vista de todas las presiones que surgirían, podría quebrarse muy fácilmente dejando al descubierto el engaño y creando más descrédito para la derecha en nuestro país.
La muerte del capo convenía totalmente a los planes de Calderón, por otra parte no se puede fingir y por si fuera poco, es de todos conocido que la política de Calderón no se orientó a enfrentar al narco en general sino sólo a la parte que le convenía más: banda de Lazcano. En vista de las necesidades de Calderón decimos que lo más probable es que el Lazca si haya sido asesinado.
Que implica la muerte del capo
El asesinato o encarcelamiento de los grandes capos del narco como Lazcano o incluso como el Chapo Guzmán no traerá ningún viso de paz y estabilidad sino muy al contrario. Para mantener sus cotos de poder las bandas se ven obligadas a recurrir a métodos más violentos, eso mismo ocurrió con el cartel de los Beltrán Leiva y con otros.
Si la violencia se incrementa como parte de un reacomodo entre los grupos del narco, entonces Enrique Peña Nieto (como presidente impuesto mediante el fraude) tendrá la justificación para fortalecer la presencia del ejército en las calles. Las funciones del ejercito en las calles, tal cual ocurrió con Calderón, no serán las de frenar al narco sino sobre todo la de intentar amedrentar al movimiento obrero, campesino y juvenil.
Un hombre en lo individual puede ser fundamental para la supervivencia de un cartel, pero no es fundamental para el gran negocio del narco. Este hunde sus raíces en el mismo sistema capitalista del cual depende y al cual fortalece con sus miles de millones de dólares en ganancias, los grandes consorcios financieros atraen el capital del narco y lo integran rápidamente y de manera normal al círculo de producción capitalista. El Mayo Zambada (que actualmente es uno de los grandes dirigentes del narco) ha sacado la conclusión correcta “El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.” (entrevista con Julio Sherer).
El problema fundamental no es el narco como tal sino todo el sistema capitalista que exige y sobrevive mediante negocios como este, el capitalismo es la fuente de todo el problema, por ello mientras exista el problema del narco y otros más seguirán igual.
Domesticar al león
La ley contra el lavado del dinero que se aprobó unos días posteriores al asesinato del Lazca, tampoco puede ser una herramienta para destruir al narco, Calderón ha dicho que con ella “se llega al corazón” del narcotráfico. La ley es inoperante pues aunque efectivamente cierra el paso para el lavado del dinero mediante la compra de mercancías, coches, joyas y casas, en realidad los métodos de lavado de dinero son mucho más complejos. Meses antes Mario di Constanzo argumentaba que el lavado de dinero es como pagar impuestos “si cierras un camino siempre hay otro”.
Debemos fortalecer la lucha
El movimiento obrero se va a enfrentar a un periodo de ataques, la reforma laboral es apenas una parte de los planes del PRI pero ya se están cocinando otros como la reforma energética, la fiscal, el recorte más amplio en el gasto social, etc. En medio de ello, enrique Peña Nieto usará el discurso del narco para militarizar las calles, tal cual lo han hecho ya en Ciudad Neza, y así tratar de infundir miedo entre la base de los explotados. El mensaje que lanzarán es el de “si luchas por tus derechos el primer problema que enfrentarás es el del narco, luego vendrá la mano dura del estado”. Ante ello los trabajadores no debemos caer en el juego ni debemos aceptar el chantaje, pues lo que está en juego son todos nuestros derechos más básicos.
La primer tarea que debemos seguir realizando es la de crear organizaciones, ahí donde no haya sindicato debemos crear el primer germen de este llamando a reuniones entre compañeros para discutir acciones de lucha y ahí donde haya sindicatos pero copados por charros debemos luchar por convertirlos en autenticas armas de lucha. Morena y AMLO deben poner en el centro de la discusión y la acción los ataques que está realizando Calderón en estos últimos meses y los que Peña Nieto pretende lanzar. Los estudiantes necesitan retomar la dinámica de movilizaciones y sacar las conclusiones correctas de lo que significo el #yo soy 132.
La solución al problema del narco no se podrá encontrar mediante la política militarista que la derecha ha practicado en estos años, tampoco se encontrará mediante regulaciones legales que en los hechos reales se convierten en papel mojado. La única alternativa es la lucha organizada de todos los trabajadores, jóvenes, campesinos y Morena, la única alternativa es destruir la fuente que fortalece al narcotráfico, es decir al capitalismo.
El viernes 7 de septiembre el primer ministro portugués, Passos Coelho, anunciaba por televisión y en horario de máxima audiencia las nuevas medidas adoptadas por su gobierno; el punto estrella era la reducción salarial del 7% a todos los trabajadores a partir de 2013, a través del aumento de las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social (Taxa Social Única) del 11 al 18% (equivalente a la pérdida de un salario entero repartido en un año) y a la vez que se reducía la contribución de los empresarios del 23,75% al 18%, en un trasvase de más de 2.000 millones de euros desde los bolsillos de los trabajadores a los de los empresarios. Era la gota que colmaba el vaso de la ira y el descontento popular.
Este brutal ataque se enmarca dentro de la presentación de los Presupuestos Generales de 2013, que conllevan un ahorro de 4.900 millones de euros respecto a los de 2012 [1], y que incluye también la disminución del número de funcionarios y nuevos recortes a su salario [2], más privatizaciones, endurecimiento de los criterios para obtener subsidios sociales y de desempleo, etc. Coelho y su ministro de Finanzas, Vitor Gaspar, trataron de justificarlo con el cínico argumento de "crear empleo" y apelando al “esfuerzo de todos” para salir adelante. Ese descarado intento de engaño no hizo más que aumentar la indignación general desencadenando una respuesta inmediata de los trabajadores y la juventud portuguesa. Un estallido social que pilló por sorpresa al gobierno, que subestimó la capacidad de respuesta de las masas tras meses y meses soportando constantes recortes.
Tras casi año y medio desde el rescate de la economía portuguesa (78.000 millones de euros en 3 años) y de las medidas de ajuste aplicadas por el gobierno de la derecha (PDS en coalición con el CDS-PP) los únicos resultados han sido una población cada vez más empobrecida y una economía en profunda depresión, , siguiendo la estela de Grecia. En este periodo se han destruido 300.000 puestos de trabajo, el salario medio se ha situado entre los 700 y 800 euros y el salario mínimo en 475 euros. A la vez, los impuestos no han dejado de aumentar, el IVA se colocaba en el 23%, el transporte público se ha disparado, ir al médico de cabecera cuesta 5 euros y 20 las urgencias. Los recortes en el gasto público han sido la tónica habitual así como las agresiones a las condiciones laborales: contrarreforma laboral, eliminación de festivos, aumento de la jornada laboral para los trabajadores del sector público, eliminación de pagas extras a los funcionarios y pensionistas, recortes en educación y sanidad públicas,... Y el futuro no es muy alentador. Según las previsiones del FMI, la economía portuguesa se contraerá un 3% en 2012 (otras fuentes hablan de al menos el 3,5%) y un 1% en 2013 (otros, de un mínimo del 1,5%), el paro rozará el 16% y, mientras, el consumo interno cae casi un 6% en lo que va de año y los ingresos el Estado están por los suelos. En este escenario, la decisión de la Troika tras su última visita al país ha sido, ante la evidencia de que era imposible llegar al objetivo de déficit del 3% en 2013, “suavizar” los plazos. En 2012 se permitirá un déficit del 5% del PIB (aunque se calcula en casi el 6% el déficit para este año), en 2013 del 4,5% y se dejará para 2014 el objetivo del 3%, ningún cambio en una política de recortes que pretende que la crisis de los capitalistas la paguemos los trabajadores.
La mayor manifestación desde el 1 de mayo de 1974
El sábado 15 de septiembre una marea humana de alrededor de un millón personas, según cifras de la propia prensa burguesa portuguesa, salía a la calle en 40 ciudades lusas en una convocatoria a través de las redes sociales, y a la que se sumaron los partidos de izquierda y los sindicatos, bajo el lema: “Al diablo con la troika. Queremos nuestras vidas”, y en la que los organizadores propusieron una huelga general popular que pare por completo Portugal. En Lisboa salieron a la calle 500.000 personas, que al llegar a la sede de la Asamblea de la República gritaban: “los ladrones están ahí dentro” y apelaban a la policía a detener a los diputados; en Oporto alrededor 150.000 manifestantes coreaban: “¡Gobierno, dimisión!” o “¡Las calles sin miedo!” a la vez que se pedía una "¡Huelga Ibérica ya!"; en Coimbra unas 20.000 personas, entre sus consignas: “España, Grecia, Irlanda y Portugal nuestra lucha es la misma", y así decenas de miles más se manifestaban en las calles de Viseu, Braga, Setúbal, Aveiro, Guimaraes, Bragança, Évora, Vila Real… en la movilización más importante desde el 1º de mayo de 1974, inmediatamente después de la caída de la dictadura y del triunfo de la Revolución de los Claveles, el 25 de abril del mismo año. Una manifestación histórica, tanto por su extensión y masividad como por sus consecuencias políticas, al obligar al gobierno a retroceder. Una primera e importantísima victoria del movimiento contra los planes de la burguesía, que pone de manifiesto la colosal fuerza de la clase obrera y la juventud cuando se pone en marcha.
Tras la fuerza demostrada el 15-S la siguiente cita para el movimiento fue el viernes 21 de septiembre a las 18 horas, esta vez frente al Palacio de Belém, sede del Consejo de Estado, convocado por el presidente Cavaco Silva para discutir las medidas anunciadas, y donde miles y miles de jóvenes y trabajadores exigieron la suspensión de las últimas medidas de austeridad y la destitución del gobierno, al grito de "Cavaco, escucha, el pueblo está en lucha" o "FMI fuera de aquí".
La radicalización política que se vive en Portugal ha tenido su expresión también en fuertes tensiones dentro del aparato del Estado. No es ningún detalle el comunicado hecho público tras el 15 de septiembre, de la Asociación de las Fuerzas Armadas portuguesas (AOFA), firmado por su presidente, el Coronel Manuel Martins Cárcel, en el que se afirma que “las tensiones sociales son muy graves y están causando protestas y manifestaciones” ante las que “las Fuerzas Armadas de la Asociación de Oficiales reitera su compromiso con los militares de que nunca aceptará el uso de la represión contra los ciudadanos”. Señala además, “Queremos extender nuestra más cordial solidaridad con todos los portugueses que sufren el peso de los terribles sacrificios que se están imponiendo (…) expresamos nuestra solidaridad con todas las iniciativas que sirven para poner fin a las prácticas abusivas” y rechazan que “debamos aceptar la imposición de sacrificios para conseguir una supuesta solución” que nunca llega y que siempre pagan los mismos “mientras que al mismo tiempo, ya sea en Portugal o en otro lugar, se acumulan riquezas sin límite, evitando que otros puedan obtener salarios justos”.
Hacia una situación revolucionaria
El temor a las consecuencias de una explosión social con un gobierno completamente deslegitimado, intervenido y con grandes tensiones internas (hay divisiones en el PSD, con miembros que se quisieron desmarcar de las últimas medidas, se está resquebrajando la coalición con sus socios de gobierno del CDS-PP y el PS ha retirado su apoyo, hasta ahora sin fisuras, a las políticas de austeridad y a los presupuestos de 2013) llevó a Cavaco Silva a maniobrar, convocando la reunión del Consejo de Estado. El objetivo: tratar de contener la situación, evitar que pudiera desembocar en una crisis política abierta con la caída del gobierno incluida, caos económico, el movimiento de masas en la calle y a la ofensiva y abriendo un escenario revolucionario con consecuencias dentro y fuera de las fronteras portuguesas, tanto en el terreno económico como en el de la lucha de clases. A la vez, trataba de preservar su propia autoridad de cara a acontecimientos futuros, apelando a que “hay que escuchar al pueblo”. Tras ocho largas horas de reunión, de madrugada, se hacía público un comunicado de la Jefatura del Gobierno en el que plantea “estar disponible para, en el marco de la concertación social, estudiar alternativas”. El gobierno tenía que ceder a la presión de la calle y el Consejo de Estado hacía un llamamiento al gobierno para realizar “esfuerzos para consolidar las finanzas públicas a fin de que se mejore el empleo preservando la cohesión social”, y recalcando que daban por “superadas las dificultades que podían afectar a la solidez” de la alianza de gobierno.
La burguesía portuguesa desea que con esta cesión pueda recomponerse un escenario de estabilidad política y paz social, e intentará basarse en los dirigentes de las organizaciones de la izquierda reformista y sindicales para ello. Muy sintomático, en este sentido, fue la reunión celebrada el 24 de septiembre de Passos Coelho a la que acudieron empresarios y sindicatos para tratar de volver a la normalidad y crear un clima de unidad nacional para tratar de aplacar el movimiento y continuar con la agenda de la burguesía. El primer ministro portugués anunció que habría medidas alternativas, entre ellas una nueva e importante subida de impuestos, en especial el de la renta, además de aumentar el de Patrimonio y el de transacciones financieras, en un intento de dar un toque igualitario. En cualquier caso, las dificultades para un gobierno herido de muerte están ahí. Tanto la CGTP como la UGT han rechazo el incremento de impuestos a los trabajadores, y el PS reitera su rechazo a apoyar los presupuestos de 2013. Las propias palabras de Coelho al término de la citada reunión muestran el límite que tienen: “La propuesta tiene que ser aceptada también por nuestros acreedores internacionales. Portugal se encuentra en una situación en la que ya no tiene autonomía financiera, por lo que es indispensable que estas medidas sean bien acogidas por la troika” (La Vanguardia, 24/09/12). El consejo de ministros extraordinario convocado el miércoles 26 para decidir las medidas se alargó durante más de siete horas, lo que demuestra las tensiones y la crisis política que vive, y no se ha querido hacer público nada más concreto, en un intento de evitar volver a echar más leña al fuego de la movilización. Y es que este mismo sábado 29 de septiembre está convocada por la CGTP una marcha a Lisboa contra los recortes, a la que llaman a participar todos los convocantes de las movilizaciones del 15 y 21 de septiembre, y a la que han anunciado su asistencia militares y policías.
Hay un choque de intereses brutal, entre una minoría de parásitos y la inmensa mayoría de la sociedad portuguesa. El 8 de octubre el Eurogrupo examinará las cuentas públicas portuguesas y en noviembre la troika regresará al país para determinar si continúan con el desembolso del siguiente tramo del rescate. Por otro lado la victoria conseguida por la lucha de masas ha sido una inyección de moral para los trabajadores y jóvenes de Portugal, que son plenamente conscientes de que los ataques van a continuar y que habrá que volver a responder. En este sentido, la manifestación del 29 de septiembre será no sólo un momento de celebración sino un paso más de una lucha que está totalmente abierta y que añadirá presión a los dirigentes sindicales y políticos de la izquierda para la convocatoria de una huelga general para echar abajo al gobierno.
Los efectos de la lucha en Portugal están teniendo un gran impacto en Grecia y en el Estado español, donde se está produciendo un claro repunte de la movilización contra la política de recortes. La lucha en el sur de Europa está cada vez más interconectada y sin duda tendrá un efecto expansivo en toda Europa. ¡Viva la lucha de la clase obrera! Frente a la catástrofe social provocada por el capitalismo, ¡por una Federación Socialista Europea!
[1] Una cantidad equivalente a alrededor del 25% de la masa salarial de todos los funcionarios portugueses.
[2] Los intereses anuales que paga Portugal por su deuda pública llegan casi a los 9.000 millones de euros, casi la mitad de lo que cuesta pagar a los funcionarios, según el economista João Abel de Freitas.
El pasado 30 de agosto se escribiría un nuevo capítulo gris en la historia de México: ese día el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) calificó como válidas las elecciones del 1° de julio, mismas que le dieron el triunfo a Enrique Peña Nieto (EPN), del PRI, en la contienda por la presidencia de la República, legitimando así un nuevo fraude electoral. Según los resultados oficiales el PRI obtendría la presidencia con un nivel del voto 100% superior al de 2006, es decir con 18 millones 727 mil 398 sufragios (38.15%) contra los 9 millones 301 mil 441 (22.26%) logrados 6 años atrás.
Por su parte el candidato de coalición de partidos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) alcanzó 15 millones 535 mil 117 votos (31.60%), menos de un millón por encima de los 14 millones 756 mil 350 comicios (35.31%) obtenidos en 2006. Para el PAN el número de votos fue de 12 millones 473 mil 106 (25.40%) contra los 15 millones 284 mil (35.89%) alcanzados seis años antes, traduciéndose esos resultados en un descalabro de aproximadamente 2 millones de sufragios.
En definitiva el éxito del PRI y su espectacular salto en su cuantía de votos no pude ser explicado sin la multimillonaria campaña que desplegaron los empresarios para asegurar su triunfo, pues como lo demostró el equipo de AMLO, los gastos para apuntalar la figura de EPN ascendieron a los 4 mil 599 millones 947 mil 834 pesos, cantidad dramáticamente superior a los 328 millones 608 mil 267 pesos impuestos por el IFE como tope de campaña para cada uno de los candidatos.
Si bien el fraude electoral tuvo un peso especialmente relevante en el triunfo del PRI, al mismo tiempo es necesario señalar que en esta nueva derrota también intervinieron otros factores, los cuales vale la pena analizar con la intención de sacar las mejores lecciones de cara al futuro.
Giro a la derecha
El 2006 marcó una antes y un después en la historia de la lucha de clase en México: como no se veía en décadas, ese año quedó de manifiesto la enorme voluntad de las masas oprimidas para trasformar la realidad, expresándose todo ello en un apoyo masivo a AMLO de cara a las elecciones de ese año; pero también dicha voluntad se expresó a través de la extraordinaria insurrección revolucionaria en Oaxaca con la APPO al frente y por medio de una significativa agitación sindical que tuvo como algunos de sus principales saldos la holeada huelguística de los mineros, el paro laboral de la sección XXII del CNTE-SNTE y la conformación del Frente Nacional.
El momento cumbre de este período fue el que se abriría el 2 de julio, día en que toda esa agitación social se manifestó de forma abrumadora por medio del voto para la coalición PRD-PT-Convergencia con AMLO a la cabeza, y que se extendió hasta mediados de septiembre, cuando millones de mexicanos movilizándose contra el fraude electoral abrieron una crisis revolucionaria en nuestro país.
Así, en el terreno de las posiciones políticas, las posiciones hacia derecha y hacia izquierda se cimentaron aún más no sólo entre los partidos tradicionales de la burguesía, sino también al interior del PRD donde corrientes como Nueva Izquierda, capitaneada por Jesús Ortega, y Foro Nuevo Sol, de Amalia García, entre otras, acostumbradas a cohabitar con el Régimen, asumieron más enérgicamente su papel como contenedores de la rabia social para impedir que esta utilizará como vehículo de expresión al partido del sol azteca.
Con dichos objetivos los chuchos y demás corrientes de derecha reconocieron por la vía de los hechos a Calderón además de que lanzaron una enérgica política de alianzas electorales con el PAN para contender por diferentes gubernaturas en 2010.
El giro a la derecha de la dirección nacional del PRD, bajo control de los chuchos, provocó confusión y desaliento entre los seguidores de la izquierda, viéndose ello reflejado en las preferencias electorales del partido del Sol Azteca. También otro ejemplo de desánimo fue el gobierno de Juan Sabines, mismo que renunció al PRI en 2006 para ese mismo año postularse y ganar las elecciones en Chiapas por la alianza de PRD, PT y Convergencia. Ya como gobernador, la primer medida de Sabines fue romper públicamente con AMLO y reconocer a Calderón para, acto seguido, gobernar con la misma política del PRI. Bajo Sabines, Chiapas, donde el pasado 1° de julio el voto rural en favor del PRI creció en un 274% respecto a 2006, fue transformado en una entidad clave para el fraude electoral. Y ni qué decir de la contrarreforma laboral impuesta en octubre del 2011 por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal al amparo de Marcelo Ebrard, en la que se endurecieron los criterios para ir a huelga. También este es el caso de Gabino Cué, quien al frente del gobierno de Oaxaca, (al que llegó en 2010 gracias a una alianza electoral entre PAN, PRD, Convergencia y PT) reprimiera salvajemente a una movilización de profesores de la sección XXII del CNTE-SNTE, en febrero del 2011.
Titubeos
Todo lo anterior, y un rosario aún más largo de ejemplos de esa naturaleza, fue alejando a la base de apoyo del PRD de las urnas, a tal grado que en 2009 el voto para diputados federales total de los tres partidos de izquierda fue de 6 millones 355 mil 233 sufragios, cantidad inferior a los 11 millones 969 mil 049 de 2006. Para esos momentos esos resultados ya marcaban una tendencia, misma que se vio ratificada en las elecciones del 2010 y 2011 en las que el PRD perdería los gobiernos de Zacatecas, Baja California Sur y Michoacán, además del poderoso bastión amarillo de la región oriente del Estado de México.
En mucho todo ello fue obra del giro a la derecha de la dirección perredista bajo el control de los chuchos; sin embargo ese es sólo un lado de la moneda, el otro lo es el hecho de que el ala de izquierda del PRD, con AMLO al frente, no supo apoyarse en la significativa base de activistas honestos y democráticos al interior del partido, ni tampoco fue capaz de utilizar su enorme apoyo popular para frenar y expulsar del movimiento a las corrientes de derecha.
Y verdaderamente hubo varias oportunidades para rescatar al PRD de las garras de la derecha, una de ellas fue la elección interna del 2008 por la dirección nacional del PRD en las que izquierda y derecha se enfrentaron con Alejandro Encinas y Jesús Ortega como sus candidatos respectivamente; las votaciones de marzo dieron como vencedor a Encinas, provocando con ello la intervención de Calderón a través del TEPJF en favor de la derecha, asegurando que en noviembre Jesús Ortega fuera designado presidente nacional del PRD.
Otra oportunidad desperdiciada fue la polarización que se generó al interior del partido a principios de 2011 por el impulso de la alianza electoral entre PRD y el PAN para la contienda por el gobierno del Edomex; aquella vez la oposición abierta y decidida de la izquierda perredista hacia esa medida y el llamado de AMLO (quien solicitaría licencia temporal para retirarse del PRD) para rechazar esa alianza, provocó una reacción muy entusiasta de cientos de miles de militantes de base del PRD y de Morena que a través de diferentes actos de repudio presionaron hasta que la dirección del partido dio marcha atrás en su intento de contender en mancuerna con el PAN.
En ambos casos AMLO y los demás dirigentes debieron haber llamado a la masiva base de apoyo del PRD y de Morena a conformar comités de base para votar democráticamente resoluciones desconociendo a la dirección de Jesús Ortega y a todos sus aliados enquistados en el aparato de las direcciones municipales y estatales para convocar a nuevas elecciones internas y depurar al partido de todos los elementos arribistas y de derecha. Sin embargo titubearon y no lo hicieron, y los errores se pagan caros ya que al no ir con todo sobre las corrientes de derecha se permitió que estas continuaran con el PRD bajo su control, impulsando la misma política que fue socavando las posibilidades del movimiento de masas de llegar a la presidencia de México con AMLO al frente en 2012.
Pero también fue un error permitir que una serie de expriístas se encumbraran al amparo de AMLO, tales como Marcelo Ebrard, Juan Sabines y Gabino Cué. Desafortunadamente esta clase de historias aún no terminan, pues este es el caso de Camacho Solís y Manuel Bartett, quienes de la misma manera lograron sus respectivas senadurías tras las elecciones del 1° de julio pasado. Lamentablemente también esa clase de medidas genera confusión, desalentando a amplios segmentos del movimiento.
Todos esos elementos de derecha, desde los Chuchos y secuaces, hasta Camacho Solís, Marcelo Ebrad y otros han jugando un papel protagónico de manera abierta o tras bambalinas en la campaña de AMLO con el acuerdo de éste último, tenían como único objetivo evitar que el movimiento de masas en el marco de las pasada elecciones fuera más lejos, manteniéndolo dentro de márgenes manejables para impedir de esa manera que en esta nueva oportunidad, y ante la eventualidad de un nuevo fraude electoral, se repitieran escenas de la lucha de clases simulares o de mayor magnitud a las vistas en 2006.
Esa misma lógica fue la que impidió que en 2008 la contrarreforma petrolera de Calderón fuera derrotada estrepitosamente; en aquella oportunidad AMLO consultó y acordó con los cientos de miles de mexicanos que abarrotaron el Zócalo por su llamado el 18 de marzo de ese año, ir a un “un paro nacional patriótico” en caso de que el presidente espurio no diera marcha atrás en sus pretensiones. Sin embargo el plan de lucha votado ese día no se llevó a la práctica y se desperdició una oportunidad de oro para otorgarle un triunfo al movimiento de masas sobre sus enemigos de clase.
Otra oportunidad desaprovechada fue la lucha en defensa Luz y Fuerza y el SME, cuando tras el sabadazo del 10 de octubre del 2009, día en que la Policía Federal tomó las instalaciones de dicha paraestatal, la respuesta de la clase obrera para tratar de frenar el ataque de Calderón fue masiva: el domingo 11 por la mañana cientos de miles trabajadores y estudiantes tomaron las calles del centro de la Ciudad de México, cantidad que escalaría el jueves 15 hasta las 300 mil personas movilizándose nutridas por amplios contingentes sindicales, todo ello como acciones de repudio ante dicho ataque. Ello sin descontar las decenas de movilizaciones y actos de protesta desarrolladas en todo el país durante esos días.
Al igual que la contrarreforma petrolera, el ataque al SME removió las entrañas de la lucha de clases en nuestro país, teniendo esta vez como centro de la ofensiva de Calderón a uno de los sindicatos más combativos, y provocando una agitación y rabia social óptima para lanzar acciones de fondo para derrotar al Régimen. Si bien AMLO convocó a movilizaciones contra la extinción de Luz y Fuerza, nuevamente las acciones no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Tanto en el caso de la contra reforma petrolera como en el de la lucha en defensa de Luz y Fuerza, la inconsecuencia política, es decir la falta de un llamado serio a pasar a los hechos por medio del “paro nacional patriótico” como lo llamó AMLO en aquel 18 de marzo, pretendió ser sustituida por la promesa de que, un vez en el poder, tras las elecciones del 2012, el gobierno de izquierda se encargaría de revertir esos ataques, disipando de esa forma los ánimos de lucha del movimiento de masas.
El hecho es que esa táctica, la de no ir a fondo en cada oportunidad depositando todas las expectativas de solución de los problemas en un eventual gobierno bajo la conducción de AMLO tras las elecciones del 2012, impidió que éste llegara con un triunfo sobre el Régimen a la cita del pasado 1° de julio, ello a diferencia del 2006 cuando las elecciones estuvieron precedidas de la derrota de Fox y el desafuero en mayo del 2005 a cargo del movimiento de masas.
De cara a las elecciones del 2012, un triunfo de AMLO y del movimiento de masas sobre Calderón habría creado la agitación y el entusiasmo necesarios que acabarían dándole más confianza a la clase trabajadora en sus propias fuerzas, sacudiendo de esta forma a amplios sectores ahora afectados por el escepticismo y distanciados de la participación política desconsolados por la política de derecha de los chuchos y otros dirigentes de izquierda, pero también por la política de puertas abiertas para expriístas arrepentidos y los titubeos para ir a fondo en cada oportunidad. Nos atrevemos a asegurar que una política más decididamente de izquierda por parte de AMLO, apoyada en la huelga general, en el frente de las movilizaciones y la lucha contra los ataques de Calderón, habría allanado el camino no sólo para vencer a la derecha con relativa facilidad el pasado 1° de julio sino además para derrotar cualquier intentona de fraude electoral. Sin embargo eso no fue así y ahora las posibilidades de que Peña Nieto jure como presidente de la República el próximo 1° de diciembre son más que altas.
En condiciones de polarización social como la que se vive en México desde hace más de media década, lanzar una política clara, sin titubeos y que distinga claramente a la izquierda de la derecha resulta clave para el avance de la lucha contra el Régimen, pues de lo contrario, es decir zigzagueos políticos que en ocasiones no permitan percibir nítidamente la distancia entre uno y otro polo político, o sea entre izquierda y derecha, sólo alimenta el escepticismo inhibiendo la participación política de amplios sectores de entre los desheredados, prueba de ello son los millones de trabajadores y de jóvenes que no acudieron a las urnas el pasado 1° de julio. Y, por consecuencia, si AMLO, Morena y los partidos de izquierda pretenden verdaderamente ganar para el futuro el apoyo de esos millones que no acuden a las urnas y, cosa también especialmente importante, además preservar su actual base de seguidores, necesitarán un giro total hacia una política mucho más combativa en relación a la del pasado.
La lucha contra el fraude electoral
Sobre el fraude es necesario señalar que la derecha (los empresarios, sus partidos y su gobierno) inevitablemente usará todos los medios a su alcance para perpetuarse en el poder. Esa es una ley bajo la democracia burguesa y por ello en el marco de sus diferentes procesos electorales los poderosos pondrán a su servicio a las diferentes instancias electorales, el grueso de los medios informativos, así como todos los millones de pesos que se necesiten para asegurar el triunfo de su candidato. Y la magnitud mayor o menor con que empleen esos medios, es decir del fraude electoral, dependerá del grado de peligrosidad que representen sus adversarios. Es por ello que en una sociedad bajo la propiedad privada de empresarios y banqueros, la democracia no es más que la dictadura de los capitalistas sobre el resto de la sociedad.
¿Lo anterior quiere decir que la izquierda está condenada de por vida a las derrotas electorales? No en lo absoluto. Lo anterior significa que para que la izquierda acceda al poder se necesita algo muy por encima de lo que ha hecho hasta el momento, pues sin ser muy severos con AMLO ni soslayar importantes avances como lo fue la construcción de Morena, es preciso señalar que su táctica empleada durante los últimos seis años sólo se tradujo en un avance de un poco más de 750 mil votos respecto a 2006. Es evidente que el saldo hubiera sido significativamente mayor si AMLO hubiera optado por una política de rescate del PRD de las garras de los chuchos para poner la dirección de este partido al servicio del movimiento; si a la par de ello en cada oportunidad de luchar contra la políticas de Calderón se hubiera ido a fondo y si se le hubiera cerrado el paso a toda clase de arribistas que llegaron a enquistarse tanto en los tres partidos de izquierda como en Morena.
Además, en cuando a la compra del voto, factor de especial relevancia para el resultado en favor del PRI, para lograr una explicación de fondo que nos permita extraer las lecciones adecuadas de cara al futuro, es necesario señalar que sería totalmente insuficiente explicar ese fenómeno únicamente con argumentos como la ignorancia de los sectores más empobrecidos de la sociedad. Es cierto que la desesperación y atraso en que viven estas capas de mexicanos los hace presa fácil de la manipulación política, pero también es cierto que una política adecuada que conecte con sus sentimientos sociales hace que su conciencia política de un salto hacia adelante con relativa facilidad. Esa es la experiencia del partido bolchevique en la extremadamente atrasada Rusia de 1917, cuando de sus 120 millones de habitantes, 100 millones de ellos eran de campesinos analfabetas marcados por enormes sentimientos religiosos y que vivían en condiciones infrahumanas. Durante décadas la derecha y la contrarrevolución en Rusia se basaron en el campesinado como contrapeso a las aspiraciones revolucionarias de la clase obrera; son esos mismos campesinos los que van a atender por miles y miles el llamado del Zar a la guerra que sacudió a Europa entera desde 1914.
Sin embargo, llegado el momento y dadas las severas contradicciones del joven capitalismo ruso y los enormes costos de la guerra, entre estos el hambre generalizada, en 1917 los bolcheviques, quienes para entonces ya eran una fuerza con un serio reconocimiento entre el movimiento obrero a tal grado que podían convocar huelgas de masas, acuñaron el grito de “Pan, paz y tierra”. Lenin y Trotsky, máximos dirigentes del partido bolchevique, sabían que el proletariado ruso sólo podría tomar el poder a condición de ganarse el apoyo del campesinado pobre; y que para ello tenían que ser todo lo audaces posible; al grito de “Pan, paz y tierra” los bolcheviques lograron arrebatarle a la derecha en cuestión de semanas a su principal base de apoyo, el campesinado pobre, para ponerla al servicio de la revolución. Es por ello que la toma del poder del proletariado ruso el 24 de octubre de 1917 fue un acto prácticamente pacífico dado que ya no existía para ese entonces una fuerza seria capaz de levantar la voz para defender a la derecha y a los capitalistas rusos.
El ejemplo de la Rusia de 1917, en condiciones de atraso, pobreza, ignorancia y desesperación por mucho superior a las que predominan hoy día en México, demuestra cómo sectores tradicionalmente manipulados por la reacción pueden ser ganados para las fuerzas del progreso a condición de una política revolucionaria. Pero esa no fue la tónica de la campaña de AMLO la cual, con la entrada de empresarios arruinados o desamparados por el Régimen (tal es el caso de Cristina Sada Salinas, hermana de Eugenio Garza Sada, jefe del Grupo Monterrey, quien contendiera al senado por el Movimiento Progresista) perdió contenido haciendo un marcado énfasis en que su gobierno no haría ninguna clase de nacionalización o expropiación, pasando por alto, por ejemplo y de cara a los intereses del campesinado pobre y su enorme sed de tierras, la necesidad de revertir el profundo proceso de concentración de tierras que se ha dado a raíz de la contrarreforma al Artículo 27 Constitucional hecha por Salinas de Gortari y que ha dejado como uno de sus saldos, por ejemplo, que el 16.58% de la superficie del país esté bajo control de los consorcios mineros. Otro ejemplo es el de Cargill, empresa de origen estadounidense que, gracias a los cambios a la legislación, las sociedades mercantiles tienen derecho a la explotación de tierras con un límite de 20 mil hectáreas, tiene posesiones que le aseguran el control sobre la producción del 70% de los granos básicos de nuestros país. Sin expropiaciones y nacionalizaciones es imposible revertir ese proceso de concentración de tierras que ha empobrecido a millones de campesinos en México.
Sin embargo la ausencia de propuestas de fondo pretendió ser compensada por un discurso abstracto que no significaba nada, absolutamente nada, para los más de 22 millones de campesinos mexicanos, la mayoría de ellos hundidos en la miseria y desesperación más atroz: nos referimos a la República del amor. Estamos absolutamente convencidos de que la gran mayoría de esa gente humilde, para la cual 500 pesos son la garantía para mal comer durante un par de semanas o más, habría estado dispuesta a soportar su hambre y no vender su voto para apoyar a una alternativa de lucha que ha demostrado su valía en las calles enfrentando, e incluso derrotando en algunos casos, al Régimen y que además los llama a luchar por la expropiación de los latifundios, velados o abiertos, para dotarlos de tierra, y por la nacionalización de la banca para dotar al campo de créditos blandos para su industrialización y sacarlo del atraso. Pero lo que sucedió fue todo lo contrario, pues AMLO en lugar de plantear medidas de fondo para solucionar los problemas de los casi 60 millones de mexicanos pobres, optó, con los empresarios atrás de él picándole las costillas, por el leguaje abstracto de la República del amor, y de eso no se le puede culpar en nada a aquella pobre mujer que hundida en la desesperación y la miseria aceptó vender su voto ante el hecho de que aquellos que tienen el deber de organizar el malestar social, es decir la izquierda, y transformarlo en fuerza organizada verdaderamente capaz de subvertir el orden establecido, no lo hicieron.
Es por todo ello que, de cara al futuro, una lección es la de que el fraude electoral sólo puede ser combatido con posibilidades por medio de un profundo giro a la izquierda, mismo para el cual necesariamente se requiere romper todo compromiso con los empresarios, por muy “emprendedores” que sean, y también depurar a la vez al movimiento de elementos de derecha y arribistas.
Prueba categórica de lo anterior es la clase de lucha contra el fraude tras el 1° de julio impulsada por AMLO y que tuvo como cause exclusivamente el frente legal; es decir, la vía que significa dejar todo en manos del enemigo, en este caso el TEPJF, el cual pudo actuar prácticamente con manos libres para avalar el fraude al no contar con la presión adecuada en la calles. AMLO actuó de esa forma porque llegó a las elecciones atado de pies y de manos dado los compromisos adquiridos con los chuchos, los Camacho Solís, los Marcelo Ebrard y el ala de empresarios y demás elementos de pequeñoburgueses intelectuales infiltrados en Morena, ello sin olvidar que ya antes del 1° de julio el candidato de izquierda había firmado el pacto de civilidad con el resto de candidatos para reconocer los resultados de las elecciones, mismo que fue promovido por el IFE con los empresarios tras bambalinas. En ese contexto es como Peña Nieto pudo recibir su constancia como presidente electo prácticamente sin romper un vidrio.
Por un partido obrero con un programa socialista
El balance anterior nos sirve además como una magnífica base como punto de partida respecto al debate que se abrió el pasado domingo 9 de septiembre en el que, en medio de una asamblea informativa, AMLO llamó a sus seguidores a reflexionar sobre la pertinencia de transformar a Morena en un nuevo partido político o dejar a dicha organización en un estatus similar al que ha tenido desde que nació formalmente en octubre del 2011. Un detalle sobre el cual creemos necesario abundar antes de entrar a este tema es el hecho de que, muy a pesar suyo, AMLO al hacer este llamado dejando de lado cualquier iniciativa de peso para dar una verdadera lucha contra el fraude electoral, distrajo la atención sobre la entonces muy fresca decisión del TEPJF de avalar la imposición de Peña Nieto, facilitándole las cosas a la mafia en el poder para que su candidato tome posesión el 1° de diciembre próximo. Desde nuestro punto de vista no había ninguna contradicción que impidiera que el llamado del 9 de septiembre sobre la reorganización de Morena fuera acompañado de una convocatoria a una verdadera lucha contra la imposición de Peña Nieto.
En lo referente a Morena, los marxistas insistimos en la idea de que la forma en que se organizan los trabajadores y sus organizaciones está determinada por la situación objetiva del capitalismo y de la lucha de clases, además de la experiencia histórica de batallas del pasado, incluidas las más recientes.
La situación objetiva del capitalismo es de crisis a escala mundial, creando un entorno muy desfavorable para la economía nacional y para las ganancias de los empresarios; en esa clase de contexto recuperar terreno exige de la burguesía abaratar el valor de la mano de obra para incrementar la explotación; es decir, los empresarios, incluso los “emprendedores”, necesitan profundizar la misma fórmula que de 1980 al 2006, por ejemplo, permitió que el volumen de sus ganancias en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) creciera del 56.3% al 61.9%, a cambio de reducir la masas total de salarios del 36% al 28.6% durante el mismo periodo. La clave para la burguesía sobre el camino a seguir respecto a la crisis del capitalismo ha quedado de manifiesto en el gradual pero firme desplazamiento de mercancías chinas a cargo de mexicanas en el mercado de los Estados Unidos, ello a raíz de que la brecha entre los salarios de los obreros chinos, famosos por ser de los más bajos del mundo, prácticamente se ha cerrado: mientras que hace 10 años los salarios en las manufacturas mexicanas eran 237.9% superiores a los de China, actualmente esa ventaja es apenas del 7.3%. El objetivo de la burguesía mexicana es no sólo eliminar esa diferencia sino además invertirla para profundizar la explotación, traduciéndose ello en una tarea del movimiento obrero para ser enfrentada.
En lo referente a la política, si en condiciones de auge económico cuando los negocios marchan bien la burguesía no está dispuesta a ceder por las buenas sus posiciones en el Estado, menos lo hará en condiciones de crisis económica cuando la lucha por los beneficios es una cuestión de vida o muerte en tanto clase dominante. De ahí recursos como el fraude electoral y otras triquiñuelas para mantener en el poder a los agentes de la burguesía, tal como ha sido el caso de Calderón y Peña Nieto por citar los ejemplos más recientes.
Para salir de la crisis económica la burguesía necesita aplastar totalmente las condiciones de vida del proletariado, el apoyo de todas las leyes, de todas las instituciones y de toda la fuerza represiva del Estado.
De forma paralela a todo lo anterior se encuentra un gran descontento social que a cada oportunidad en los últimos años da enérgicas muestras de su voluntad de transformación social. Unas veces en millones movilizándose contra el fraude electoral del 2006 y otras con apenas unos cuántos de miles, como los 4 mil obreros de la automotriz Nissan que el sábado 22 de septiembre tomaron la carretera México-Cuernava por espacio de tres horas en repudio de la contrarreforma laboral que en estos momentos se debate en el Palacio de San Lázaro,.
Todo lo anterior aderezado por una crisis exacerbada del Régimen, misma que no es más que la expresión superficial de la crisis y divisiones en el seno de la propia burguesía (un ejemplo de ello es la guerra por el mercado de las telecomunicaciones entre Televisa, TVAzteca, Multivisión y Telmex) que debilitan al Estado. De hecho Peña Nieto heredará para su gobierno la debilidad y divisiones que han caracterizado a la administración de Calderón.
En esencia esas son las variables que deben ser tomadas en cuenta para definir qué tipo de de organización necesitan los trabajadores y demás sectores oprimidos por el capitalismo mexicano, de ahí que el primer factor a resolver es el tipo de programa de lucha que necesitamos. El aferre de la mafia del poder al Estado es una prueba irrefutable de que la burguesía no está dispuesta a permitir ninguna clase de reforma que entorpezca el papel actual de las finanzas públicas como fuente de financiamiento de sus negocios, como es el caso del rescate bancario, o que impida que la explotación se profundice: por ejemplo un gobierno de AMLO pondría en aprietos una contrarreforma laboral como la que ha presentado Calderón a las cámaras. En esa medida el único programa posible de lucha y acorde a la altura de los retos que impone el momento actual de la lucha de clases es aquel que llame a luchar de forma unificada al conjunto de los trabajadores de la ciudad y del campo por mejores salarios, empleo estables, más escuelas y hospitales, por créditos blandos para el campo, por vivienda social y servicios públicos, por una jornada laboral de 40 horas sin reducción de salario, por seguro universal de desempleo, etcétera, y en el que se convoque a expropiar a la burguesía y a derrocar al Régimen para ser sustituido por una democracia obrera y socialista. Cualquier organización o partido que se diga representante de las causa de los pobres y explotados de este país se tiene que fijar como tareas prioritarias para el próximo periodo derrocar a Peña Nieto y expropiar a la mafia del poder y el resto de la burguesía, por ello es indispensable que AMLO y los demás dirigentes de izquierda rompan con los empresarios y abandonen cualquier ilusión en el capitalismo.
Para darle certeza a un plan de lucha de esa magnitud es indispensable la unidad con los sindicatos pues, dado el papel que juegan los trabajadores en la producción, solamente de ese vínculo puede brotar toda la fuerza necesaria para derrotar al Régimen y al capitalismo. En esa medida resulta indispensable que el partido no tenga un carácter electorero, es decir que sólo tenga vida en las coyunturas electorales, y que participe en las diferentes luchas de la clase obrera, desde una huelga en una pequeña fábrica hasta en las grandes batallas en defensa de los intereses de la clase obrera. Lo que no puede seguir sucediendo es que el movimiento de masas de la lucha política camine en carriles separados a los del frente sindical. Los trabajadores tenemos que impedir que, por ejemplo, de cara al pasado fraude electoral, los dirigentes sindicales, más allá del SME, Tranviarios y la CNTE, no hayan convocado a la lucha abierta contra la imposición de Peña Nieto ni que, en el caso de AMLO, la participación de éste en la lucha para frenar la contrarreforma laboral hasta el momento se haya limitado a declaraciones y sin hacer ninguna convocatoria para que Morena participara con toda su fuerza en la movilización organizada por los sindicatos el pasado 21 de diciembre.
Sin una vinculación decidida con los sindicatos, cualquier partido que pretenda representar los intereses de los pobres y explotados tendrá serios obstáculos de frente, algunos de ellos insalvables, para poder alcanzar sus objetivos.
Ante todo lo anterior otro ingrediente de especial relevancia será la democracia interna y la vida de partido; para ello se requiere métodos de organización que impulsen la creación de Comités de Base y la transformación de estos en la célula fundamental del partido. No puede haber ninguna decisión importante sobre la política del partido ni la definición de cargos internos de dirección o la postulación a un cargo de elección popular sin la participación directa y democrática en todo ello de los militantes de base. También para impedir que los dirigentes se burocraticen y transformen al partido en un medio para sus beneficios personales y de grupo, además de cerrarle el paso a toda clase de arribistas y elementos ajenos al movimiento, se deben implementar medidas como la rendición de cuentas por escrito y frente a los militantes de base de forma periódica, la revocación del cargo en asamblea democrática en el momento que sea necesario y la imposición de la política de diputado obrero, salario obrero, o sea que nadie al interior del partido reciba un ingreso superior al monto que le permita vivir dignamente, pero lejos de todo lujo y exceso, que son la fuente por medio de la que el sistema corrompe a los dirigentes de izquierda. Lo mismo aplica para todo aquel que asuma un cargo de elección popular, quien tendría que entregar integro su cheque al partido para que este le devuelva a cambio una cantidad en condiciones idénticas a las del primer caso.
Por último estamos convencidos que si la burguesía y sus organizaciones actúan como un sólo hombre al momento de luchar por imponer sus intereses de clase sobre los trabajadores, por consecuencia todos los explotados y oprimidos por el capitalismo estamos obligados a actuar con toda la mayor unidad posible en el marco de una política de independencia de clase; es por ello que pensamos que la medida correcta por encima de transformar a Morena en un cuarto partido de izquierda, es la de lanzar la conformación de un sólo partido, un partido obrero, basándose en la masiva base de apoyo de Morena y también en la del PRD, donde también hay cientos de miles de militantes de base honestos y entregados a la causa de la izquierda y del resto de partido de izquierda, lanzando a la vez una enérgica política para expulsar del movimiento a todos los elementos de derecha, empezando por los empresarios “emprendedores” y siguiendo con los chuchos y otras corrientes y personajes afines infiltrados tanto en el PRD, en PT en el MC y en Morena.
En síntesis proponemos un giro a la política con que se ha dirigido el movimiento de masas durante los últimos años, sustituyendo al reformismo por una política revolucionaria y socialista en la que el objetivo no sea la imposible tarea de humanizar el capitalismo, como se lo proponen inútilmente los reformistas, sino la de arrebatarle el poder político a la burguesía para eliminar su monopolio sobre los diferentes medios de vida y poner bajo el control democrático de los trabajadores en alianza con el campesinado pobre las fábricas, la banca, la tierra y el resto de palancas fundamentales de la economía.
La anterior es la política por la que continuaremos pugnando los compañeros de Militante entre los militantes de base de Morena, independientemente de que se mantenga como organización social o sea transformado en un nuevo partido, del PRD, de los sindicatos y de toda aquellas organización por medio de las que luchan los trabajadores. Los marxistas luchamos por un partido obrero con un programa de clase, democrático, combativo y que unifique como un solo cuerpo a la clase trabajadora. Camarada únete a Militante, lucha a lado de nosotros por la conformación de esa clase de partido, único capaz de derrotar al capitalismo.